Opinión
19 de Mayo de 2024Columna de Carolina Urrejola | Chile fallido: la eterna deuda de la ley de fármacos y listas de espera
La noticia de que el Hospital Sótero del Río eliminó más 300.000 atenciones de lista de espera es uno de los temas en los que ahonda Carolina Urrejola en su columna dominical en The Clinic. "Nada nuevo", dice, ha ocurrido sobre el caso desde que el Gobierno se enteró del mismo en febrero, salvo la investigación periodística. "Por qué no podemos presumir que fue una acción deliberada?", se pregunta. Además, a la discusión de salud suma la no promulgación de la Ley de Fármacos 2, en donde se conoció que el evento que entrampa la situación consiste en el lobby que hizo una asesora experta, quien recibía pagos por parte de una asociación de grandes laboratorios.
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Mientras los usuarios de la salud (es decir, todos los chilenos) aguantábamos la respiración en el clímax del debate por la ley corta de isapres, dos escándalos vinculados a la atención sanitaria estallaban a partir de reportajes periodísticos: la tramitación del proyecto de ley de fármacos 2, y la eliminación de 300 mil atenciones de salud pendientes de listas de espera del capitalino Hospital Sótero del Río.
Como en un eterno retorno, los recuerdos llegaron desde hace casi un cuarto de siglo atrás. Corría el año 2000 cuando el entonces Presidente Ricardo Lagos mandataba a su ministra de salud, Michelle Bachelet, a terminar con las largas listas de espera en tres meses. Bachelet no lo logró, pero fue tal el esfuerzo y el encanto que desplegó en la tarea que Lagos la perdonó, calculando el beneficioso capital político de su secretaria de Estado.
Las listas de espera son una epidemia en Chile, un asunto sin solución. Más allá de los recursos millonarios que año a año se inyectan al presupuesto de salud, no hay caso. La gestión no mejora. Las cifras de casos pendientes subieron significativamente por la pandemia. Y hoy las atenciones no GES llegan a las 2.700.000, aunque el gobierno aclara que los tiempos de espera han disminuido. Un 90% de los casos son interconsultas médicas. Un 10% espera por cirugías.
En el Sótero del Río alguien se puso creativo y por un “error” —según su destituido director— borró 300 mil atenciones pendientes, 250 mil en un solo día. La causal ingresada al sistema fue la inasistencia del paciente, pero lo cierto es que jamás los llamaron.
El Ministerio de Salud (Minsal) se enteró del escándalo en febrero de este año y encargó un sumario. Tres meses han pasado y del resultado no tenemos noticia. Ya ni siquiera nos escandaliza que una investigación funcionaria en el sector público para un asunto así de grave, tome tanto tiempo. Si no fuera por el reportaje del periodista Alejandro Rivera en T13, ni nos enteramos siquiera del escándalo.
Hoy, el Ministerio Público, la Contraloría, el Consejo para la Transparencia y el Consejo de Defensa del Estado se están movilizando para aclarar el hecho y encontrar a los responsables. Y nada nuevo había ocurrido desde que el Gobierno tuvo conocimiento. Nada, salvo la investigación periodística.
¿El borronazo fue sólo una negligencia? ¿Por qué no podemos presumir que fue una acción deliberada para mejorar los números de las listas de espera, siempre un elemento tóxico para cualquier gobierno?
Mientras tanto, nadie logra explicar por qué la famosa Ley de Fármacos 2, en trámite hace siete años, sigue sin promulgarse.
La periodista Andrea Vial en Tele13 Radio investigó la trama de intereses que impide que los chilenos accedamos a precios hasta un 40% más bajos y a una mejor regulación del mercado de los medicamentos. Se encontró con recriminaciones mutuas entre parlamentarios por el lobby de una asesora en particular, una mujer, que mientras oficiaba de experta en la tramitación, recibía el pago de la asociación de grandes laboratorios. Alguien estimó que el proyecto estaba viciado y que había que partir de cero. Otros acusaron una maniobra política para evitar el avance de la ley. No hay que ser demasiado perspicaz para comprender las presiones que existen detrás.
Lo que impacta es la falta de liderazgo para sacarla adelante, a como dé lugar. Según una encuesta de la UDD, el 50% de las personas deja de consumir otros productos y servicios para comprar sus remedios, mientras un 30% debe endeudarse para obtenerlos. Resulta desoladora la frivolidad con que (no) se abordan temas cruciales para la ciudadanía. El alto precio de los medicamentos y la penosa oferta del Estado en materia de salud fue una de las muchas causas por las que la gente marchó durante las protestas del 2019. Y sin embargo, seguimos sumidos en un Chile fallido, incapaz de dar una respuesta mínimamente adecuada y oportuna.