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Entrevistas

27 de Julio de 2024

Ana Tijoux: “El fascismo ha tenido un alza mundial y ahora es totalmente libre decir ‘soy racista'”

La cantante, elegida como la tercera mejor rapera en español por Billboard, se presentará en Movistar Arena el próximo 18 de agosto, en lo que será el show más grande en su carrera como solista. El concierto se enmarca en la gira de su más reciente álbum, “Vida”, donde aborda temas como la pérdida y la maternidad, argumentos que se sostienen en ritmo cercano al jazz, pero con un componente bailable. En entrevista con The Clinic, habla de cómo será de su show y también de contingencia social y política en Chile. Sobre el proyecto del Frente Amplio en el actual gobierno, señala: "No empatizo para nada".

Por Felipe Betancour H.
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Desde su departamento en Barcelona, Ana Tijoux pregunta por el frío capitalino. Está interesada en el contraste con los 30 grados del verano y el 80% de humedad que se siente en la ciudad condal. En un par de semanas, la artista cambiará esa sensación térmica por el gris invernal de Santiago. 

La cantante está promocionando su primer show en solitario en Movistar Arena el 18 de agosto, donde presentará “Vida”, su más reciente trabajo, y también algunos de los éxitos que han marcado más de 25 años de trayectoria. El tour ya se presentó en Estados Unidos, México, Francia, Inglaterra y España, consolidando así su lugar como embajadora de la música chilena en el extranjero. 

A través de videollamada, Ana Tijoux repasa lo que significó la pandemia por Covid-19 en la creación de su nueva música y cómo el confinamiento debido al virus volvió a develar las problemáticas sociales. Bajo su mirada, la emergencia sanitaria provocó un sentimiento de abandono por parte del Estado, que allanó el camino para la proliferación de los discursos de odio. 

El lado más político de la artista se deja ver en “Vida”, con versos que apuntan a las democracias modernas y la historia de colonialismo en el viejo continente. La artista también cuestiona los allanamientos que han sufrido organizaciones comunitarias, como lo sucedido en la Radio Villa Francia. 

¿Por qué decidiste hacer este show en este momento y qué significa presentarse en Movistar Arena?

—La verdad es que me lo ofrecieron. Yo soy más cuidadosa con esas cosas. Digo “no” o “no sé, veámoslo”. Pero ahora me lo propusieron y dije “ya igual, ¿por qué no? Démosle”. Y tocar en el Movistar, la gracia es que es el escenario más grande cerrado en Chile y eso implica harta pega. Hacer un concierto muy específico no es solo la elección de las canciones, sino también un trabajo de producción, las preguntas de qué vamos a hacer o cómo lo vamos a hacer. Es entretenido y un tremendo desafío.

Tu última presentación en Chile fue en Lollapalooza. ¿Qué formato te acomoda más para presentarte?

—Es que no son comparables. No te quiero mentir y decir que todo me gusta, pero en verdad la gracia de los festivales es escuchar otras bandas. Si bien todo es muy rápido y es verdad que tiene otra velocidad, porque hay que subir y bajar muy rápido para que otros colegas se presenten. Igual eso lo hace muy entretenido. 

En cambio, cuando estás en tu proyecto, o tu concepto, hay mucho más tiempo para abordar profundizar ciertas cosas. Por ejemplo, dar cierta energía y ser bien meticuloso en algo que a ti te interesa. Las dos cosas me gustan en verdad. 

Uno de los conceptos que aparecen en tu más reciente trabajo es la pérdida. ¿De dónde aparece esa necesidad y cómo se expresa en este ciclo?

—Necesitaba hacer una suerte de terapia después de toda la muerte en el mundo (en pandemia) y bailar. Necesitaba hacer lo que consideraba -por raro que suene- música que me hiciera bailar. Porque la verdad es que todos nos vamos a morir, esa es una seguridad absoluta. Pero no estamos preparados o no sabemos despedirnos, somos súper torpes, y después aparece la ausencia de la pérdida. Entonces hay un montón de etapas. Y en términos netamente musicales, tenía ganas de bailar después de todo esto. Quizás era una cosa animal, entonces en el show en vivo estamos muy concentrados en eso y es algo que quiero empujar todo el rato. 

¿Cómo te sentiste en tu presentación en Tiny Desk?

—La gente de NPR y del Tiny Desk en particular es gente muy sencilla, muy sensible a la música y te hacen sentir muy cómodos. A la poca gente que le conté que iba, se sorprendió y te hace sentir cómo una presión de que hay que hacerlo bien. Pero el equipo te hace sentir muy cómodo y quienes te rodean son muy bacanes, muy afables y fácil conversar y dibujar esto. Como es acústico, decidimos armar las canciones de cierta forma y salió superbien.

¿De dónde nació la idea de homenajear a Víctor Jara durante la presentación en NPR?

—Porque Víctor es parte nuestra. Somos nosotros, y cuando digo “somos nosotros”, es parte de lo que somos. Víctor nos atraviesa, tiene que ver con su caso, con la impunidad, tiene que ver con la forma que él componía, su perspectiva, su visión y su organización popular. O sea, todo lo que engloba Víctor. Entonces, era inevitable homenajearlo en algún punto.

