Opinión
18 de Octubre de 2017Jorge Sharp, alcalde de Valparaíso del Frente Amplio: “La discusión sobre la segunda vuelta no se puede transformar en un listado de supermercado”
Con apenas 32 años, Jorge Sharp es uno de los líderes más fogueados del Frente Amplio. Abogado, magallánico y parte del Movimiento Autonomista, ha estado a la cabeza de una de las alcaldías más emblemáticas y complejas de Chile, lo que le ha dado una experiencia única en su conglomerado y una influencia que, cuando amerita la coyuntura política, no escatima en usar. A pocas semanas de las elecciones, Sharp cree que hay que darle un nuevo impulso a la carrera: influir, politizar el debate, hacerse las preguntas de fondo. La agenda está muy derechizada, asegura. En estos días, ronda el tema de la segunda vuelta y el asunto de un posible acuerdo del Frente Amplio con Guillier. Sharp pone sus condiciones y advierte que ese gesto político será clave para el futuro del Frente Amplio. Esta vez no se puede meter la pata por inexperiencia y ansiedad. “Espero que nadie tome una decisión unilateral del Frente Amplio (...), tipo lo que pasó con Mayol, que por el afán de figurar, algunas dirigencias salieron a anunciar una decisión que fue errónea y que hubo que corregir”, asegura. Aquí, habla de la coyuntura electoral, de los chanchullos que destapó en la municipalidad, de por qué su pelea con Ibáñez es fundacional y de cómo el Frente Amplio está en permanente riesgo.
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Llevabas apenas seis meses en tu cargo y en julio se conoció una auditoría, realizada por la Contraloría en la Municipalidad de Valparaíso, sobre la administración del ex alcalde UDI, Jorge Castro. ¿Crees que hay gente que se llevó plata para la casa?
-Estamos convencidos que hay contratos en la municipalidad que fueron hechos para regalarle plata a privados y han sido un instrumento para hacer negocios. En uno de los contratos con la empresa Total Transport estamos hablando de seis mil millones de pesos.
Mucha plata.
-A la gente en Valparaíso siempre se le dijo que la municipalidad no tenía plata para hacer sedes ni canchas ni reparar consultorios ni para pagar las cotizaciones previsionales. Pero nosotros creemos que la municipalidad sí ha tenido plata, no toda la que quisiéramos, pero cuando el 35% del déficit se explica por un contrato, es entendible pensar que algo huele mal. Sin nosotros, ninguno de estos temas se habria ventilado.
Descarado ¿no?
-Brutal e indignante, y más para una ciudad como Valparaíso que ha sido tan golpeada. No vamos a tener contemplación con aquellos que dejaron a la municipalidad en este estado.
¿Crees que va a haber gente presa? ¿El ex alcalde, por ejemplo?
-Estamos hablando de delitos graves: fraude al fisco, malversación de fondos públicos, boletas ideológicamente falsas. Hay una investigación en curso y la fiscalía, la PDI y los tribunales de justicia tienen una tremenda responsabilidad.
Se habla mucho de la relación entre la política y los empresarios, pero casi nada de los narcos y la política. Hace unos días TVN dio un reportaje de la Municipalidad de San Ramón, donde se vio funcionarios de la muncipalidad involucrados en narcotráfico. ¿Lo viste?
-Sí. Y lo único que puedo opinar es que todo alcalde sabe a qué persona contrata.
¿Han detectado algo así en la Municipalidad de Valpo.?
-No.
Hace unos días, el empresario Nicolás Ibáñez te trató de “populista” a raíz del congelamiento del proyecto Parque Pümpin, un complejo de 22 edificios en el cerro O’ Higgins de Valparaíso.
-Él debe creer que escuchar a la gente y actuar en función de lo que demanda la ciudadanía es populismo. Nosotros creemos que quien tiene a cargo prioritariamente el impulso de la planificación es la comunidad. Las organizaciones sociales toman al gobierno local como un instrumento para poder planificar el territorio. Pero cuando planteas eso, salen los grandes empresarios y dicen que son ideas casi de la yihad islámica
¿El proyecto de Ibáñez es ilegal?
– A mi juicio, y a juicio del razonamiento jurídico que nosotros hicimos, es un proyecto cuyo permiso de construcción es ilegal.
¿Por qué crees que Nicolás Ibáñez te está interpelando?
– Ibáñez es uno de los que se llaman los “dueños de Chile”, pero el señor Ibáñez tiene que entender que no puede llegar con un saco de plata a hacer cualquier cosa en Valparaíso. Y esto no se lo está diciendo solamente el alcalde, se lo está diciendo la ciudad. El empresariado está un poco confundido con lo que está pasando en Chile.
