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Poder

14 de Enero de 2018

Las Águilas de Jesús: el bastión evangélico de José Antonio Kast

Surgieron como un ministerio evangélico en la Universidad de Concepción en el año 2000. Partieron predicando y regalando biblias bajo el Arco de Medicina, pero la constante crítica de los grupos de izquierda los hizo entrar en política. Presidieron la federación de estudiantes en el 2005 y 2007, y desde entonces se han expandido en otras instituciones superiores. Hoy, el grupo está compuesto por cerca de 300 universitarios. La gran mayoría de ellos hicieron campaña por José Antonio Kast. Aunque se definen como un ministerio religioso, son considerados uno de los grupos cristianos más emergentes en política. Francesca Muñoz, una de sus fundadoras, se convirtió en la primera parlamentaria evangélica en la historia de Chile.

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El salón del segundo piso del Hotel Fundador está repleto. Alrededor de 200 pastores evangélicos aclaman de pie a Sebastián Piñera. Hay de Lota, Coronel, Concepción, Chiguayante, Talcahuano, Temuco, la Araucanía, y también de Santiago. Entre ellos, por ejemplo, Alfred Cooper, pastor de la iglesia La Trinidad de Las Condes y Eduardo Durán Castro, de la Catedral Evangélica de Santiago. Dicen amén, cantan, se toman selfies, transmiten por Facebook Live, y uno parece hablar en lenguas.

Sobre el escenario, José Antonio Kast y su esposa Pía Adriasola acompañan al candidato. El encuentro es histórico. Nunca antes un postulante a presidente había concitado tanto apoyo público del pueblo evangélico. Los cristianos están allí para sellar un compromiso de campaña, los mismos puntos que el equipo de Piñera imprimió en un volante que circula entre los asistentes. Una hoja de ruta que promete defender los templos, la vida del que está por nacer, el matrimonio entre un hombre y una mujer, la objeción de conciencia, y la libertad religiosa y de enseñanza.

-Necesitamos confluir en principios esenciales para que Chile sea una mejor nación donde vivamos en paz, tengamos libertad para educar a nuestros hijos, y eso requiere que todos trabajemos unidos. Si queremos un Chile de progreso, de responsabilidad, de protección a los valores esenciales, les quiero pedir que apoyen a Sebastián Piñera, que es la persona que me da confianza –dice José Antonio Kast, que en primera vuelta sacó el 8%.

Kast saluda a algunas caras conocidas que lo ayudaron en su campaña. Varias de ellas pertenecientes al Ministerio Las Águilas de Jesús (en adelante Las Águilas), una agrupación evangélica universitaria que le prestó apoyo para juntar firmas y conseguir votantes, y desde el cual dos de sus fundadores han catapultado sus carreras políticas: Héctor Muñoz, actual concejal de Concepción, y Francesca Muñoz, la primera diputada evangélica. Ambos concuerdan con el discurso de Piñera, el de Kast, y el de David Hormachea, el pastor chileno más influyente en el mundo latino, quien también llegó hasta allí para prestar apoyo: “El país ha quedado destruido. La presidenta ha sido el peor desastre de la historia, la que ha creado las leyes más inmorales”, dice con euforia.

Los fieles responden cada una de sus frases con un ‘amén’. Lo mismo ocurre cuando Piñera toma el micrófono: “Quiero recuperar valores que han sido tan propios del alma de nuestro país y que se han ido debilitando y perdiendo. Cuidado, porque uno sabe que cuando ese camino se fortalece, muchas veces conduce a dolores, penas y sufrimientos más grandes que los estancamientos económicos”, advierte. “Amén”, responde el público.

El encuentro termina con una ovación. A la salida, los pastores acuerdan volver a juntarse en marzo para formar una comisión que supervigilará el cumplimiento de todos los compromisos. En los días siguientes, los líderes religiosos llegarán a sus comunas a grabar videos de apoyo que luego subirán a Youtube. Por primera vez, en forma masiva, el pueblo evangélico participará activamente en una campaña. Su voto marcará un quiebre: “Los evangélicos fuimos gravitantes en el triunfo de Piñera”, dice Héctor Muñoz, fundador de Las Águilas y concejal de Concepción.

