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Reportajes

20 de Abril de 2020

Sergio Onofre Jarpa en el otoño de su vida: “No era matar gente por matar gente”

Agencia Uno

Hace ya varios años que Sergio Onofre emigró a Pencahue. Allí se reencontró con el canto del gallo al amanecer, con la fina sangre de los potros y las fanegas de trigo en el horizonte. Desde esas alturas en la Séptima Región, cada cierto tiempo se detiene a repasar el país que contribuyó a idear cuando era ministro del Interior del régimen militar. En uno de sus viajes a Santiago, lentamente, como ordenando anaqueles, hilvanó respuestas y nos paseó por los años con la impaciente paciencia del anciano que ya es. Nos contó los mejores cuentos de la bonanza económica de los ochenta, pero cuando le pedimos un aterrizaje en los muertos de esos años, ni siquiera la quietud del campo en que ha vivido calmó sus nervios. Según él, en ese estado la matanza no era matanza, la pobreza era un invento y la libertad, el lema de la dictadura. Y aunque esta entrevista parece un atentado a las buenas maneras, aconteció con mucha más calma de lo que resultó escrita. Afuera, las hojas caían y los pájaros seguían con su trino; adentro, un "viejo que no toma, no bebe, ni baila apretado" trataba de acomodar la Historia de lo que nunca jamás pasó en Chile, para que "la terrorista" dejara de hacer preguntas impertinentes. Al final, quedaron de "enemigos - amigos" y Jarpa hasta prometió un paseo por la finca, un préstamo en efectivo y una futura visita periodística a Pinochet.

Por

PIERNAS, JEREZ Y JUSTICIA

En su libro, Mónica Madariaga dice que usted era un asiduo observador de piernas. La firme, don Sergio: ¿Le miraba o no las piernas a la hija de William Thayer?

Esa es una imbecilidad que dijo la Mónica Madariaga. Del tiempo que ella habla, yo no conocí a ninguna hija de William Thayer. La Mónica inventa puras leseras, por Dios. Mire, yo no me dedico a eso, pero si una mujer es bella no se puede evitar apreciarla. Uno primero examina el rostro, el pelo, los ojos… Bueno, además de los ojos también se miran piernas y otras cosas más, pero quiero aclarar que la torpeza de la Madariaga es que ella, siendo mujer, hable así. A mí me parece una falta de tino feroz. La mónica se rayó un poquito.

Pasando a otras piernas, mejor dicho a “las patas de los caballos”. ¿Le habría gustado ir a Jerez a esa exposición de caballos andaluces a la que está invitado? Supe que se queda en Chile porque hay una orden de arresto en su contra. ¿Le da rabia no poder viajar?

Yo no me vuelvo loco por ir a Jerez. Claro que me gustaría viajar, pero si no se puede, ¡qué diablos! Tengo mucho que hacer en el campo y los abogados me aconsejaron que no me expusiera a pasar molestias. Aunque no hay ningún juicio, de aquí a aclarar la situación, puedo quedarme preso pagando por un derecho internacional injusto.

¿Es injusto o a usted no le conviene?

No es que no me convenga, sino que la considero una norma bastante ridícula para la convivencia de las distintas naciones. Esa “justicia” se implanta cuando el acusado pertenece a un país más débil, pero cuando el acusado es el Rey de Inglaterra, ¿quién da la orden? Pueden decir ahora que el presidente de EEUU atropelló los derechos humanos de los talibanes, pero nadie va a ir a detener al presidente de EEUU. Esta es una farsa que le conviene a las distintas potencias, para hacer prevalecer sus intereses.

Quieren apretarle el cuello a los países chicos. Esto es muy peligroso porque se está renunciando a la soberanía jurídica y se le da poder a una fuerza extraña.

Cuando ustedes estaban en el poder, ¿se imaginaron que les iban a pedir cuentas?

Nunca uno puede prever la intervención de los poderosos. Nosotros nos habíamos ufanado de nuestra independencia, de nuestra soberanía y de nuestras instituciones. Yo esto lo encuentro inhumano.

¿En Chile se hace justicia?

Se ha demostrado que sí.

¡¿dónde?! ¡¿Cuándo?!

No. no, no, no, espérese un momentito. Los procesos judiciales llevan el tiempo que han llevado siempre. No se han demorado ni más ni menos, lo que sí es grave es que vamos perdiendo soberanía a pedazos y nadie se espanta por eso.

Lo que reclaman los países es que acá se mató, además de chilenos, a extranjeros. Están en su derecho, dicen ellos.

Puede ser un reclamo legítimo, pero un hecho ocurrido en Chile debe ser juzgado en Chile.

¿Con tiempos de tortuga?

Con los tiempos de la justicia chilena.

Agencia Uno

LA PROEZA ECONÓMICA

¿Qué querían hacer los marxistas en Chile?

Ellos querían apoderarse del pais. ¿Por qué nadie atacó el gobierno militar argentino? Allá los dejaran tranquilitos. Pero ¿por qué Chile estaba en la mira marxista?

Dígame usted, yo no tengo idea.