¿Están nerviosos?
-Yo creo. Para el mundo empresarial, la izquierda llegaba hasta Lagos, después de eso es como barbarie. El problema del empresariado es que no ha sabido modernizarse. La actividad inmobiliaria es una actividad de construcción de edificios, les interesa simplemente ganar plata. Y esto no lo digo peyorativamente, sino que es una realidad. No ha habido capacidad de trabajar en algún modelo de industria que sea amigable con los territorios.
¿Crees que el empresariado ha cambiado?
-Los empresarios no son todos iguales, existen diferencias. Hay un 1% que está en un nivel completamente distinto. Ibañez es un empresario del 1% que no está a la altura de pensar el país en los próximos 20 años. El modelo económico chileno sigue exactamente igual. Con tasas de crecimiento del 3%, la economía está completamente estancada y eso es responsabilidad de un modelo que no tiene la capacidad de modernizarse. Si los empresarios siguen haciendo exactamente lo mismo, en cuatro años más vamos derecho a una crisis como la que vivió España o el sur de Italia. Tal vez cambió el discurso, pero siguen invirtiendo igual y pagando los mismos sueldos.
¿La disputa con Ibañez tiene un significado político para el Frente Amplio?
– Parte del ADN del Frente Amplio es la disputa con los poderosos. Si la ciudad de Valparaíso llega a imponerse, a decir que en ese lugar no queremos 22 edificios, sino que un parque, es un hecho ineludible respecto a que en política las cosas se pueden hacer desde un lado distinto. Carolina Goic ha dicho que el Frente Amplio no tiene proyectos, ni capacidad de gobernar, que somos unos niños de pecho. Pero nosotros llevamos diez meses en Valparaíso, y esto no se transformó en Sodoma y Gomorra. Dialogamos con todos y estamos demostrando que el cambio es posible. Una de las hebras de proyección del Frente Amplio es, a partir de la construcción de una política de despliegue territorial, que suponga la disputa de los gobiernos locales, donde tenemos la capacidad de mostrar que podemos gobernar Chile.
MIRARSE EL OMBLIGO
Tu diagnóstico es que el modelo fracasó.
-El modelo generó riquezas, el problema no es ese. En todas las disputas, que en los últimos cinco años han protagonizado movimientos territoriales, está la contradicción capital-comunidad. El capitalismo neoliberal chileno ha tenido una capacidad expansiva inédita, y ha llevado al capitalismo a lugares que antes estaban fuera del ámbito de este modelo económico, hoy día está privatizada la vida completa. Y la tarea de las fuerzas políticas de cambio, de aquí a diez años, es como pensamos una propuesta post-neoliberal. No vamos a poder superar al capitalismo, eso es imposible, pero sí se puede superar al neoliberalismo.
Y con qué pueblo se hace eso, porque lo que veo es una gran masa que le gusta el consumo, adora Adidas, que no le interesa la política y tampoco está movilizada.
-Para eso hay dos cosas claves. Una es la cuestión de las alianzas y la otra el cambio cultural. Ambas tienen que avanzar para construir una nueva hegemonía que no sea dominada por el neoliberalismo.
¿Alianzas con quién?
-Para impulsar los cambios hay que hacer alianzas políticas amplias. Y también hay que hablar del cambio cultural, pero los cambios culturales son lentos, requieren fuerzas políticas comprometidas con esos cambios y vanguardias sociales que entiendan. El gran problema que tiene la política chilena, y eso también lo tenemos nosotros en el Frente Amplio, es que no están insertos en los sectores populares del país, la gente no vota.
No sé si el Frente Amplio entiende lo que son los sectores populares.
-Nos falta muchísimo.
Cuando hablas de integrar a ese mundo a este proyecto, resulta que tendrían que dejar de pensar como piensan.
-Eso no se hace de la noche a la mañana. Hay que generar en Chile una movilización electoral. Ser capaces de ampliar efectivamente el padrón y que venga con una fuerza de cambio y eso supone una fuerza política que entienda la complejidad de lo que estás planteando.
El Frente Amplio siempre ha insistido que hay que aumentar el número de gente que va a votar, pero las primarias fueron un desastre
-No fue un desastre. Se esperaba otro tipo de resultado, pero eso ni siquiera lo logró la concertación en 25 años.
¿Cuál es tu diagnóstico del guateo de Beatriz Sánchez?
