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Opinión

7 de Marzo de 2019

Ana Carolina García, la mujer tras la data de UBER: Ser parte del cambio

Es economista y tiene 27 años. Ella es la encargada de entender y analizar la data de esta aplicación, el gran universo de información de la plataforma. Es de Sao Paulo y maneja perfecto español debido a que lleva un año en México a cargo de la estrategia y planificación de la aplicación en Latinoamérica. Este 7 de marzo llega a Santiago a exponer frente a cientos de mujeres interesadas en la tecnología y la ciencia de datos en el Women In Data Science de Chile que se realizará en Fundación Telefónica. ¿Cómo una mujer tan joven llega a manejar y administrar la información de una de las empresas más importantes del mundo? En conversación con The Clinic, desentraña su camino y los desafíos de cara al futuro.

Valentina Collao López
Valentina Collao López
Por

“Yo trabajo con la data science de Uber. ¿Eso qué es? Un conjunto de técnicas que pueden ser matemáticas o estadísticas, que sirven para sacar informaciones de la data -cantidad voluminosa de datos estructurados, semiestructurados y no estructurados-. Por ejemplo, con esa información puedo hacer un modelo predictivo de las ventas de una empresa y decir con esa información que manejo, que la tendencia es que suba o baje”. Esa es la frase con que Ana Carolina García, define en simples palabras, en qué consiste su trabajo en Uber, una de las plataformas de transportes más famosas y polémicas del mundo.

Esta economista se dedica a procesar y diseñar estrategias para administrar la información que extrae de la plataforma. Y no sólo eso: entender y sacar los posteriores análisis de esos informes, todo con el objetivo de mejorar la experiencia de los conductores y usuarios.

Este 7 de marzo, un día antes de la Huelga de Mujeres Trabajadoras, García llegará a Santiago para exponer en la Women In Data Science 2019 (WiDS), un evento organizado por Girls in Tech Chile que reúne a mujeres expertas en la ciencia de datos. Allí contará su experiencia frente a un grupo líderes interesadas en la tecnología y la metadata y cómo llegó a encabezar uno de los cargos más relevantes de la empresa.

Sobre la oportunidad de pasar el día de la Mujer Trabajadora en Chile, García señala que “me di cuenta que los derechos de la mujer y la discusión de género, no se pueden hablar en términos generales, sino que existe una cuestión de género en Chile, México, Perú, Brasil y siempre es distinta. A mí se me hace muy interesante estar en Chile y conversar con esas mujeres para entender qué es lo que pasa allá. Podemos aprender e intercambiar unas con otras y ver cómo el movimiento feminista ha evolucionado en nuestros territorios”.

Al teléfono desde Ciudad de México, Ana Carolina García interrumpe su ajetreada agenda para conversar con The Clinic sobre los próximos desafíos de la plataforma de transporte, la crisis de la competencia y sobre qué significa ser una líder en el mundo de la tecnología y la ciencia de datos.

¿Cuáles fueron tus primeras nociones del data science?
-Creo que data science es un término que ya tiene unos siete u ocho años. Pero antes de eso, no era una carrera o profesión como médico o abogado. Cuando estaba en la universidad nadie decía cuando grande quiero ser un data scientist. Esto cambió cuando un conjunto de profesionales economistas, consultores de negocios y programadores empezaron a hacer ese trabajo. Esto implica varias habilidades técnicas, como extraer la data y procesarla, pues la data viene desestructurada. Otra cosa es modelar la data, hacer modelos estadísticos matemáticos y luego también, la tercera cosa, es analizar la data, entender lo que eso significa  y cuáles son las implicancias que tiene.

¿Cómo llegaste a trabajar en ella?
– Yo estudié economía en la universidad pública de Brasil. Cuando salí de ahí, trabajé en consultorías económicas y después trabajé en la consultoría de negocios. Esa experiencia en la consultoría económica fue súper interesante porque hacía modelos predictivos de ventas. Después me fui a la consultoría de negocios que me empezó a abrir la mente para ver cómo funciona el mundo en la empresa. Después de eso, sentí que necesitaba, que extrañaba, que realmente quería ver cómo funcionaba esto. Primero, exploré en el sector de aerolíneas, donde trabajé en Avianca. Más tarde me fui al retail. Se trataba de Cultura, una cadena de librerías muy grande en Brasil. En esos dos sectores se usa mucha data para generar modelos predictivos. Por ejemplo, cuál es la cantidad de productos que tienes que tener en la tienda. Yo trabajaba con e-commerce en ese tiempo, nuestra competencia directa era Amazon, una empresa extremadamente tecnológica. Teníamos que competir con eso y llegó un punto en que me di cuenta de que lo que estaba haciendo tenía que ver con data science. Así fue como decidí irme a probar suerte a Uber y apliqué. Empecé en Brasil trabajando con data science para marketing. Más tarde trabajé en operaciones y ahí me vine a México para desarrollar estrategias de la compañía. Ahora lidero un equipo.

