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Nacional

3 de Enero de 2019

Profesor gana juicio tras ser despedido de colegio de Las Condes por enseñar sobre la dictadura

En octubre de 2018 el profesor Leonardo Guerrero fue despedido por enseñar la palabra “dictadura” en un colegio de Las Condes. Aunque su historia remite a lo ocurrido con el profesor despedido por enseñar a Pedro Lemebel en Independencia, en este caso un tribunal le dio la razón: condenó al colegio a pagarle una indemnización por un “despido injusto”. “Por un lado nosotros estamos educando a gente que tiene que respetar la democracia, y por otro me dicen que si los niños creían que era un gobierno militar, bueno que era mejor dejarlo así”, acusa el docente.

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Aunque fue contratado como profesor de lenguaje, a Leonardo Guerrero le tocaba responder muchas preguntas sobre distintas materias, en todos sus cursos. El tópico en el que parecía haber más dudas por parte de los alumnos y alumnas del Life Support, colegio 2×1 ubicado en Las Condes, era historia. Específicamente le preguntaban mucho sobre el período del “gobierno” militar.

—Les dije que el golpe militar no era un gobierno, sino que había sido un pronunciamiento armado, que habían matado al presidente electo de nuestra nación, Salvador Allende, y eso es un hecho, le guste o no a la gente—, explicó el docente a The Clinic.

Guerrero fue contratado el 4 de octubre de 2018 y duró solo una semana en su cargo.

El Segundo Juzgado de Letras de Santiago acogió la demanda ingresada por Guerrero y, tras no recibir reclamo a la resolución por parte del colegio, le dió la razón. “El despido del que fue objeto el actor fue injusto”, reza el fallo del tribunal, el cual condenó al establecimiento a cancelar una suma de $1.164.000 pesos al docente, más la remuneración correspondiente a los días que el docente alcanzó a trabajar durante octubre en el Life Support.

LA HISTORIA

La semana que alcanzó a estar en el 2×1 de la calle IV Centenario, el profesor Leonardo Guerrero recibió comentarios y preguntas de tres cursos que tuvo que aclarar.

El 9 de octubre, Guerrero fue citado a la oficina de la directora. “Me dijo que esos temas era mejor no tratarlos. Que si los niños creían que era un gobierno militar, bueno que era mejor dejarlo así”, contó Leonardo quien, inmediatamente, manifestó su negativa ante la petición, alegando que no esperaba que le enseñaran cómo contar la historia de su país.

Ese mismo día hubo reunión de apoderados. A la mañana siguiente, 10 de octubre, Guerrero hizo clases normales, sin embargo, cuando regresaba de su colación se cruzó con la secretaria del establecimiento.

—Oiga profesor— oyó Guerrero, —venga para acá. Me dijeron que le dijera que está despedido.

Al consultarle quién le había dicho eso le replicó “eso fue lo que me dijeron. No me pregunte más a mí profesor que yo no tengo nada que ver”.

“Les expliqué que Pinochet gobernó matando y asesinando bajo un contexto histórico diferente al que tenemos hoy en día, que es una democracia, en el fondo para que se entendiera que estaba explicando la situación y no adoctrinando ideológicamente a los cabros”, explicó el profesor a The Clinic.

Para Guerrero, su caso se asemeja bastante a lo ocurrido recientemente con uno de sus colegas en Independencia, donde un profesor fue despedido por querer que sus alumnos leyeran a Pedro Lemebel.

Para el profesor, en ambos casos existió una evidente vulneración que va en contra de la libertad de aula establecida en el Estatuto Docente.

“Hay un decreto en el estatuto docente que dice que nosotros tenemos libertad de aula. Eso quiere decir que podemos pasar los contenidos que queramos siempre que el jefe técnico así lo apruebe, y eso se hace comúnmente en diciembre, cuando se hacen los programas de estudio para el año siguiente. Si el jefe técnico no revisa bien y el profesor hace leer a Lemebel, la culpa es del jefe técnico y del equipo directivo. Pero como siempre en este país las cosas se cortan por el hilo más delgado, echaron al profe, como en mi caso”, argumenta Guerrero.

Así también, se refirió al negacionismo que tanto se quiere evitar y que situaciones como esta refuerzan. “Por un lado nosotros estamos educando a la gente con que tienen que respetar la democracia, para que no cometan los errores del pasado, etc. Pero eso queda en la sala, porque los cabros llegan a la casa, prenden la tele y ven al Presidente de la República hablar estupideces, o al Ministro de Cultura decir que el Museo de la Memoria es una oda al marxismo”.

“Hemos siempre tirado este tema debajo de la alfombra, nunca lo hemos enfrentado como corresponde”, concluyó el profesor Guerrero.

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