-Más que guatear, lo que estamos viviendo son los límites que tiene el Frente Amplio como instrumento político. El Frente Amplio no es una fuerza política que está inserta en el territorio. Su despliegue tiene fortaleza en las redes sociales, los sectores sociales más organizados, líderes de opinión, medios de comunicación, pero en el territorio recién ha comenzado a desarrollarse.
¿Y quiénes son los que para ti no están representados?
-Una red de organizaciones comunitarias, celosas de su autonomía y desconfiadas de la institucionalidad. Jóvenes que van al mall, que se endeudan, pero que son conscientes que el mundo en el que se desarrollan puede constituirse de manera distinta, que no se identifican con la política tradicional, pero tampoco con nosotros. Y ahí el Frente Amplio debiese ser capaz de dejar de mirarse el ombligo. El Frente Amplio debiese tener la capacidad de ser un reflejo de la diversidad y la contradicción de la sociedad chilena. En ese camino todavía nos falta muchísimo.
¿Qué es mirarse el ombligo?
-Mirarse a sí mismo. El “reunismo” como dirían algunos, pecamos de sobre ideologizados, creemos que por hablar con tres o cuatro palabras más rebuscadas vamos a ser más revolucionarios, más rojos y vamos a convencer a más gente. Se refleja también en la forma que se toman las decisiones, como lo que nos pasó con el tema de Mayol.
Pero a esas críticas, surge la respuesta que llevan muy poco en política, que les ha faltado tiempo…
-No solamente es tiempo, es disposición.
¿Crees que la Bea Sánchez interpreta la complejidad y los antagonismos de la sociedad chilena?
-Tiene la posibilidad de representarlo, porque la gente tiene un grado de conciencia. Sabe que su pensión va a ser mísera, que para que su cabro vaya a la universidad, tiene que endeudarse, que si en su barrio se pone una termoeléctrica, su vida se va ir a la mierda. Quizás no sabe que eso es el neoliberalismo, pero sí que es una injusticia. Tenemos cinco semanas, en el marco de esta elección, para reafirmar esa idea. Los liderazgos son importantes, pero más que la figura de Beatriz Sánchez, el Frente Amplio tiene que ser visto como la estrategia para poder vivir mejor. Si eso se llama post neoliberalismo, transformación democrática o socialismo, bueno, se verá más adelante. Pero tenemos que ir más allá de convocar a una izquierda que es el 5%, yo creo que podemos convocar hasta el porcentaje que sacó MEO el 2009.
¿Creen que van a sacar 20%?
-No lo sé, pero igual con eso no te alcanza para gobernar Chile. Y nuestro desafío es gobernar Chile. No gobernar una alcaldía, no tener diez o veinte diputados. Nosotros tenemos que construir una mayoría política, social, cultural y electoral en Chile.
Pero en el Frente Amplio conviven varias almas, ¿cómo se concilian esas ideas tan distintas?
-La identidad del Frente Amplio está en proceso de construcción y disputa. No existe una visión única. Y la pregunta que tenemos hoy es: ¿Vamos a ser simplemente una fuerza electoral que se va a juntar para ganar un par de diputados o nos vamos a proponer pensar la política más allá del 2018 y ser capaces de impulsar un programa, una visión y una propuesta de sociedad distinta a la neoliberal? Esas son las dos opciones. Aunque todo el mundo diga que estamos todos de acuerdo en la segunda opción, muchas veces, en los hechos, caemos en la primera.
¿Cómo así?
-Quedarnos como un juguete o un experimento electoral es un peligro que va a estar siempre latente. Sin embargo, la irrupción del Frente Amplio ha contribuido, junto a otros factores, a desdibujar el bipartidismo en Chile. Y vemos la crisis profunda de la centro izquierda. Que no tiene unidad estratégica ni programática, tiene dos candidaturas presidenciales y dos listas parlamentarias. Tengo serias dudas sobre qué le puede proponer a Chile la centro izquierda en un próximo período presidencial. No sé qué le propone Goic al país ni tampoco Guillier. Es como una nebulosa, no denostando personalmente, sino que es una crítica política. Me gustaría que existiera mucha más claridad para saber con qué uno se enfrenta. Hay un escenario de la política en general, pero en particular del campo del centro izquierda e izquierda, que está abierto. El Frente Amplio debiese articular un nuevo polo democrático en Chile que tenga como objetivo impulsar un programa de transformación democrática para el país. Lo que supone dos cosas, la superación del modelo económico y social por la vía de la democracia, del pluralismo político, social, asegurando todas las condiciones básicas para el desarrollo de una democracia participativa.
