Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Entrevistas

21 de Enero de 2021

Ana Lya Uriarte: “Hay más bacheletismo hoy día que durante el gobierno de la ex Presidenta Bachelet”

Quien fuera la última jefa de gabinete de Michelle Bachelet es señalada como un “factotum” del bacheletismo y pieza clave en la irrupción de Paula Narváez. Ella ve similitudes entre ambas. “Son mujeres que irrumpen en una época de quiebre y que caminan hacia una nueva forma de enfrentar la acción política”, dice.

Por

Ana Lya Uriarte no fue sólo jefa de gabinete de la ex Presidenta Michelle Bachelet. Es también una mujer ancla del “bacheletismo”. Enérgica abogada socialista, hija de una familia de clase media, fue la primera ministra de Medio Ambiente y hoy es pieza central del grupo de mujeres que levantó el nombre de Paula Narváez como precandidata presidencial del Partido Socialista, con la firma de la propia Bachelet.

Aunque ella niega que fuera una “operación montada”, en algunas filas socialistas ronda una subterránea molestia por el patrocinio de la ex presidenta en favor de una de sus más cercanas colaboradoras. Para esas voces críticas, no fue sólo un guiño, sino que una forma de irrumpir desde fuera y forzar definiciones internas. De hecho, en pocas semanas, los senadores Álvaro Elizalde y José Miguel Insulza dieron un paso al costado y los diputados terminaron alineados con Narváez. 

Por ahora, explica Ana Lya, lo relevante es construir puentes de diálogo con las otras fuerzas de izquierda en la perspectiva de un proyecto común “con vocación de mayoría”. 

-Su mundo político se ve fragmentado, sin horizonte. ¿Por qué cree que después de un segundo gobierno socialista no logró surgir un nuevo o nueva líder en la centro izquierda? 

-La respuesta no es sencilla. Confluyen múltiples factores. Lo primero es que los tiempos de cambios tienen transiciones complejas. Y lo que estamos viviendo después del término del segundo gobierno de la Presidenta Bachelet es un tránsito entre lo que fue la Nueva Mayoría y algo que estamos construyendo hoy. 

-¿Y qué es lo que están construyendo? 

-Mi visión es que estamos en tránsito para conformar un nuevo referente. Todavía no logramos consolidar un nuevo pacto político, con vocación de mayoría, pero sí sabemos que este es un camino de carácter muy distinto a lo que fue la Concertación y la Nueva Mayoría. 

-¿Por qué hace hincapié en la vocación de mayoría? 

-Porque los caminos propios no garantizan posibilidades reales de transformación. Por eso creo que la irrupción de la candidatura de Paula Narváez puede dar ciertas claves de unidad para abrir una nueva etapa de la centro izquierda.

¿Paula Narváez podría unir a esos distintos mundos de izquierda? Ni siquiera lograron un acuerdo para la Convención Constituyente…

Paula representa la irrupción de actores que yo calificaría como actores políticos alternativos. Y con alternativos me refiero a personas que no han conformado la elite dirigente de la centroizquierda. En ese sentido, ella encarna la posibilidad de tender puentes con sectores que van más allá de la unión tradicional de la centroizquierda. Y eso es extraordinariamente importante si queremos formar grandes mayorías. No hay  otra forma para hacer las transformaciones que Chile necesita. 

-¿Y qué la hace pensar que el Frente Amplio y el PC  podrían sumarse a una candidata que ven como la elegida de Bachelet? 

-Paula viene a hablar de conformar algo distinto. No está ofreciendo replicar la Concertación ni la Nueva Mayoría. Hoy las aspiraciones de transformación son otras. Antes el tema era buscar la dignidad. Ahora se le agrega el “sin abusos”. Yo creo que ella es garantía de un compromiso de transformación social. Desde mi perspectiva, Paula es un nombre que suma y no que resta. Y eso ya es una extraordinaria noticia para nuestro mundo. 

