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Dan Restrepo

Política

30 de Agosto de 2024

Dan Restrepo, exasesor de Barack Obama: “A todo el mundo le encantaría que en el G20 estuviera Chile y no Argentina”

Señalado en su momento como la figura con ascendencia latina más importante en la Casa Blanca, Dan Restrepo repasa en entrevista con The Clinic el momento estadounidense, la relación de ese país con Latinoamérica, y las fortalezas de Chile y del Presidente Gabriel Boric.

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Dan Restrepo, de padre colombiano y madre española, estuvo varios años en la Casa Blanca. Allí tuvo un rol crucial, dado que fue el asesor especial del entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

Fue allí, en ese rol, sumado al que tuvo como director para Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional de ese país, en donde se le identificó como el personaje con ascendencia latina más importante de la casa de Gobierno.

Por estos días estuvo en Chile para conversar sobre estrategias de suministro. Entremedio de su visita, conversó con The Clinic para abordar la situación de Estados Unidos, el rol de ese país con América Latina y, además, el liderazgo del Presidente Gabriel Boric, de quien comparte una buena impresión.


—¿Qué reflexión hace del momento estadounidense? Considerando la sucesión de eventos, atentado incluido, desde el primer debate entre Biden y Trump hasta hoy.

—No sé si se pueden sumar todas esas cosas. Fueron cosas muy particulares, pero sí ocurren con algo esencial que está ocurriendo en los Estados Unidos, que es que los Estados Unidos está, desde las últimas dos o tres elecciones, tratando de definir quiénes somos como país y qué es ser estadounidense. Antes la política en Estados Unidos era cómo debemos gobernarnos. Tenías una visión conservadora, otra más liberal, en el sentido que se usa la palabra en Estados Unidos, y ese era el debate: cómo se debe gobernar, cuánta injerencia en la economía debe tener el gobierno, cuánto en la vida personal.

En la última década y media, el debate se ha ido convirtiendo en un debate sobre quiénes somos. Esta elección y en particular ahora, con los dos contrincantes que tenemos, a las cuales vamos a ir a las urnas, son dos visiones muy distintas de quiénes somos cómo país y qué es ser estadounidense. Eso ha tensionado muchísimo.

—¿Qué ocurrió hace década y media que se cambió la pregunta del “cómo debemos gobernarnos” al “quiénes somos”?

—Tres cosas a la vez. Una es la crisis de la crisis financiera de 2008-2009. Otro es la llegada a la presidencia de Barack Obama. Y antes de las dos, una dispersión de una nueva población que subrayó un cambio demográfico que iba viniendo en el país. El anglo en los Estados Unidos cada día se está quedando con menos peso. Eso empieza a acelerarse en la primera década de este siglo. Una manifestación de ello es la dispersión de la población hispana en los Estados Unidos. A partir del 2004, la población hispana en los Estados Unidos crece naturalmente en Estados Unidos, no por causa de migración, y latinos empiezan a vivir en partes del país donde no estaban antes.

La coincidencia de estar viviendo en partes del país donde no estaban antes con una crisis financiera y una decaída económica abre la posibilidad de juntar esas dos cosas. El que los junta en el 2016 como candidato a la presidencia de los Estados Unidos es Donald Trump, y lo junta abiertamente. 

Dan Restrepo

—Algunos han señalado que la baja de Biden pudo ser una estrategia y que sorprendió a Trump. ¿Qué opina de ello? ¿Fue un acierto que Biden se bajara tan tarde?

—No creo que fue estrategia. Creo que fue fortuna. Creo que el presidente quería quedarse en la contienda, pero llegó a entender que quedarse era entregar la presidencia a Trump. No sé si el Partido Republicano se sorprendió, pero sí Trump se sorprendió muchísimo. En gran parte porque Biden llegó a hacer algo que para Donald Trump es imposible de hacer: puso otros intereses en frente del personal. Eso ni le entra a la cabeza eso a alguien como Trump. Él nunca lo hubiera hecho. La única cosa que le interesa a Donald Trump es Donald Trump. No le interesa al votante común y la vida cotidiana estadounidense. Ese contraste creo que sí le funciona al Partido Demócrata.

—¿Cómo ves la relación de Estados Unidos actualmente con Latinoamérica?

Los Estados Unidos y el mundo enfrentan dinámicas donde la solución está en ellos, en la región. El mejor ejemplo de esto es que los Estados Unidos no puede competir económicamente sin la muy cercana relación comercial que existe en Norteamérica y principalmente con México. Eso es nuevo. Hace 10 años, cuando yo estaba trabajando con el presidente Obama, nuestro socio principal económico comercial era China y hoy lo es México y Canadá le sigue. La competitividad global estadounidense está vinculada a nuestra relación con nuestros vecinos. Eso va ampliándose por sector. Los Estados Unidos con un presidente Biden y creo que aún menos con una presidenta Harris, no se ve como el dueño político de las Américas. 

Sacando a México, ¿quién es el mejor socio de Estados Unidos en Latinoamérica? 

