Una hermosa criatura: Archivos divinos sobre lo humano

“Yo trabajé 30 años en salud en la parte de quemados de la Posta Central. Fue lo peor y lo más triste que vi en mi vida. Ver el dolor de otras personas que están ahí y uno sin poder hacer nada… Los médicos son los que indican cosas para que pase el dolor, pero yo no pude estudiar, no tenía la facilidad de ser doctor para ayudar un poco más. Llegaba a la casa y me emocionaba harto. Después ya me fui acostumbrando a ver pacientes quemados. Mi trabajo era cambiarlos, ponerles sus vendas, ayudaba a cuidarlos. Les bajaba los brazos, las piernas. Ellos estaban en box dentro de una sala: eran pacientes críticos, entubados, con sondas, diez máquinas un paciente. Vi morir a muchos, como se iban al cielo y yo no podía hacer nada. Por uno, ojalá pudiera ayudarlos a que vivan, que salgan bien, pero muchas veces no se podía: llegaban con el 90 y tanto del cuerpo quemado, los que se salvan tienen el 70% y eso. Pero esa experiencia fue muy bonita porque pude ayudar a muchas personas. Me gustaba hacer eso. Cuando la gente que venía de lejos, yo hablaba con las enfermeras para que los ayudaran, para que les dieran más tiempo. Había gente que no tenía ni para pagar la locomoción para llegar, era un sacrificio muy grande y eso nadie lo veía, solo nosotros que estábamos encerrados. Trabajé pascuas, años nuevos. Pasaron tantos pacientes por allí. Algunos todavía me vienen a ver y me regalan cosas”.

@unahermosacriatura un proyecto de Pepa Valenzuela y María Belén Medina