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Nacional

19 de Junio de 2019

Dos chilenos y una ucraniana cuentan su historia: Yo estuve en Chernóbil

Treinta y tres años después, dos periodistas chilenos y una ciudadana ucraniana que lleva cerca de 10 años viviendo en Chile, quien fue guía en los viajes a la planta, nos cuentan de primera fuente cómo es caminar por las calles de Prípiat, la “ciudad del futuro” construida y planificada por la Unión Soviética para albergar a más de 50.000 personas entre familiares y trabajadores de la Central Eléctrica Nuclear memorial Vladímir Ilich Lenin en 1986.

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*Por Daniel Vak Contreras.
Fotos de libre uso y Nadiia Vasylchenko.

La explosión del reactor número 4 de la central nuclear de Chernóbil es sin duda la mayor catástrofe nuclear de la historia de la humanidad. Hoy se calcula que el accidente del 26 de abril de 1986 ha causado más de 500 mil víctimas directa e indirectamente. Algunos estudios indican que la población completa de Europa estuvo expuesta a niveles bajos de radioactividad pero que estas dosis incrementaron el riesgo de padecer cáncer entre la población.

En estos días, gracias a la miniserie de televisión producida por HBO llamada Chernóbil el tema ha vuelto a estar en las portadas mundiales.A través de 5 capítulos los televidentes de todo el mundo tuvieron la posibilidad de realizar un viaje de espanto, horror y sorpresa hacia la historia de esta gran y encubierta tragedia de la humanidad.

Este accidente global impactó de mayor forma en los países de Ucrania, Bielorrusia y Rusia, pero según Greenpeace las consecuencias del desastre se extendieron por toda Europa. Más de la mitad del cesio-137 liberado como resultado de la explosión fue transportado a la atmósfera hasta países como Austria, Suecia, Finlandia y Noruega, los que se vieron contaminados por niveles de radiación superiores a 1 Ci/Km2(o 37kBq/m2)2, límite por encima del cual se define un área como “contaminada”.

Treinta y tres años después, dos periodistas chilenos y una ciudadana ucraniana que lleva cerca de 10 años viviendo en Chile, quien fue guía en los viajes a la planta, nos cuentan de primera fuente cómo es caminar por las calles de Prípiat, la “ciudad del futuro” construida y planificada por la Unión Soviética para albergar a más de 50.000 personas entre familiares y trabajadores de la Central Eléctrica Nuclear memorial Vladímir Ilich Lenin en 1986.

La tragedia de la estupidez humana

En 2006 se cumplían 20 años de la catástrofe de Chernóbil, y para poner el tema en los medios y generar conciencia sobre el peligro de la energía nuclear, Greenpeace invitó a dos periodistas chilenos a conocer Prípiat y el reactor número 4 de la planta que causó el peor desastre nuclear de la historia de la Humanidad. Trabajando para TVN, Karim Nur y Rafael Cavada estuvieron a metros de la planta, cuando aún no se construía el nuevo sarcófago contenedor y en un día donde los medidores de radiación (dosímetros) marcaban 09 roentgens/h.

La posibilidad de viajar a Prípiat fue bastante sorpresiva cuenta Karim Nur, hoy productor ejecutivo de Directv Sports Chile. “En el 2006 trabajábamos con Rafa Cavada en el programa La Semana de TVN y se cumplían 20 años de la tragedia. Por eso Greenpeace invitó a varios equipos de prensa del mundo para crear consciencia sobre lo que significó la explosión del reactor”.

Durante mucho tiempo Nur no habló sobre este viaje y ahora cuenta que muy poca gente sabe que él estuvo en el lugar de la catástrofe, realizando en 2006 una nota de casi ocho minutos para el programa. “Cuando estás ahí, sientes la tristeza y lo dramático de la tragedia, se siente la muerte, la desesperanza y lo estúpido que es el ser humano. Es una ciudad muerta donde en algún momento vivieron 50 mil personas. Todo es en blanco y negro, cuando estás cerca del reactor todo tiene un tono rojizo y que sin ser experto tú te das cuenta de que es producto de la radiación”.

Hace 13 años viajar a Prípiat se hacía bajo una seguridad muy estricta, solo los organismos internacionales como la ONU podían entrar a la zona de exclusión, pero existían algunas personas que se colaban y entraban de forma ilegal a recorrer la ciudad. Hoy en cambio cerca de 10.000 personas al año pagan 140 dólares por un día de tour que se vende como una experiencia post apocalíptica. El gobierno ucraniano espera que las visitas aumenten en un 40% debido al éxito de la serie de televisión.

