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Cultura

3 de Enero de 2018

La biografía de Matías Catrileo

Matías Catrileo Quezada, estudiante de agronomía de la UFRO, tenía 23 años cuando fue asesinado por el cabo segundo de Carabineros Walter Ramírez, mientras participaba en un proceso de recuperación de tierras en el Fundo Santa margarita, en Vilcún. Justo hace un año el historiador Fernando Pairican fue contactado por el papá de Matías para que escribiera la historia de su hijo. Una biografía que sale a la luz a diez años del aniversario de su muerte y de la que presentamos un extracto del capítulo final. Amigos de infancia y juventud, sus familiares y cercanos al caso, relatan la vida de Catrileo, la de un joven mapurbe como tantos otros que deja la ciudad para abrazar la lucha ancestral en La Araucanía, que se va entrelazando con el contexto político y social que permiten conocer la historia reciente del pueblo mapuche.

Por

Los intentos de impunidad comenzaron a los pocos minutos que la familia Catrileo Quezada ingresó al Servicio Médico Legal. Con el paso del tiempo, a consecuencia de la muerte de Alex Lemun, Matías y Jaime Mendoza Collío, este lugar se ha convertido en clave para los juicios relacionados con la muerte de mapuche a manos de Carabineros en La Araucanía. Lo que determine el SML es la prueba que permite, para los casos de violaciones a los Derechos Humanos del pueblo mapuche, que puedan, a partir de un debido proceso, obtener o no justicia.
Viera Barrientos Orlof es directora del Servicio Médico Legal desde 1986. Ingresó en 1976 a la Universidad de Chile, titulándose en 1983 como médico cirujano. Tres años después llegó a la capital de la región. Mientras la familia de Matías esperaba la llegada de la funeraria se acercó a ellos, se presentó y les comentó que a partir de la autopsia hecha, la trayectoria de la bala había sido de adelante hacia atrás, de derecha a izquierda y de arriba hacia abajo. “No soy experta”, agregó, pero dejó instalada una duda que al poco tiempo creció para convertirse en posible impunidad y que solo, las batallas judiciales encabezadas por la familia han permitido revertirlo, con un desgaste emocional infinito. “En ese momento no nos percatamos de la importancia de su afirmación” plantean, pero les dijo que aquella era la versión oficial, “si alguien nos preguntaba era lo que debíamos decir”.
Desde otro ángulo, el coronel Cristián Llévenes sustentaba la idea de un enfrentamiento. A las pocas horas de los hechos del 3 de enero, señalaba: “el carabinero solamente hizo lo que tenía que hacer, es decir repeler un ataque del que estaba siendo víctima”. Días después, agregó:

los dos policías fueron rodeados por unos 30 encapuchados, quienes incendiaron una serie de fardos de paja y luego lanzaron piedras y dispararon con una escopeta contra el personal de carabineros, lo que motivó que los policías respondieran el ataque con disparos de subametralladora Uzi, por lo cual el cabo percutó seis veces.

El 4 de enero de 2008, sin esperar los peritajes químicos y balísticos, se emitió el pre informe de autopsia que corroboraron lo dicho por la directora del SML. Firmado por la doctora Olivia Escobar Gallardo, señalaba que la causa de muerte era un traumatismo abdominal derivado de un proyectil de arma de fuego, luego de describir aspectos técnicos, concluye: “el trayecto, descrito en posición anatómica, es de adelante a atrás, de derecha a izquierda y de arriba a abajo. Desde el punto de vista médico legal, y de acuerdo a los antecedentes disponibles hasta el momento, la muerte se considera homicida”. Tanto Escobar como Barrientos, además de ser miembros del SML, actuaron como peritos del mismo, concluyendo en favor de la versión ofcial de carabineros

Investigaciones de Chile llegó a los pocos minutos que los compañeros de Matías Catrileo, a través de la Fernando Díaz y Sixto J. Pazinger (Obispo de Villarrica), dieran las referencias del lugar en que lo habían dejado, permitiendo tomar fotografías y levantar pericias en paralelo al SML. La policía concluyó a la inversa y en oposición a lo emanado por el SML, no obstante, como subrayaba la prensa,“para efectos legales, el peritaje válido es el que practica el SML”. Los compañeros de Matías en aquella mañana previeron esta situación como es posible inferir a partir del diálogo con radio Bío Bío. Al mismo tiempo que dejaban a Matías bajo un árbol, guardaron su polera, entregándosela a la familia días después.