Este país tiene una posición geopolítica dominante en el Pacífico Sur. Por eso es la pelea.

¿Y por qué ustedes se arrogaron la misión de “salvar al país”?

Porque queríamos un Chile libre. Soñábamos con un país independiente que no fuera base de operaciones ni de los soviéticos ni de los norteamericanos. Así que esto de que Estados Unidos intervino con gente y con fuerza e influencias determinantes no es cierto. EEUU dejó libre el camino para que en Chile hicieran y deshicieran los marxistas.

¿Qué hizo usted para evitar ese avance? ¿Qué tipo de órdenes dio desde el Ministerio del Interior?

En Chile estábamos en una crisis económica muy seria y los sectores de extrema izquierda pretendían hacer fracasar al gobierno para reinstalar un gobierno pro soviético en Chile. Ese era nuestro desvelo día y noche.

Y en términos económicos, ¿estuvo de acuerdo con la propuesta neoliberal de los Chicago Boys?

Eso de los “Chicago Boys” es sólo un nombre, porque lo que se estaba tratando de hacer era sacar al país de la profunda cesantía en la que estaba sumido. En ese tiempo teníamos que esperar la reacción del mercado.

¿Se juntaba con Pinochet para discutir los planes económicos?

Yo quería hacer rápidamente todo, a él le pareció bien y eso fue lo que se hizo.

¿Para eso trajeron a estos cerebros de Chicago?

¿Cuáles cerebros?

Cuadra. Büchi.

Usted está confundiendo las cosas. ¿Quiere saber lo que hice yo o ellos.

Partamos por lo que hizo usted.

Yo quería apurar el tranco para usar todos los recursos posibles: había que superar la cesantía. La crisis significó que entre el año 82 y 83 estábamos bajando más de 20 puntos en el desarrollo de las actividades productivas. Con las medidas que se tomaron subimos seis puntos. Subimos el dólar para no importar productos que podíamos hacer aquí y beneficiar a los exportadores chilenos con un dólar más caro. Subimos los aranceles para no llenarnos de productos extranjeros que competían con las empresas nacionales y tenían arruinada a la mayoría de las industrias. Todos nos criticaron mucho.

¿Qué criticas se esparcían?

“Estos son unos locos, van a desatar una inflación desenfrenada” y la inflación no subió ni un punto. A pesar de todo, el costo de la vida tampoco subió. Se lograron 200 mil puestos de trabajo reales.

¡En los que pagaban cinco mil pesos! Hablo del PEM y el PHOJ.

Te estoy diciendo reales. Trabajos R-E-A-L-E-S. Eso significa que la empresa privada contrató gente. Lo otro, eran subsidios para los cesantes.

Perdone que insista. pero… ¿y los Chicago Boys no hacían nada?

Ellos tuvieron el mérito de hacer una apertura económica, de darle un impulso a la actividad privada, de abrir mercados externos. Reestructuraron la politica económica en general para poner al país a producir. Eso hicieron ellos, pero nosotros frenamos la crisis de 1983.

¿Por qué se les escapó de las manos la economía, el gran orgullo del régimen?

Porque quedamos sin recursos por la Reforma Agraria, por las tomas de las industrias, por las empresas estatizadas el año 72. Ellas perdieron una suma igual al presupuesto nacional y eso creó un hoyo. Faltaba inversión, se hicieron gastos excesivos, se compró alimento extranjero. Y eso se fue tapando con préstamos en dólares. Y el año 82 el dólar se encareció, se hizo escaso y los que estaban endeudados no pudieron seguir pagando.

Y los que tenían dólares debajo del colchón se hicieron ricos.

¡¿Quien tenia dólares?!

Don Sergio Onofre. mucha gente se hizo rica con el alza del dólar.

¿Conoce usted alguno’?

Yo no conozco a los ricos.

Esos son cuentos que inventa la gente. Si le digo que el dólar se puso escaso, es porque se puso escaso. No crea todo lo que le dicen.

Lorenzo Mella

EL MIEDO SEGÚN SERGIO ONOFRE

¿Cómo está su amigo Pinochet? ¿Se acuerdan juntos en los viejos tiempos?

Hay días en que está muy embromado, con muchos dolores y hay otros en que amanece mejor. Él se acuerda de algunas cosas, pero no de todo. De repente se confunde. Si yo le empiezo a nombrar mucha gente, se enreda.

¿Tenían miedo?

Solo decisión.

Usted provocaba miedo, dice la gente…

Noooo todo lo contrario.

Yo diría que sí. ¿Le cuento? Una vez, mientras yo entrevistaba a Carlos Altamirano en el Hotel Hyatt, usted entró a la recepción. Yo le dije a Altamirano: “Mire, llegó Sergio Onofre” y él se puso pálido. Quería irse, pareció que había visto al diablo. Y no pude hacer nada. Hasta ahí llegó la entrevista, quedó paralizado el pobre.

Eso pasó hace poco. Yo supe después, porque los mozos me contaron cuando ustedes se fueron. ¿Estaría mal de los nervios? ¿Cómo no tenía miedo cuando íbamos a los foros a la televisión? Es raro, porque nunca hemos tenido un problema. Yo siempre hago un distingo entre los conversables, los cultos y esos que se van a la injuria personal apenas le tocan el tema. Altamirano es un caballero.

