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Deportes

5 de Octubre de 2019

Aldo Schiappacasse: “Es un pecado que arrastro. Yo creí firmemente en las sociedades anónimas”

Retrato de Emilia Rothen

A horas de un nuevo superclásico, el periodista reflexiona sobre el estado del fútbol chileno, hace una autocrítica sobre su apoyo inicial a las sociedades anónimas y lo que esperaba de ellas, detalla el día en que rechazó un puesto en el Gobierno de Michelle Bachelet y adelanta sus planes de jubilación. “Creo que este mi último contrato”, dice el comentarista estrella del CDF.

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¿Recuerdas tu primer clásico de Colo Colo con la U?

No, pero no me acuerdo si fue el 79 o el 80, que hubo un clásico impresionante, cuando en el Estadio Nacional entraban 70 mil personas, una cuestión que parece absurda el día de hoy y fue un clásico con lluvia. Se llamó “el clásico de los paraguas”. Yo era puesto de cancha, o sea de los gallos que informaban detrás del arco y la visión desde atrás de los tres palos, de un clásico con lluvia y con paraguas era impresionante, sencillamente delirante. Era la época de Sandrino Castec, de Carlos Rivas, de Severino Vasconcelos, de Arturo Salah jugando por Colo Colo. Eran esos clásicos multitudinarios e inolvidables que se jugaban habitualmente con jornadas dobles o incluso triples. Entonces fue por aquellos años que entendí la magia increíble que tiene un clásico, no solo por la cantidad de público que llegaba sino además porque en esa época el estadio estaba lleno entero. Y segundo, porque tenían una capacidad infinita para producir noticias. 

¿Y eso se ha perdido con el tiempo? 

-Yo creo que se perdió a partir de la violencia y del hecho de que el estadio no está miti miti digamos. Eso antes tenía una connotación buena, había mitad de público Colo Colo, mitad de público de la Chile y le daba una connotación especial al duelo. Ahora dependiendo de quien haga la localía tiene la prioridad y además es un clásico que está marcado por una tensión que en mi criterio, desvirtúa esta cosa rica que tiene el fútbol, que vas a ver un espectáculo con la incertidumbre de qué va a pasar desde el punto de vista del juego. Ahora los clásicos están marcados por una rivalidad muy antagónica, por una cuestión de violencia y no es algo exclusivo de Chile. Se da en casi todas partes del mundo, en Turquía, en Argentina, en México, se da en España, entonces la connotación violenta que tiene el significado del clásico, le quitó un poco de la magia que tenía el anecdotario de antes. 

Cuando llega un clásico y está Colo Colo frente a la U, ¿tienes alguna simpatía mayor por alguno de los dos?

Sí, yo creo que el que se te haya secado el alma en términos del afecto futbolístico tiene sus méritos. Te podís hacer hincha de los equipos en algún determinado momento. A mi me gustó mucho el Colo Colo del “Bichi” Borghi, me gustó mucho la Universidad de Chile, la de Roberto Hernández el año 98 que no salió campeón y que después a partir del 99 ganó con César Vaccia. Me han gustado ambos, me encantó el Colo Colo de la Copa Sudamericana, me encantó la U de Sampaoli, entonces podís ir cambiando el paladar futbolístico dependiendo de quién esté a cargo del equipo y quien esté jugando. En ese sentido cada clásico para mi es una experiencia nueva porque va a depender de cómo esté jugando cada uno pa’ ver a quien le ponís la ficha. 

“Me llama la atención que lo hayan hecho empresarios que son buenos pa tener ferreterías, retail, son buenos pa coludirse, son buenos en la bolsa, pero son como el orto cuando tienen que analizar el fútbol como producto”. 

Y ahora puede que Paredes rompa el récord y si no, yo creo que lo va a romper igual. De los goleadores que tu has visto, ¿es el mejor? ¿se te vienen a la mente otros? 

