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Reportajes

Conciertos en Chile: el dilema de las productoras ante pocos espacios para shows y la difícil relación con el Estadio Nacional y Movistar Arena

Los promotores locales están de acuerdo, en general, en que la infraestructura para organizar grandes eventos e incluso shows de aforo medio en Chile se ha vuelto escasa. Existe una pelea con el fútbol por usar el Nacional y también hay problemas de fechas para acceder al Movistar Arena, cuyo modelo de gestión no es del todo cómodo para el sector. Una posibilidad sería construir un nuevo recinto, pero un cálculo austero habla de a lo menos 50 millones de dólares.

Por Jimena Villegas
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Jorge Ramírez Arrayás sonríe y se dispone a contar una anécdota. Está en su oficina de la calle Pocuro con Los Leones, donde lo acompañan fotografías junto a artistas y una gran pantalla de computador. Antes de relatar lo que alguna vez le pasó en Boca Ratón (Estados Unidos), cuando en una convención lo alojaron mirando a un estacionamiento sólo porque llegaba a la cita desde una ignota esquina del mundo llamada Chile, entrega un dato y es el siguiente: al 17 de julio pasado, Luis Miguel -el Sol de México, que está de gira desde el 3 de agosto de 2023- llevaba recaudados 577 millones de dólares y había llevado a sus conciertos a 6 millones de personas.

Ramírez exclama: “¿Te das cuenta? ¡En un año, él solo ha vendido más boletos que los que se venden en todo Chile!”. Según sus datos, al mercado local asiste 1,8 millón de personas anualmente. Periodista y exeditor en Las Últimas Noticias, hoy es empresario de espectáculos en vivo. Desde hace más de 20 años se desempeña como director ejecutivo de Multimúsica, una compañía que -entre otras actividades- trae a artistas internacionales a Chile. También es el presidente de la Asociación Gremial de Empresas Productoras de Entretenimiento y Cultura (Agepec).

Es desde ese segundo rol que aceptó tomar parte de este reportaje, y lo primero que aclara es que la suya es una industria joven. “Desde el primer megaconcierto, el de Rod Stewart en 1989, han pasado apenas 35 años. Tenemos toda una vida por delante”, afirma. De inmediato dispara el complemento: “Desde ese concierto hasta hoy, en opinión del sector, el Estado de Chile tiene una deuda pendiente con nosotros”.

Agepec existe desde hace casi 10 años y como asociación gremial representa -según su presidente- al menos al 80% de las empresas que producen eventos en vivo en el país. Entre sus asociados están Lotus, la organizadora de Lollapalooza Chile, que declinó formar parte de esta nota. También figura DG Medios, fundada en 1992 y en la que -desde diciembre de 2019- tiene participación mayoritaria Live Nation, una de las mayores empresas internacionales de espectáculos. Además, hay asociadas tres ticketeras: Passline, Punto Ticket y Ticketmaster.

Su web indica que, en esta década de existencia, Agepec ha trabajado en “reconocimiento y reputación corporativa”, en “posicionamiento” y en “incidencia política”. También que generan unos 160 mil empleos directos e indirectos por temporada. Según Jorge Ramírez, solo debido a la pandemia del Covid19, que -añade- fue “una tragedia”, los interlocutores estatales vinieron “a conocer, a aquilatar y a entender” quiénes son y qué hacen los promotores artísticos locales: “El Estado de Chile quiso ayudar e identificar a los sectores desvalidos. Lo hizo con todos, menos con la industria de alimentos y de la cultura en vivo”. ¿Por qué? Había un problema: “El Ministerio de Economía no nos reconocía y el Ministerio de las Culturas (Mincap) no nos representaba”.

Desde la subsecretaría de las Culturas y las Artes señalan que el Mincap “mantiene relación con las distintas asociaciones gremiales relacionadas al quehacer cultural” y que se “procura estar disponible para el acompañamiento en sus demandas y solicitudes”. Respecto de Agepec, se indica: “Ellos han solicitado a través de las vías formales reuniones para dar a conocer sus problemáticas y buscar soluciones en conjunto”. Es esa la subsecretaría que decide si un evento musical es o no cultural. Las páginas de transparencia revelan, de hecho, reuniones de distintos productores de conciertos con diversos subsecretarios.