IMAGEN Y SEMEJANZA

-¿Qué similitudes ve entre lo que encarnó Michelle Bachelet y lo que puede representar Paula Narváez ahora? 

A las dos les ha tocado compartir una situación prácticamente idéntica: la Presidenta Bachelet irrumpió con un liderazgo surgido desde las bases y no desde la elite partidaria. Ella instaló el tema de la desigualdad como factor clave. Eso fue en el 2006. Hoy, en el 2021, a Paula le toca irrumpir desde un movimiento surgido desde las bases del PS, de las mujeres socialistas, en un minuto en que el país requiere una transformación social que va de la mano de un cambio constitucional. O sea, tanto Michelle Bachelet como Paula Narváez son mujeres que irrumpen en una época de quiebre y que caminan hacia una nueva forma de enfrentar la acción política. Las dos están situadas en la misma perspectiva. Y, desde luego, insisto en que ninguna de las dos surge desde las élites políticas. 

-Bachelet surgió de la gente. Se impuso más allá de la voluntad de la elite. Hoy, muchos socialistas reclaman en privado que Bachelet impuso a su candidata. ¿Sabe que eso ha generado una cierta molestia?

-Bueno, justamente, eso que tú señalas muestra que todavía hay un largo camino por recorrer. Es importante ver cómo ha ido cambiando y evolucionando la composición de las elites políticas. Y lo digo porque todavía hay una elite que sigue molesta con el primer gobierno de la Presidenta Bachelet y con su decisión de integrar caras nuevas.  

“No existe el tan señalado golpe del bacheletismo. Las mujeres que firmamos la carta en apoyo a Paula tenemos distintas trayectorias. No fue una “operación montada” de ciertos personajes vinculados a lo que se denominaría el bacheletismo”.

-¿Y  la molestia se mantiene desde entonces? 

-Creo que esos que estuvieron molestos en el primer gobierno de la Presidenta Bachelet siguieron molestos en su segundo gobierno y siguen molestos hoy día. Eso puede tener una explicación desde el punto de vista humano, de lo que han sido sus trayectorias políticas, de una manera de hacer política. Pero resultan incomprensibles ante la fuerza y el peso de lo que estamos viviendo. 

-O sea, ¿lo que dejó el estallido debió cambiar la forma de hacer política?

-A ver: ¿quién no se ha conmovido con lo que mostró el estallido social? ¿Quién no se ha replanteado los cimientos políticos en que estaba asentado nuestro país? Yo pienso que quiénes no lo han visto así están incurriendo en un error tan, tan grave que sólo va a desembocar en que no puedan acompañar este nuevo proceso que se viene. Eso es muy triste.

-¿Y no será parte de un proceso que exige una necesaria renovación?

-Es que no creo que los recambios pasen sólo por las nuevas generaciones o tengan que ver con tema etario o de género. Cuando hablamos de dar paso a una nueva etapa, a una nueva conformación de la élite, estamos hablando de que todos podemos tener un espacio, pero distinto de los que hemos ocupado antes. Parece que esto es muy difícil de entender para algunos… 

“Paula tiene muy claro que si es Presidenta de Chile, no va a tener un gobierno fácil en ninguna dimensión”.

En el caso del Partido Socialista, ¿será machismo o será que no quieren soltar la pelota? 

-Yo creo que es la perfecta mezcla entre machismo y un profundo miedo a perder la hegemonía que se ha tenido hasta ahora en términos políticos. Dentro del PS tenemos compañeros que tienen una trayectoria que rescatamos, reconocemos y aplaudimos, pero tienen que abrirse a una nueva forma de hacer política, a desarrollar otras capacidades para aportar desde una lógica más integradora e inclusiva que las que han sido capaces hasta ahora. 