En el 2006 aún no construían el nuevo sarcófago seguro y los niveles de radiación eran más altos. En este viaje Nur pudo entrevistar a una mujer que vivía en los alrededores de la ciudad fantasma. “En esa época entrevistamos a una señora ya bastante anciana que había vuelto a vivir dentro de la zona de exclusión porque no tenía dónde irse, y nos contó que los peces que crecían en el río eran muy grandes y algo extraños, lo mismo que las papas y las manzanas, las que tenían que consumir porque no tenían otra posibilidad para comer”.

“Nosotros viajamos con un grupo de periodistas, partimos en Kiev y estuvimos cerca de un día en Prípiat. Vestíamos ropa normal, pero los guías nos recordaban cada cierto tiempo que debíamos caminar solo por las calles pavimentadas y no tocar absolutamente nada, sobre todo a los animales. Al principio del viaje nos pasaron unas mascarillas de papel que la verdad no nos daban ninguna seguridad. Lo mismo que la prueba de radioactividad a la que nos sometieron cuando salimos de la zona de exclusión. La máquina era de 1950, la verdad ninguno de los que viajamos en esa oportunidad le creímos mucho al detector. Teníamos la certeza que, una vez cruzado ese portal, ya no seriamos problema de ellos”, recuerda el periodista y director de TV, asegurando además que no volvería de ninguna manera a la planta nuclear.

Yo vivía a 200 kilómetros y supe la verdad 30 años después

Nadiia Vasylchenko tiene 41 años, y hace 10 que vive en Chile. Ella nació en la desaparecida Unión Soviética y en 1986 vivía en Chernihiv una ciudad que se encuentra a 200 km frente a Pripiat. Lo primero que cuenta es que se enteró de toda la historia y tragedia 30 años después cuando la serie de televisión puso el tema de moda.

“En 2003, yo recién me había graduado de intérprete, y mi primer trabajo oficial fue llevar a dos turistas españoles a la planta nuclear. En esos años no se hablaba mucho de la explosión de la planta, yo estaba muy nerviosa porque no sabía nada del tema, en Ucrania no se habló de este accidente por muchos años, de hecho, por esos días trabajaban cerca de 3000 personas en la planta” recuerda la hoy madre de dos niños chilenos.

Durante la explosión de 1986 el gobierno soviético de la época tardó cerca de 36 horas en evacuar a la gente de Pripiat. Se usaron cerca de 2000 autobuses y solo las mediciones de alta radiactividad aparecidas en las plantas nucleares de los países vecinos de Europa, los obligaron a reconocer a la fuerza la catástrofe. “A raíz de la serie de TV nuestros padres han comenzado a recordar cosas del pasado. Quienes han podido ver la serie, que no son muchos, reconocen que ellos supieron de la peligrosidad de la radiación mucho tiempo después. Por muchos días la gente continuó haciendo su vida normalmente. A partir de esto entiendo por qué varias de mis compañeras de curso murieron de cáncer antes de los 30 años” dice Nadiia.

La magnitud de la catástrofe nuclear fue tal que el propio Mijaíl Gorbachov, ha reconocido que fue la gota que rebasó el vaso y el hecho clave en la caída de la Unión Soviética. El gobierno para afrontar el accidente movilizó cerca de 600.000 soldados y reservistas además de bomberos, obreros, arquitectos, mineros y un ejército de voluntarios que trabajaron para tratar de descontaminar y contener la radiación. “Los primeros días de mayo de 1986 en nuestra ciudad Chernihiv, comenzaron a movilizar a los hombres, mi papá tenía cerca de los 40 años y salió llamado a ser parte de los liquidadores, pero por suerte completaron el cupo y menos mal que no tuvo que ir a trabajar a Chernóbil”

Hoy Pripiat es una ciudad desolada donde quedan algunos vestigios de la grandeza de la Unión Soviética, algunos edificios han sido cubiertos por la naturaleza, pero otros simplemente han sido saqueados. “En la época soviética para tener un televisor había que hacer cola durante años, y algunas personas iban a la ciudad a conseguir televisores y otras cosas abandonadas que después eran vendidas en los mercados de los pueblos cercanos. Mi mamá y sus vecinas siempre hablaban de no comprar cosas, o frutas mutantes que la gente traía de los lugares cercanos a la ciudad y que claramente eran radiactivas”, cuenta Nadia al recordar su viaje por la ciudad que hoy todo el mundo conoce por la serie de televisión.

“Durante muchos años nadie habló de las muertes ni de la radiación. Los más viejo simplemente nos decían come un poco de sal con yodo, tómate un poco de vodka, no te va a pasar nada” asegura.