Siempre existe la idea de que la tecnología, la informática, la programación y el manejo de datos, es un universo donde cuesta ver caras femeninas liderando equipos. ¿Cómo te abriste paso en ese mundo?
-En Brasil, mi mamá es abogada y trabaja como promotora pública. Ella siempre fue una mujer que impulsó su carrera. Ahora está justo abajo del Promotor General de Brasil, entonces siempre tuvo una carrera muy fuerte, tuve su ejemplo. Mi mamá siempre me dijo: “mira, los problemas existen y las vallas también, pero tú lo único que puedes hacer es trabajar”.  Entonces siempre me enfoqué en trabajar mucho, en ser muy técnica y desde ahí, ir haciéndome un espacio.

¿En qué momento tuviste conciencia de que la situación era desigual para hombres y mujeres en la industria en que te desenvuelves?

-La primera vez que me di cuenta de que la cuestión de la mujer era un tema al que tenía que ponerle atención, fue hace dos años cuando me dieron acceso a una herramienta interna y lo que me contestó el ingeniero jefe fue: “¿Tú sabes programar?”. No increpándome o de forma violenta, sino que de manera más condescendiente y haciendo un chequeo. Ahí pensé que quizás él no sea consciente del razonamiento, pero sí tiene dudas de mis capacidades pues en este universo hay muchos hombres. Sólo pensé que yo realmente tengo que ser parte de ese cambio.

¿De qué forma?

-Creo que la única manera de tener un cambio significativo en la industria, es que la industria tenga más mujeres. Entonces yo creo que lo que tengo que hacer es crecer lo que más pueda y tener un equipo para contratar mujeres. Pero igual no es fácil, en mis equipos por lo general tengo ocho hombres y una mujer. Y aunque yo creo que sí hay más hombres, no podría asegurarte que sea 80/20, yo creo que es más 60/40. Entonces me cuesta entender por qué no tengo ese mismo porcentaje postulando para ser parte de mis equipos.

¿Qué crees tú?
-No creo que sea un tema de capacidades. Evidentemente para postular a determinados cargos hay que tener ciertas capacidades, pero también hay que tener una serie de estructuras en los procesos selectivos que eviten un sesgo. Lo importante es que se garantice una seguridad para las postulantes, que no estén desequilibrados los análisis, para que no haya una mujer hablando con cinco hombres y se sienta intimidada. Yo no puedo tratar a las chicas como si ellas no tuvieran la capacidad, porque yo la tuve para hacer este camino. No es algo extraordinario.

¿Cuál es la importancia de que mujeres encabecen cargos importantes en empresas tan relevantes a lo largo del mundo?
-Creo que es fundamental y no es sólo por una cosa de representatividad histórica. También es una cuestión de que un 50% de nuestros clientes de Uber son mujeres. Entonces si no tengo personas que empaticen con ese público y que vean el mundo desde esa perspectiva, excluyendo la parte moral y ética que existe, no lograré entender a mi público. Entonces empieza de ahí, esa cuota de empatía nos permite dar urgencia a cosas que son súper importantes.

¿Cómo cuáles?

-Por ejemplo, aquí en Uber, una de las relacionadoras públicas se encarga de las gestoras de seguridad en general y ella tiene todo un pilar de trabajo solo para mujeres: que busca la seguridad de mujeres conductoras y las pasajeras. Porque necesitan estar protegidas y porque hay situaciones que comprometen su seguridad. Pero también tiene cuestiones particulares, importantes, donde tenemos que tener un foco especial y eso se hace muy fácil cuando el liderazgo tiene empatía con el problema. Creo que esos son los dos grandes puntos. La desigualdad histórica y, por otra vereda distinta, el impacto en la empresa.

¿Te ha tocado transar elementos de tu propia personalidad? ¿Has tenido que masculinizarte un poco para trabajar en un mundo rodeado de hombres?
-Personalmente, yo soy muy emotiva. Y en mi círculo, probablemente sea la persona más emotiva que conozca. No he buscado masculinizarme, ni creo que tampoco hubiera podido. Sin embargo esto de traer la emoción, de muchas veces hablar desde los sentimientos, lo mantengo en mis equipos de trabajo. Creo que lo importante es que siempre sea auténtico. En mi trabajo tuve conversaciones con gente y le dije: “Esta es tu manera de trabajar, pero no funciona para mi, porque me siento así y luego no puedo producir, entonces necesito que platiquemos sobre eso”. Igual creo que hay más apertura en el mundo para tratar los temas de esa forma.