Estallido Social y la ultraderecha

En 2019, y en medio de las movilizaciones por el estallido social, Ana Tijoux lanzó “Cacerolazo”, donde repasaba algunas de las consignas políticas que sostenían las marchas. La letra fue acompañada por un video, el cual recopila distintos videos ciudadanos de las protestas y sus consecuencias. 

A cinco años de las movilizaciones, la artista resalta las convicciones que la llevaron a tener un rol artístico protagónico en ese momento y asegura que hoy siguen existiendo esas razones para manifestarse.

¿Cómo ves la evolución de los chilenos en relación con el estallido social y a la idea algunos que sienten que los artistas fueron “usados”?

—Como artista -y hablo por mí-, cuando uno canta en un proceso de descontento popular y se alinea con este descontento, toma el micrófono y se sube al escenario, lo hace por convicción y esas convicciones se portan hasta viejita. Creo que estas convicciones tienen que ver con los valores que uno porta. Entonces, jamás me sentí usada, en absoluto, si no por el contrario, siento que ahora toca justamente apoyar un montón de procesos. Ha habido muchas tomas desalojadas en pleno invierno, también el desalojo de la radio Villa Francia, de la escuela de fútbol Camilo Cienfuego, un montón de pequeños procesos, por lo que ahora toca más que nunca ir a cantar allá.

—Estando en Barcelona, ¿cuál es tu forma de conexión con Chile?

—Siempre miro noticias. Miro mi país, porque mi historia tiene que ver con mi pueblo, mi familia y la importancia de saber en qué estamos y evidentemente saber qué se puede hacer, que es la gran pregunta siempre. Chile siempre ha demostrado que, dentro de todas sus dificultades, es muy solidario. Se ha demostrado durante la pandemia, la cantidad de ollas comunes que se realizaron ante el abandono del Estado, mucha gente organizada y creo que uno siempre apoya, ve la manera de cómo colaborar, muchas veces esto no se dice, se hace. Para mí son acciones, no hay adjetivos.

¿Cómo ves el avance de la ultraderecha estando en Europa y el espacio para ciertos discursos que van ganando relevancia y votos? 

—Estamos en un momento muy fértil de los discursos de odio, creo que la pandemia dejó un surco muy complejo que todavía es difícil de entender. Nos vamos a demorar muchos años en entenderlo, en términos de relaciones humanas y sociales. No hay que olvidarse que antes de la pandemia hubo revueltas en todas partes, en Colombia, en Chile, la Primavera Árabe, hubo un momento de alzamientos populares. 

Luego, la pandemia, no solo la de Covid, la del hambre, la de darse cuenta de lo precario de algunos trabajos en que no todo el mundo podía confinarse de la misma manera, abrió un telón del tema de clases. Algunos podían hacer yoga en su casa y encerrarse y otros tenían que ir a trabajar porque no quedaba de otra. Entonces creo que eso también abrió un terreno muy fértil en el mundo en general. Un abandono del Estado y eso también da paso a discursos de odio. 

Además, recordemos que durante la pandemia todos eran especialistas en epidemiología, todo eran médicos que se informaban por TikTok o que vieron un documental, aparecen los terraplanistas, una cantidad de teorías conspirativas, y claro, eso es un territorio muy fértil para la falta de la educación. No me refiero a la de los libros, la otra educación, la poca capacidad organizativa de colectivos. Y cuando tú quiebras eso, es muy fácil que fascismo se instale el discurso de odio. Este es un problema estructural y claro que el fascismo ha tenido un alza mundial y ahora es totalmente libre decir “soy racista”. Está interesante ver una contra respuesta.

¿Ves similitudes entre lo que pasó en Francia, de la organización contra el triunfo de la ultraderecha, y lo que pueda pasar en Chile?

—Me da la impresión que en Francia, con Marine Le Pen, estaba a punto de pasar y creo que la izquierda, lo que queda de la izquierda o lo que se dice izquierda, hizo un pacto para ver cómo levantar una propuesta. Esta también es compleja y se tienen que poner de acuerdo. 

Creo que estamos en ese punto, en que mundialmente estamos viendo cómo contrarrestar este discurso de odio. Creo que ahí está la dificultad que le tocará a los dirigentes políticos. Es trabajo de ellos ver cómo convencen a una sociedad que está muy desilusionada de los políticos. Eso es un patrón. 

¿Empatizas con el proyecto del Frente Amplio en Chile, ves eso que mencionas en el Gobierno actual? 

—Para nada, no empatizo para nada. Creo que estoy en desacuerdo, porque también lo que se ha demostrado con los últimos desalojos en la población la Victoria, en una radio popular de las pocas radios comunitarias que quedan, se ha demostrado el abandono y la verdad es que yo no comulgo. Si esa es la pregunta, yo no comulgo.

¿Cómo ha sido el recibimiento de tu último disco?

—La verdad, estoy agradecida, se puede decir que soy una persona privilegiada, porque me puedo dedicar a mi trabajo la música. Hay mucha gente que no puede vivir de la música, lamentablemente, y eso es un privilegio, me puedo permitir trabajar y demostrar mi trabajo y compartirlo en vivo y eso es un privilegio. Me siento muy afortunada de lo que está pasando. 

¿Qué viene después del show en Movistar Arena?

—Seguir girando, vamos a Colombia, a Estados Unidos, volvemos por Europa, seguimos girando, estamos presentando el disco. Lo más próximo es el disco y seguir en esa tónica.

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