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Reportajes

28 de Octubre de 2019

Cerrado hasta nuevo aviso: levantarse tras el saqueo

El miércoles 23 de octubre, Yerusha León se enteró que su local ubicado dentro de un Tottus había sido saqueado. Lo había establecido hace nueve meses y la idea era dejar de ser empleada.

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Le dijeron que tenía que cerrar. Eran, según recuerda, las 16 horas del sábado 19 y a los quince minutos el local ya tenía las cortinas abajo. Una hora después la llamaron  para avisarle que un grupo de personas había entrado al supermercado Tottus de Vicuña Mackenna 665 saqueando todo a su paso. Don Pretzel, el emprendimiento de Yerusha León, de nacionalidad venezolana, fue arrastrado junto a los otros comercios del lugar.

Ese día tuvo algo de suerte. “Una de las personas que estaba ahí sabía que el local era nuestro y le dijo a uno de los  saqueadores que no ingresaran al local diciendo que era de él”, recuerda Yerusha. Eso hizo que se detuvieran y no terminaran lo que ya habían empezado con Don Pretzel. Sin embargo, el lunes volvieron a ingresar por otro acceso y terminaron de robar lo que faltaba.

“El día domingo en la mañana nosotros fuimos y logramos sacar los computadores, no pudimos sacar todo porque nos estaban apurando las mismas personas del Tottus. El lunes en la noche fui como a las 20:30 y habían vuelto a ingresar. Esta vez lo hicieron por el estacionamiento”, dice.

REINVENTARSE

El viernes 25 de octubre el titular de la cartera de Economía, Juan Andrés Fontaine, anunció un programa de apoyo financiero. El primer paso es elaborar un catastro a través del portal ‘Levanta tu PYME’, que estará disponible hasta el 31 de ese mismo mes en la página web del ministerio. Una vez cumplida esa fecha se estudiarán las medidas a tomar. León completó el formulario aquel viernes.

La empresaria llenó el formulario que está haciendo de manera paralela la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech). El vicepresidente del gremio, Felipe Contreras, asegura que hasta el día viernes 25 contaban con cerca de 700 casos, cifra bastante similar a la que se maneja desde el ministerio. En la misma línea, Contreras asegura que “hay un 10% que definitivamente quebró su negocio. Va a tener que hacer otro o reinventarlo;  hay un 90% que le ha costado hacer y vender las cosas, sobre todo los que están atendiendo público como restaurantes, bares, comercios, servicios. Pero tenemos data de que el 90% de ellos declara que se va a volver a levantar”. Dentro de esos casos estaría el de León que declara que no tiene pérdida total, pero asegura que le robaron implementos fundamentales y no sabe cuándo podrá volver a abrir.

Al igual que en el ministerio, desde la Asech, aseguran que para ayudar a los afectados se debe evaluar cada caso en particular. También aseguran que uno de los principales problemas para los pequeños empresarios es la falta de liquidez. “Deberíamos pagar a 30. Porque al final cuando no pagan a 30 y pagan a 180 días el que termina asumiendo todo el costo capital somos las pymes. Tenemos que pedirle al banco a tasas más caras porque tenemos más riesgos. Entonces eso no es un buen rayado de cancha, se nos han sumado muchas empresas para hacer este cambio. Y no es un cambio legal, es un cambio cultural”. 

Desde otra arista, Contreras hace hincapié en la solidaridad dentro del gremio y señala que existen más de cuatrocientos emprendedores que quieren ayudar a los pares que han sufrido daños. En ese sentido también advierte que quieren trabajar en conjunto a las autoridades para llegar a puntos de acuerdo que vayan en pos de los afectados.

EN UNA BURBUJA

León llegó hace tres años y medio desde Venezuela. Decidió migrar y Chile le pareció una buena opción. Desde fuera era visto como uno de los países más estables de la región. 