-Muchos dicen que esto fue un golpe del bacheletismo; una manera de reposicionarse…

No hay tal, no existe el tan señalado golpe del bacheletismo.  Las mujeres que firmamos la carta en apoyo a Paula tenemos distintas trayectorias. No fue una “operación montada” de ciertos personajes vinculados a lo que se denominaría el bacheletismo. Muy por el contrario. Este es un movimiento que buscó identificar liderazgos femeninos capaces, talentosos, para enfrentar un desafío mayor. Y cuando se tienen los ojos abiertos para reconocer las capacidades, surge el nombre de Paula Narváez. Eso es. No hay más.

-Pero la carta lleva la firma de la ex Presidenta. ¿No estima que eso le dio una impronta distinta?

La Presidenta pone su firma, porque siempre ha sido una gran defensora de la inclusión de las mujeres en política. Además, sólo se estaba pidiendo que se reconociera un liderazgo femenino para las primarias dentro del PS. ¿Qué podría tener de reprochable que una ex Presidenta feminista apoye una carta de esa naturaleza? Ninguna. El mensaje político era que se reconocieran opciones femeninas y se abriera un proceso de primarias abiertas. Desde ese punto de vista, no es un acto bacheletista. Es un acto que tiene relación con la política y el carácter feminista del partido. 

“La irrupción de Paula es un ejemplo claro de una acción política que ha sido exitosa porque nace desde las bases partidarias y no desde la dirigencia del PS”.

-¿Con esto se reactivó el bacheletismo? 

-Sinceramente, hoy hay más bacheletistas que cuando la Presidenta gobernaba. Veo a muchas personas valorando la visión anticipatoria que tuvo la Presidenta Bachelet. Muchas de las cosas que ella quiso hacer y que no pudo, son parte de las demandas que están vigentes. Hay un sinfín de temas donde ella fue anticipatoria y la gente lo valora.

-¿Y eso, a su juicio, le abre camino a Paula Narváez? 

-Es altamente probable que una persona que reconoce el legado de la Presidenta Bachelet, su visión, sus diagnósticos del país, apoye ahora un liderazgo como el de Paula Narváez. Existe la similitud que conversábamos: a las dos les ha tocado enfrentar un momento en que el país  requiere un giro, un cambio epocal. Les ha tocado el mismo desafío.

-Bachelet tuvo resistencias en sus dos gobiernos. Hubo partidos que no leyeron el programa, que se descolgaron. ¿Qué garantías tendría Paula Narváez de que tendrá partidos ordenados para asegurar gobernabilidad en este nuevo Chile? 

-Es una pregunta bien dura y coincido en gran medida con lo que dices. Yo creo que Paula tiene muy claro que si es Presidenta de Chile, no va a tener un gobierno fácil en ninguna dimensión. Y en la relación con los partidos políticos, los va a convocar con su tono sereno y su capacidad de diálogo. Ella puede establecer acuerdos que permitan fortalecer a los partidos que hoy están tan golpeados y castigados por una ciudadanía. 

“Nadie busca que los varones se queden en el camino.  Solo pedimos que en el proceso presidencial se incluyera a una mujer. Punto”

-¿Ella los podría reforzar? ¿Salvar del declive?

-Paula va a tener el desafío de generar las condiciones para que los partidos sean importantes desde la acción política y no desde la omisión. Ella es una militante política. No abdica ni adjura de esa condición, pero tiene un agregado que yo apoyo fuertemente: esperamos que nuestros partidos tengan una comprensión distinta del fenómeno que estamos viviendo. La irrupción de Paula es un ejemplo claro de una acción política que ha sido exitosa porque nace desde las bases partidarias y no desde la dirigencia del PS. Hasta este minuto, está teniendo un buen destino. Paula ha despertado una nueva esperanza, una real posibilidad. 

