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Opinión

16 de Enero de 2023

The Last of Us: la ambiciosa y brillante adaptación televisiva con un inspirado Pedro Pascal

HBO

HBO ha apostado en grande por el exitoso y reputado videojuego y ha conseguido un episodio de estreno conmovedor y muy bien filmado, imaginando un mundo postapocalíptico muy preciso para mostrar en pantalla, luego de tres años de pandemia.

Rodrigo Munizaga
Rodrigo Munizaga
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Esos 20 minutos iniciales del primer capítulo de The last of Us noquean. Qué adrenalina, qué vértigo y precisión para hacer televisión entretenida. Luego, viene el freno en el acelerador y aparecen las capas de profundidad de los personajes, los decibeles más bajos, pero la tensión no afloja para narrar un mundo postapocalíptico, donde una extraña infección por hongos convirtió a la mayoría de las personas en zombis.

The Last of Us está basada en el exitoso y muy reputado videojuego del mismo nombre -lanzado por PlayStation en 2013-, lo que abría dos posibilidades: que los fanáticos pudieran sentirse decepcionados si la adaptación no era fiel o no le hacía justicia; por otro lado, que el material fuera hecho exclusivamente para gamers y resultara difícil de ver para quienes nunca lo hayan jugado.

La adaptación se encarga de responder inmediatamente a esas interrogantes: es una serie bastante fiel al videojuego, aunque capaz de alterarlo cuando corresponde, y no se necesita haberlo jugado para entender la ficción y disfrutarla. Es una serie que se impone por sí misma, gracias a un libreto muy bien afinado, un elenco sólido (Pedro Pascal parece haber nacido para interpretar a Joel, inspirado y actuando con miradas, mientras la joven Bella Ramsey demuestra su talento luego de estar en Game of Thrones), una atrapante fotografía y efectos visuales que delatan los 10 millones de dólares por capítulo que tiene de presupuesto.

La Tierra viene saliendo de una pandemia de tres años y la serie llega en el momento preciso para reflexionar sobre qué sucedería si una plaga llegara a mayores, bajo el concepto más global de la supervivencia. La ficción de nueve capítulos -con entrega semanal, cada domingo a las 23 horas por HBO, y que luego queda en HBO Max- es intensa en sus escenas e imágenes (hay sangre, hay muertes atroces, pero todo está muy bien cuidado para no espantar a nadie) y sabe cómo contar esta historia de humanos versus infectados, la dictadura que se impone y los rebeldes luchando por los pocos recursos que quedan en el planeta.

Si uno es fan del videojuego, sabe exactamente lo que sucederá en cada escena que venga. Pero eso no impide que se mantenga la tensión por saber cómo se verá (especialmente triste es, al inicio, la secuencia cuando Joel pierde a su hija). Para quienes sientan que acá hay una continuación de The walking dead, afortunadamente esta apuesta no va por ahí, salvo que aquí también hay zombies. Hay mucha más ambición, hay más profundidad y está mucho, pero mucho mejor lograda que esa serie que se pasó como ocho temporadas de más.

Lo que propone The Last of Us, y eso la hace particular, es cómo cuenta lo que quiere contar. Sin trucos baratos, con alto estándar televisivo (qué bueno que HBO tomó esta adaptación y no Netflix), con muchas sutilezas, dejando a ratos que uno vaya completando y sin que sea necesario remarcar una situación, con personajes que pudieron ser fríos -el salto de un videojuego a la pantalla era un desafío casi imposible de conseguir-, pero que, al contrario, resultan queribles y el guion hace que nos importe lo que vaya a suceder con ellos.

La transformación del personaje de Pedro Pascal, entre 2003 y 2023, es brutal con solo un par de momentos. Más allá del pelo canoso, se le ve como una cáscara vacía luego de perder a su hija y con pocos motivos para seguir, más allá de reencontrarse con su hermano. Con habilidades de francotirador y traficante, su historia se topa con la de Ellie (la chica inteligente que puede tener la clave para una cura de la enfermedad) y esa historia vuelve a tocar fibras de padre e hija de modo muy logrado.

El episodio de estreno dura 1 hora y 20 minutos y parece una película que deja con ganas de mucho más. Si lo que ha mostrado mantiene su nivel en los capítulos que vienen, podría convertirse en el gran suceso televisivo del primer semestre. Solo con su debut ha conseguido abrir las ganas de ir por mucho más. Un imperdible para este verano.

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