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29 de Abril de 2021

Joe Santibáñez, creador de una barbería social que atiende gratis a adultos mayores y personas en situación de calle

Crédito: Gentileza La Casa del Barbero

En 2018, emprendió con su propia barbería en Conchalí junto a su socio, Gilberth Guere. Unos meses más tarde, quisieron ir más allá y comenzaron a realizar actividades sociales como cortes gratuitos y campañas de recolección de alimentos para personas vulnerables.

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Desde temprana edad, Joe Santibáñez (31) ha palpado la realidad de las personas más necesitadas. Cuando tenía 15 años trabajó como vendedor de helados en las micros y fue ahí cuando conoció la vida de las personas que se alojaban en calles cercanas a La Vega Central, lugar donde iba a comprar su mercadería para vender. 

Cuando abandonaba la Vega con su caja de plumavit recargada de helados, regalaba algunos de ellos a quienes se encontraban en la salida. “Veía un montón de gente viviendo en la calle, en carpas, y yo me acercaba a conversar con ellos. A veces uno hace su vida y se le olvida que hay un montón de cosas, que suelen ser invisibles para nosotros. Cuando pasamos por arriba del río Mapocho, por ejemplo, muchos ignoran que hay personas viviendo abajo”, dice.

Hoy, Santibáñez es ingeniero en informática y además de tener trabajar como tal, decidió crear su propia barbería hace tres años, junto a su socio y barbero Gilberth Guere. Se instalaron en un local de Conchalí y lo bautizaron como “La Casa del Barbero”. Luego de tres meses, se convirtieron en una “barbería social”, que ofrece cortes gratis a adultos mayores, personas en situación de calle y niños y niñas que viven en residencias del Sename.

Las comunas principales donde operan son Conchalí y Recoleta, aunque también han visitado lugares en Maipú y La Florida. Santibáñez es locutor en una radio online comunitaria llamada Cero Anestesia. A través de ella, le llegan datos sobre gente de Santiago Norte que vive sola y que necesita compañía y alimentos. Es entonces cuando acude en ayuda de ellos en compañía del personal de su barbería.

Joe Santibáñez. Crédito: Gentileza La Casa del Barbero

¿Cómo fue el inicio?

-Luego de arrendar el local y comprar las cosas para la barbería, comenzamos sólo trabajando ahí y una vez que estuvimos bien asentados, empezamos a hacer acciones sociales, que era una de las metas que pensamos desde el día uno. Siempre quisimos hacerlo así, pero queríamos asegurar la clientela primero. Al cuarto mes, ya estábamos haciendo actividades y acciones sociales en terreno. 

Se instalaron en un local de Conchalí y lo bautizaron como “La Casa del Barbero”. Luego de tres meses, se convirtieron en una “barbería social”, que ofrece cortes gratis a adultos mayores, personas en situación de calle y niños y niñas que viven en residencias del Sename.

¿Qué tuvieron que hacer?

-Tuvimos que invertir en algunas sillas y estructuras. Son unas estructuras móviles, de esas se desarman y arman, que mandamos a hacer con la gráfica de nuestro local. Tomamos esos kits y los empezamos a llevar a juntas de vecinos y a actividades sociales en plazas antes de la pandemia. Desde ese entonces, si bien hemos bajado un poco la frecuencia por la pandemia, no hemos parado de hacer ese trabajo social.

¿Qué tanto ha cambiado la situación durante la pandemia?

-Antes organizábamos actividades sociales para realizar cortes gratis y hacíamos unos 30 o 40 en un solo fin de semana, que era harto. Pero ahora, en pandemia, empezamos a cortar menos por las restricciones sanitarias pero mucho más focalizado. Nos han dado los datos de adultos mayores que están viviendo solos y ahí nosotros hemos ido a sus casas, con todas las medidas respectivas, y les hemos realizado los cortes. Junto con eso, les hemos llevado mercadería si así lo requieren.

¿Por qué la decisión de ayudar mediante la barbería?

-Acá en Santiago Norte se viven necesidades y es una falta que existe día a día. Por la radio online, a nosotros nos llegan mensajes de inbox donde los vecinos nos informan de todo. Por ahí me avisan que alguna vecina tiene tal problema, que hay adultos mayores solos que no tienen mercadería, entre otras cosas que van ocurriendo en la zona. Gracias a esos datos, sabemos dónde ubicar la barbería social y así llevar la ayuda donde realmente se necesita. 

Crédito: Gentileza La Casa del Barbero

¿Han tenido dificultades?