Por estas razones la familia confió en los peritajes de Investigaciones de Chile y decidió entregar a ellos esta prueba. En la foto de prensa, se ven Pedro Mariman, Rayen Paillahual, Mario y Catalina Catrileo además de Mónica Quezada. Esta última declaró: “esta prueba debería resultar irrefutable”, que probaría “la tesis que sostenemos y que tiene que ver con que el disparo fue hecho por la espalda”.

La polera, luego de ser periciada por el Laboratorio de Criminalística de Temuco, fue enviada por avión institucional a La Serena, “con el propósito de que se le practique un estudio de trazas metálicas y un examen de ADN que permita establecer la verdadera trayectoria del proyectil”. El 11 de enero, la prensa comunicaba: “se logró determinar preliminarmente que el disparo efectuado por un funcionario de carabineros con una subametralladora Uzi, habría sido recibido en la espalda y que luego salió por el abdomen”.

El cabo segundo de FFEE quedó en disposición del fiscal militar durante la tarde del mismo tres de enero al interior de la Segunda Comisaría de Temuco. “Solo 24 días estuvo detenido” sostiene la familia, “y, sería el único tiempo que estaría en ‘prisión’”. La corte Marcial le otorgó la libertad provisional, bajo fianza previo pago de doscientos mil pesos y con firma mensual. En las escasas entrevistas que ha dado, luego de ser desvinculado de Carabineros en el año 2013, asume el papel de víctima y se refugia en el papel de la institución para justifcar su crimen. ¿En qué momento el ser humano disocia su humanidad para efectuar un crimen? ¿en qué momento la institución sirve como amparo para disparar a otro ser humano?

Walter Ramírez es católico y fue formado en esa tradición según cuenta su madre-abuela en la entrevista “No hay día en que no piense en Catrileo” de revista El Sábado de El Mercurio. Es la entrevista que, posiblemente, intentó abordar el lado humano del criminal. Ella en todo momento busca crear la sensación “del empate”. Culpa al Estado, ya que su incapacidad de abordar desde una perspectiva de los derechos internacionales la demanda del pueblo mapuche, ha terminado por crear interminables círculos de violencia, su frase: “el gobierno pone a hermanos a pelear con hermanos, es una locura” busca crear la sensación de un empate moral.

No hay empates. Desde una perspectiva católica “no matarás” es un mandamiento y él disparó. Por lo demás, Carabineros de Chile, y su alto mando, le brindó protección hasta que efectivamente, como acabó por acusar a su institución con algo de tristeza, que se “cortó por el hilo más delgado”. Pero su aficción no es por el crimen, sino por la falta de lealtad de su misma institución. Fue José Alejandro Bernales creador de la Operación Paciencia que como director general de Carabineros lo envió a Coyhaique, brindándole protección hasta que el año 2011, cuando la familia Catrileo Quezada supo de ello y viajó para denunciar su impunidad. Su rastro se pierde nuevamente a pesar de ser condenado, en el año 2010 a tres años y un día de prisión remitida, por uso excesivo de fuerza.

Walter Ramírez señaló que se enteró a través de las noticias que Matías Catrileo había muerto. “Recién ahí pensé: chuta, ¿habrá sido uno de mis disparos? Hablé con un superior, que dijo que estuviera tranquilo”. Nuevamente el intento de exculparse del crimen, emerge ahora desde un tono azaroso y crisis de conciencia. “Me duele que me digan asesino, porque asesino es alguien que planea matar, que lo hace a propósito. Esto fue un accidente. Es la primera vez que usaba mi arma en un procedimiento y me quieren hacer parecer como un loco con metralleta”.