De los clásicos, Caszely era un mago. Yo le vi un clásico donde Santibáñez dirigía a la U y mandó a Pellegrini a hacerle marca individual y Caszely con un entendimiento del fútbol increíble, se lo paseó durante todo el partido. Lo sacaba a las bandas, lo llevaba al medio campo, le abrió paso a Vasconcelos, la gente se reía de cómo Pellegrini perseguía a Caszely. Hizo goles impresionantes y muy bonitos. La lógica significaría que te pusiera una contraparte de la U para equiparar las cosas, pero como Cazsely en mi criterio no hubo ninguno en materia de clásicos. 

Este clásico tiene el condimento de que la U puede bajar, ¿te imaginas a la U en segunda?

-Justo cuando estamos haciendo esta entrevista, la Conicyt lanzó una encuesta que dice que el 72,2% de los chilenos cree en milagros. O sea 7 de cada 10 chilenos cree que hay milagros. Yo encuentro que es una cifra impactante, mucho más que el Imacec, mucho más que la popularidad del presidente Piñera. Y yo creo que la U ha sufrido el mereciómetro este año, que es un aparato que mide los partidos que mereciste ganar y no ganaste. Y la Chile este año el mereciometro lo tiene en 100, una cuestión impresionante. Jugaba partidos buenos los terminaba empatando, partidos que debió ganar los perdió, que se yo, pero algo pasó en la U, un equipo que fue estructurado para pelear la Copa Libertadores de América. Un equipo regentado por un magnate al estilo de Abramóvich, de los jeques árabes, que tenía plata ilimitada para reforzar al equipo y que de repente contratando a los mejores jugadores jóvenes del mercado, está peleando el descenso. Yo encuentro que no solo es probable que la U se vaya al descenso, si no que así como tenemos que estudiar en algún momento por qué Cobresal salió campeón justo el año en que se produjeron los desbordes en Atacama, por qué O’Higgins salió campeón al año siguiente que se le murieron los hinchas, tendríamos que estudiar por qué la U está peleando el descenso justo en esta temporada donde quería concretar el sueño de grandeza de su dueño de ir a pelear la Copa Libertadores. 

Hace 18 años que la U no le gana a Colo Colo en el Monumental. ¿Por qué crees que no pueden ganar hace tanto tiempo?

-Todo país necesita un clásico, todo fútbol necesita un clásico y nacen habitualmente de la rivalidad marcada por una cuestión geográfica o por una cuestión étnica o por una cuestión histórica. En el caso de Colo Colo con la U, nace del fenómeno de la popularidad. Son los dos cuadros más populares del fútbol chileno, pero la popularidad no significa que sea un clásico parejo, de hecho en las cifras, este es el clásico más disparejo que hay a nivel mundial, por la cantidad de partidos que ha ganado Colo Colo con respecto a los que ha ganado la U. Pero la Universidad de Chile tiene un condimento para equiparar el tema que es la mística impresionante que tiene su hinchada. Es un equipo que se está yendo a la segunda división y que es capaz de llevarte 40 mil personas al estadio cada fin de semana y que supo resistir una sequía de 25 años y que ya pasó por la segunda división por ejemplo. La U pasó por crisis que en mi criterio fueron más profundas que las de Colo Colo que por ejemplo estaba quebrado y salía campeón. En cambio la Universidad de Chile resiente más cada una de sus crisis. 

Si viniera un extranjero, un inglés, un francés que no tiene idea del fútbol chileno, ¿cómo les describirías Colo Colo y la U?

Colo Colo como lo dice su nombre es el equipo del pueblo, no solo por el origen, no solo por lo preclaro que estuvieron los profesores que en 1925 fundaron el club y le pusieron el nombre de un cacique mapuche. En 1925 le pusiste al club el nombre de un cacique mapuche y un cacique que no es ni Lautaro, ni Galvarino, ni Caupolicán, es Colo Colo, o sea ¿de dónde sacaste a Colo Colo? Yo encuentro que es una raigambre increíble la que tiene CC, en su origen de profesores cabreados de la opresión de los mayores y se rebelan y forman un club e ir a buscarlo en los ancestros originarios. Y lo de la Universidad de Chile es el espíritu académico de Chile, el afán republicano, es el deseo profundo de la educación para todos y ahí se escribieron muchísimas historias, desde el himno, esa cuestión de ser un romántico viajero que yo encuentro que es poesía pura y que se escribió en un barco rumbo a Antofagasta, hasta el Ballet azul. Yo creo que también es la representación de los cambios que se estaban produciendo en Chile en la década de los 60. Era un cambio social que juntaba pinganillas con gente con mucha educación, que era un equipo que jugaba elegantemente y con esa cosa tan poética que tiene la Chile de definir a un equipo de fútbol como un ballet. Es salvaje. 

