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Cultura

16 de Noviembre de 2017

El último trozo del cuadro perdido de Magritte completa su puzzle en Bruselas

El último fragmento de “La pose enchantée”, un cuadro de René Magritte perdido durante décadas, que el pintor cortó en cuatro para reutilizar el lienzo, se descubrió hoy en Bruselas, en un proceso que confirma cómo la tecnología es una gran aliada para desvelar los misterios del arte. La parte superior derecha de la obra […]

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El último fragmento de “La pose enchantée”, un cuadro de René Magritte perdido durante décadas, que el pintor cortó en cuatro para reutilizar el lienzo, se descubrió hoy en Bruselas, en un proceso que confirma cómo la tecnología es una gran aliada para desvelar los misterios del arte.

La parte superior derecha de la obra ha resurgido así detrás de “Dieu n’est pas un saint” (Dios no es un santo), un óleo pintado por Magritte entre 1935 y 1936, lo que pone fin a un enigma de más de 80 años y permite reconstruir virtualmente una obra que aporta datos significativos al relato del artista.

La reconstrucción de este cuadro, de 1927 y del que gráficamente solo había localizada una fotografía en blanco y negro fechada en 1932, ha sido fruto de un trabajo que arrancó en 2013 en Nueva York, cuando el MoMA analizó “Le portrait” (El retrato), un bodegón de 1935 con una loncha de jamón y un ojo en el centro, y descubrió en él un lienzo oculto.

En el proceso habitual de análisis de las obras antes de las exposiciones, los conservadores del MoMA descubrieron con rayos ultravioleta que el lienzo escondía la parte superior izquierda de esa obra perdida, y contenía la mitad de uno de los dos cuerpos femeninos gemelos que posan sobre dos columnas clásicas, también idénticas.

Magritte (1898-1967) decidió deshacerse de esa obra en 1935 porque la consideró “irrelevante” a nivel estético, con dos cuerpos femeninos desgarbados, próximos al estilo del Picasso de la época, que no representaban “lo que Magritte esperaba de sus obras años después”, explicó a Efe el director de los Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica, Michel Draguet.

Pero la destrucción de la tela no fue caprichosa, sino que respondía también a un momento de dificultades económicas para el pintor, que tuvo que vender su biblioteca para viajar de París a su tierra natal, volver a dedicarse a la publicidad, un trabajo que él mismo tachaba de “imbécil”, y apoyarse en su mujer, Georgette, que se puso a trabajar con él.

“Probablemente, la obra iba a exponerse en París en 1930, pero la crisis de 1929 provocó el cierre de galerías y obligó a Magritte a volver a Bruselas”, explicó Draguet.

Desde el descubrimiento del MoMA, los expertos buscaban recomponer “La pose enchantée” (La pose encantada), un puzzle que se fue completando en el Moderna Museet de Estocolmo, con “Le modèle rouge” (El modelo rojo), también de 1935, que escondía el cuarto inferior izquierdo, y, más tarde, en el Norwich Castle Museum.

El museo británico descubrió en 2016 un tercer fragmento bajo las capas de pintura de otra tela del mismo año, “La condition humaine” (La condición humana), antes de prestarla al Pompidou parisino para una retrospectiva del artista surrealista belga.

Una investigación que culmina ahora en la verdadera “casa” del pintor, de la mano del Museo Magritte y la Universidad de Lieja, que además de descubrir el último fragmento aporta otro dato relevante de la obra: los colores.

“El misterio se cierra ahora y además hemos aportado algo nuevo; gracias a una técnica de análisis elemental sobre los pigmentos encontrados estamos en condiciones de reconstruir los colores que utilizó Magritte”, aseguró a Efe la investigadora del Centro Europeo de Arqueometría de la Universidad de Lieja, Catherine Defeyt.

Gracias a la fluorescencia de rayos X, la técnica utilizada por el laboratorio, se intuye que las mujeres dibujadas por Magritte posaban en una habitación de fondo azul, paredes color arena y columnas blancas.

La investigadora explicó que el descubrimiento ha sido “un azar”, dentro de un gran proyecto de cooperación entre el museo y la universidad que busca arrojar “nueva luz” sobre las obras el artista, los materiales que utilizó, descubrir obras inéditas o desaparecidas y dilucidar las causas de alteraciones atípicas recurrentes en sus cuadros de juventud.

De hecho, el hallazgo se ha hecho tras analizar 18 de los 63 óleos custodiados en el museo, que tienen previsto radiografiar los investigadores para este gran proyecto.

Aunque ya se habían encontrado capas de pintura oculta en otros lienzos de Magritte, fruto de la reflexión artística durante el proceso creativo, es la primera vez que una obra de este pintor que cuestionó la relación entre objetos y palabras resurge así de manera fragmentada.

Tanto los expertos como el responsable del museo niegan que este descubrimiento tenga un impacto en el valor monetario del cuadro, que es patrimonio público, aunque sí en el relato de su obra y el posicionamiento del Museo Magritte en el mundo, en un momento en que su memoria está de actualidad, con el 50 aniversario de su muerte, y su obras se cotizan a nivel global.

Precisamente hoy, una versión de uno de sus cuadros más icónicos, “El imperio de las luces”, de 1949, se ha adjudicado en Christie’s, en Nueva York, por más de 20 millones de dólares (17 millones de euros).

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