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Festival de Viña

25 de Febrero de 2023

“El show no les está gustando”: Laila Roth ofrece una nerviosa rutina frente a una Quinta Vergara que la escuchó amablemente

AGENCIA UNO

La humorista se mostró nerviosa durante gran parte de la presentación, lo que complicó los remates de sus chistes. Hubo tibias pifias, ella no consiguió la tranquilidad y se despidió entre amables aplausos.

Por The Clinic

Laila Roth se subió a la Quinta Vergara sabiendo que el público no conocía sus rutinas. Lo dejó en claro desde el primer segundo, donde comenzó, para conectar con el público, a mencionar a otros humoristas: “Hubieran traído mejor a Felipe Avello“, fue uno de sus primeros chistes.

“Qué gracia, no hice nada y me aplauden. Apenas llegué a Chile me preguntaron si era algo de Valentina Roth. Yo pensé que éramos mellizas. Como no me conocían, entré a ver qué decían de mí y decían Valentina Roth con Willy Sabor. Ojalá que su segundo apellido no sea del orto. Eso deseaba.

La comediante bromeó sobre el desconocimiento que había de ella. “Me puse a buscar quién era Laila Roth incluso yo”, tiró la talla. Pese a las risas iniciales, la humorista vivió una difícil noche producto de su nerviosismo, con una rutina que nunca fluyó del todo, y la que le costaba llegar a remates.

De este modo, gran parte de los aplausos constantes que recibió recayeron en el público que la recibió: los fans de Camilo, quienes habían presenciado un show al más estilo hippie, entre paz y amor. No había posibilidad de pifias.

Así, partió con comparaciones sobre las diferencias entre Chile y Argentina. “Me gusta el país. Acá uno va al super y una bebida vale 1.000, y al otro día, 1.000 también. Eso no pasa allá”, bromeó sobre la inflación.

En esa línea, comenzó a mencionar hitos chilenos, como el tren que conecta a Santiago y Valparaíso, ganándose los aplausos del público. “Gracias por traernos a Benjamín Vicuña. En Argentina enseñan que no hay que mirarlo a los ojos, porque te deja embarazado. No te ofendas, Gonzalo (Valenzuela)”, continuó, sabiendo que todos los días había sido víctima de tallas.

Muy nerviosa, la humorista habló sobre su carrera, la cual logró tener un importante aumento a raíz de cómo sus videos han explotado en plataformas como TikTok.

“Estaba nerviosa. ¡Muchísimas gracias, muchísimas gracias!”, fue parte de uno de los comentarios que repitió. “Desde chiquita a los 14 me daba besos, pero no era mi novio. Un amiga me dijo: ‘Te va a pedir que sean novios para un cumpleaños’. Esa semana fantaseaba que él me iba a buscar en caballo, que quería pasar la vida conmigo. Después fue distinto: no vino a caballo, ni siquiera esperó los lentos. Bailábamos en una ronda, una canción que dice ‘Mesa, mesa que no se aplaude’. Se acerca y me dice que podríamos ser novios, ‘¿qué pensás al respecto?’ Fue una declaración jurada”, fue parte de uno de los chistes largos.

“Yo tuve un sueño, estaba Ricky Martin. Uno no los corta, son sueños. Me pregunta si tengo saldo en mi cuento, de un modo muy sensual. Y me dice que se quedó sin saldo en su celular, si le podía cargar. Y ahí me desperté. El desperdicio de sueño: lo tenía desnudo y solo pensé él dependiendo económicamente de mí”, fue otra de sus bromas.

Las historias de su madre

Poco después, la rutina de Laila Roth en Viña del Mar comenzó a girar sobre su familia y sus anécdotas. “Mi papá quería que lo enterrara con un chocolate sin azúcar, para que se lo lleve a mi mamá. Ella diría: :’ este es tarado, si llevo años muerta, que por lo menos lo traiga con azúcar'”.

Así, recién tras 20 minutos de presentación, comenzó a mostrarse algo más cómoda sobre el escenario. Pero eso duró poco.

“Una vez tapé el water. No estaba tapado, tapado. Dije que lo iba a resolver sola: ‘Cómo destapar un inodoro’. Vi un video que era 5 formas de destapar un inodora. Empieza el video y lee el título. El video no empieza en seguido, sino que te dice que lo sigas, te suscribas. De repente pienso que va a empezar y habla de su amigo Juan. Así, llega el primer consejo: con un sopapo. Si hubiera tenido un sopapo ya lo hubiera resuelto”, narró como parte de sus anécdotas.

Fue allí donde se quedó en silencio unos segundos: “Se me olvidó.. qué poco profesional la humorista”. Sin embargo, en vez de sufrir pifias, el público aplaudió, acompañándola. “Ah me acordé. Le eché agua caliente al water. No se rompió, hizo ruidos. De repente agradecí, esperaba un milagro”, continuó sobre la anécdota.

“Armé un palo largo, como el Puente Caucau, lo meto y desaparece un palito. Apretó el botón y el agua nada, tapadísimo. Llamo a un plomero y me pasa un número: ‘Javier destapacañerías‘. Capaz él se quería dedicar a otra cosa y le tocó. Lo llamo y me dice que viene en un rato. Un rato significa una hora o cuando Leonardo DiCaprio tenga una novia de su edad. Después llegó con un traje de cazafantasmas. Le muestro el inodoro y me pregunta si tengo un sopapo. Ahora ando a todos lados con un sopapo, porque uno nunca sabe”, continuó.

A mitad de rutina, los nervios no cesaban. Olvidar la rutina parece haberla bloqueado. El público la escucha amablemente en silencio. Sin risas ni aplausos. Hubo unas tibias pifias y los nervios regresaron. “El show no les está gustando”, dijo. La gente comenzó a aplaudir. Pero ya no había mucho más que hacer. Los animadores entraron, el público pidió la Gaviota de Plata para ella y se despidió, en una de las presentaciones más incómodas que se han visto en la Quinta Vergara.

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