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10 de Septiembre de 2019

Conociendo a la shishiawela: La fan más viral de Pablo Chill-E quiere tomar once con su ídolo

Sueña con conocer a Pablo Chill-E, el más famoso exponente del trap chileno que, tal como ella, vive en Puente Alto. Cual estrella fugaz, Soledad Pinto (67), alcanzó la notoriedad en Instagram con un video en el que canta “Singapur”, -la canción favorita de su ídolo-, y lo invita a tomar once a su casa.

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[Desliza para ver 👉] Conociendo a la shishiawela: La fan más viral de Pablo Chill-e (@shishibosspaulito) quiere tomar once con su ídolo 🎙 Sueña con conocer a Pablo Chill-EE, el más famoso exponente del trap chileno que, tal como ella, vive en Puente Alto. Cual estrella fugaz, Soledad Pinto (67), alcanzó la notoriedad en Instagram con un video en el que canta “Singapur”, -la canción favorita de su ídolo-, y lo invita a tomar once a su casa. Acto seguido, posa en sus labios algo para fumar que, por el gesto de sus dedos, parece un pito. No bien pasaron tres horas desde la publicación y los comentarios que más se repiten son “Shishiawela” y “ojalá tener una abuela así”. The Clinic se suma a la campaña para que esta abuela cumpla su sueño. Queremos ver a la Sishiawela y Pablo Chill-EE juntos. Por André Ocares y Manuela Bocaz Mira la nota completa en 👉 http://bit.ly/tcshishiawela (link directo en historias destacadas “Entrevistas”) #shishiawela #shishigang #pablochille . #pablochille #likes #musica #reggaeton #trap #musicalatina #traplatino #trapchileno #musicaurbana #chilenas #chilenos #instachile #chilegram

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Seguiré cantando, viviendo de vacacione’

Para a mi hermanita comprarle las colacione’

                         My Blood, Polima West Coast y Pablo Chill-E

Vamos en un taxi para la casa de la llamada Shishiawela. En el último semáforo en rojo del camino hay un joven haciendo malabares con botellas de agua congelada, con una destreza que ya nos quisiéramos. La casa de Soledad está rodeada por rejas de más de dos metros de alto. Nos abre la puerta su nieta, Vania, la responsable de viralizar a su abuela mientras cantaba Pablo Chill-E y fumaba algo que parecía ser un pito.

Luego aparece la celebridad instagramer del momento, la Shishiawela. Tiene ojos chinitos de tanto reír, sus rulos lucen desordenados y largos. Derrocha energía y, aunque es bajita, se impone.

Es el último día de agosto, el fin de un mes que para la tercera edad en la cultura popular chilena, es crucial. Y si de pasar agosto se trata, esta abuela lo hace con estilo y gracia.

Nos sentamos en los sillones de su living, vestidos con cojines floreados y otros hechos a crochet. Hay una guitarra, un coche de guagua con un oso de peluche enorme y una repisa con fotos de sus nietos y sus hijos.

“Hay niños que tienen abuelas medias pacas, medias enojonas, ¿me entendis? Ellos me ven tan buena onda que quieren que sea la abuela de todos. Aquí tienen casa, tienen piezas disponibles. Aquí se vive la vida no más”, dice la mujer del momento sobre la relación con sus nietos.

Tengo el palo, el punto y no te hablo de billar

Tengo humildad, yo nunca quise brillar

Pero no soy una estrella, yo soy un sistema solar

Soledad confiesa que siempre fue la artista de la familia, la que tocaba la guitarra, la que cantaba. Nació para llamar la atención, afirma.

Para sus nietos, ella es la única abuela que les va quedando. Juntos juegan a la pelota, andan en bicicleta, cantan y bailan, sobre todo lo último. Sus nietos le devolvieron la juventud, afirma.

-¡Mira! Aquí vienen desfilando- comenta.

Llegaron cinco de los muchos nietos que tiene Soledad. Y no es una imprecisión de esta narradora, ya que ni ella sabe cuántos son realmente. Entre los reales y los adoptivos pierde la cuenta. Mientras tanto sus nietos saludan y se sientan cada uno en un peldaño de la escalera de la casa. Después de la explosión del video, dos de ellos pospusieron el retorno a su casa en Antofagasta para quedarse más tiempo con la “Weli” -cómo le dicen a Soledad- y ver con sus propios ojos a Pablo Chill-E cuando vaya a tomar once. Porque sí, el cantante ya le respondió a Soledad y ya tienen todo preparado para cuando vuelva de su viaje a Nueva York.

Pa’ la Europa, pa’ la USA

Estoy haciendo mi maleta

Mientras que a los menorcitos tuyos

La mamá los reta

Y es que a Soledad de verdad le gusta Pablo Chill-E.

