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Opinión

5 de Julio de 2024
Foto: AgenciaUno

Columna de libros de Silvana Angelini: ¿Es la filosofía la primera forma de autoayuda?

Por Silvana Angelini

Silvana Angelini plantea que las ideas de autoayuda -tan populares en libros best sellers- siempre estuvieron presentes en los libros de filosofía. "No tengo un prejuicio marcado por los libros de autoayuda, pero cada vez que los leo recuerdo o me da la impresión de que las ideas que presentan como novedad ya estaban, contenidas en la filosofía", escribe. Por lo mismo, se pregunta: "¿Será que preferimos leer libros que tengan un lenguaje menos enrevesado y que no nos amedrente?, ¿tan complicados son los libros de filosofía?".

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El verano pasado mi hermana me recomendó el libro “El poder del ahora. Un camino hacia la realización espiritual”, de Eckhart Tolle. En la portada se lee: “El best seller Nº1 del New York Times” y, además, tiene una frase de otro autor famoso en el género de la autoayuda, Deepak Chopra.

Las primeras páginas hablan sobre la importancia de mirar al interior, y sobre cómo frenar los pensamientos compulsivos (tema que me llevó a leer el libro): “¿Puede liberarse de su mente a voluntad? ¿Ha encontrado el botón para apagarla? (…) lo bueno es que usted puede liberarse de su mente (…) La mente es esencialmente una máquina de supervivencia (…) Hablo en este libro del sufrimiento emocional, que es también la causa principal del sufrimiento físico”.

El libro de Tolle se publicó en 1997, tiene más de 40 traducciones y supera los tres millones de libros vendidos solo en Estados Unidos. A medida que avanzaba en la lectura, sentía que varios de sus postulados eran simplificaciones de ideas que ya había leído. En los años que trabajé en editoriales leí (admito que no en profundidad) a autores como Deepak Chopra, Lita Donoso, Malcolm Gladwell, Robert Kiyosaki, Osho y más.

No tengo un prejuicio marcado por los libros de autoayuda, pero cada vez que los leo recuerdo o me da la impresión de que las ideas que presentan como novedad ya estaban contenidas en la filosofía. De ahí salen dos interrogantes: ¿Por qué no leer filosofía para responder algunas preguntas fundamentales? y ¿cuán extendido está el miedo a leer textos filosóficos?

En “Filosofía”, un libro reciente de Agustín Squella, se plantea un diálogo amable con el lector para retomar la importancia de esta disciplina, y para “ayudarnos a soportar los problemas que nos acompañarán hasta el final de nuestros días”.

Squella escribe este libro para un “público de lectores comunes y corrientes, especialmente jóvenes, que ven en la filosofía algo probablemente atractivo y que no quieren dejarse amedrentar por ella”. Entramos entonces también en otro problema: el lenguaje. ¿Será que preferimos leer libros que tengan un lenguaje menos enrevesado y que no nos amedrente?, ¿tan complicados son los libros de filosofía?

Carla Cordua, en su libro “De todas layas”, comenta: “El filósofo, en cuanto verdadero pensador independiente y dispuesto a todo, hace lo que recomendaba Kant: se atreve a pensar (…) ¿Quién se ocupa de la centralidad esencial de la libertad para la vida ahora que ya nadie lee a Sartre?”. Me da la impresión de que tanto el autor o autora de autoayuda es también, de cierta manera un filósofo moderno, ¿o estoy exagerando? Las temáticas abordadas por la autoayuda y la filosofía responden a una antigua consigna, a una frase del oráculo de Delfos: “Conócete a ti mismo”. Un punto inicial para empezar el camino del autoconocimiento.

El periodista y escritor Daniel Villalobos publicó en la revista Dossier un artículo que se titula “Los abuelos de la autoayuda”, donde recorre el camino de varios libros del estilo, autores best sellers como Samuel Smiles, Dale Carnegie y Wayne Dyer, los primeros que saltaron a la fama y ventas con el tema. Villalobos comenta: “Todos hemos visto en los títulos del género abundantes citas a maestros de la filosofía y el pensamiento clásico. Muchas alusiones a Sun Tzu, Marco Aurelio, Shakespeare y Voltaire, tantas que uno suele preguntarse si en el fondo la autoayuda no será tan vieja como la humanidad”.

Ambos libros no requieren de un conocimiento anterior o erudición, son fáciles de leer, entretenidos y dan claves e ideas claras para entender el mundo. Marco Aurelio nos habla directamente sobre el bien y el mal, sobre lo efímero de la vida, la condición humana, el hermoso rol redentor de la naturaleza y el espíritu. Está compuesto por doce libros (200 páginas) de amable lectura, y que sin duda nos dan pistas sobre la complejidad de la vida: “Vuélvete a ti y recupérate, y una vez despierto toma conciencia de que eran pesadillas lo que te turbaba; y ahora vuelve a mirar esas como las mirabas antes”.

Las temáticas de la autoayuda ya estaban presentes en los más antiguos volúmenes de la filosofía. La pregunta es por qué dejaron de leerse, o cuál es el miedo que hay de volver a abrirlos sin prejuicios. Como menciona Squella: “Se puede explicar qué es la filosofía sin espantar a los lectores”. ¿Será posible que alguna vez llegue a la lista de los más vendidos “Las meditaciones”, de Marco Aurelio?

Villalobos menciona sobre el libro de autoayuda del autor Dale Carnegie publicado en 1946 “Cómo ganar amigos e influir en las personas”: “Ello explica que el libro de Carnegie se parezca más a un instructivo militar que a un ensayo sociológico. Está lleno de listas y frases para el bronce y sigue siendo el modelo básico para la mayoría de los libros de autoayuda que se producen hoy”. Si Carnegie habla de tácticas de guerra, y sin duda, que el mundo de las finanzas ya entendió esto e hicieron lo propio con Tzu, adaptando sus máximas a las guerras económicas modernas, de igual manera me pregunto ¿por qué no leer directamente “El arte de la guerra” de Sun Tzu?

Tzu ya en las primeras páginas da claves, puntos a seguir, direcciones sobre la guerra, que pueden ser replicadas a cualquier tipo de ambiente hostil: “La guerra es el arte del engaño. Así pues, si se es capaz, hay que demostrar incapacidad; si se está preparado para el combate, hay que demostrar que no se está; si se está cerca, hay que demostrar que se está lejos; si se está lejos, hay que demostrar que se está lejos”.

Los libros de autoayuda responden a la necesidad de buscar soluciones, dar con el camino adecuado, y encontrar una respuesta. El problema es que al simplificar ciertas ideas sobre la vida y las personas, esto las vuelve muchas veces predecibles y susceptibles de caer en lugares comunes. 

Se ve, de cierta manera, más riqueza -sin desmerecer la autoayuda- en libros clásicos que han sobrevivido al paso del tiempo. Honestamente, me pregunto cuál es el miedo de empezar a leer a Marco Aurelio. Me pregunto qué tendría que pasar en términos editoriales, para que se lea otros tipos de libros, que finalmente son el origen de toda la autoayuda que existe. 

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