Pero está dejando a varios “varones” en el camino… 

-Nadie busca que los varones se queden en el camino.  Solo pedimos que en el proceso presidencial se incluyera a una mujer. Punto. No se les pide ni que se jubilen ni que se vayan para la casa. El problema es ver -y esto es tremendo desde nuestra perspectiva- que previo a acoger una candidatura y valorarla, esto se coloca un cuadrilátero de ring para empezar una pelea de box. En lo personal, no tengo ni ganas ni ánimo para enfrentar una pelea de esa naturaleza. Y Paula tiene cosas más importantes que enfrentar que hacerse cargo de ese tipo de situaciones.

LOS OTROS CANDIDATOS 

-Parte de esos desafíos es abrirse un espacio. ¿Cómo ve la opción de Pamela Jiles? Aparece bien parada en las encuestas.

-Sí, he visto las encuestas y he seguido sus intervenciones. Naturalmente, ella representa un tipo de liderazgo, una opción política, muy lejana a lo que yo pienso. Desde luego, una primera cuestión que encuentro tremenda es que ella incurre en descalificaciones personales que nunca nadie se debe permitir en política. 

“Ella es maximalista en el discurso, pero cuando estaban discutiendo el segundo 10% me asombró cuando dijo: ‘Bueno, tuvimos que ceder algunas cosas porque no tenemos la mayoría’. Yo pensé: ‘¡bienvenida a la política!'”.

-¿No le gusta lo que ella representa para la izquierda? 

-No, no me gusta. No recuerdo que la agresión, la descalificación en términos personales, haya sido la fórmula de la izquierda. Al revés, si un proyecto de izquierda quiere que la gente viva en dignidad, lo primero que debe hacer es respetar al otro y no insultar a nadie, cosa que ella ha hecho y no en pocas ocasiones. Segundo, hay una tremenda inconsistencia entre el discurso y la práctica. Ella es maximalista en el discurso, pero cuando estaban discutiendo el segundo 10% me asombró cuando dijo: “Bueno, tuvimos que ceder algunas cosas porque no tenemos la mayoría”. Yo pensé: “¡bienvenida a la política!”. 

-¿Y Daniel Jadue? 

-Reconozco en él un liderazgo de izquierda muy valioso, con una trayectoria política importante, particularmente por su gestión en la Municipalidad de Recoleta que tiene aspectos notables. Dicho lo anterior, debo decir que la candidatura de Daniel tiene un déficit central para la aspiración de ser gobierno y es la vocación de mayoría. Convocar a las mayorías es clave para gobernar y para las transformaciones que pide el país. 

-Cruzando la vereda: ¿qué le parecen las opciones de Joaquín Lavín y Evelyn Matthei como posibles contendores? 

-Ambas candidaturas son complejas de enfrentar. Pero la de Lavín es de un nivel de complejidad mayor que la de Evelyn Matthei. 

¿Por qué? 

-Porque el candidato Lavín es un hombre extraordinariamente hábil, astuto, con un gran poder comunicacional. Utiliza expresiones confusas que pretenden romper la línea de la derecha hacia la centroizquierda. La tarea de llevarlo a jugar a la cancha de las definiciones claves, es difícil. Sin duda, Lavín es un candidato muy competitivo. Negarlo sería un acto de mero voluntarismo. Si la papeleta presidencial termina siendo Narváez-Lavín, tenemos que tener considerado que es un candidato realmente complejo. 

-Considerando el rol de los liderazgos femeninos,  ¿Matthei no sería una contendora más potente? 

-Tal vez lo sería si tuviera otro tipo de liderazgo y otro tipo de convicciones, pero en una matriz esencialmente machista y autoritaria, es complicado sostener aquello. Lo digo así porque la candidata Matthei en ocasiones se muestra más abierta, comprensiva, horizontal, pero su carácter la traiciona. Si algo le molesta, inmediatamente vemos a la Evelyn Matthei que conocemos en acción. Yo no critico ese estilo, simplemente digo que no es un estilo que pueda ser competitivo desde la lógica de un liderazgo feminista, convocante, amplio y, naturalmente, no autoritario. 

Notas relacionadas

Deja tu comentario