“¿Cómo no me va a gustar? ¿Como no lo voy a apoyar si es nuestro?”, dice con una sonrisa de oreja a oreja. “Es un cabro que yo admiro mucho por todo lo que hace porque es un cabro que tal vez tuvo muchas falencias, pero llegó a la fama por ser como es, ¿te fijas?”, agrega.

Y eso es lo que quiere. Que todos los cabros hagan algo así, positivo, que los motive.

Pablo Chill-E ha puesto sobre la mesa su talento, fama y dinero para la beneficencia junto a la Coordinadora Social Shishigang. Puente Alto, Pudahuel y La Granja son las comunas donde generalmente hace su labor social, además de estar en constante contacto con un centro de prevención de riesgo social (Rayito de Luz), un centro de atención temprana, y jardín infantil inclusivo (Fundación Inclusión TEA), un programa de feminismo identidad y territorio (Tejiendo Sur), Voluntarios por la Vida, entre muchas otras causas.

Pero aquí no estamos para hablar de Pablo, sino que de Soledad, la estrella de esta tarde, que arregla sus rulos y retoca su labial rojo para comenzar a hacer las fotos que acompañan este relato. Sabe perfectamente cuales son sus ángulos y cambia de pose cada vez que escucha el disparo de la cámara. Sus pies están siempre moviéndose y por la hora, la luz refleja el dorado talón de sus botas.

Luego de las fotos posadas empiezan las capturas más desordenadas. La Shishiawela pone las manos como si estuviera rezando, replicando el movimiento característico de  Pablo Chill-E. Y cómo no, las fotos con sus Shishinietos también son obligatorias. Se pegan a la Weli lo más que pueden para sí o sí salir en el registro, hasta la toman en brazos entre todos para demostrar que ella es la reina del momento.

La luz del atardecer llega justo en la cara de Soledad. Es el reloj natural que le recuerda que debemos irnos pronto. Se apresura nuevamente a contarnos de su vida, la vida que la ha llevado a ser quién es hoy: una Shishiawela de Puente Alto.

Vengo de Chile, del Chile feo (el verdadero)

Dónde niños nacen solo pa’ ser reo

Pa’ ser de la constru’, pa’ ser de la calle

Le pido a Dios que la suerte no falle

Soledad viene de una familia de escasos recursos. A los doce años su mamá la dejó, momento en que se convirtió en la precoz dueña de casa de su familia. Cuando cuenta la historia evita emocionarse.

“Yo compraba pollitos chiquititos en la feria, los criaba cuando ya eran pollos grandes. Vendía los huevos, sembraba verduras en su patio y las vendía y con eso ayudaba a mi papá. Hacía pancito amasado, empanaditas, queques, en un hornito de tarro que me hizo mi papi. Entonces ahí aportaba con lo que podía para la casa y a la vez, como te digo, nos dábamos el tiempo con mis hermanos de cantar, de bailar, porque estábamos solos. Era yo la que encabezaba a mi familia”, recuerda.

Ahora sus nietos están todos reunidos en la mesa al final del living comedor, mirando sus celulares y escuchando de fondo la conversación de la mujer con The Clinic.

La relación con sus nietos, confiesa, es lo que la mantiene activa y feliz. “Yo soy así, no voy a cambiar, aunque me pidan que cambie no puedo. Es como que pidan que deje de fumar. No lo voy a hacer nunca porque es el vicio que yo tengo, ¿cachai? Con los chiquillos soy feliz. De repente los papás se enojan porque vienen por tanto y después no quieren irse. Yo tampoco quiero que se vayan”, confiesa.

La luz desaparece de la cara de Soledad y su relato sigue el mismo ritmo que el sol.

Y el detalle, es que en la clase alta está la mayoría de dinero del país

Y eso lo dicen las estadísticas, los porcentajes

Estoy hablando con bases

El otro detalle, es que hay más pasta base en la población, que libros en un colegio…

Nos paramos para despedirnos y la abuela Shishigang nos lanza una invitación: “A luchar por la justicia, a luchar por lo que nos gusta, por lo que queremos. Las cosas no son regaladas en la vida. Eso uno tiene que inculcar a los jóvenes porque la vida es difícil, sobre todo fuera de tu casa, fuera de tu ciudad o fuera de tu país. Eso es lo que uno tiene que enseñarle a los chiquillo: que la vida es difícil, que no es color de rosa”.

“Yo tengo que dar gracias a la vida porque, si bien es cierto que hemos tenido algunas falencias, el Señor me ha recompensado con todo este cariño que me da. Me siento millonaria. Yo creo que soy una mujer más millonaria que Farkas”, concluye.

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#Filete#la shishiawela

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