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Reportajes

9 de Febrero de 2020

Hasta la victoria siempre: “Neco”, el hincha colocolino que unió a las barras del fútbol en un sólo canto

Sebastián Flores

La noche del martes 28 de enero, en las afueras del Estadio Monumental David Arellano, un camión de Carabineros giró a toda velocidad en un lugar que no lo permitía y atropelló a Jorge Mora Herrera, provocándole la muerte en el lugar. El “Neco”, como era conocido por amigos y familiares, desde niño hinchó por el club de sus amores, junto a su amigo de toda la vida viajó por todo el país para alentar al equipo y fue un comprometido con las causas sociales, buscando siempre la unidad por sobre los colores de una camiseta.

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El último fin de semana de enero el balón había vuelto a rodar en las canchas de fútbol del país tras verse interrumpido por el estallido social de octubre. El deporte que históricamente había enfrentado a las barras de los equipos rivales, ahora los unía a todos bajo cantos contra la represión, el gobierno y la fuerza policial. El martes 28 de dicho mes se llevó a cabo el encuentro entre Colo Colo y Palestino, en donde el Cacique goleó, dándole una alegría más a sus fanáticos. Entre estos se encontraba Jorge Mora Herrera, 37 años, padre de Lautaro (8), hincha del club y tatuador de oficio. 

Tras el partido, y en las afueras del recinto deportivo, los mismos hinchas comenzaron a manifestarse haciendo barricadas y tomándose las calles. Fue en ese momento que un camión de Carabineros conducido por el cabo Carlos Martínez Ocares salió del estadio, giró en una zona que no lo permitía y, entre los gritos de la gente, un celular registró como el vehículo atropelló y arrolló a Jorge Mora Herrera, provocando su muerte y la impotencia de quienes lo acompañaban en el lugar. Pasó a abultar la lista de fallecidos a manos de agentes del Estado.

Aunque la historia de Jorge comenzó mucho antes. El “Neco”, apodado así como abreviación de “Conejo”, un sobrenombre que no le gustaba, nació un 22 de octubre de 1982 y se crió en Pudahuel, comuna en donde pasó toda su infancia. Era el mayor de seis hermanos, cuatro mujeres y otro hombre, con los que mantenía una relación muy cercana y de los que siempre estuvo preocupado al igual que con sus sobrinos, a quienes les daba consejos y lo consideraban un ejemplo.

De niño participaba en la iglesia y fue en una de esas actividades en las colonias que conoció a Rubén Romero, su amigo de toda la vida y quien lo acompañaría en más de una ocasión a saltar sobre los tablones del Estadio Monumental y a recorrer canchas en todo Chile. “Nos juntábamos a tomar leche con plátano, después cambiamos la leche por bebida, después pasamos por la cerveza, hasta ahora, que preferíamos un vino y una buena conversación. Nos criamos juntos prácticamente”, recuerda hoy.

Si bien nunca fue deportista, le encantaba el fútbol y el hecho de que casi toda su familia fuera de Colo Colo, hizo que él también se enamorara de este equipo. Sus panoramas favoritos eran dos: ir al estadio y pichanguear. Fue en uno de esos partidos de barrio donde otro amigo del Neco le fue a trancar la pelota y le quebró la pierna. Ese episodio marcó su adolescencia pues descubrieron que tenía una enfermedad a los huesos, hecho que lo alejó durante mucho tiempo del estadio. Mientras se recuperaba, su primo mayor, Christian Herrera, lo visitaba y le contaba de sus viajes y aventuras junto a la barra, experiencias que incentivaron al Neco a ingresar a ésta cuando se recuperó. Una vez dentro de la Garra Blanca facción Mapuche Antifascista, no salió más.

Fotografía: Sebastián Flores.

COLO COLO, UNA PASIÓN

Dentro de la amistad que compartía el Neco y Rubén, la afición por Colo Colo era un elemento trascendental. Se juntaban los fines de semana para ir al estadio o simplemente para tomarse un cerveza viendo el partido en casa. Sin embargo, los primeros recuerdos que se le vienen a la mente al hablar de su amigo, son los de sus viajes por las canchas de todo el país e incluso en el extranjero siguiendo al equipo de sus amores.

Rubén dice que algo que caracterizó sus viajes e idas al estadio, es que siempre se opusieron a los disturbios, jamás hicieron daños o se sumaron a romper una galería, ya que ellos iban a mirar el partido, alentar y disfrutar. “Una vez nos reíamos con el Neco, porque había terminado un partido en el Nacional y otros miembros de la barra saquearon una Rossen y salieron con un colchón de dos plazas y lo dejaron tirado. Nosotros jamás participamos de eso y nos reíamos porque no tenía sentido”, cuenta.