Estuviste muchos años en canal 13 y te cambiaste al CDF. Estuviste muchos años en Cooperativa, te cambiaste a ADN, estás con nuevas pegas, ¿cómo ha sido esto de los cambios?

-En junio del 2018 cumplí 40 años comentando fútbol 40 años. Empecé como puesto de cancha, después me fui a la radio muy luego. Son 40 años yendo al estadio y 40 años de una vida determinada. Yo quería ser periodista de cine. Ingresé a la escuela de periodismo de la Chile el 78… y entendí luego que en la última década se habían hecho dos películas en Chile. Durante los cuatro años que estuve en la escuela no había cómo, por lo tanto cuando me llegó en primer año la oferta de periodismo deportivo, la tomé, entendiendo que no quería hacer periodismo político, no quería hacer otras cosas. Y a mi me han encantado estos 40 años. Me ha encantado salir de la casa cada fin de semana, me ha encantado pasar largas jornadas fuera, me ha encantado viajar y conocer el mundo a partir del periodismo deportivo, pero sobre todo me ha encantado una relación con un fenómeno que para mi es mucho más que jugar a la pelota. Además siento que hay ciclos, yo soy un gallo que pudiera parecer y es cierto, que he trabajado en un montón de radios, en un montón de diarios, que pasó de un lado a otro, pero tengo cierta fidelidad con los medios en donde trabajo. He trabajado mucho tiempo en El Mercurio, desde el 97; En Canal 13 trabajé casi 17 años, en la Cooperativa trabajé 25 años. Entonces uno va haciendo huesos viejos ahí, pero entiende que cada cambio significa un desafío nuevo y a mi es un desafío volver a comentar fútbol por la tele. En esta época es complicado, porque estás comentando en la época de las redes sociales. O sea, si a la gallá dura de la Católica o de Colo Colo o de Antofagasta o de Coquimbo, no le gusta lo que dijiste, te hacen bolsa por las redes sociales. Entonces es un desafío permanente y más allá que tú tomes en cuanta o no las redes sociales, hay una sensación de que hay una relación mucho más equilibrada entre lo que el público está escuchando y lo que tú les estás diciendo. 

Aldo Schiappacasse. Foto: Emilia Rothen

SOCIEDADES ANÓNIMAS

A propósito de esas crisis y los cambios, ¿Qué legado le ves al cambio de sociedades anónimas que ha habido en los clubes? 

Pucha, es un pecado y es un pecado que arrastro. Yo creí firmemente en las sociedades anónimas y en aquella época siento que ayudé, impulsé, empujé para que llegaran al fútbol en un entendido básico. Yo pensaba que si llegaban las sociedades anónimas se iba a priorizar el negocio por sobre esta cosa romántica que había en la programación del fútbol en general. Yo pensé que la preocupación iba a ser cómo llevar gente a los estadios, como tener estadios cada vez mejores, como tener espectáculos, lo que pasó en la Premier League, por ejemplo. Cuando se arma la Premier en Inglaterra, todo va orientado a erradicar la violencia, a tener mejores recintos, a tener un espectáculo más pulcro y todas esas cosas. Desgraciadamente se cometió un pecado de lesa humanidad y que en términos de idiosincracia lo separa a todos las otras partes donde los clubes tienen dueño, que fue marginar a la hinchada de la toma de decisiones. En este momento nadie que es hincha de un club tiene manera alguna de aportar a la toma de decisiones porque sencillamente los dueños obran a su amaño. Uno piensa en Calera, piensa en Rangers, piensa en Copiapó y dices ¿dónde está la vinculación del club con la gente? No la tiene. Y en el caso de Colo Colo y la U, me parece que una vez más la resiliencia de las hinchadas ha permitido que gente como los dueños de Penta, como el “Choclo” Délano, como Gabriel Ruiz Tagle, de la colusión del papel confort, sean presidentes para lavar imagen. Que Sebastián Piñera ocupara el modelo Berlusconi, Macri, el de tantos otros magnates a nivel internacional, de tener un club de fútbol para ganar votos. Y así sucesivamente, al punto que tengo la sospecha de que en Colo Colo, a varios de sus principales dirigentes o no les gusta el fútbol o no les gusta Colo Colo.