Recuerda que su situación económica en Venezuela era “relativamente buena”. Tenía un trabajo estable. “Durante dos años y medio estaba en una burbuja. Pero la situación fuera del trabajo era otra: perdía el fin de semana entero haciendo filas para comprar comida o alimentos, lo que me quitaba tiempo con mi hijo de tres años. De hecho, en transporte tenía que hacer recorridos de una hora y media, porque ese tema también era complicado”.

Después de meditarlo un año, se vino. Tramitó los papeles para regularizar lo que iba a ser su situación. A los dos meses ya tenía permiso de trabajo. Actualmente, lleva tres años y tres meses en una empresa ligada a la informática que era lo que ejercía en Venezuela.

 Su marido fue el primero en llegar, un año después lo hizo ella.

El anhelo de emanciparse y no depender de un trabajo otorgado por un empleador los motivó a buscar una nueva alternativa. 

Así nació Don Pretzel. Según informa la página del Servicio de Impuestos Internos (SII) esa Sociedad Por Acciones (SPA) inició actividades en octubre de 2017. Sin embargo, es propiedad de la pareja venezolana desde 2018. Fue ahí cuando decidieron comprar el nombre y seguir con el giro e incluso ampliarlo debido a las facilidades que les otorgaba tener el permiso de vender masas dulces y saladas. 

Sin embargo, debido al desconocimiento y a la escasa información sobre la sociedad que adquirieron, tuvieron que hacerse cargo de las deudas heredadas por los antiguos dueños. El 7 de diciembre de ese año hicieron la primera publicación en Instagram anunciando la apertura del local.

El inicio fue complicado: León trabajaba de lunes a viernes en la empresa donde estaba contratada y el mismo viernes en la tarde iba a atender a los clientes de su negocio y se quedaba durante el fin de semana. “Mi pareja iba de lunes a jueves. Nos turnábamos los domingos”, dice.

HASTA PRÓXIMO AVISO

“En octubre de 2017 se me durmió parte de la cara. Padecía estrés. En aquel momento me hospitalizaron y ahí fue donde me diagnosticaron hacerme unas resonancias. Esclerosis múltiple remitente recurrente fue mi diagnóstico”, cuenta. 

En adelante se vieron en la obligación de contratar más personal para garantizar el descanso y darle atención a los tratamientos.

El alto precio de los medicamentos hizo que su doctor le sugiriera hacer los trámites para poder ingresar a la Ley Ricarte Soto. Recién en 2019 fue aprobada. Desde entonces, uno de los medicamentos es cubierto por la ley. Los comprimidos, que debe tomar a diario, cuestan más de un millón de pesos. Antes de eso debía someterse a unas inyecciones. Costaban 840 mil pesos. Ella desembolsaba mensualmente 140 mil. El resto lo cubría el Ges.

La idea era pronto poder renunciar a su trabajo para vivir de en su totalidad de lo que dejaba el emprendimiento. Esto en concordancia con la recomendación médica. “Debo llevar una vida menos acelerada. Por eso debo dejar el área de sistemas informáticos pronto. De hecho, hace poco tuve una primera licencia por recuperación laboral. Tengo mucho estrés en el trabajo”, recalca.

Sin embargo, el saqueo del día lunes puso en pausa ese deseo. Realizó una denuncia en Carabineros y llenó los formularios correspondientes esperando encontrar solución a una de sus principales preocupaciones: poder pagarle el sueldo a sus trabajadores este mes.

No sabe cuándo podrá volver a abrir. Con uno de sus socios estima que son mínimo dos millones de pesos en pérdidas. De todos modos aún no pueden ingresar al supermercado para medir el total de los daños que incluyen mercadería, puertas de ingreso, entre otros. 

Siete meses y catorce días después de la primera publicación, Don Pretzel volvió a subir una imagen en su perfil de Instagram. Esta vez con un tenor totalmente distinto al de aquella vez: “Estaremos cerrados hasta próximo aviso, por su atención, muchas gracias”, reza la el pie de foto.

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