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Entrevistas

12 de Noviembre de 2020

Francisco de la Maza: “Este gobierno se acabó”

Categórico, uno de los políticos más cercanos a Joaquín Lavín da por terminado el gobierno de Sebastián Piñera. “Se acabó el día que firmó el acuerdo para el plebiscito”, dice e insta a que el mandatario lidere el proceso constituyente y facilite la participación de independientes. “Esa es su responsabilidad”, afirma.

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No le da muchas vueltas. Para él, la historia está clara: el gobierno enterró su agenda programática el mismo día en que firmó el Acuerdo por la Paz Social y una Nueva Constitución. Ese 15 de noviembre del 2019, con la firma del Presidente Sebastián Piñera, se abrió la puerta para transitar hacia un proceso constituyente. De ahí que para Francisco de la Maza la gran tarea del gobierno ahora sea hacerse cargo de ese mandato ciudadano y poner ahí todas sus fichas. 

El diagnóstico político no viene de cualquiera. Aunque él diga que es mito, De la Maza es uno de los hombres más cercanos a Joaquín Lavín. Es parte de su círculo de hierro y ha sido un militante de la UDI que siempre ha marcado sus diferencias con la línea oficial del partido.

Al ex alcalde de Las Condes no le sorprendió el casi 80 por ciento de los chilenos que optaron por una Nueva Constitución, pero sí, el contundente 78,9 por ciento que votó por una Convención Constitucional. “Eso tiene que ver con un rechazo generalizado, muy masivo, con las instituciones políticas, que son fundamentales en una democracia, pero están desprestigiadas. Ese 80% de la población votó transversalmente para que los constituyentes no sean los políticos de siempre. Creo que esa lectura no ha sido bien abordada todavía. Y es clave hacerlo para ver cómo materializar ese proceso”, asegura. 

Francisco De la Maza saluda a Joaquín Lavín durante la ceremonia de cambio de mando de la alcaldía Las Condes en diciembre de 2016. Fotografía: Agencia Uno.

-¿Y quién debería ayudar a materializar ese proceso: el mismo mundo político que la gente quiere dejar fuera del proceso constituyente?

-Yo creo que debiera ser el gobierno. Fue el propio Presidente quien firmó legalmente la posibilidad de materializar el plebiscito. Es verdad que hubo un acuerdo en el Congreso, pero finalmente fue el Ejecutivo el que abrió esa puerta. Sin la firma de Piñera, el plebiscito no hubiera existido. Y a mí me parece que ha habido como una especie de abandono del gobierno…

-¿Abandono?

-Sí, ha habido un abandono de este proceso, en circunstancias que, en mi opinión -y creo que la mayoría de los ciudadanos siente lo mismo-, este gobierno se acabó, se terminó el día en que se firmó el llamado al plebiscito.

Sin embargo, para muchos el acuerdo de ese día salvó al gobierno…

-Una cosa es que se haya salvado y otra cosa es que el gobierno haya terminado desde el punto de vista ejecutivo. Ese día, abrió una puerta para un nuevo Chile. Ahora lo que le corresponde al gobierno es encauzar adecuadamente ese proceso y asegurarle a los chilenos que se hará de la mejor manera posible. 

-¿Temes que eso esté en riesgo?

-Más que un temor, hoy seguimos entrampados en un Congreso polarizado y eso no va a cambiar. Por otro lado, veo que los partidos políticos -que son fundamentales en democracia- no están pensando en el país, sino que en sus cuotitas de poder cuando lo que la gente quiere es que este nuevo Chile se empiece a construir. 

-¿Y la política no lo está leyendo?

-Les ha costado mucho hacer esa lectura. No ven que este es un país moderado, pero que quiere algunos cambios que son necesarios. Pero además, los ciudadanos notificaron al mundo político que quieren hacer esos cambios con personas que efectivamente tengan un sentido común y una agenda más amplia que la que tienen hoy día los políticos. Lamentablemente vemos que los partidos sólo están preocupados de sus cuotitas…

-¿Se puso “pichiruchi” la política, como pequeñita?

-Exactamente. A diferencia de los primeros años de la Concertación, lamentablemente lo que veo es una política pequeña, con menos horizonte de país y más centrada en las cuotas de poder. ¿Dónde está la mirada global? ¿Para dónde estamos apuntando? ¿Cuál es el Chile que queremos construir hacia adelante, más allá de las diferencias que podamos tener? Eso significa hacer política a un nivel distinto.

Francisco De La Maza cuando era alcalde de la comuna de Las Condes. Fotografía: Agencia Uno.

MIRADA CORTA

Dices que el gobierno abrió la puerta a un nuevo Chile y que ahora abandonó el camino. ¿Por qué crees que el Presidente no ha liderado ese proceso? ¿Porque no quiere o por un tema de legitimidad?

-Creo que el Presidente no se ha dado cuenta que su gobierno terminó desde el punto de vista de su agenda. Lo único que le queda de verdad es conducir bien la pandemia y este proceso constituyente. El resultado del plebiscito es una señal muy potente de la gran mayoría de los chilenos. Y ahí el gobierno tiene una responsabilidad enorme de facilitar ese proceso. 

