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Opinión

18 de Mayo de 2017

Editorial: ¡Socialistas sí! ¡Socialismo no!

"Hacer rendir el dinero para no depender de otros (el gran logro de la Comisión de Patrimonio del PS), sin saber lo que se pretende, es el reconocimiento máximo del triunfo del capitalismo. Y duélale a quién le duela, es verdad. El problema, a fin de cuentas, no es Ponce Lerou, porque prácticamente todos los ricos de Chile fueron partidarios de Pinochet y a ellos les pertenece el sistema financiero. Quien tenga un fondo mutuo o un depósito a plazo ya está enmarañado con ellos. El verdadero lío es cuando un partido extravía su razón de ser, cuando no sabe a dónde se dirige".

Patricio Fernández
Patricio Fernández
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¿Cree en el socialismo el Partido Socialista? A estas alturas, es obvio que no. Quizás quede por ahí uno que otro militante nostálgico, para quien su fidelidad a Salvador Allende y a los compañeros caídos vuelven imposible renegar en voz alta de sus creencias revolucionarias; pero en el fondo, y no tan en el fondo, saben que ese proyecto se lo llevó el tiempo, la muerte, el fracaso. A veces olvidamos que el socialismo no sólo fue un sueño. La órbita soviética consiguió hacerlo realidad en casi tres cuartas partes del mundo: casi toda Asia, la mitad de Europa, buena parte de África y Cuba, que a punta de barbas mesiánicas, juventud y Sierras Maestras lo convirtió en una fe que por momentos parecía oriunda de América Latina. En la bandera del PS, aún figura el continente entero. La lucha por la justicia y la igualdad no conocía fronteras. A sangre y fuego fueron perseguidos los sacerdotes y feligreses de esta iglesia latinoamericana. Estados Unidos no podía permitir que sus enemigos expandieran los tentáculos tan cerca de casa. Ya el año 1962 los rusos les habían apuntado con misiles nucleares desde Cuba, y no estaban dispuestos a tolerar otras bases amenazantes en el vecindario. La verdad, sin embargo, es que el comunismo cayó por su propio peso. No funcionó. Peor aún, construyó un mundo que resultó menos deseable todavía que el de los capitalistas. Al menos eso se desprende de esta Historia.
Ya tampoco son comunistas los miembros del Partido Comunista. ¿O es que alguien ha escuchado en el último tiempo a un miembro del PC hablar de terminar con la propiedad privada? Ellos, como los socialistas, van al mall igual que cualquiera, no comen únicamente chancho chino y pan amasado, y no tendrían tampoco por qué hacerlo, como tan ridículamente les piden los capitalistas orgullosos de su victoria. No es raro que quieran hacer cundir los fondos de sus partidos, porque si los prefirieran ver disminuir significaría que renunciaron al poder, y un partido que hace eso no sirve para nada. Yo hubiera preferido que gastaran esos recursos en hacer rendir sus ideas, pero desaparecido el socialismo, ¿cuáles son las ideas del Partido Socialista? ¡Hasta Raúl Castro está promoviendo inversiones privadas en la isla! Y desplomado el comunismo -este año la revolución bolchevique cumpliría 100 años, si no se hubiera derrumbado hace 30- entre la culpa y el descrédito, ¿qué quiere para Chile el Partido Comunista?
Hacer rendir el dinero para no depender de otros (el gran logro de la Comisión de Patrimonio del PS), sin saber lo que se pretende, es el reconocimiento máximo del triunfo del capitalismo. Y duélale a quién le duela, es verdad. El problema, a fin de cuentas, no es Ponce Lerou, porque prácticamente todos los ricos de Chile fueron partidarios de Pinochet y a ellos les pertenece el sistema financiero. Quien tenga un fondo mutuo o un depósito a plazo ya está enmarañado con ellos. El verdadero lío es cuando un partido extravía su razón de ser, cuando no sabe a dónde se dirige –si acaso le importa ir a otra parte- y sólo se preocupa de tener combustible para seguir moviéndose. Hay mucho que sincerar aquí, porque si el proyecto de quienes un día quisieron cambiar el mundo se limita a impedir que gane la derecha para ser ellos quienes lo sigan administrando, al menos que le cambien el nombre a sus partidos. Cuesta mucho entender esto de socialistas que no creen en el socialismo, y de comunistas que no creen en el comunismo. Digamos que confunde.

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