Haciendo memoria, recuerda una historia que tuvieron los dos cuando en junio de 2003 viajaron hasta La Calera, región de Valparaíso, para ver una de las finales de Copa Gato que se jugaron en la edición de ese año y que enfrentaba por primera vez a Colo Colo y Universidad de Chile en este extinto campeonato, marcando una imborrable versión del súper clásico nacional.

Parte de la Garra Blanca presente en el Funeral del Neco en Pudahuel. Fotografía: Sebastián Flores.

El trayecto no estuvo exento de problemas, ya que el bus se quedó en pana a mitad de camino en la ruta 5 y todos los pasajeros debieron bajarse. La mayoría desistió ya que no alcanzaban a llegar a la hora, pero Neco y Rubén cobraron el pasaje y tomaron otro bus decididos a llegar como fuera. Ingresaron al Estadio Municipal Nicolás Chahuán Nazar de Calera cinco minutos antes de que terminara el partido. “Todo el resto se quedó en la carretera, pero con el Neco igual llegamos y entramos gratis porque quedaba poco para terminar”, relata. Hasta ese momento el partido estaba empatado a cero, pero la recompensa no demoró en llegar: Al minuto 89, un gol de Miguel Aceval le dio la copa a los albos. La compleja travesía había tenido su recompensa.

HASTA LA VICTORIA…

Sus cercanos dicen que siempre fue correcto y aplicado. Su primo Christian cuenta que el Neco “siempre tiraba para adelante con su sonrisa uniendo a la familia, nunca hablando mal de nadie, nunca fue un problema”. Así, Jorge terminó su enseñanza media en el Liceo Comercial Molina Lavin de Quinta Normal y tomó una decisión que lo marcaría de por vida.

El año 2000 se inscribió en el servicio militar en la ciudad de Iquique. Su experiencia no fue la que esperaba: según sus cercanos sufrió malos tratos y se sintió incómodo gran parte del tiempo que estuvo en la institución. Aunque ninguno de los familiares consultados para este reportaje quiso ahondar, todos coinciden con que hacer el servicio provocó que cambiara su forma de ver el mundo, adquiriendo mayor conciencia social.

La frase “Hasta la victoria siempre” de  Ernesto “Che” Guevara, fue la consigna que determinó su forma de enfrentar la vida desde ese momento. Leyó sus libros e incluso  su figura lo inspiró para inscribirse al Partido Comunista Acción Proletaria. Lo que buscaba, según dicen sus cercanos, era “ser una ayuda para cambiar las cosas en lo más inmediato, quería que nadie sufriera lo que él tuvo que pasar dentro del ejército y que nadie fuera tratado como lo hicieron con él” en ningún ámbito de la vida.

Christian Herrera, primo mayor del Neco. Fotografía: Sebastián Flores.

Herrera dice que fue su personalidad la que chocó con cómo se hacían las cosas en el servicio: “Él siempre fue piola, ¿cachai?, y a esos hueones no les gusta que uno sea muy calladito y el siempre fue piola, piola. Nunca estuvo metido en alguna pelea o discusión. Entonces por eso yo creo que lo trataron mal”.

Tras el fatídico paso por el regimiento, dicen, el Neco se convirtió en un líder en todos los espacios que participaba.

En el estadio era un garrero que siempre hinchaba por su equipo. Su primo cuenta que tenía un semblante que lo hacía destacar por sobre el resto, “grande y con una chasca crespa gigante”, dice Christian. Participaba de las navidades para los niños con el Club Social e incluso fue a ayudar en los recientes incendios que afectaron a Valparaíso. “Él partió como voluntario a ayudar en los incendios sin que nadie le dijera nada. Siempre estaba donde lo necesitaban. Si él podía ayudar con una cosa, lo hacía no más”, agrega.

UNIDAD POR SOBRE TODO

Cuando Jorge fue atropellado la noche del 28 de enero cerca de las 22.30 horas, entre el caos y la desesperación los mismos manifestantes intentaron prestarle primeros auxilios en la calle, en la esquina de Departamental con Exequiel Fernández. Sin embargo, Carabineros siguió apuntando con el chorro del carro lanzaaguas a las personas que pedían a gritos que detuvieran el ataque. Con la ayuda de los que estaban presentes pudieron sacarlo de ahí y llevarlo hasta el Hospital de La Florida en un auto particular, ingresando ya fallecido a las 23.01 horas con un politraumatismo encefalocraneano.

Hinchas de Colo Colo llegaron hasta las afueras del Estadio Monumental para recordar al Neco haciéndole un memorial en la esquina que fue atropellado. Fotografía: Agencia Uno.