LAS ÁGUILAS

Las Águilas de Jesús nacieron en el año 2001 en una sala de clases de la Universidad de Concepción, cuando cuatro alumnos se unieron para predicar la biblia: Héctor Muñoz, Cristián Rubio, Francesca Muñoz, y Gustavo Torres, que hoy misiona en India. El nombre surgió de un versículo de Isaías 40 que inspiró a los estudiantes: “Los jóvenes flaquean y caen, pero los que esperan a Jesús tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas”, recita Héctor.

Las Águilas le imprimieron una disciplina militar a su trabajo evangelizador y esa rutina los volvió visibles rápidamente entre los estudiantes. Se les veía predicando todos los días en espacios emblemáticos de la universidad, cargando la biblia sin vergüenza. De 7:00 a 8:00 de la mañana, por ejemplo, oraban frente al Arco de Medicina, la simbólica entrada del campus, y en la tarde repartían Nuevos Testamentos y tratados, que no eran más que papeles con escuetos mensajes que buscaban la conversión: ‘Vuélvete a Cristo’, ‘Jesús te ama’, ‘Acércate al señor’. “Orábamos todas las mañana por distintas cosas, por el día o para que nos fuera bien. Le predicábamos el evangelio a los jóvenes universitarios”, recuerda Héctor.

Dos años después de su fundación, casi cien alumnos formaban parte de Las Águilas. Fue entonces que se enfrentaron a las primeras críticas, principalmente de movimientos políticos de izquierda. El punto en cuestión era el uso del espacio público y académico. A los detractores les molestaba la prédica diaria, el reparto de biblias, y las oraciones en salas de clases. Defendían el laicismo de la universidad, una consigna que Muñoz creyó necesaria de confrontar desde la discusión política interna, y se presentó como candidato a la federación de estudiantes.

En el 2003, Muñoz salió electo vicepresidente y en el 2005 ganó, apoyado por Renovación Nacional (RN), la Democracia Cristiana (DC), y Las Águilas de Jesús. “Canutos le ganan a la zurda”, recuerda que decía el titular de un diario de la región. “Hubo un discurso muy duro contra los cristianos en la universidad. No querían ni siquiera que nos reuniéramos a orar. Eso nos motivó a entrar en política. Fue más que nada para defender la libertad religiosa”, explica él.

Las Águilas le ganaron cuatro elecciones a la izquierda entre el 2005 y el 2009. Dos de ellas con militantes de su ministerio y dos apoyando a la DC. En una de ella, vencieron a Karol Cariola, que luego salió electa en el 2010. Para entonces, su misión evangelizadora se había expandido a otras universidades y tenía casi 300 simpatizantes a nivel nacional. Todos predicando la biblia y llamando a los jóvenes a unirse a la Iglesia. Ese era el objetivo, por ejemplo, del “Proyecto evangelístico 346”, que en el 2012 movilizó a cientos de jóvenes para pegar afiches verdes con la consigna “Vuélvete a Cristo”, en todas las comunas de Chile.

La campaña fue el mismo año en que Héctor Muñoz salió electo concejal por Concepción, con el 5,5% de los votos. El salto de la evangelización a la política fue histórico para el grupo de fieles, que durante varias décadas habían sido testigos de cómo los pastores convencían a sus familiares de que la política era una actividad de pecadores. Misma actitud que durante los 80 tomaron ante a la educación universitaria, cuyo entorno –decían- los alejaba de la fe. “Mi mamá es evangélica y desde pequeño me llevó a la iglesia. Antes, los pastores de las Iglesias más fundamentalistas como la Pentecostal, les decían a los cristianos que era pecado ir a votar. Nuestro mensaje fue decirle a los evangélicos que también somos ciudadanos y que debemos participar de la democracia”.