El Mincap cuenta con la Resolución Exenta N°72, para determinar si un show califica o no como cultural. Ese texto debió ser modificado durante la pandemia, para el regreso a los conciertos, en el contexto de los planes paso a paso de las autoridades. Para los promotores, calificar dentro de las normas de la resolución N°72 es vital, porque les permite acceder al beneficio de la exención de impuestos por los ingresos percibidos por concepto de venta de entradas. Una fuente de la industria dice que sin esa exención prácticamente no les sería posible existir.

En febrero pasado, la Agepec protestó airadamente por la dificultad de utilizar el Estadio Nacional, un recinto estatal y el mismo donde Rod Stewart cantó en Chile por primera vez. La queja habló de “incidentes, destrozos y graves hechos delictuales” en un local que nació para el deporte y que -decía un comunicado- “es patrimonio de la cultura y de los eventos masivos”. El daño se provocó el fin de semana en que Colo-Colo y Huachipato disputaron la Supercopa.

En el ministerio de las Culturas señalan que el Mincap no interviene en los procesos que realizan organismos privados en relación a espacios públicos. El Nacional, de hecho, depende del Instituto Nacional del Deporte (IND). No obstante eso, en el Mincap declaran ser reconocidos “como un interlocutor válido y facilitador en las gestiones propias de estos procesos, especialmente cuando se presenta alguna complejidad”.

La declaración de febrero le abrió la puerta a la Agepec para dejar atrás un comunicado anterior. El 27 de septiembre de 2022, la asociación tuvo que salir a contextualizar el caos que se vivió en el mismo Nacional. Ese día, en el primero de los tres conciertos de despedida del puertorriqueño Daddy Yankee, más de 4 mil personas entraron a la fuerza por uno de los accesos. Fue un evento grave, en el que las autoridades regionales y locales salieron a exigir explicaciones.

Agepec condenó entonces “la violencia en todas sus formas” y matizó: “La forma de resolver conflictos se ha trasladado a diferentes actividades masivas, y la violencia se ha hecho patente como forma de presión”. También aclaró que a esa entidad gremial no le era posible valorar la calidad de las medidas de seguridad específicas para los shows de Daddy Yankee, propuestas por “la productora a cargo”. Eso -se agregó- es “algo que los organizadores junto a la autoridad deben evaluar”.

Daddy Yankee hizo tres conciertos en el Nacional en 2022 (vista aérea del segundo día). Foto: AgenciaUno.

Un elemento clave para leer ambas afirmaciones es que la productora detrás de los conciertos del reggaetonero puertorriqueño era Bizarro. Ligada al músico y publicista Alfredo Alonso, esa promotora no está dentro de Agepec. Desde mediados de 2019, forma parte de BE Live Entertainment Group, que nació -después de recibir el visto bueno de la Fiscalía Nacional Económica (FNE)- por la fusión con Fidelitas Entertainment, propiedad de la familia Hiller.

Be Live -informa su web- atiende hoy a “más de 8 millones de fans en 7 países por año”. También entrega servicios de catering, backstage y alimentación para eventos masivos; tiene un Centro de Revolución Tecnológico apoyado por Corfo, y -desde su faceta Bizarro- ofrece más de 250 eventos al año en Chile, Colombia, Perú, Bolivia, Uruguay, Argentina y Ecuador. Es una de las empresas de servicios de entretenimiento más importantes de la región. HLR Group, de los Hiller, es propietaria del 84% y aportó en la fusión con un escenario clave: el Movistar Arena.

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Tripadvisor es una empresa estadounidense. Opera -en 40 países y en 20 idiomas- con agencias de viajes en línea. Hace comparaciones de servicios de turismo y entretención para sus usuarios. Una encuesta recién actualizada por ese sitio instala al Movistar Arena y al Estadio Nacional Julio Martínez Pradanos como los dos mejores recintos para conciertos de Chile. Ambos lugares son, precisamente, los que Luis Miguel usó para presentar su actual mega tour en Chile.

El mexicano hizo 10 conciertos en el recinto del Parque O’Higgins en 2023 y llenó dos veces el local de Ñuñoa, en marzo de este año. El Movistar, que es techado, permite unos 16.000 espectadores por vez. El Nacional admite a unas 50.000 personas. Antes de una remodelación iniciada en 2009, bajo la presidencia de Michelle Bachelet, en el estadio ñuñoíno, que es Monumento Nacional, podían caber hasta 70.000.

Esa última es la cifra de asistencia que suele citarse para la presentación de Rod Stewart en 1989. El británico aterrizó en Chile con su gira “Out of Order” y Santiago fue la última de sus 77 fechas americanas. Hoy la web de Agepec advierte: “De no tener una mejor disposición con el máximo coliseo deportivo, las grandes giras que se deben realizar este año en Chile corren peligro”.

