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10 de Noviembre de 2021

A casi un siglo del ‘CEACHEÍ’: la historia del mítico cántico chileno

Hinchas Selección Chilena Agencia Uno

Cada vez que la selección chilena salta a la cancha las tribunas explotan con el tan conocido “atención chilenos de corazón ¡CEACHEÍ!” para alentar a la roja. Este grito se ha replicado en cada disciplina deportiva en la que algún compatriota ha defendido la bandera chilena, pero ¿Te has preguntado de dónde proviene este singular grito de aliento? Aquí te traemos la historia del aliento más popular del país.

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Corría el 1900 en Chile y el nuevo siglo traía consigo cambios y aires renovados para el país. La inauguración de la Estación Central, los primeros tranvías eléctricos y la instauración del servicio militar obligatorio, marcaban parte de la transición a una nueva época, en la que el deporte no estuvo ajeno a estos cambios.

El atletismo y el fútbol comenzaron a popularizarse en dicha época, congregando a grandes multitudes de personas en los eventos deportivos que enfrentaban a los equipos de las principales ciudades del país. En este contexto surgió la figura de Manuel Plaza Reyes, denominado el “mejor atleta de Chile en la historia”, por sus extraordinarios logros, entre ellos la obtención de la primera medalla olímpica de Chile en 1928.

Previo a la cita olímpica de aquel año, se organizó el V Campeonato Sudamericano de Atletismo, que se desarrolló entre el 14 y el 19 de abril de 1927 en los Campos de Sport de Ñuñoa. A la cita asistieron Argentina y Uruguay con sus respectivos equipos de atletismo.

Por esos años Chile contaba con un gran equipo de atletismo. Además de la descollante gran figura nacional Manuel Plaza, estaban los atletas Rodolfo Wagner, Carlos Müller, Erwin Herbert, Carlos Yahnke, Serapio Cabello, todos ellos parte del equipo que ganó cuatro de los seis campeonatos sudamericanos de atletismo que se disputaban desde 1919.

El campeonato celebrado en tierras nacionales tuvo a dos grandes protagonistas: Chile y Argentina. Los primeros días estuvo equilibrada la disputa de medallas entre estos dos equipos. Manuel Plaza consiguió cuatro preseas doradas en la modalidad de 3.000, 5.000 y 10.000 metros y en cross-country, mientras que su rival argentino Juan Piña, cosechó dos medallas de oro en 100 y 200 metros planos.

Mientras en las pistas se disputaba cada milímetro para hacerse de la victoria, según recuerda la Asociación de Investigadores e Investigadoras del Fútbol Chileno (Asifuch), en las gradas también surgía una rivalidad, los cánticos de apoyo se comenzaban a hacer presentes en la competición.

Yú-ra-rá! ¡Yú-rá-rá-Ar-gen-ti-na!

¡Yú-ra-rá! ¡Yú-rá-rá-Ar-gen-ti-na!

¡Yú-ra-rá! ¡Yú-rá-rá-Ar-gen-ti-na!

¡Valero! ¡Atilio! ¡Barucco!

Era el cántico que bajaba de las gradas argentinas.

Los deportistas chilenos sabían que no se podían quedar atrás, ni en la competición ni en las tribunas. Al siguiente día Osvaldo “Paco” Vera, parte del equipo chileno y el integrante más entusiasta que tenía la barra nacional, comenzó a repartir unos papeles que llevaban inscrito el grito que quedaría marcado para la eternidad en el deporte chileno:

-¡Un ceacheí por Plaza!

-Ce-hache-í; Chi; ele-é le! ¡Chi-chi-chi-lé-le´-lé! ¡¡Chile!! ¡¡Plaza!!”

Las tribunas de los Campos de Sport de Ñuñoa coreaban por primera vez, con fuerza y entusiasmo un “CEACHEÍ”, el grito que motivó a los atletas en la pista y que quedaría inmortalizado a lo largo de la historia del deporte nacional.

La contienda era estrecha y había poco margen de error. El domingo 17 de abril la competencia marcaba 65 puntos para Chile, 60 para Argentina y 1 punto para la acotada delegación uruguaya.

Motivado por el buen recibimiento del “CEACHEÍ”, “Paco” Vera les enseñó dos nuevos cánticos a quienes daban apoyo en las gradas:

-¡Un chiribiriríchá-chá, por Alvarado!

¡Chiribirirí, chá-chá!

¡Hurrá!, hurrá, hurrá!

¡¡Alvarado!!….

Y el segundo:

-¡Un chécale por Gevert, Yahnke y Cabello!

-¡Chécale, cachécale, cháu-cháu-cháu!

¡Pómale, capómale, páu-páu-paú!

¡!Chécale, capómale, chin-cháu-cháu!

¡Gevert! ¡Yahnke! ¡Cabello!

Lamentablemente Chile terminaría cayendo ante Argentina, que seguiría su hegemonía hasta 1935 donde Chile volvería a alzarse como campeón sudamericano.

Pese a la derrota del equipo chileno aquel año, sin saberlo se había conseguido algo tan o más importante que la misma competición: el “CEACHEÍ”, un aliento que traspasaría generaciones y que sería replicado por todo un país cada vez que un deportista nacional saliera a representar al país.

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