¿Eso el FA lo puede hacer solo? No, no lo puede hacer solo, la pregunta es por tanto quién lidera ese proceso. Esa tarea tiene que ser del Frente Amplio, no se la podemos dejar a la Nueva Mayoría. Esto implica que tenemos que tener la capacidad de dialogar, interrogar, interpelar, debatir abiertamente sin complejos con el campo de la centroizquierda.
LA SEGUNDA VUELTA
¿Te imaginas diciéndole a la gente que vote por Guillier? ¿No te duele la guata de solo pensarlo?
-Obviamente. Llamar a votar por un candidato que no es la mía, es difícil.
Lo que digan, en la segunda vuelta, es un gesto político relevante. MEO el 2009, cuando obtuvo el 20% en la primera vuelta y apoyó a regañadientes a Frei, de hecho ni lo nombró, dijo el “candidato del 29%”, fue un hecho que ha marcado su historia política hasta hoy.
-No quiero evadir la pregunta, no se trata de eso, el tema es que hoy día a cinco semanas de la elección es difícil responder porque no hay ninguna claridad de parte de aquellos que podrían, eventualmente, pasar a segunda vuelta sobre los cuales uno debiera pronunciarse. Y ahí tengo plena coincidencia con Gabriel (Boric), que el problema que tiene Chile hoy día, que tiene el campo de la izquierda y la centroizquierda, no es decirle que no a Piñera porque no. ¿Es necesario derrotar a Piñera? Sí lo es, pero el problema no es ese, el problema es con qué ideas derrotamos a Piñera.
¿Cuál es tu postura con respecto a la segunda vuelta?
-Lo primero es que el plebiscito es un mecanismo interesante porque permite que construyamos una posición como cuerpo, resuelta democráticamente, y creo que esa es una forma de aprender de la cagada que nos quedó con Mayol. Eso es un esfuerzo de una madurez política. Lo segundo, que es lo que estamos intentando hacer con el debate de la segunda vuelta, es abordar el problema de la elección presidencial, que es ¿qué vamos a hacer con Chile? Vamos a dejar que Piñera llegue para poder arrasar con todo lo que se hizo, estemos o no de acuerdo con todo eso, o nos vamos a poner de acuerdo, un grupo amplio de gente, en un conjunto de transformaciones que vayan al corazón del cumplimiento de la promesa social. Ese es el debate. Y ese debate no existe. Guillier está más preocupado de filtrar nóminas y minutas por El Mercurio.
Rodrigo Echecopar, Presidente de RD, dijo hace unos días que para otorgar apoyo en segunda vuelta a Guillier, hay que ver si están dispuestos al fin de las AFP y las isapres. La Izquierda Autónoma también hizo su petitorio de ocho puntos ¿Hay que hacer listas de peticiones?
-La cuestión de fondo que requiere Chile, donde debiesen converger todas las demandas sociales, es en la Asamblea Constituyente. Es la posibilidad cierta de poder abrir una discusión democrática con respecto a cuál es el país de los próximos 20 a 30 años.
¿Si Guillier te asegurara la AC, le dirías a la gente que vote por Guillier?
-La segunda vuelta no se puede transformar en un listado de supermercado donde vayamos haciendo tics. No se trata de eso. La única manera de asegurar la agenda del Frente Amplio es pasar a la segunda vuelta, si eso no ocurre, lo importante es no tener una posición que sea un saludo a la bandera. La idea es como ese mundo, que va a pasar a la segunda vuelta, asume de manera genuina las agendas de cambio. Si Guillier pasara a segunda vuelta y al día siguiente de ganar, el Frente Amplio lo interpela con la Asamblea Constituyente y Guillier habla de la AC, da para sospechar que es un saludo a la bandera.
¿Cómo el Frente Amplio se puede poner de acuerdo en la segunda vuelta?
-El debate de estas semanas nos tiene que permitir identificar si es que efectivamente tenemos coincidencias en cuestiones fundamentales. Y aquí es fundamental, ¿cuál será el rol del Frente Amplio en un gobierno que no sea el de Beatriz Sánchez? Hay que descartar cualquier posibilidad de cogobierno con la Nueva Mayoría. El cogobierno no puede estar en el diccionario del Frente Amplio. La posibilidad de entendimiento se da en el Congreso con los parlamentarios.
¿Inaceptable que un partido del Frente Amplio sea parte de un gobierno de Guillier, como pasó con RD en el gobierno de Bachelet?