-Las medidas de restricción y que la peluquería no sea considerada como bien esencial nos ha complicado. A pesar de eso, nos hemos esforzado para mantener la ayuda social que veníamos haciendo. El recorrido social nunca se ha dejado de hacer, siempre hemos seguido vigentes y vemos qué podemos hacer nosotros como barbería para poder ayudar en las distintas situaciones. Siempre utilizamos la barbería y el medio online para el servicio a la comunidad.

¿Y cómo es la experiencia?

-Tanto los adultos mayores que viven solos como las personas en situación de calle y los niños tienen cosas que contar, se quieren desahogar. Cuando estamos cortándoles el pelo, nos cuentan sus historias y problemas. Sabemos que, además de realizar nuestro servicio, también tenemos que prestar la oreja. Cuando hemos ido a casas de acogida, hay personas que están tratando de salir de la situación de calle y las drogas y nosotros nos preocupamos de escuchar sus relatos y aconsejarlos como podamos.

“Sabemos que, además de realizar nuestro servicio, también tenemos que prestar la oreja. Cuando hemos ido a casas de acogida, hay personas que están tratando de salir de la situación de calle y las drogas y nosotros nos preocupamos de escuchar sus relatos y aconsejarlos como podamos”.

¿Con los adultos mayores también ocurre eso?

-Sí. Cuando vamos a sus casas, ellos se lamentan mucho. Tienen muchos recuerdos en su mente. Recuerdan cuando estaban rodeados de familiares, que ahora los tienen abandonados. Algunos dicen que nadie los va a ver, incluso antes de la pandemia. Les hace mucha falta compañía, sobre todo ahora que están confinados. A nosotros eso nos conmueve, porque siempre hay relatos muy fuertes y nosotros los escuchamos. Sentimos que con ese aporte estamos ayudando a que tengan un mejor día y, a veces, su mejor semana en meses.

“De repente pasan semanas, meses, días, donde a esas personas no les pasa nada en sus vidas. Se levantan tarde, ven un poco de tele acostados, el matinal, luego ven las noticias, les echan agua a las plantas y luego se vuelven a encerrar. Es una vida muy monótona y la visita de nosotros ya les hace un panorama y se acuerdan por mucho tiempo. Cuando pienso en esas historias, son las que me dan energía para continuar haciendo esto”.

Crédito: Gentileza La Casa del Barbero

¿Cómo se lo toman?

-Es difícil describirlo. Recibimos mucha buena vibra. Es muy bonito, porque uno ve en los ojos y en la forma en que te agradecen, que te lo dicen de corazón y para mí eso es impagable. Se nota que hay una alegría. Al principio, la persona suele estar bajoneada, pero luego cuando se levanta del sillón pareciera que se ilumina, se les ve radiantes y contentos. Se miran al espejo varias veces.

“Ese es el tipo de cosas que puede lograr un buen corte de pelo: dignificar a las personas. Es distinto cuando uno va a la peluquería y paga por el servicio, porque una vez que se cumple la expectativa te vas y listo. Aquí la gratitud es mucho mayor”. 

“(A los adultos mayores) les hace mucha falta compañía, sobre todo ahora que están confinados. A nosotros eso nos conmueve, porque siempre hay relatos muy fuertes y nosotros los escuchamos. Sentimos que con ese aporte estamos ayudando a que tengan un mejor día y, a veces, su mejor semana en meses”.

¿Eso pasa en especial con las personas en situación de calle?

-Claro. Cuando terminamos las actividades sociales, estamos todos contentos, pese a que muchas veces estamos en un entorno lamentable, lleno de cartones, basura, carpas… Es como si la gente se olvidara por un momento de las cosas malas que viven en el día a día, se desconectan de esa realidad y se meten en otra mucho mejor. Se trata de darles algo distinto y luego puedan recordar esa acción positiva. Muchas personas en situación de calle nos dicen: “Qué bueno que hayan personas que no se han olvidado de nosotros”.

¿Qué espera a futuro de la barbería solidaria? 

-Que otros colegas barberos puedan hacer lo mismo. Somos los únicos en Santiago Norte que estamos haciendo este tipo de actividades y la idea es motivar a más emprendedores a hacer trabajo social en la medida que puedan. Siempre se puede aportar con lo que uno sabe. Podemos dignificar a las personas de distintas maneras. Con la barbería y peluquería, es posible revitalizar a estas comunidades que están ocultas y regalarles una sonrisa a personas que, generalmente, se sienten apagadas. 

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