Fue tal la conmoción tras la muerte del Neco, que miles de hinchas de todos los equipos se juntaron al día siguiente para conmemorar su muerte en distintos puntos de Santiago y el país, bajo una consigna de unidad. Ya no importaba el color de la camiseta. El pasaje Laguna San Rafael, donde vivía su familia hace 20 años, también sintió este apoyo durante el velorio de Jorge. Hasta ese lugar llegaron hinchas de todos los equipos a entregarle el pésame a su madre, sentada al lado de la urna del Neco. Los recibió, abrazó y agradeció su presencia ahí.

Durante la noche de su funeral los compañeros de hinchada cantaban a viva a voz: “Neco que te vaya bien, Neco que te vaya bien. Te lo dice Colo Colo y la Garra Blanca que te vio nacer”. El ruido de los bombos y los cánticos que se extendieron durante toda la noche, amainaron un poco la pena de la familia Herrera Mora. “Eso era lo que hubiera estado haciendo el mismo Neco”, dice su primo. Era la forma en que él hubiese pedido que lo despidieran.

“Era impresionante, uno se esperaba que vinieran varias personas porque igual era conocido y participaba harto en la barra. Uno se lo imaginaba, pero fue mucha gente la que llegó en las noches”, menciona Rubén. Mientras que Christian agrega que “con fuegos artificiales, bengalas, bombos, cantando, saltando, la gente por las ventanas mirando, subiendose arriba de los techos y tirando los extintores compadre. La misma gente del barrio. El Neco tenía un carnaval en la calle”.

Los hinchas llegaron hasta la Plaza Dignidad para recordar al Neco con lienzos, banderas y cantos en su nombre. Fotografía: Sebastián Flores.

Para ellos, esta manifestación espontánea demuestra que si bien el Neco era hincha de Colo Colo, su buena onda trascendía los colores. Jorge conocía a hinchas de la U y de la Católica, pero que eran todos amigos igual. “Él era amigo de las personas. Si venía un chuncho y tenía que hacerse un tatuaje él se lo hacía como si viniera un colocolino”, comenta Rubén. 

Este además reflexiona que la muerte del Neco debería marcar un precedente en cuanto a la unión de los hinchas de todos los equipos, para que nunca más vuelva a ocurrir algo como esto y que alguien muera por ir a disfrutar de un partido. “Creo que igual va a crear conciencia para que no haya tanto contingente policial en un estadio, si no somos nada unos delincuentes. La gente que va al estadio es porque paga su entrada, nadie se salta la reja, entonces por qué tanta represión, eso no debe pasar y espero que con esto las autoridades tengan conciencia, bajen el contingente policial y no sean tan represivos”, añade.

NECO POR SIEMPRE

“El Neco le dijo a mi tía que iba al estadio y no sabía si volvía. No sé si lo dijo sabiendo que no iba a volver más, que iba a volver en un cajón o lo dijo en tono de broma porque le gustaba quedarse afuera carreteando. Pero eso fue lo que dijo el Neco antes de salir de la casa por última vez”, contó su primo en otra entrevista concedida a The Clinic.

Ellos sabían que el Neco participaba en todas las causas sociales, por eso cuando estalló Chile, participó en las marchas masivas en Plaza Italia. Christian dice era un primera línea que jamás se tapó la cara, que nunca se encapuchó. “Lamentablemente cayó por la represión que hay en el país que está sumido en un caos. Para nosotros siempre fue un ídolo y ahora, para la gente, se va a transformar en un mártir”, comenta.

Rubén, su amigo, dice que lo recordará por siempre. Un tatuaje que le hizo en su brazo izquierdo a los 13 o 14 años será un testimonio de su vínculo. “Quedó pendiente, dijo que me lo iba a arreglar ahora”, dice tocándose el brazo. “Va a ser difícil. Tenemos muchas historias juntos, desde una tarde de videojuegos en los Diana hasta un viaje a la Bombonera”, rememora.

Luego de su funeral, la familia asegura que continuarán peleando, tratando de hacer justicia por lo que le ocurrió a su querido hijo, primo y amigo. “Que al Neco le haya sucedido esto es una desgracia para nosotros como familia, para toda la gente que lo conocía y para el país que quiere un cambio realmente”, concluye Christian.

Fotografía: Sebastián Flores.
Fotografía: Sebastián Flores.
Fotografía: Sebastián Flores.
Fotografía: Sebastián Flores.
Fotografía: Sebastián Flores.
Fotografía: Sebastián Flores.
Fotografía: Sebastián Flores.

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