El argentino Carlos Geniso López, uno de los más destacados promotores de espectáculos en vivo de Latinoamérica, es el fundador y CEO de DG Medios y afirma: “Puede que un artista en gira mundial, después de hacer los mercados primarios, que son Estados Unidos, Canadá, Europa y Japón y Asia Oriental, tenga una ventana para Sudamérica. Pero si esa ventana no coincide con la disponibilidad de los recintos, el artista sencillamente no viene a Chile”.

Taylor Swift estuvo el año pasado en Sudamérica realizando conciertos, pero no vino a Chile: el Nacional no se podía ocupar.

Es lo que pasó con quien es la mayor estrella femenina del momento, Taylor Swift. Su gira mundial “The Eras Tour” partió en marzo 2023 y terminará en diciembre próximo. Sí aterrizó en otros tres países habituales para Latam: Argentina, Brasil y México. Daniel Merino, gerente de Entretenimiento de Bizarro, señala: “Taylor Swift no iría jamás al Arena. Ella haría cuatro estadios nacionales”.

Carlo Geniso aterriza esa afirmación: “Este tipo de artistas necesitan una capacidad de 60.000 personas o más por show”. La norteamericana se está moviendo por grandes arenas con un espectáculo que dura unas tres horas y veinte minutos y ofrece 45 canciones. Datos internacionales indican que solo hasta diciembre del año pasado llevaba recaudados 1.000 millones de dólares. “Hay que conjugar a la gente y trabajar en lugares de gran convocatoria para generar los recursos que puedan paliar los gastos que un espectáculo de esa categoría implica”, dice Geniso.

Merino, destacado por la revista especializada “Billboard” como uno de los más importantes ejecutivos de la música mundial menores de 40 años, explicó en su cuenta X (antes Twitter) en mayo pasado que una de las cortapisas para “The Eras Tour” es que el Estadio Nacional se ha vuelto “sumamente difícil, tanto por fechas del fútbol como por otros eventos”. Jorge Ramírez habla de la “eterna disputa” sobre a quién le pertenece ese local: “Si al fútbol, si a la historia. En nuestra visión es de nadie, salvo todos los chilenos, y nos ha tocado decir que ahí estuvo el Papa, que ahí se despidieron Los Prisioneros y que ahí se hace la Teletón. Los clubes de fútbol se lo quieren adjudicar, pero no nos parece del todo correcto”.

Para los promotores musicales, en este momento, hay una barrera evidente ante el Nacional. ¿Será que es necesario ampliar la oferta de espacios masivos locales? Luis Venegas dice que no: “Más bien me parece que sobran lugares”, afirma. Venegas es el fundador y CEO de TVI América, el operador de la red de TV pagada más grande de Chile. En los años 90 fue el dueño de Providencia Televisión, la mayor productora de conciertos de su época, creadora de los shows de Guns N’ Roses (1992), Peter Gabriel (1992) y Paul McCartney (1993), además de Silvio Rodríguez (1990). Aunque dio un paso al costado en la industria del espectáculo en vivo a fines del siglo pasado, se ha mantenido como observador atento.

Desde su perspectiva, el ecosistema local -dado su tamaño- tiene en este momento la infraestructura suficiente. “Ha habido mejoras y crecimiento en la industria en estos años”, señala. Recuerda que para Rod Stewart hubo que importarlo todo: rejas de seguridad, techo, escenario, luces, sonido. Hoy eso ya no es necesario: “Tienes en Chile toda una red de servicios de producción, como en cualquier parte del mundo. Hay servicios de catering, de seguridad, de transporte, de luces, y también hay digitalización, que ayudó a crear las ticketeras. Pero todo ese crecimiento ha sido lento y orgánico. No ha habido un gran salto que justifique la construcción de un estadio nuevo. Chile sigue siendo un mercado muy chico”, afirma el empresario.

Personas que trabajaban en shows durante la década de los 90 recuerdan que los productores de conciertos operaban bastante a ciegas. Debían, incluso, hacerse cargo de cortar boletos y contar el dinero a mano. Los pagos a los artistas se hacían en contante y sonante. La recepción del pago de los sponsors también era a mano, de modo que los riesgos para los empresarios eran enormes.