O sea, ¿Piñera debería entrar a discutir los cupos de los independientes? ¿Dirimir ese tironeo?

-Obvio. Piñera debiera abrir la puerta para los cupos de los independientes, generando muchas más facilidades que las que hay hoy día. El Servel debiera ser mucho más diligente también. Es decir, la institucionalidad completa  -que depende del gobierno- tendría que estar pensando en eso.

¿Y ves al gobierno con capacidad para hacer ese giro? 

-Al final, la historia va a juzgar a este gobierno por cómo manejó este gran proceso constituyente. Lo que se va a juzgar es el partido: ¿se ganó o se perdió? Porque, ojo, el partido que se está jugando hoy, es el Chile para los próximos 40 años. 

-Si es un asunto tan sustancial, ¿por qué lo debiera liderar sólo el gobierno?

-Como tú dijiste recién: cuando Piñera firmó el llamado al plebiscito, se salvó. Pero la pregunta es ¿para qué se salvó? ¿Para seguir con su propia agenda política? ¿O se salvó para darle un cauce adecuado a este proceso clave a fin de llegar a una nueva institucionalidad de la mejor forma posible? Eso es lo que yo esperaría del actual gobierno. 

-¿Y eso quiere decir que su éxito se va a medir más por el proceso constituyente que por dejar a uno de los suyos en La Moneda? 

-Sí. Principalmente, será por cómo maneje este proceso. Especialmente, él debe asegurarle a los chilenos que se hará en forma impecable, así como se hizo el acto electoral del 25 de octubre. También está el desafío de que ojalá este proceso sirva para unir a Chile, no para dividirlo. La gran mayoría de los chilenos quiere y está pidiendo acuerdos. Y si por añadidura eso permite instalar un Presidente de nuestro sector, maravilloso. Pero las cosas tienen que ir en su orden cronológico.

“La historia va a juzgar a este gobierno por cómo manejó este gran proceso constituyente. Lo que se va a juzgar es el partido: ¿se ganó o se perdió? Porque, ojo, el partido que se está jugando hoy, es el Chile para los próximos 40 años”.

– ¿Y en qué ves al gobierno hoy día? 

-No lo sé, pero claramente no lo veo preocupado de este proceso de instalación de la Constituyente ni menos de asegurar que el proceso se desarrolle de la mejor manera posible y realmente se esté a la altura del Chile que todos esperamos hacia el futuro. 

La llegada de una figura como Rodrigo Delgado, ¿podría hacer girar al gobierno hacia una mayor conexión con los ciudadanos?

-Aquí el problema es el Presidente, no son los ministros. El Presidente tiene una forma de trabajo muy personalista. Y esto es como un tablero de ajedrez: los ministros son las piezas y el que las mueve es él. Entonces, no pasa por Delgado ni por ningún otro ministro. Es la estructura presidencial. El otro día una persona me decía que Piñera se fija hasta en los detalles de las personas que van a trabajar, de los que marcan tarjeta en los distintos ministerios durante este período pandémico. Entonces…

¿Piñera se extravió en la lectura del Chile del último año?

-Creo que él tiene una mirada demasiado focalizada en el trabajo del día a día y no tiene la capacidad para mirar  en grande, de ser un visionario, un estadista.

-¿Está más concentrado en la gestión que en dar una mirada panorámica?

-Exactamente… Pero no voy a analizar al Presidente. Lo que estoy diciendo es que Piñera tiene una oportunidad grande para que sea reconocido en la historia como el gobierno que llevó a Chile a realizar un proceso impecable y que cumplió con un mandato ciudadano muy claro por lo demás.

¿Ves a la UDI acompañándolo en ese proceso?

-Si no hay capacidad para hacer eso en el gobierno, encuentro que es peligroso y grave. 

– ¿Por qué?

-Porque finalmente cuando los procesos no se hacen de acuerdo a las expectativas que tiene el ciudadano, las cosas pueden no terminar bien. 

– ¿Qué crees que puede pasar?

-Lo que puede pasar es que, finalmente, sea un desastre. Que no cumplan las expectativas de la gran mayoría de los chilenos moderados. Me refiero a la gente que quiere cambios razonables para mejorar y construir un país más justo. Ciudadanos que quieren participar del proceso, aportando su visión, sus conocimientos, y que no quieren que esta conversación sea exclusivamente  de la clase política.

-¿Es el momento de pinchar la burbuja del mundo político y recoger los requerimientos de la ciudadanía?

-Claro, pero sin destruir al mundo político. Necesitamos de la buena política. Pero también necesitamos que este enorme proceso que hemos iniciado como país pueda decantar adecuadamente. Lo que tenemos es un mandato ciudadano. ¿Lo entienden todos así? Por eso, insisto, el gobierno tiene la enorme responsabilidad de conducirlo adecuadamente.