¿En qué momento matar a otro ser humano se convierte en un accidente? Sería un debate interminable averiguar qué fue más fuerte para Ramírez tomar aquella decisión en la mañana del 3 de enero ¿su lealtad a la institución o sus propias convicciones? La versión oficial de carabineros fue en defensa propia, no obstante, las pericias levantadas no dan cuenta de armas de fuego en manos de los mapuche aquel día, si muchas piedras lanzadas con wexuwe, tampoco rastros de plomo en las manos de Matías Catrileo.

La entrevista televisada que dio en el año 2013 para canal 13, Ramírez ocupa lentes oscuros y su rostro es borrado, por protección, ya que según él ha sufrido una serie de amenazas. En la entrevista a revista El Sábado ocupa estrategias de seguridad absurdas para un país en que el terrorismo existe en las mentes de parlamentarios de derecha y en la retórica de agricultores de La Araucanía. Lo que existe es un conficto social, a veces radical, que ha utilizado la violencia política como instrumento, pero lejos del terrorismo. Cuando le preguntan si se arrepiente habla el homicida: “no me arrepiento de cómo actué, fue lo que tenía que hacer. No había otra salida. Lo otro era salir arrancando por los choclos y uno, como carabinero, no está preparado para tomar esas reacciones”. (…)

El cabo segundo de FFEE está lejos de ser un sádico o un asesino en serie. Como se refeja al principio de este libro, es un ser humano estrictamente normal, que va de compras con su familia horas antes de cometer un crimen. Tal vez sea ello, lo que los hace “terrible y terrorífcamente normales”. Por ende, su decisión es pensada, refexionada y discernida. A la larga es ideológica, tiene una convicción política en la que discrepa del movimiento mapuche, del “confictivo” y lo dice sin tapujos: “mi familia también podría estar exigiendo tierras de sus ancestros, pero eligieron hacer otra cosa”. Ramírez tiene plena conciencia al momento de pasar su Uzi de manual a automática ese día del acto a cometer, sabe distinguir que matar a una persona es maldad. E inclusive, cuatro años después ejemplifcó de esta manera la situación: “hay gente que me apoya, otros que se me han acercado y me dicen: ‘yo en tu situación les hubiese disparado a diez’”. ¿Y si hubieran disparado a diez? Aquel día a lo menos disparó seis veces, ¿le habría generado remordimiento de conciencia en caso de haberlo hecho? Ramírez, en base a la entrevista que dio Gloria Millaqueo, recibió una educación y valores que le permiten distinguir entre el bien y el mal. Walter Ramírez podría haber actuado y haberse comportado, en ese momento determinante de su vida, de manera distinta pero no lo hizo, “pensaba en hacer mi trabajo”, señaló a la prensa. Aquel día optó por la maldad.

“Tanto la inocencia como la culpa tiene carácter objetivo”, sostiene Arendt. Y tal vez, aquello fue lo que acabó por discernir el tribunal en su sentencia a Ramírez cuando concluyó: “no existe equivalencia entre las agresiones percibidas por parte de los funcionarios policiales y los medios empleados para repelerlos; esto es, efectuar cinco o seis disparos con un arma de fuego automática y de largo alcance”.

Viera Barrientos Orlof y Olivia Escobar, el 9 de junio del año 2008, emitieron un nuevo informe discrepando del efectuado por la PDI. Para la familia era la consolidación de la impunidad. El primer punto del informe, asumiendo que es el SML el preponderante como herramienta legal, señalaba: “los peritajes en cuestión, no fueron realizados por el Servicio Médico Legal”, para posicionar el punto 4, determinante para el juicio: “que independiente del grado de absorción que pueda existir, en diferentes tipos de tejidos, ‘no existe’ correlación de las gradientes de concertación de metales encontrados: tanto en los orificios de piel, como tampoco en la ‘polera’”. Por lo anteriormente expuesto y ‘si’ las mediaciones están técnicamente bien realizadas, “la lógica indica que las concentraciones son tan diferentes, pues provienen de 2 disparos distintos, realizados a diferentes distancias de la polera (uno), del fallecido (otro)”. Con este documento, la defensa de Walter Ramírez obtenía un documento legal para justifcar el crimen. El abogado Gaspar Calderón, con este documento pidió al Fiscal militar dejar sin efecto el procesamiento a Ramírez y solicitó su sobreseimiento, negándose la solicitud y apelando a la Corte Marcial.

