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Opinión

1 de Febrero de 2019

COLUMNA | Boric, Orsini y Santibáñez: ¿Y si humanizamos la política?

"No es casualidad, tampoco, que cada uno de esos hechos que giran en torno a Guzmán, hayan sido protagonizados por diputados jóvenes que supuestamente venían a refrescar y renovar la política. Precisamente, este último factor es el que más debe llamar la atención y situarnos en alerta respecto de los tiempos que vivimos y el camino por el que está avanzando esta", dice el Subsecretario de Hacienda, Francisco Moreno Guzmán en esta columna.

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La humanidad es todavía algo que hay que humanizar” se lee en la fachada del Centro Gabriela Mistral desde la antigua Alameda de las Delicias. La frase es de la poetisa con quien se rebautizó el edificio de la UNCTAD III a la cual se le muestra en una gigantografía vitoreada por estudiantes después de haber recibido el Nobel en Estocolmo, a fines de la II Guerra Mundial. La imagen muestra puro afecto, reconocimiento y cercanía.

Imposible no quedarse con la sensación de que esa humanidad reflejada en la prístina adolescencia es justamente aquella que nos falta a raudales, especialmente a quienes transitamos todos los días bajo esa fascinante estructura arquitectónica símbolo de tantas cosas a la vez. En todo orden de cosas: en nuestro caminar, en el transporte público o arriba de los autos o bicicletas, nos falta humanidad. Pero también en nuestro desarrollo profesional, en la medida en que un individualismo cada vez más exacerbado, deja de lado el pensar “en el otro”, para pasar a un sentimiento cada vez más “sin el otro”.

Lo mismo pasa hoy en la política. Nos falta humanidad. ¿En qué momento las energías de contribuir a un destino común empezaron a resquebrajarse y a diluirse en el aún débil tejido social chileno? No pretendo tener una visión sigloveintista de nuestra historia –a diferencia de la que nos propone nuestra Plaza de la Constitución con sus cuatro esfinges presidenciales que dan cuenta de la creación de un país solo en los últimos cien años, con la sola excepción de un desorientado Diego Portales – pero asumo que nos hemos extraviado cada vez que el sentido común ha desaparecido del discurso público. Aunque haya sido de manera transitoria.

El episodio del “aguante” de Boric por el obsequio de una remera de Guzmán con un balazo en plena frente, la visita del diputado autonomista con la diputada Orsini a la Ciudad Luz para conocer cual groupies a quien apretó el gatillo esa tarde de abril de 1991, las declaraciones de la misma diputada poniendo en duda la participación del confeso y prófugo Palma Salamanca y, por último, la iracunda reacción de la diputada Santibáñez en el evento de los caldillos de congrio del partido de Luis Emilio Recabarren -donde no escatima en celebrar el asesinato de un Senador en democracia- hablan mucho de esa inhumanidad que campea en política.

No es casualidad, tampoco, que cada uno de esos hechos que giran en torno a Guzmán, hayan sido protagonizados por diputados jóvenes que supuestamente venían a refrescar y renovar la política. Precisamente, este último factor es el que más debe llamar la atención y situarnos en alerta respecto de los tiempos que vivimos y el camino por el que está avanzando esta.

En tiempos de polarización -hacia la diestra y la siniestra- debemos hacer un esfuerzo mucho mayor por contribuir al diálogo, al acuerdo y a la búsqueda de espacios comunes donde podamos confluir. Por cierto, las diferencias existen y pueden ser muy profundas, pero no por ello debemos extremar nuestras posiciones a tal punto que nos haga prescindir arbitrariamente del sentido común. Un llamado a preocuparse y ocuparse, principalmente a quienes somos parte de una generación que no tiene por qué estar anclada en el trauma del 73, a fin que podamos contribuir a rehumanizar la política y así permitir la construcción de un Chile más empático y más humano.

Por Francisco Moreno Guzmán, Subsecretario de Hacienda.

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