La TV le puso cara y nombre a la tragedia

Según un informe de 2006 realizado por Greenpeace, varios millones de personas (según diferentes estimaciones, de cinco a ocho millones) residen aún en zonas que seguirán estando por muchos años altamente contaminadas por la fuga radiactiva de Chernóbil. Sólo teniendo en cuenta que la vida media del principal elemento radiactivo liberado, aunque no el único, el cesio-137 (137Cs), es de algo más de 30 años, las consecuencias radiológicas (y con ello para la salud) de este accidente nuclear continuarán dejándose sentir durante siglos.

“En 2006 Greenpeace nos invitó a Chernóbil a conocer los trabajos que se habían realizado para mitigar la radiación producida por la explosión del reactor nuclear” recuerda Rafael Cavada, que por ese tiempo trabajaba como periodista del programa “La semana de TVN”.

“Hoy la problemática de Chernóbil fue puesta en la opinión pública por una serie de TV, pero en 2006 mis jefes de TVN cortaron la nota porque parecía documental de la BBC. Nosotros hicimos una nota de prensa que fue catalogada de fome y larga” relata Cavada, riéndose en su habitual estilo en su asiento de la radio Sonar.

“Lo que más me sorprendió de todo lo que vimos en Chernóbil fueron los kilómetros y kilómetros de maquinaria abandonada” recuerda el periodista que ha estado en zonas de guerra y ha sido testigo directo de varios conflictos bélicos. “En un momento nos subimos a una torreta y vimos filas de camiones, aviones, helicópteros, carros de bomberos, autos, los buses usados en la evacuación, y quizás cientos de otros materiales que fueron usados en la mitigación. Lugares donde entraban personas de manera ilegal a robar los motores, partes y piezas para venderlas en el mercado negro” añade el también hombre de radio.

“Nosotros encontramos un árbol creciendo en un noveno piso, tenemos esas fotos, pero las guardamos para quizás mostrarlas a nuestros hijos. Hoy siento que tuvimos la posibilidad de ver cosas que para el resto del mundo son fantasía y que solo la ven a través de la pantalla. Por un día vivimos la experiencia de vivir en una ciudad como si la humanidad hubiera desaparecido. Donde se siente la muerte y puedes ver cómo se desmoronan las paredes a partir de los errores humanos” concluye el periodista.

LA PATA DE ELEFANTE. EL LUGAR MÁS PELIGROSO DEL MUNDO

En 1986 en Chernóbil se detectó una masa radiactiva parecida a una pata de elefante. La radiación emitida por esta masa es capaz de matar a un ser humano en cinco minutos.

En diciembre del mismo año, un equipo de científicos rusos encontró una masa compuesta por material radiactivo que literalmente se fusionó en la explosión. Este material recibe el nombre de “chernobilita” y está compuesto por combustible nuclear (corium) hormigón, arena y piezas de la cubierta del reactor.

Cuando se ha medido el nivel de radiación cerca del llamado objeto más peligroso del planeta se llegó a aproximadamente 10000 roentgens/h, una dosis de radiación letal.

Según un reporte de Kyle Hill, escritor de “Scientific American”, la pata de elefante desde 1998, comenzó a agrietarse y ha penetrado a través de al menos dos metros de hormigón armado. Y si alcanza las aguas subterráneas, puede causar un escape catastrófico de sustancias radiactivas en las lagunas cercanas.

El Arca, el nuevo sarcófago seguro de Chernóbil

La serie “Chernobyl de HBO” ha puesto el tema del accidente de Chernóbil en boca de todos, pero desde hace varios años se está trabajando para contener los peligros de la radiación emitida por la planta que estalló en 1986. Treinta años después de la tragedia, se inauguró el nuevo sistema de contención, el que se denominó Nuevo Sarcófago Seguro (NSC, por sus siglas en inglés), una estructura móvil, la mayor construida hasta la fecha en el mundo, en forma de arco de 110 metros de alto, 150 de ancho y 256 de largo y más de 30 000 toneladas. La maravilla mecánica se fabricó a una distancia de 180 metros del reactor y luego se ubicó sobre él mediante un sofisticado sistema de rieles. Bajo ella podría entrar perfectamente la estatua de la Libertad.

Se calcula que el costo total de la estructura fue de 1500 millones de euros, lo que fue financiado por el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) junto a la colaboración de 28 países, que aportaron 1417 millones de euros. La estructura está equipada con grúas controladas a distancia con el objetivo de ir desmontando la antigua construcción de contención. El Sarcófago es parte del Plan de Ejecución del Sistema de Protección, financiado por el Fondo Internacional de Protección de Chernóbil.

El Arca está diseñada para contener los restos radioactivos de la unidad 4 de Chernóbil durante los próximos 100 años. El objetivo final del NSC fue reemplazar el sarcófago, construido por los liquidadores después del accidente ocurrido el 26 de abril de 1986.

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