“Yo le tengo una envidia parida a Guarello, a Cristián Arcos, a Abarzúa, a los periodistas que han escrito buenos libros. Me gustaría escribir libros, no necesariamente de deporte pero para eso tengo la sensación de que tengo que estar sentado con la disposición de escribir”.

El ejemplo de Piñera es claro… 

Es claro, es hincha de Católica. Pero además Leonidas Vidal, uno de los principales corredores de bolsa en Chile está a cargo de Colo Colo y eso qué tanto te separa del espíritu de los profesores que en algún momento se juntaron y dijeron: usemos camiseta blanca por la pureza de los procedimientos y pongámosle Colo Colo a este Club.

¿Dónde explicas el poco recambio que hay o los pocos jugadores jóvenes que están saliendo de Chile?

-Pucha tengo una doble mirada con respecto a esa cuestión. Una, yo creo que las generaciones surgen. Los holandeses de repente tienen una selección buena y la estrujan lo más que puedes o los italianos han tenido buenas generaciones y otras que han sido francamente miserables. Colombia, Ecuador o Bolivia, llegó a un mundial gracias a una selección extraordinaria. ¿Por qué salió esa generación? Porque se juntaron 4 o 5 gallos buenos, no lo sé. No te basta con Zamorano y Salas, nos bastó con ir al mundial, pero no con Zamorano y Salas para ser una generación dorada. Necesitas 4 o 5 y además un par de gallos que empujen y los técnicos adecuados y esas cosas. Hay varios países que han tenido buenas generaciones que se han perdido en malas decisiones directivas o técnicas. Esa es una mirada, que como a todos nos tocó una gran generación con la que fuimos a dos mundiales, deberíamos haber ido a tres y habríamos sido felices por siempre. 

Y la otra es que en las divisiones menores de los clubes no están los mejores técnicos, profesores, docentes, ahí no está la enseñanza que te va a servir. Cuando uno va a los campeonatos sudamericanos juveniles, van los jugadores uruguayos y parecen candidatos al Premio Nóbel al lado de los nuestros. Son gallos grandotes, desde el punto de vista del espíritu, de cómo hablan, de cómo se comportan, de qué cosas dicen, de la envergadura física. Tu veís a los chilenos pegándose cachamales y contándose chistes groseros. Aquí ya, antes de entrar a la cancha hay un margen de diferencia bien grande. ¿Nos alcanzó eso para tener una generación dorada? Por supuesto que nos alcanzó… Debe ser de las generaciones más irresponsables en cuanto a comportamiento. Arturo Vidal chocó el Ferrari antes de ganar la Copa América, Gary Medel tuvo mil incidentes bordeando la legalidad antes de ser campeón. o sea esa generación nos sirvió, pero no va a servir siempre. Tiene que darse una serie de factores para tener un grupo de jugadores lo suficientemente buenos como para ser capaces, por ejemplo, de ganar la Copa América en medio de un escándalo porque uno de tus principales jugadores chocó un Ferrari. 

Decías que antes los clásicos eran sin violencia, hoy día hace rato que se vive con esta violencia que espanta a las familias, que la tenemos ahí super presente. ¿Qué crees que frena a que este problema no haya parado? un problema que viene hace tiempo, que todos lo identifican, que nadie ha podido hacerse cargo, nadie ha podido disolver la violencia. 