El discurso de Muñoz hizo eco y el 2016 salió reelecto. Desde entonces cree que el trabajo que comenzaron en la universidad se está replicando a nivel nacional. “Lo que pasa en la Universidad de Concepción pasa en 10 años más en el país. Y eso es lo que estamos viviendo ahora. Pasó en su tiempo con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y ahora con Las Águilas. Somos ‘sal y luz de la tierra’, como dice el evangelio de Mateo. Tenemos que sazonar y alumbrar”, expresa.

ÁGUILAS POR KAST

9 de agosto de 2011. Antaris Varela, integrante de la Comisión Nacional de Evangélicos para la Familia, está frente al presidente Sebastián Piñera, quien anuncia el envío al Congreso del Proyecto de Acuerdo de Vida en Pareja. Lo escucha atentamente, como todos los periodistas que siguen su discurso, hasta que decide intervenir: “¡Está legalizando el pecado!”, le lanza frente a las cámaras de TV. “Quisiéramos saber en Chile, los cristianos, por qué le da la espalda a la palabra de Dios. Cuando él partió su campaña orando y mencionando a Dios, y ahora no lo menciona”, continúa diciendo, rodeada de micrófonos.

En los días siguientes, Antaris profundizó sus críticas en varios programas de televisión. Tenía 26 años, usaba lentes, era menuda, y ese mismo año había egresado de bioquímica en la Universidad Católica de Valparaíso, donde intensificó su fervor religioso. “Las Águilas te marcan. Entré en el 2006. Es una bendición participar con hermanos que siguen al señor. En un tiempo en que todos buscan carretes, uno encuentra en ellos el sentido real de la vida”, recuerda la joven.

Antaris se hizo famosa entre los cristianos por su defensa en temas valóricos. Le decían ‘pastora’ y comenzó a participar en seminarios y debates. Junto a otros jóvenes formó una agrupación llamada Confamilia, que hoy preside, a través de la cual se organizaron para rechazar lo que ella llama “leyes antivalóricas”. Su activismo captó la atención de José Antonio Kast, quien a comienzos de 2016 la reclutó para su staff de asesores legislativos, específicamente en salud. Desde allí, ha estado presente en las discusiones de la marihuana y el aborto, debate en el que intervino incluso en la discusión del Tribunal Constitucional. “José Antonio Kast era conocido como un diputado que defendía la vida del que está por nacer y la libertad religiosa. Por eso es que muchos jóvenes evangélicos lo apoyaron”, dice.

Entre esos jóvenes están Las Águilas. Según un cercano al comando, fueron ellos los que juntaron un gran porcentaje de las más de 43 mil firmas que reunieron para inscribir la candidatura. “Son muy organizados. Se ponían afuera de las notarías y convencían a la gente. Eran una máquina juntando firmas”, explica.

Freddy Cid, técnico en enfermería y presidente de Las Águilas fue uno de ellos: “Nuestra hoja de ruta siempre será predicar el evangelio, misionar, e influir en los gobernantes y en las discusiones valóricas. La política es un área de la sociedad que tenemos que abarcar. No podemos seguir desmarcándonos de lo que pasa. Todo lo que nosotros hacemos está basado en la biblia, porque es una herramienta poderosa”, asegura.

Antaris coincide en con ese argumento. Cree que el pueblo evangélico recuperó con Kast el interés en la política, alimentado principalmente por la amenaza que significa para ellos las leyes de aborto, matrimonio igualitario, y la que tipifica como delito la incitación al odio, a la que llaman “ley mordaza”. Según la joven, la política es algo que siempre ha estado presente en el pueblo evangélico, sólo que con el tiempo se fue diluyendo. “Los cristianos están desde la fundación de Chile. En Valparaíso, por ejemplo, estaba el centro de biblias más grande de América Latina, desde donde se traficaban biblias al resto del continente. Es decir, los cristianos están volviendo a la normalidad. Tenemos la sabiduría y el poder de Dios, y eso hay que transmitirlo donde se toman las decisiones”, cuenta.