-Es un error, hasta ellos se dieron cuenta. Eso no quiere decir que dentro de la Nueva Mayoría no se puede dialogar. Pero si el Frente Amplio se pone a enfrentar el problema de la segunda vuelta en la lógica de negociación, comete un error y se hipoteca como fuerza política. Con eso matamos nuestra legitimidad.
Ustedes nunca van a llamar a votar por Guillier.
Para el Frente Amplio ese no es el problema, porque buena parte de nuestro electorado igual va ir por Guillier.
Un triunfo de Piñera no es tu problema político en este pasada.
-Cómo no va a ser mi problema político que gane Piñera, cómo no va a ser mi problema que Guillier gobierne con las mismas ideas que hoy día está expresando. Es necesario que pierda Piñera, sería un retroceso, una regresión conservadora. En esta elección se están discutiendo solo temas de derecha, y esa es responsabilidad del Frente Amplio, y también de Guillier, que no hila con otras ideas programáticas. La forma en que se ha instalado, como un contradictor de Piñera, que lo pone, además, como una víctima, con todo este tema del banco, de que no tiene plata. El Frente Amplio tiene que tener la madurez necesaria para, en el momento adecuado, dar las señales que corresponden, de poder iluminar un camino, porque el problema del Frente Amplio no es esta elección, tiene que mirar más allá. Entonces lo que hagamos en esta pasada es importante para poder seguir dando los pasos a futuro.
¿Cómo se hace eso entonces?
-Poner al centro de la discusión en la segunda vuelta los temas que realmente le importan a la gente. Beatriz lo hizo, cuando se compromete a eliminar el CAE, eso ningún candidato lo ha podido hacer. ¿Qué es posible? ¿El fin de las AFP? ¿AC? ¿Cuál hacemos? Y ahí el Frente Amplio tiene que estar dispuesto a colaborar, si lo que queremos es que el país sea menos neoliberal, por qué nos vamos a negar a esa posibilidad. El problema es que el debate tiene que instalarse, y ese debate no existe, y el Frente Amplio en estas semanas tiene que abrir ese debate y que sea públicamente descarnado y de cara a la gente, no es de mesa de negociación, porque el Frente Amplio no tiene que negociar cupos. Pasar a la ofensiva también supone poder tener ojalá la bancada más grande de parlamentarios posibles.
¿Crees que van a llegar a veinte parlamentarios?
-Entre 10 y 20. Va a depender de como actúe el sistema electoral también. Pero lo que hay que hacer es instalar la agenda de cambio.
Por lo general eres una voz divergente en el Frente Amplio.
-Le damos diversidad al Frente Amplio, porque lo que estamos haciendo acá no lo está haciendo nadie más.
Claro, vives en el mundo real. De hecho fuiste un cable a tierra con el tema del puritanismo.
-El puritanismo o el esencialismo en política se expresa de distintas formas en distintos momentos. Hoy se expresa a través de una lógica sufragista detrás de la idea del plebiscito, pensando que el plebiscito nos va a resolver el problema político que supondría tomar una decisión en segunda vuelta y ese es un error. Es una forma de enfrentar el tema, pero no el fondo.
Pero estas a favor del plebiscito
-¡Obvio! Pero qué vamos a votar en el plebiscito…
El plesbicito se me hace un enredo…
-Por eso la discusión hay que ponerla en el fondo. ¿Qué hacemos con eso, para dónde se conduce? Esa pregunta hoy día la ha ido ganando la derecha. Hay que hacer un esfuerzo por politizar más el debate.
¿Se están llevando a cabo las negociaciones del Frente Amplio, con respecto a la segunda vuelta?
-Lo único que espero es que el diálogo no sea tras bambalinas, que sea transparente y abierto y que ningún grupo del Frente Amplio se arranque con los tarros. Eso es lo que me da miedo. Y hay que evitarlo.
¿Pero hay negociación?
-No tengo ninguna certeza que haya reuniones de negociación.
Bueno, se le dicen conversaciones…
-Yo converso siempre con el gobierno regional, muchos diputados y senadores vienen a hablar conmigo. Pero espero que nadie tome una decisión unilateral del Frente Amplio.
Eso podría significar otro enredo dentro del Frente Amplio.
-Exacto, tipo lo que pasó con Mayol, que por el afán de figurar, algunas dirigencias del Frente Amplio salieron a anunciar una decisión que fue errónea y que hubo que corregir. Eso es fruto de la inexperiencia y la ansiedad.
Y eso te tiene en alerta máxima, ja, ja, ja.
-En estado de alerta permanente y con posibilidad de tsunami, ja, ja ,ja.