La realidad es que las contingencias siguen siendo grandes. En una carta dirigida a la Comisión de Cultura y de las Artes de la Cámara de Diputadas y Diputados, el presidente de la Agepec afirma que el sector “goza de buena salud”, pero se enferma “mucho más de lo que la gente piensa”, debido a que no siempre gana quien asume los riesgos. Jorge Ramírez define que los productores son un eslabón de una cadena en la que existen anillos más relevantes, como quienes manejan los recintos que se arriendan y “por supuesto, los artistas, que se llevan el mayor beneficio de lo que se recauda”. Confiesa también que los recursos y los flujos siguen siendo muy acotados.

Un gestor que prefirió el anonimato indica que la apuesta que se hace con los grandes artistas anglosajones siempre es altísima: “Ellos lo manejan todo. Los managers administran toda la plata, incluida la recaudación. Te fijan el precio y dejan un porcentaje para los promotores. Todo el resto, que es el mínimo garantizado y que puede ser hasta el 90%, hay que pagárselos muchos meses antes. Entonces, tienes un gran costo financiero y debes salir a trabajar para recuperar lo que adelantaste”.

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Carlos Lara es el director ejecutivo de Swing Booking & Management. Su compañía existe desde 2005 y hace ocho ingresó a la cartelera teatral latinoamericana. Lara afirma: “Santiago ha tenido un crecimiento exponencial y no ha logrado satisfacer las necesidades del crecimiento demográfico. Nos quedamos chicos”. Carlos Geniso complementa: “Con mis 35 años de experiencia puedo decir que estamos doblemente exigidos, porque hay una demanda mucho mayor y hay una merma de infraestructura y capacidades”.

El CEO de DG Medios enumera. Dice que existe un solo estadio cerrado, que es el Movistar Arena. Al aire libre, además del Nacional con todas sus dificultades, en este momento, “los únicos estadios que hay para hacer shows son el Bicentenario de la Florida, que es muy bueno, pero que alberga a 27 mil personas, y el Monumental de Colo-Colo, que llega a los 42 mil espectadores”. Según él, hace falta un sitio para unas 22 mil personas.

Desde la perspectiva de Carlos Lara, lo que se necesita son más sitios de aforos medios y pequeños: “Traigo a artistas de salas de teatro, a artistas de arenas y a artistas de barrio. Por ejemplo, cuando viene Paloma San Basilio, si no tengo la oportunidad de llevarla al Teatro Oriente o al Teatro Nescafé, mis opciones son bastante pequeñas”.

Esas dos salas están en Providencia. La primera permite a 900 personas sentadas y la segunda, casi a 1.000. Lara afirma que suelen estar ocupadas y que eso lo obliga a saltar a recintos de 4.000 personas o más. “¿Y con te quedas? Con el Teatro Caupolicán, que es mítico pero que también está en condiciones un poco paupérrimas. No tiene estacionamientos y el sector alrededor no es muy bueno”, explica. Para él, usar el Bicentenario de La Florida es complicado: “Al final te tienes que adaptar a un lugar que no tiene condiciones para un espectáculo”.

Carlos Lara dice vivir haciendo cálculos en torno a los aforos, debido a que saltar entre segmentos lleva siempre a tener que mirar hacia el Movistar Arena. Daniel Merino, de Bizarro, define ese local como “un gran recinto” y añade: “Es un lugar que muy cómodo de trabajar para uno como productor, y también para el público cuando lo visita, porque tiene todas las comodidades”.

Movistar Arena es el único recinto techado masivo en el país para conciertos. Foto: AgenciaUno.

El Movistar Arena, techado y multipropósito, está “ubicado en el corazón del Parque O’Higgins”, como indica su Memoria Anual del año 2011. Es una concesión del Ministerio de Obras Públicas, que lo adjudicó en 2004 a la Sociedad Concesionaria Arena Bicentenario. En ese momento, esa sociedad era controlada directamente por Hiller Inversiones Limitada, que a su vez pertenecía en 99,5% a Fidelitas S.A., una de las dos entidades desde donde emergió en 2019 BE Live Entertainment Group.

Para los asociados a Agepec, el modelo que se ha instalado en el Movistar Arena es incómodo, aunque -como dice Jorge Ramírez- por ahora no tiene sustituto: “Hay externalidades no deseables. Es difícil su ocupación y, más allá de los esmeros e intentos del recinto, se complejiza porque es administrado por un consorcio que hace tres cosas que no debiera hacer en conjunto: vender los boletos, producir los espectáculos y arrendar el recinto”. Carlos Lara añade: “La relación atada a la ticketera y a Bizarro es complicada. Nunca hay fecha. Tienes que pedirlas con mucha anticipación y siempre están bloqueadas por ellos mismos”.