De todas maneras hay una imagen suya del hombre grande con voz de trueno y ceño adusto. ¿Existe ese hombre aún?

Mire esas tortolitas, este jardín está precioso, ¿ve usted esos arbustos?, mi hija se lo pasa con la tijera podadora en las manos.

¿…?

Ahhhhh, su pregunta. Nooooooom yo soy un hombre de campo. ¿Cómo la gente me va a tener miedo? ¿Usted, que es medio terrorista, me tiene miedo ahora que me conoce?

Agencia Uno

LA MATANZA

Le respondí que era fregado por su carácter, que por algo llamaban “el duro”, pero que yo estimaba cualquier conversación de tono sincero. “Prefiero el enojo a la mentira”, le dije. Y aprovechando la templanza, le pregunté por los muertos.

Así como se esforzaron en parar la inflación, ¿por qué no frenaron también la matanza?

Usted use los términos que quiera. yo no voy a hablar en esos términos.

¿Le molesta la palabra matanza?

Es que la idea no fue hacer matanza, sino impedir la acción internacional de los grupos marxistas en Chile, ellos eran los que acumulaban armamento. Está demostrado que tenían capacitación guerrillera, que, incluso, se avecindaron dos generales cubanos en Chile. Usted sabe.

Yo no sé, usted sabe.

Entonces, yo le digo que no era matar gente por matar gente.

¿Por qué se murió tanta gente, entonces?

En todos los países donde han ocurrido estas cosas, hay, lamentablemente, muertos. Hay países vecinos que han tenido tres veces más muertos que Chile o diez veces más muertos, y no pasó nada. Nada. ¿Cuántas personas mató el Sendero Luminoso?

¿No fueron suficientes los que hubo acá?

Yo no sé si fueron muchos, pocos o suficientes. Ojalá no hubiera ningún muerto. Yo lamento los muertos, no me causa risa ese tema.

Cuando se sentaban en torno al general, ¿hablaban de esto? ¿les preocupaba?

Uy, era la preocupación central que teníamos en el Ministerio del Interior, aunque a veces se fabricaban víctimas. Llamaban a los fotógrafos extranjeros y les decían “en tal lugar habrá historia”. Inventaban baleos. Hay películas que pasan por ciertas y que son pura mentira. Pero, ¿cómo se le ocurre que a nosotros, que estábamos en el gobierno, nos iban a convenir los muertos? Eso era un fracaso. No sólo nos construíamos una mala imagen, sino que como personas, ¿cómo va a querer uno que muera gente? Pero tampoco podíamos entregar el estado de derecho y dejarle las calles a los terroristas. Si el Estado no sirve para nada, entonces volvamos a la selva.

¿Usted pudo evitar que se propagara la muerte?

Yo di instrucciones concretas como la de usar municiones de goma en lugar de balas. ¿Pero qué es lo que pasaba? Teníamos una escasez de carabineros que para qué le cuento.

¿Por Dios, no era suficiente con los militares?

Absolutamente insuficiente, porque habían carabineros desplegados en la frontera norte y en la frontera sur. Había que reforzar todos los pasos cordilleranos. Y son muchos. Porque de a pie o de a caballo, usted pasa por donde quiere.

Ya. Entonces mandaron a los carabineros a cuidar la punta del cerro y dejaran a los militares regados por el país.

Es que los militares tampoco se quedaron, estaban todos desplegados en lugares de reunión. Los militares estaban en instrucción y en entrenamiento todo el tiempo. Había una escasez de gente terrible y había que evitar un golpe subversivo y el sabotaje. Las cosas no eran como la gente cree. La situación vecinal era lo más complicada que hay; en Chile tenemos fronteras extensísimas.

¿Tiene usted nietos?

Dieciséis.

¿Le preguntan ellos esto que le pregunto yo?

Sí, me preguntan. Yo les cuento, pero la diferencia es que ellos le creen al abuelo y usted, no.

Yo le pregunto porque quiero saber. Usted fue uno de los protagonistas de esta tragedia. Yo quiero saber.

¿Cuántos muertos dejaron los extremistas?

¿Cuáles? Que yo sepa, los extremistas estaban en los dos lados.

¡Los terroristas, pues, mijita linda! Son responsables de que mucha gente se haya ido a la tumba en toda Latinoamérica.

¿Ustedes se pusieron el parche antes de la herida?

No, porque el terrorismo político lo empezó el MIR y lo siguieron los otros, así que aquí no hubo ningún parche antojadizo. Si no hubiese habido ese terrorismo político inicial, se habrían evitado todas esas manifestaciones de violencia.

Oiga, usted se enoja conmigo.

Porque usted tiene pinta de terrorista, pues. Las chiquillas del MIR eran todas buenas mozas y se las daban de niñas buenas. Usted no se meta a revolucionaria que aquí termina la entrevista. Mejor vamos al campo, conozca la tierra, no escarbe más en el pasado, ¿terminemos?

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