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Cultura

15 de Julio de 2019

Crítica de teatro “El misántropo”: Vicios de ayer y de hoy por Jorge Letelier

“Por ello es que más que otros textos canónicos admirados por su perfección dramática, lo de El misántropo invita a la desmesura, el delirio y la negritud”, Jorge Letelier.

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Resulta demasiado tentador hacer cada cierto tiempo una relectura de El misántropo, el clásico de Molière. Escrita hace cuatro siglos no hay época en que no deje de tener una actualidad venenosa porque, básicamente, la condición humana no ha cambiado prácticamente nada. La superficialidad, la vanidad y la deshonestidad campea a sus anchas tanto o más que en las cortes francesas del siglo XVII.

Por ello es que más que otros textos canónicos admirados por su perfección dramática, lo de El misántropo invita a la desmesura, el delirio y la negritud. Se le hace resonar sin pelucas almidonadas y con toda clase de guiños contemporáneos en sus formas. Hace un par de años fue el origen de La dictadura de lo cool, el excesivo montaje de La Re-Sentida que tomó al personaje de Alceste como un decadente hijo de la red set concertacionista.

Esta “comedia para gente honesta”, como la definió el propio Molière, es un choque colosal entre la ética individual, absoluta e incorruptible y la voz del colectivo, donde campea la mediocridad y la chatura convertida en norma. Y es también su mayor peligro, puesto que su radical pesimismo invita cuando más a una abyecta puesta al día de todo tipo de miserabilismo. Cuando menos, a una irónica y punzante revisión de la naturaleza humana desde la adaptación de época.

Las lógicas impuestas por las adaptaciones de textos como este discurren así en un espacio casi prefabricado, donde actualizarlo significa poner al día sus observaciones y críticas. Pero las cosas son más complejas. Alvaro Viguera, un tipo experimentado en adaptaciones, intenta un camino distinto. El director viene de lograr un destacado resultado con Todos eran mis hijos, el formidable texto de Arthur Miller que adaptó en forma casi completamente literal haciéndolo resignificar de forma rotunda con preocupaciones de esta época. Acá, Viguera se ubica en el medio con un giro de tuerca entre la fidelidad al texto original en verso y una conciencia plenamente contemporánea. Para ello encomendó una adaptación al escritor Rafael Gumucio para que mantuviera la estructura en verso del original reescrito en estilo alejandrino, pero con permanentes alusiones actuales y coloquiales.

La historia se ubica en la víspera de año nuevo, cuando Celimena (Paloma Moreno), novia de Alceste (Francisco Melo) invita a sus amigos a una fiesta. Todos ellos son una galería que parece sacada de un reality show: sujetos vacuos, de alta sociedad, vulgares y hedonistas. Alceste, con su obsesión por la virtud y la moral, no puede soportar tanta miseria y su lucha es rabiosa y anárquica: la del enamorado conflictuado por el amor a esta mujer que representa todo lo que odia.

El Alceste de Molière es un sujeto extraviado metafísicamente de su época, que deambula solo con el amor como única posibilidad de entender el mundo, por ello no es ni víctima ni un justiciero moralista. La opción de Viguera-Gumucio fue presentarlo más como un tipo pusilánime y decadente, entregado a la pasión de otros, donde su lucha por la virtud parece derrotada de antemano, y que responde más bien a las directrices de la excentricidad.

Así, El misántropo transcurre en un extraño espacio a menudo indefinible. La vehemencia casi punk de Molière para retratar las bajezas humanas se hace eco de los aportes de Gumucio que mantienen la musicalidad del texto con ocurrentes acotaciones, pero que suelen ser demasiado autoconscientes de su propia naturaleza. Pareciera que el escritor nacional estuviera escribiendo para él más que engrosando a la negrura y desesperanza del autor francés. Sus versos suenan ingeniosos en su rima, pero inertes en su agudeza, declamadas por los actores con la gracia de una paya dieciochera. ¿De qué otra forma se puede entender el fragmento del monólogo de Hamlet dicha en inglés?

Las decisiones de puesta en escena de Viguera apuntan, también, a un tono contemporáneo con ciertos guiños kitsch y barrocos, pero en un contexto global minimalista. Hay un tapiz enorme y juegos led para pantallas y pisos, simulando una discoteca. Es obvio el intento por conectar con audiencias muy jóvenes, así como las citas al lenguaje de redes sociales. Todo es chillón, colorido, kitsch, pero a la vez predecible y carente de significados.

Ese espacio intermedio y supuestamente original en que esta versión dialoga con su fuente, repite más bien los lugares comunes de la “fórmula actualizada”. Es hiper estilizada, pero reenvía de igual forma a la corte de Luis XIV. Está repleta de chilenismos en verso, pero suenan a ornamentos métricos. Los personajes responden a todo tipo de vicios y bajezas (la más notable, Arisnote de la estupenda Mariela Mignot), y Alceste se ve empequeñecido ante ellos, incluso menor frente a la honestidad brutal de Celimena, cuya defensa de la libertad sexual es quizás la dimensión más contemporánea de todos los temas expuestos en el montaje.

Queda la interrogante sobre la complejidad de adaptar un texto clásico que en apariencia parece responder a la moral de los tiempos actuales. No es cosa solo de que se vea contemporáneo, sino de cómo se interroga críticamente el presente visto con ojos del pasado. Desde ahí, ni la tragedia existencial de Alcestes ni la frivolidad de los personajes inquietan, perturban o incomodan. Son como cuadros de un museo expuestos con el fin de mostrarnos que al final de cuentas, los espectadores somos bastantes más abyectos que esta corte de seres vacuos.

Funciones en el Teatro Municipal de Las Condes.

Obra: El misántropo, de Molière
Puesta en escena: Álvaro Viguera
Adaptación: Rafael Gumucio
Diseño Integral: Claudia Yolín
Composición musical: Camilo Salinas
Producción: Antonia Santa María
Elenco: Francisco Melo, Paloma Moreno, Alvaro Espinoza, Rodrigo Lisboa, Matías Oviedo, Natalia Grez, Cristóbal Muhr, Mariela Mignot

Este artículo fue publicado originalmente en Culturizarte, un blog chileno especializado en cultura. Si quieres ver contenidos culturales, visita www.culturizarte.cl.

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