La ticketera a la que el director ejecutivo de Swing Management alude es Punto Ticket, con diferencia el agente de venta de entradas más grande del mercado local. Hasta el año pasado entre sus propietarios había dos empresas vinculadas a la familia Hiller. En noviembre pasado se anunció la venta del 65% a una alianza formada por la alemana Eventim y la estadounidense Sony Music. Esa operación fue analizada por la FNE, debido a la duda de transgresión al DL 211, que fija normas para la defensa de la libre competencia. Hoy, Daniel Hiller, el CEO de HLR Group, es parte de directorio de Punto Ticket.

Pollstar, una entidad dedicada al registro de la industria de conciertos y música en vivo en el mundo, indica en un ranking que el Movistar Arena ocupó -entre octubre 2022 y septiembre de 2023- el segundo lugar mundial en ventas de entradas, por encima de sitios icónicos como el O2 de Londres y apenas debajo del Madison Square Garden de Nueva York. Solo un mes antes de esa última fecha, en Chile, el MOP extendió por dos años, hasta el 4 de septiembre de 2026, la concesión del recinto, que debía terminar este próximo 3 de septiembre.

Para lograr ese plazo extendido, la Sociedad Concesionaria Arena Bicentenario -cuyos gestores hoy son el Grupo Hiller y Bizarro- debió ceder el Movistar para los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos, que se celebraron entre el 1 de octubre y el 6 de noviembre del año pasado. El plazo extra se logró apelando a las graves consecuencias que dejaron el estallido social y la pandemia del Covid-19. De todos modos, el MOP ya publicó la relicitación del que llama Estadio Techado del Parque O’Higgins.

La publicación considera “el mejoramiento y la operación de un recinto para 12 mil espectadores, que permite albergar espectáculos artísticos y deportivos, entre otros”. El presupuesto oficial propuesto por el Estado es de 29 millones de dólares y el llamado es para 2025, con un plazo de concesión: 20 años, que está “en estudio”.

Desde Movistar Arena indican que el sistema de reservas del recinto “es totalmente independiente y está bajo la supervisión permanente de un trustee que vela por el fiel cumplimiento de las medidas exigidas po r la Fiscalía Nacional Económica (FNE), sin que la concesionaria tenga injerencia en la asignación de fechas”.

De este modo, añade, “cumplimos estrictamente con los requisitos establecidos para garantizar que ninguna empresa y/o productora, incluida Bizarro, tenga preferencia sobre otra ni la capacidad de bloquear fechas en el recinto. La alta demanda del Movistar Arena se debe a diversos factores, entre ellos, la gestión que la concesionaria ha llevado a cabo durante 20 años para convertirlo en un venue de clase mundial”.

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“Yo creo que hace falta una segunda arena en el sector oriente, pensada como arena y no como un estadio modificado”, dice el director ejecutivo de Swing Management, Carlos Lara. Daniel Merino, de Bizarro, sostiene: “Es muy difícil lograr construir un lugar como ese en otra parte de la Región Metropolitana, principalmente por ubicación, acceso al transporte público y estacionamientos”. La pregunta natural, de todos modos, es evidente: sea una gran arena o sea un recinto intermedio, ¿quién construye un lugar para conciertos? La respuesta no es tan evidente, aunque en general -por la envergadura del proyecto- los ojos apuntan al Estado.

Un antiguo empresario del sector indica: “Construir costaría una fortuna. Y creo que nadie de los promotores pudiera poner un peso en un proyecto así”. Ironizando, afirma que hacer hoy en Chile un local techado o abierto, como los recintos estadounidenses, sería como tratar de dotar de un Santiago Bernabeu al club Universidad de Chile. Ese estadio madrileño está catalogado por la UEFA como “de elite”. Pertenece al Real Madrid y fue sometido a una reciente modernización, que costó alrededor de 1.170 millones de euros.

El nuevo estadio de la UC asoma como recintos para conciertos masivos en Santiago.

Un ejemplo de lo que implica desarrollar un recinto en Chile está en el Estadio San Carlos de Apoquindo, que pertenece al Club Deportivo Universidad Católica. Cruzados SADP, que es la empresa creada para hacerse cargo de los intereses económicos y financieros del club, inició en septiembre de 2020 una ampliación. La propuesta habla de subir el aforo a 20.000 espectadores, con cubierta para los asistentes y palcos y suites corporativos.

