Columna de Bárbara Poblete: Tecnología y datos para beneficio social

La pandemia en Chile ha evidenciado una serie de dificultades, no sólo en lo sanitario, sino que también en nuestra relación como sociedad con los datos y la tecnología. En un mundo que debe prepararse para enfrentar cambios profundos a raíz de la automatización, la cual incluye el uso intensivo de datos e inteligencia artificial, esto debe preocuparnos de sobremanera. 

Debido a la emergencia, servicios públicos y privados fueron migrados rápidamente a plataformas online, como por ejemplo, el acceso a beneficios sociales, y permisos de desplazamiento, entre otros. Este paso, sin duda necesario, ha dejado en evidencia una brecha social enorme en términos de acceso digital. 

Un grupo -el privilegiado- no tuvo mayores problemas en desenvolverse en este nuevo escenario, con trabajo, clases, trámites y compras online. Mientras otro grupo -no tan afortunado y de un tamaño muy considerable- se vió sumido en una precaria (o nula) conectividad a Internet, sin un dispositivo computacional básico para acceder a servicios, o sin la alfabetización digital mínima para enfrentar las circunstancias. Como sociedad no anticipamos, ni hemos tomado las medidas necesarias, para asumir este desafío. 

Debido a la emergencia, servicios públicos y privados fueron migrados rápidamente a plataformas online, como por ejemplo, el acceso a beneficios sociales, y permisos de desplazamiento, entre otros. Este paso, sin duda necesario, ha dejado en evidencia una brecha social enorme en términos de acceso digital. 

Diversos organismos públicos están invirtiendo en soluciones tecnológicas sofisticadas, como sistemas de detección facial y, quizás en un futuro cercano, de trazabilidad. No es fácil dilucidar qué tan invasivos serán con nuestra privacidad estos sistemas. Tampoco lo es saber si se justifica su complejidad y costo. 

Se requiere entonces garantizar el resguardo proactivo de nuestros datos y que existan auditorías tecnológicas independientes. Como ciudadanos estamos cautivos de cualquier sistema que se adopte para los servicios públicos, más aún en una crisis, porque no podemos optar por quedar fuera de su uso. Estamos sujetos a la Clave Única, al ingreso de nuestra información en Comisaría Virtual, y a la consulta online de nuestros datos del padrón electoral, entre muchos otros. Todo esto debería contar con amplias garantías de seguridad computacional, de nuestra privacidad y términos de uso claros.

Con y sin pandemia, debemos priorizar la adquisición de competencias digitales de acuerdo a las realidades dispares de nuestro país. En tecnología, una de las claves para mitigar la discriminación que generan los sistemas automatizados es que los sistemas sean diseñados y desarrollados por grupos de trabajo diversos. Diversos en cuanto a la participación de especialistas multidisciplinarios, y además en contar con representatividad de diferentes grupos sociales. 

En tecnología, una de las claves para mitigar la discriminación que generan los sistemas automatizados es que los sistemas sean diseñados y desarrollados por grupos de trabajo diversos.

Este principio no sólo debería aplicarse al desarrollo tecnológico, sino que también a los equipos humanos a cargo de decisiones que afectan a la sociedad, más aún si están basadas en datos parciales e incompletos, como ocurre en la crisis actual. En ese sentido, es importante incorporar voces críticas que permitan encontrar oportunamente problemas, especialmente cuando estos afectan a los más desprotegidos.

*Bárbara Poblete es doctora, experta en Ciencia de Datos, profesora asociada del Departamento de Computación de la Universidad de Chile e investigadora del Instituto Milenio Fundamentos de los Datos.