Vienes a Chile a un evento donde hay otras mujeres que también hacen data science y otras vinculadas al mundo de la tecnología ¿Por qué crees que es importante que este tipo de experiencias lleguen a ellas?
-El otro día estaba escuchando una charla en Ted Talk y la persona que lo protagonizaba citó a Harvey Milk: allí un joven del movimiento LGBTI le preguntó: “¿cómo puedo ayudar?” Y Harvey Milk, le dijo: “Cuenta tu historia”. Creo que eso es. Cuando yo asisto a estos eventos, veo que hay muchas mujeres con experiencias diferentes en cargos de liderazgo y escucho sus historias. Pero no sus historias corporativas, sino que sus historias de vida. Creo que las personas que te escuchan pueden inspirarse y ver que ellas también pueden lograrlo.  En mi caso, tengo una historia bastante inusual porque yo no tengo un camino obvio. Entonces cuando me pongo en el lugar de una chica que hizo un camino tan diverso y tan fuera de guión, pero que al final funciona igual, está padre. O sea, independiente de la universidad en que estudié o lo que hice. Yo nunca estuve en universidades americanas, mis papás no podrían haberlo pagado jamás y pues aquí estoy. Hay gente que hace el camino tradicional, pero también es posible desarrollarse de maneras atípicas.

SEGURIDAD, USUARIO

Muchos de los usuarios que migraron a Uber lo hicieron por un tema de seguridad. ¿Cómo se puede fortalecer este asunto?
-Esto tiene muchas capas. La primera capa implica entender y volcar corporativamente e internamente cuál es el impacto que un incidente de seguridad tiene en los resultados reales -en términos de números de viajes en sí y también en los resultados de reputación-. Tener ese tipo de justificación para ese tipo de trabajo ayuda a que eso siempre se mantenga en altos estándares. No es que hablemos de seguridad simplemente porque queremos evitar cuatro o cinco incidentes, aunque eso ya sea motivo suficiente. Lo que hacernos desde data science, es ser una voz más en la conversación, ayudando a mantener el tema vivo.
La segunda capa es más táctica, que son todos los procesos estadísticos que tenemos  para evitar incidentes. Uber tiene muchísimos algoritmos que son específicamente creados para que la plataforma sea más segura.

¿Cuáles son tus propios desafíos a cargo de una gestión como la que te toca encabezar?
-El primer gran desafío es educar a las personas que no son expertas en esta área y explicarles como nosotros podemos ser un gran partner de la empresa. Yo comparo mucho esto con marketing, o sea yo creo que si hablo con un ejecutivo que sea de finanzas, todos van a saber qué es marketing y para qué sirve. Eso no pasa con data science aún. Es muy raro que alguien lo identifique. El primer reto que tengo, es enseñar a la gente que participa en mi equipo y también insertarme en algunos procesos que no necesariamente son los míos y decirles: “mira, yo creo que con esta información puedo contribuir aquí”.
El segundo reto es poner la agenda de la mujer en data science y que yo esté liderando ese equipo. Sé que mostrando lo que hago puedo inspirar a que otras hagan lo mismo.

Surge una competencia muy dura con Uber debido a las diversas plataformas que existen, ¿qué hace la diferencia desde tu gestión?
– Una cosa que pensamos es que Uber está en Latinoamérica por más tiempo que la mayoría de la competencia y eso lo que nos da es una ventaja comparativa, porque tenemos más data que el resto. Si yo uso la data para entender a mi consumidor, puedo entender cuáles son sus problemas, entender que cuando pasan ciertas situaciones en los viajes, la gente deja de hacerlo. Yo puedo hacer eso haciendo encuestas, pero también puedo hacerlo al revisar los datos. Ellos están generando su propia data. Pero nosotros tenemos cinco años de ventaja. Esa información es muy valiosa porque nos permite entender cómo ha cambiado el comportamiento del consumidor desde que empezó a usar la aplicación.

¿Qué crees que vio Uber en ti, que te puso en un cargo como este?
-Yo creo que lo primero es que Uber tuvo una crisis de reputación en 2017, relacionada

especialmente a la cuestión de la mujer, y eso ha generado discusiones de género grandes e importantes en la empresa. Discusiones como por ejemplo, qué tan importante es tener mujeres en los cargos de poder. Hoy el tema ganó una relevancia gigantesca: Ya no es sólo cómo “vamos a ir a hacer una charla”, sino que tiene todo un sistema y recursos para que yo pueda asistir y viajar por el mundo a hablar de mi experiencia. Uber entendió que para seguir siendo una empresa innovadora necesita tener a todas las personas que puedan contribuir. Que si quiero innovación, si quiero ideas para entender a la competencia, necesito de los mejores, independiente de quién sea.

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