El presupuesto original era de 30 millones de dólares y los planes indicaban que el nuevo San Carlos debía estar listo en marzo pasado, pero ha sufrido atrasos. Jorge Ramírez afirma que el gremio ha sido invitado a mirar el estadio: “Sabemos que la administración quiere eventos y obviamente serían en época estival. Nos van a contar cómo y qué les gustaría tener”.

Un cálculo aproximado de la Agepec para un nuevo recinto para conciertos en Santiago habla de -al menos- 50 millones de dólares. Carlos Geniso sube la apuesta incluso hasta 150 millones de dólares, sin incluir el terreno. Jorge Ramírez dice: “Nosotros no podemos pedirle al Estado que invierta, porque las prioridades y las urgencias del Chile de hoy son otras”. Igual critica cuando habla de “una inversión multimillonaria” hecha por el Estado en el Court Central del Estadio Nacional.

Ramírez recuerda que, en otros tiempos, en ese local ofrecieron conciertos Joan Manuel Serrat o B.B. King. “Ahí debería haber una cohabitación. Tendrían que haberlo techado y transformado en un recinto intermedio. Ahora, que nosotros sepamos, no se está usando. El Estado, en los últimos 20 años, ha construido canchas de fútbol en todo el país, pero ha sido incapaz de terminar el GAM y debió abortar el apoyo a un nuevo Teatro Teletón”, afirma el empresario.

El exministro de las Culturas, Jaime de Aguirre, fue también director ejecutivo de Chilevisión y TVN. Ambos canales asumieron, en su momento, la organización del Festival de Viña del Mar, que se hace en el anfiteatro de la Quinta Vergara. Ese local fue remodelado en 2002, pero el proyecto original, que incluía un techo retráctil, quedó a medias. De Aguirre indica: “Lugares donde se exprese la cultura siempre son necesarios. Pero, siendo pragmático en un país que se cree rico, pero es pobre, convendría hacer un gran estudio de mercado primero para ver las reales necesidades”.

De Aguirre sostiene que depender del Nacional para conciertos, que originalmente estaba hecho para otras cosas, no es la mejor de las ideas. A cambio habla de alianzas público-privadas: “Hay que ser más creativo y obligar, entre comillas, a la empresa privada a que asuma responsabilidad en el estado de la cultura en Chile. Hoy, eso significa conversar, seducir, invitar y convocar”. El gerente de Entretenimiento de Bizarro, Daniel Merino, dice que sí hace falta un trabajo conjunto con el Estado.

Según, él se necesita invertir en “tener un estadio multipropósito en el Nacional, donde puedan realizarse conciertos sin dañar el césped”. Eso permitiría que “en 24 horas pueda estar jugándose un partido de futbol profesional”. Merino propone seguir el camino que hizo, precisamente, el Santiago Bernabeu: “Acabo de estar ahí la semana pasada, para el cierre de gira de Karol G. El sistema es impresionante”, afirma.

Un video en YouTube muestra un modernísimo sistema de retiro del pasto natural, que es dividido en seis enormes bandejas, que quedan bajo tierra y son resguardadas por tecnología de punta, con ventilación, riegos y luz artificial. Arriba el césped artificial es cubierto para la realización de ferias, encuentros deportivos de menor aforo y conciertos. El medio español LibreMercado sostiene que sólo ese “invernadero subterráneo cuesta 225 millones de euros”.

El ministerio de las Culturas entrega el Fondo de Infraestructura Cultural Pública y Privada, cuya versión 2024 cerró el 8 de julio pasado. Ofreció $3.300 millones de pesos –es decir 3,1 millones de dólares o 2,8 millones de euros- en dos líneas: proyectos de diseño de arquitectura y especialidades y proyectos de obras civiles. Ese fondo apoya a “municipalidades, a establecimientos de educación superior estatales y a organizaciones culturales privadas con y sin fines de lucro”. Entre los privados, se cita entre posibles destinatarios de dinero a centros culturales, salas de cine, estudios de grabación, galerías de arte o salas de teatro.

Carlos Geniso reconoce, de todos modos, que el Nacional siempre ha sido esquivo para los conciertos: “Acuérdate que ya en 2009 no pudo venir AC/DC porque no había fechas en el estadio”. El CEO de DG Medios llama a seguir valorando el papel de cada actor en el debate y a apostar por “conseguir la armonía” y equilibrio con el deporte: “Los eventos en vivo son importantes, porque traen una fuente de trabajo itinerante. Se necesitan muchos puestos de trabajo para que se desarrolle nuestra actividad. Tenemos que aprender a convivir”.

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