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Nacional

20 de Junio de 2019

Expertos evalúan afiches xenófobos en Valdivia y otras falacias cotidianas sobre los migrantes

El cientista político Rodrigo Gangas y la doctora en sociología Claudia Silva plantean donde radican los principales temores sobre el vecino extranjero en Chile. Una serie de suspicacias que vienen desde dentro de muestra frontera y desde mucho antes de que el primer haitiano bajara del avión.

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Sorpresa causó la aparición de una serie de afiches pegados en algunas murallas de la ciudad de Valdivia con mensajes, firmados por un grupo autodenominado como “Acción identitaria”, y que invitan en creol: “Joven haitiano, regresa a tu casa”. Si bien los mensajes advierten no tener un tono xenófobo ni racista, el colectivo detrás de la publicación ha alcanzado notoriedad por una práctica beligerante. Hoy, el objetivo de este ataque comunicacional es el migrante que reemplaza, un trato precario que también ha sido patrimonio de las élites hacia la sociedad chilena cree el cientista político Rodrigo Gangas.

“En política, la utilización de este tipo de falacias ha sido una técnica recurrente y común. Sobre todo en temporada de elecciones cuando el mensaje ha reducido la falta de proyectos a frases simples y la búsqueda de un pragmatismo electoral por conseguir a toda costa el poder. Ahí han sonado ejemplos como “la puerta giratoria”, “las necesidades reales de la gente”, y últimamente la discusión en torno al tema de los inmigrantes, son ejemplos de estas falacias que adornan un escenario social y político”, plantea.

El docente de Historia y magíster en Ciencia Política, señala que el tema migrante es un discurso que se maneja en dos o tres planos. Uno de ellos es el debate que se da en torno al mundo académico, en el que constantemente se generan actividades para conocer la realidad de la migración en el mundo de hoy, otro es el del mundo político y donde convergen los espacios y las posibilidades de establecer el cómo se enfrente desde política pública el tema. “Pero hay un plano más complejo del ámbito menos oficial que ataca distintos aspectos construyendo ciertas discursos falsos que se van desarrollando con fuerza a través de las redes sociales, por ejemplo. Así, el debate nacional se va instalando poco a poco con ideas que pegan mucho”, señala el académico sobre la génesis de señales como los polémicos afiches de Valdivia.

Al mismo tiempo argumenta que, aunque para algunos represente un sentir, en definitiva no son argumentos de peso para una discusión seria. “En ese sentido, decir que el migrante viene a quitar trabajo o que la delincuencia aumenta producto de la migración es parte de la falacia cotidiana a la que nos enfrentamos hoy en día. Lamentablemente estas son las que se van reproduciendo pues hacen un ruido más fuerte”, señala.

Un discurso del miedo

Para la doctora en sociología Claudia Silva, trabajadora social e investigadora de un proyecto que analiza la respuesta del sistema escolar ante la inmersión lingüística de estudiantes migrantes, las principales invenciones y discursos contra el migrante han sido levantados para fortalecer el discurso del poder, generar miedo y poner al migrante como el foco de muchos problemas ficticios como la cesantía. “La gente está convencida, por una nefasta política pública, de que los migrantes son quienes han precarizado la situación, pero lo cierto es que ellos se han insertado en un sistema que ya era precario para todo desde antes”, reflexiona la académica que participa de las dos últimas sesiones del conversatorio “El derecho humano a ser migrantes”, organizado por la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y el Museo de la Memoria durante los miércoles de junio.

Cree que la gente es la que tiene internalizado un miedo a la escasez, pero que no intuye que ese temor es mecanismo de dominación en el cual el Estado supuestamente protege a unos quitando a otros: “El estado te dice que tiene que repartir recursos que no alcanzan, quitándole a otro para que tú tengas. La gente no se da cuenta de que, al entrar en esa dinámica, pasas desde una precariedad material a una la precariedad y escasez de derechos. Es la misma lógica que ha llevado a muchos a aceptar los atropellos a los pueblos originarios. Pensarlo de esa manera te permite notar esta lógica neoliberal instalada en el ADN en la que no se relaciona la falta de derechos de los pueblos originarios con otorgarle derecho a quedarse a los migrantes”, cree la experta.

Gangas reitera que, al no hacernos cargo de la diversidad plurinacional y pluricultural, se permite que afloren sentimientos como el miedo a lo desconocido. Un rasgo muy presente en nuestra sociedad, estima. “Ese miedo al otro encarna lo que se considera distinto, diferente o lo que debiere ser lo bueno. Lamentablemente el estándar se pone en un parámetro moral de bueno y malos. Lo que no es parte de lo que teóricamente se considera bueno, es puesto en la vereda de enfrente. Es en esa condición donde se posiciona la migrante para considerarlo un peligro. De ahí a encontrar estos carteles o enunciados que dicen “Joven haitiano regresa a tu casa” o “Los chilenos primero”, hay un paso”, explica el jefe de la carrera de ciencia política de la UAHC. El profesor piensa que en este discurso de odio se sintetiza el sentir más profundo de nuestra sociedad.

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