“El Presidente tiene una forma de trabajo muy personalista. Y esto es como un tablero de ajedrez: los ministros son las piezas y el que las mueve es él. Entonces, no pasa por Delgado ni por ningún otro ministro. Es la estructura presidencial”.

-¿Y no habrá una resistencia de la elite? Porque hay gente, hay comunas, que votaron por el Rechazo. Imagino que el Presidente también los tiene que escuchar, ¿no?

-Te vuelvo a decir: el único que puede liderar un proceso de esta naturaleza para que sea impecable y sea en beneficio del Chile del futuro es el gobierno, que tiene todos los poderes y los controles para poder hacerlo. Salvo la clase política que está pensando en sí misma, no veo que la élite vaya a entorpecer ese proceso. 

-¿Y el tema de legitimidad no es un problema para el gobierno? Tiene baja aprobación y una coalición en crisis.

-La legitimidad se la da el 80 por ciento de la gente que eligió una Convención Constituyente integrada por los ciudadanos y no por los políticos de siempre. Es un tremendo mandato.

-¿Ves alguna señal de que el gobierno tenga esa decisión en carpeta?

-No. Pero todavía tenemos la posibilidad de que el Presidente Piñera lo haga. Es él quien tiene la primera responsabilidad de este proceso. Sea por las razones que sea, él firmó este llamado a plebiscito y convocó a los chilenos a votar. Bueno, ahora tiene la responsabilidad de conducir este proceso y de estar a la altura de lo que le está diciendo la gran mayoría del país.

¿Le estás pidiendo al Presidente que lidere un proceso que jamás estuvo en su hoja de ruta? Todo indica que firmó forzado por las circunstancias del estallido…

-Es que entonces no lo debió haber firmado, se debió haber ido. Yo creo que él firmó, porque se dio cuenta que era lo mejor para Chile en un momento complejo. Y si se dio cuenta de eso, lo que tiene que hacer ahora es conducir este momento. Él lo inició, presionado o no, y ahora su responsabilidad es conducirlo adecuadamente.

CANDIDATURAS PRESIDENCIALES

-¿Hay un sector de la derecha asustado, replegado frente al cambio?

-Pero si el cambio viene. Es una realidad. Es un dato, una constatación. Y lo que tenemos que hacer es aportar, influir, para que este cambio se haga de acuerdo a las expectativas que tienen los chilenos. Y eso tiene un solo norte, no tiene dos. 

O sea, ¿aquí hay un mandato frente al cual nadie debiera hacerse el sordo?

-Obvio que sí. Lo que pasa es que hay que soltar las cuotas de poder. Y eso hace que las primeras semanas sean de resistencia. Pero aquí la realidad es muy clara.

“Estamos viviendo el momento más gravitante de las últimas décadas. Instalar candidaturas presidenciales ahora, en medio de este proceso, le hace mal a Chile”.

-Eres muy cercano a Joaquín Lavín. Muchos dicen que sigues siendo su generalísimo…

 -No, no, ese es un mito.

Bueno. El punto es si Lavín podría liderar ese nuevo Chile…

-Precisamente, lo que él está diciendo es que éste es un país moderado, que necesita volver a tener acuerdos mayoritarios para avanzar. En los últimos años este país se ha venido polarizando. No es tan fácil irrumpir con ese discurso, pero yo creo que es el correcto pensando, sobre todo, en las futuras generaciones.

-Lavín ha puesto condiciones. Si no se dan, ¿Lavín será candidato igual?

-No sé. Eso no te lo puedo responder.

-¿Pero qué le recomendarías tú?

-Yo espero que el mundo político, especialmente nuestro sector, decante adecuadamente lo que ha pasado en Chile y logre entender que la política tiene que ver con el diálogo, con acordar, con avanzar. No tiene que ver con cupos de poder. Y para tomar el camino de los acuerdos que nos interprete a todos, debemos tener un buen proceso constituyente, poniendo por delante el sentido común de este acto electoral. Eso es lo que se requiere para hacer una transición hacia un gobierno de mayoría. 

-En este tránsito también está el tema presidencial. Daniel Jadue ha surgido como la opción más competitiva para Lavín. ¿Qué estará representado?

-Mira, prefiero no opinar.

-¿De Jadue?

-Ni de Jadue ni de ninguna de las candidaturas presidenciales. Es un tema de coherencia. Creo de verdad que estamos viviendo el momento más gravitante de las últimas décadas. Instalar candidaturas presidenciales ahora, en medio de este proceso, le hace mal a Chile. 

-¿Por qué?

-Porque si instalamos el tema presidencial ahora, vamos a seguir con un país polarizado. Las candidaturas presidenciales piensan en los próximos 4 años. Lo que hay que hacer es pensar en los próximos 40 o 30 años. Me preocupa la falta de liderazgo que hay para poder visualizar el momento que vivimos. Me falta la mirada del estadista y que tiene la capacidad de conducir. Ojalá que los presidentes de partidos, el Parlamento y el Presidente empiecen a elevar su mirada en beneficio de Chile.

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