Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Deportes

7 de Julio de 2017

Se cumplen 15 años de la única vez que el tenis latinoamericano rozó la gloria en Wimbledon

"Después de la final nos dijimos: “Che, se puede, laburando, jugando con la cabeza, con tenis, se puede”. De hecho terminé el año 12°, y el año siguiente se empezaron a meter todos: Coria, Cañas, Gaudio, más cerca del 10 que del 40. A toda la camada le cayó la ficha de que se podía, porque entrenábamos todos los días entre nosotros y no nos sacábamos mucha diferencia. Nos contagiamos de que se podía", recuerda David Nalbandian, cuando se cumplen 15 años de la final que perdió frente al australiano Lleyton Hewitt.

Por

El torneo de Wimbledon, que habitualmente es el tercer Grand Slam de la temporada, ha sido históricamente esquivo para el tenis masculino de América Latina. De hecho, sólo en una oportunidad hubo un amago de entrar por la puerta grande al césped donde reinan los ingleses, australianos, estadounidenses y su “Majestad” Roger Federer. Tal día fue el 7 de julio de 2002, cuando un joven cordobés de nombre David Nalbandian llegó hasta el All England para desafiar al entonces número uno de la ATP, Lleyton Hewitt. Como se esperaba, el muchacho de 20 años perdió la final y la perdió por paliza. 6-3, 6-1 y 6-1. Sin embargo, el ya retirado tenista de Unquillo dejó un marca que aún no se puede borrar.

“Todos los días tenía una sorpresa nueva, era muy loco. Aparte de tener la mala suerte de ligar el peor cuadro de todos a pasar a tener la suerte del mejor cuadro de todos, porque en tercera ronda debía jugar contra Pete Sampras, y en semifinal tendría que haber jugado contra (Andre) Agassi, y los dos perdieron antes. Y jugué contra el suizo George Bastl y contra el australiano Wayne Arthurs, y me dije “che, si más o menos juego bien tengo chances””, recuerda Nalbandian en conversación con “Mundolavoz” y cuando se cumplen tres lustros de aquella tarde londinense.

“En el primer partido jugué contra David Sánchez, y peloteamos más de fondo, tuve un partido de adaptación, y el segundo partido fue contra (Paul) Mathieu, el francés con el que jugábamos de chicos, también de fondo. Le fui agarrando ritmo y timing al césped. Después me tocó (Nicolás) Lapentti, que fue durísimo porque venía ganando dos sets a cero y se me empezó a complicar y pensé que se me iba a terminar de complicar mal, pero zafé en un partido tremendo. Y con (Xavier) Malisse fue más o menos lo mismo porque lo tenía controlado, pero llamó al médico, se fue como 10 minutos de la cancha y no entendía qué pasaba. Y cuando volvió me ganó el tercero, el cuarto y se suspendió por falta de luz. Al otro día pasé a la final”, rememora el hombre que ahora corre en rally.

Además de todo lo que implicó tener apenas 20 años y llegar a la final en un torneo donde nunca antes lo había hecho un latinoamericano, Nalbandian debió lidiar con otro asunto no menor como era no haber jugado jamás en la cancha central.

“Fue fuerte. Al no haber jugado ni un partido, nada. Una cosa es haber entrado en calor en una cancha vacía, y otra cosa es entrar al partido. Encima contra (Lleyton) Hewitt, que era número uno indiscutible, una situación difícil para los pocos años y la poca experiencia que tenía en ese momento”, dice.

“El partido empezó desparejo y me costó encontrarle la vuelta y el ritmo. Como que siempre lo corría de atrás y nunca podía tomar la iniciativa y estar cerca”, recuerda de aquella tarde que terminó perdiendo, como se dijo, fácil.

De todos modos, el jugador que llegó a estar 3 en la ATP y que alguna vez se paseó a Federer y Nadal en el mismo torneo, sostiene que ese día, esa derrota, la cambió su vida tenística.

“Después de la final nos dijimos: “Che, se puede, laburando, jugando con la cabeza, con tenis, se puede”. De hecho terminé el año 12°, y el año siguiente se empezaron a meter todos: Coria, Cañas, Gaudio, más cerca del 10 que del 40. A toda la camada le cayó la ficha de que se podía, porque entrenábamos todos los días entre nosotros y no nos sacábamos mucha diferencia. Nos contagiamos de que se podía”.

 

Temas relevantes

#Deportes#Tenis#Wimbledon

Notas relacionadas