En un oficio reservado de la Prefectura de Cautín, filtrado a la prensa, determinó que no existían faltas al procedimiento por parte de Walter Ramírez, oficiando su traslado a Coyhaique para efectuar trabajos de carácter administrativos en la central de comunicación. Calderón en su alegato en la Corte Marcial hizo alusión al excelente trabajo profesional realizado por el Servicio Médico Legal de Temuco, el que habría determinado en forma clara la trayectoria del disparo y por lo tanto de lo sucedido. No obstante, el tribunal Militar no acogió la solicitud de sobreseimiento, por cuatro votos en contra y uno a favor. Este último fue del representante de carabineros en el tribunal. Se pidió un nuevo informe de autopsia esta vez al Servicio Médico Legal de Santiago. Este último señaló que la trayectoria del disparo fue “de atrás hacia adelante, de izquierda a derecha y de abajo hacia arriba”. Nuevamente la hipótesis del enfrentamiento era cuestionada.

Jaime Aparicio Pinto, fiscal militar, cerró la investigación y solicitó al Juzgado Militar de Valdivia una pena de diez años y un día a Walter Ramírez como autor del delito de violencia innecesaria con resultado de muerte. Cuando ello sucedió, días antes, Catalina Catrileo y Ana Vergara Toledo, habían increpado a Michelle Bachelet en la inauguración del Museo de la Memoria, exigiendo justicia para su hermano.

Ramírez fue condenado a dos años de presidio con pena remitida, su rebaja fue a partir de tres atenuantes: conducta, haber obrado con celo en este caso y la ley de fuga. ¿Cómo podría fugarse alguien que no estaba en prisión? ¿Cómo podría haber obrado con celos alguien que disparó a la espalda de otro ser humano? En base al mismo fallo, Nelson Caucoto, que alegó por la familia, desvirtuó en base al mismo fallo el celo, haciendo hincapié en un disparo por la espalda, mientras que la tercera no correspondía invocar, ya que no estaba en prisión. Tanto la familia de Matías Catrileo como el abogado de Walter Ramírez apelaron a la Corte Marcial, los primeros para elevar la pena y los segundos para solicitar el sobreseimiento y el cierre de la causa. La Corte Marcial acogió la apelación y, en vista de esta causa, el tribunal solicitó un receso antes de emitir su fallo, solicitando al SML de Santiago un informe que estableciera si la muerte de Matías Catrileo había sido consecuencia directa del disparo realizado por Walter Ramírez o ésta se habría producido por culpa de los mapuche por no haberles prestado auxilio de inmediato. El informe del SML de Santiago, estableció que el fallecimiento de Matías se produjo minutos después de haber recibido el balazo por la espalda, ya que éste le dañó órganos vitales.

El fallo de la corte marcial, culpó a Ramírez por violencia innecesaria con resultado de muerte, condenándolo a presidio por tres años y un día con pena remitida de firma mensual. La familia apeló a la Corte Suprema, pero esta última, mantuvo el fallo de la Corte Marcial, condenando a Ramírez a tres años y un día con pena remitida de firma mensual por 48 meses. A pesar que la condena probaba su responsabilidad, Carabineros de Chile, como institución, aprobado por su alto mando, mantuvo en sus filas a Ramírez hasta el 19 de enero del año 2013, fecha en que, argumentando “Faltas a la Ética Profesional” lo desvincula de la institución. Fue a partir de ese momento que Ramírez comenzó a dar entrevistas y declaraciones a la prensa, “a dar la cara” a pesar de nunca mostrar su rostro en las escasas entrevistas que ha dado, cuando le consultan si existe arrepentimiento de su crimen, dice “no me hubiese gustado estar en esa situación”, pero cambiando su tono y convirtiéndolo en marcial agrega sin arrepentimiento: “pero me tocó enfrentarla”. (…)

LA BIOGRAFÍA DE MATÍAS CATRILEO

Fernando Pairican

Pehuén Editores, 2018, 145 páginas.

El libro se presenta este jueves 4 de enero, desde las 17 horas, en el Hogar Mapuche Pelontuwe, Temuco (Las Encinas 01020

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