—Difícil decirlo a estas alturas. Antes esa era una respuesta bastante fácil. Creo que demócratas y republicanos habrían dicho Colombia. El presidente Biden hubiera dicho Colombia, pero el gobierno del presidente Petro ha sido un poco más complejo de lidiar. La relación con Brasil es siempre compleja porque somos dos superhéroes agrícolas cuyos intereses chocan. Los intereses se cruzan de una forma y Brasil busca protagonismo en temas globales donde Washington le cuesta entender el porqué.

Hay oportunidades de cooperación en temas importantes. Por ejemplo, en el caso de Chile, donde podemos cooperar mejor en cadenas de estrategias de suministro. A Chile también se le aprecia, creo, la voz del Presidente Boric en temas como Venezuela, en donde tienes a alguien de la izquierda política defendiendo valores y principios democráticos en voz alta. 

—¿Qué le falta a Chile para acercarse a una estrechez bilateral con Estados Unidos como la que fue de Colombia?

—Donde está localizada y el tamaño. Y son cosas que son difíciles de superar en ese sentido. Esto es algo que no es particular: de vez en cuando sí se oye frustración porque Chile no juegue un papel más grande, que casi no llega ni a su tamaño en temas donde sí podría tener más protagonismo en lo hemisférico y en lo global. Eso ha sido una frustración que he escuchado en lo largo de mis 30 años trabajando sobre ello.

—¿Sobre qué temas Chile no alcanza su tamaño?

—Ha sido en momentos de democracia. Hablando en otros momentos, en otros gobiernos, pero hay ejemplos. Se vio muy positivamente lo que hizo Chile como lo hizo Brasil en la misión de estabilidad en Haití. Esos eran países de la región que tenían capacidades y que juntaron ello con voluntad para enfrentar algo que era una problemática para todos. Se hablaba que eso es lo que deberíamos ver con más frecuencia por parte de Chile.

A todo el mundo le encantaría, creo yo, si en el G20 estuviera Chile y no Argentina, para tener una voz algo sensata sobre temas económicos y en particular en momentos de crisis. En el caso de la crisis financiera de 2008, tenías a Cristina Fernández hablando de las maravillas de default en un foro donde todos estaban evitando el default. Tener en representación de Latinoamérica esa voz, muchos pensábamos “sería mucho mejor tener a la presidenta Bachelet o al presidente Piñera en esa época como la voz en esos temas”. Por no estar en ese club, en parte es meterte difícil meterte a la conversación, pero también había oportunidad de meterse, cuestión que no se tomaba en ese momento.

—¿Qué impresión tiene el expresidente Obama sobre el Presidente Boric?

—No sé lo suficiente para responder la pregunta.

—¿Qué impresión tiene usted de él?

—Una buena en dos sentidos. Uno: haber jugado un papel importante en dar frente y cara a una izquierda responsable democráticamente en un momento donde hay una distorsión de lo que es la izquierda, porque lo de Nicolás Maduro de izquierda tiene poco. También ha sido Presidente en un momento sumamente complejo para Chile, y lo ha navegado, visto desde afuera, de una manera sensata, seria, donde los vaivenes podrían haber desbordado a alguien fácilmente. Eso podría haber frustrado a un gobernante, de manera que él no se ha dejado ir en esa dirección. Él se ha mantenido buscando cómo podemos buscar un nuevo norte sin tratar de imponer su visión necesariamente de que ese es el único norte. 

Lo tercero: el hecho de la llegada a la presidencia de Boric creo que también es bueno y algo que se necesita hacer en más sitios. Es decir, renovar y quiénes son los políticos en nuestras sociedades. Cuando nuestra contienda, en Estados Unidos, los candidatos sumaban 159 años de edad, eso era peligroso para el bienestar de la democracia estadounidense sí o sí, porque en un mundo en el que vivimos, donde todo se está acelerando, tener a dos señores que se están desacelerando… El hecho de que alguien como Boric se presentara, llegase y gobernara creo que es algo que se tiene que replicar en más partes de la región y el mundo.

¿Qué proyección hace sobre el presidente Gabriel Boric en el futuro? ¿Tiene material para ser un referente en la región?

—Creo que sí, pero, tiene la complicación de que se habla mucho de que tenemos una crisis de liderazgo. Pero, tenemos una crisis donde el liderazgo es casi imposible. Entonces, la culpa es de los que no se dejan tener líderes y no necesariamente de los líderes o la gente que trata de ponerse a la labor de dar liderazgo. Vivimos en sociedades donde no compartimos realidad. Todos viven en su propia realidad. Eso crea una dificultad en sumar, que es parte de ser líder. La dificultad que tendrá Gabriel Boric, la que tiene Barack Obama, lo que tendría Kamala Harris, no necesariamente habla de que ellos, como personas y como posibles líderes que carecen de esa naturaleza, sino el contexto con el que están tratando de lidiar casi no da para ello. Eso va a ser un reto para Boric. 

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