-Lo de siempre, lo mismo que el financiamiento irregular de la política siga campeando o que permite que los principales problemas del país están en la lista de prioridades en un lugar equivocado. Ha habido pésimas decisiones a nivel político. La inoperancia policial para controlar la violencia en los estadios es una cuestión que me sorprende día a día. Cómo se han esmerado en hacer las cosas como no hay que hacerlas para frenar la violencia… Yo siento que en Chile es más fácil controlar el fenómeno, es más fácil erradicar a los gallos que no le gusta el futbol. A mi lo que me hincha las pelotas de la violencia es que los gallos que van a generar violencia en los estadios, no les gusta el fútbol. están preocupados de cualquier cosa menos del fútbol, Que tienen una visión simplista, pelotuda, rústica de lo que es el fenómeno. Y a los técnicos los quieren echar siempre por ratones. Tu no escuchas en un hincha fanático del fútbol chileno que está provocando desmanes en las tribunas, un análisis futbolero que te lleve a una conclusión determinada de qué le está pasando a esa hinchada. Entonces es un fenómeno que debería haberse erradicado hace rato y que tiene un perfil tan increíblemente acotado que es muy fácil asumirlo y combatirlo, pero como pasa todo en Chile, no hay nadie que tenga las ganas, la disposición, pero además no hay ningún interés, ni un, pero ni un interés de parte de los dueños de los clubes para erradicar el fenómeno de la violencia, a diferencia de lo que pasa en otros países, donde lo fundamental es llevar gente a los estadios… Me llama la atención que lo hayan hecho empresarios que son buenos pa tener ferreterías, retail, son buenos pa coludirse, son buenos en la bolsa, pero son como el orto cuando tienen que analizar el fútbol como producto. 

Y a propósito del arrastre del fútbol, ¿crees que va a ser un factor para la próxima elección presidencial? 

-No lo veo venir por ese lado… Todos los fenómenos asociados a lo que hizo Sebastián Piñera, el fenómeno Berlusconi, Macri y hay un par más, no terminan bien. Al hincha de Colo Colo le va a dar lo mismo si estas peleando la final de la Copa Sudamericana y si le tienes un equipo bueno y eres pentacampeón. Y puede que en esos tres casos, la plataforma futbolística te haya permitido el conocimiento universal como para que ganes la elección, pero yo creo que en términos concretos, desde la perspectiva del fútbol, contra Macri, campeón de la Copa Libertadores con Boca Juniors, contra Berlusconi, dueño del mejor Milan de todos los tiempos, y contra Piñera, dueño de un Colo Colo tetracampeón y con protagonismo internacional, siempre queda la bronca y el resentimiento que te agarraron el club para aprovecharlo un rato. 

Aldo Schiappacasse. Foto: Emilia Rothen

EL NO A BACHELET

En las manos del carabinero, los siguientes documentos vencidos: permiso de circulación y  licencia de conducir. Lo que procedía era llevarse el auto y cursar una infracción doble. “Voy camino a hablar con la Presidenta”, decía el descuidado conductor ante un policía que desconfiaba como lo habría hecho cualquiera al escuchar esa frase. Pero Aldo Rómulo Schiapacasse realmente iba a juntarse con la entonces presidenta Michelle Bachelet cuando lo pararon en Puchuncaví y después de varias súplicas, pudo seguir en ruta con un parte y el compromiso de renovar su licencia en la municipalidad de la comuna. 

“Los colegios privados tienen todas las canchas, todos los gimnasios, todos los implementos para hacer la mejor educación física y los colegios fiscales están en un patio de baldosas, cagados de frío, el profesor de matemáticas les hace dar tres vueltas al patio y te tira una pelota deformada por los puntetes para jugar una pichanga”.

El periodista deportivo interrumpió sus vacaciones familiares para viajar desde Maitencillo a La Moneda, donde lo esperaba a almorzar la primera autoridad del país en esos días de enero de 2007 en que un escándalo en Chiledeportes estaba desatado. A la cabeza del organismo que actualmente funciona como Instituto Nacional de Deportes, estaba Catalina Depassier, cuestionada por aparecer como licenciada en filosofía de la Universidad de Chile cuando no tenía el título. El problema finalmente le costó el cargo y llevó a la Presidenta Bachelet a pensar en Schiapacasse como su reemplazante ideal en el puesto. 