En esto último, Las Águilas llevan la delantera. Además de haber apoyado a Kast y luego a Piñera en segunda vuelta, los miembros de Concepción trabajaron también para que Francesca Muñoz, una de sus fundadoras, se transformara en la primera diputada evangélica de la historia de Chile.

ÁGUILAS EN EL PARLAMENTO

Francesca Muñoz tiene 37 años, es profesora de inglés, y el pasado 17 de diciembre salió electa diputada con más de 23 mil votos (casi el 7%). Aunque lanzó su candidatura apoyada por RN, su gran respaldo era el pueblo evangélico de Concepción. Tanto así, que el pastor David Hormachea se hizo un tiempo en su apretada agenda para participar de un acto en su apoyo, en el que reunió a 250 pastores para explicarles la importancia de participar en la elección: “Chile vive un tiempo determinante y no podemos perder la oportunidad de tener personas que defiendan los valores cristianos”, les dijo en noviembre pasado.

Francesca es una de las fundadoras de Las Águilas, al igual que Héctor Muñoz, concejal de Concepción, con quien está casada. Ella está convencida que ese ministerio de estudiantes universitarios fue clave para despertar el rol político que ahora espera desempeñar. “Nuestro objetivo siempre fue evangelizar, porque los cristianos tenemos un tremendo aporte que dar a la sociedad”, argumenta.

De los 22 candidatos evangélicos que se postularon a la Cámara de Diputados, sólo ella y Eduardo Durán Salinas, hijo del pastor de la Catedral, lograron ser elegidos. Francesca cree que el mundo evangélico hoy está pensando como abordará este nuevo rol político. “Se supone que somos el 20% de la población y yo creo que eso debería canalizarse a través de los partidos que ya existen”, dice.

No es la única vía que se analiza. Actualmente hay tres partidos políticos evangélicos en formación: Nuevo Tiempo, de Josué Cortes, que llevaron candidatos en la zona norte; el Partido Cristiano Ciudadano (PACC), constituido ante el Servel y presidido por Abraham Larrondo, cientista político que intentó una candidatura presidencial, pero no alcanzó a juntar las firmas; y Unidos en la Fe, encabezado por el pastor Danny Molina de la Iglesia Generación de Adoradores, que apoyó a José Antonio Kast. “Esa es la discusión de hoy: sumarse a los partidos o formar otros que nos representen. El riesgo que se corre al crear partidos es que las iglesias pueden transformarse en eso. En mi opinión, deberíamos influir desde lo que ya existe”, asegura el concejal Héctor Muñoz.

Las Águilas, en cambio, tienen una postura distinta. Para ellos –según cuenta su presidente- la actividad evangelizadora y la política no son excluyentes: “No nos vamos a transformar en un partido, pero queremos influir en la sociedad con nuestra cosmovisión cristiana y una forma de hacerlo es desde la política”.

Donde sí hay un aparente acuerdo, es en las banderas de lucha que deben defender los evangélicos. ¿En qué piensan? Hay temas claros: la libertad religiosa, la prohibición del aborto, votar contra la ley de identidad de género, oponerse al matrimonio igualitario, y defender el derecho preferente de los padres a educar a sus hijos. “Los padres nos hemos visto vulnerados. Por ejemplo, la circular 768 de los baños mixtos. Ahora bien, en la sala de clases también se hacen actividades relacionadas con la ideología de género. Una mamá me dijo ‘con razón a mi hija de dos años le pedían que llevara un camión al colegio para jugar’. Los padres sienten que los niños están siendo influenciados.

-¿Tú crees que las niñas no deberían jugar con camiones?
-Sí, porque la niña como tiene dos años… desde pequeños los están confundiendo -dice.

Francesca cuenta que en estos temas ha encontrado sustento argumentativo y experiencia en Ángela Hernández, diputada evangélica colombiana a quien conoció en octubre pasado, cuando visitó Chile invitada por Pía Adriasola, para participar en una conferencia sobre ideología de género.

-Hay muchos cristianos dando estas batallas en otros países -agrega Francesca.

La suya comienza en marzo.

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