“Yo le pongo una sola condición: que nadie sepa”, cuenta el comentarista estrella del CDF al revelar por primera vez a su frustrado debut en política. En un almuerzo a solas en La Moneda, Bachelet le planteó a Schiapacasse el programa de construcción de nuevos estadios en Chile. “Yo encontraba que esa no era la mejor idea. Primero porque era subvencionar con platas del Estado a sociedades anónimas privadas y segundo porque sigo creyendo que lo que hay que hacer en el deporte en Chile es reducir la inequidad que existe entre los colegios privados y los públicos en términos de la educación física. Los colegios privados tienen todas las canchas, todos los gimnasios, todos los implementos para hacer la mejor educación física y los colegios fiscales están en un patio de baldosas, cagados de frío, el profesor de matemáticas les hace dar tres vueltas al patio y te tira una pelota deformada por los puntetes para jugar una pichanga. Lo que había que hacer era focalizar todos los fondos a la educación escolar y no a la construcción de estadios”. 

Días después de ese encuentro, Schiapacasse volvió a interrumpir sus vacaciones en Maitencillo para ir renovar su licencia de conducir a la Municipalidad de Puchuncaví, tal como había prometido. Estaba en la fila cuando le entra un llamado de la Presidenta Bachelet con el ofrecimiento de hacerse cargo de Chiledeportes. “Empiezo a conversar con ella mientras doy vuelta a la plaza. Y le tengo que decir que no a la Presidenta, lo que es una cuestión muy compleja. Me debo haber dado unas cuatro vueltas a la plaza hablando con la Presidenta para decirle que no podía aceptar, porque no estaba de acuerdo con las políticas y tenía que decírselo de manera muy elegante. Y cuando termino de hablar con ella, estaba transpirado, estaba sudado, no por el esfuerzo físico de dar vueltas, si no por el esfuerzo que había significado decirle que no a la Presidenta”. 

Un huaso de la zona había escuchado a Schiapacasse hablando por teléfono en la plaza y apenas cortó la llamada le gritó: “Le salió dura la Presidenta”. 

¿Te llama la atención entrar a la política a futuro? 

-Nada. Me gusta mucho la política. Disfruté mucho haciendo Tolerancia Cero, me gusta mucho informarme de política y tengo opinión, pero no tengo ninguna vocación política. No me nace por ningún lado. Tengo otro tipo de vocaciones, yo creo que este es mi último contrato, quiero jubilarme a los 65, quiero ponerme un chaleco jetón, quiero pagar las deudas que tengo conmigo mismo, que son escribir libros. Yo le tengo una envidia parida a Guarello, a Cristián Arcos, a Abarzúa, a los periodistas que han escrito buenos libros. Me gustaría escribir libros, no necesariamente de deporte pero para eso tengo la sensación de que tengo que estar sentado con la disposición de escribir. Pero además me gustaría entrarle a las películas de manera tardía, me gustaría hacer otras cosas. Siento que ese momento va a llegar cuando deje de trabajar todos los fines de semana, deje de estar todos los días en la radio, de alguna manera cuando le baje un poco el acelerador a la existencia. 

Llegado el momento, ¿vas a querer hacerlo? Porque es algo que te gusta… 

-Tengo muchas ganas de hacerlo. Me he gastado el tiempo en cuestiones pelotudas y ridículas. Tengo una colección inútil de películas de fútbol, deben ser 600 películas de fútbol. Las tengo físicamente y digo ¿pa qué cresta tengo esta cuestión? No sé qué hacer con ellas. Debo tener la colección de libros de fútbol más grande de no sé qué. Tuve un sitio web con películas de fútbol y he participado en los proyectos más descabellados. Me encanta cuando me invitan a participar en películas y esas cuestiones pero entiendo que la esencia y lo fundamental a estas alturas es responder en las pegas que tengo y sobre todo responderle a mi familia. 

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