Secciones

The Clinic
Buscar
Entender es todo
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Tendencias

3 de Septiembre de 2024

SIBO: la enfermedad que afecta a miles de mujeres en Chile y que por años fue mal diagnosticada y confundida con colon irritable

Se ha vuelto común escuchar que alguien puede tener diagnóstico de SIBO producto de constantes hinchazones de estómago o dolor después de comer. Durante los últimos años, los especialistas aseguran que ha aumentado la prevalencia solo porque hay mejores diagnósticos y más tecnología para detectar esta enfermedad que antes, solía confundirse con el colon irritable. Pero 'son los nervios, ya se te va a pasar', ya no es la única respuesta resolutiva al malestar gastrointestinal que muchas personas pueden sentir asociándolo al estrés. Ahora, es SIBO, y se puede tratar con antibióticos y dietas en un periodo de dos meses.

Por
Compartir

SIBO significa “sobre-crecimiento bacteriano en el intestino delgado”. El diagnóstico se ha empezado a escuchar principalmente entre las mujeres después de consultar por qué sienten el estómago hinchado todo el tiempo. O por qué cada vez que comen cualquier tipo de alimento, se enferman del estómago y necesitan ir al baño.

El SIBO no es nuevo en Chile, pero su epidemiología no se ha estudiado para obtener datos en concreto sobre cómo está afectando a la población.

Lo que sí se sabe, es que el último estudio mundial de prevalencia de SIBO publicado en la Revista de Gastroenterología Americana, determinó que el 35% de las personas testeadas en 25 países distintos, lo tenía. “Se ha vuelto una tendencia porque hay más diagnósticos en nuestro país“, explica Cecilia Sepúlveda, presidenta del Colegio de Nutricionistas. “Es como la enfermedad celiaca o las alergias alimentarias. Siempre han estado, pero ahora hay tecnología para detectarlas”.

La especialista cuenta que entre los años 2000-2008, solo había dos lugares en Chile donde se hacía el examen para detectar el SIBO -entre ellos, el Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos de la Universidad de Chile-. Entre varias razones, la falta de exámenes específicos propiciaba que esta enfermedad fuese mal diagnosticada con la del colon irritable. Sobre todo, en mujeres.

Le pasó a Camila González (29), quien recuerda haber tenido problemas gastrointestinales durante toda la vida, sobre todo, a la hora de hacer presentaciones o pruebas importantes en el colegio. “Mi mamá me contaba que pasaba enferma cuando tenía que enfrentar una situación estresante. Por eso, me llevaban al doctor y me daban distintos medicamentos para aliviar los síntomas. Decían que ‘eran los nervios, que ya se me iba a pasar’. Pero en 30 años, nunca se me pasó”, cuenta.

Camila González cuenta que ha convivido con dolores estomacales agudos y episodios de estreñimiento o enfermedades gastrointestinales que iban y venían. Pero fue este año cuando empezó a notar que no importaba lo que comiera, siempre se le empezaba a hinchar el abdomen y a tener mucha acidez. Comía una cazuela, acidez. Tomaba leche, y de inmediato tenía problemas estomacales. Palta, y los síntomas ya le impedían funcionar con normalidad.

“Como toda la vida me diagnosticaron colon irritable, era confuso, porque no me sentía nada estresada en el trabajo“, cuenta. “Pero los síntomas ya se transformaron en literalmente, nunca sentirme bien. Mi récord fue pasar una semana sin ir al baño. Ahí, ya me preocupé”.

Producto de su resistencia a la insulina, Camila González tomó hora para hacerse los exámenes de rutina En ellos, todas sus vitaminas salieron bajas para un parámetro normal. La B12, la vitamina D, el hierro en la sangre, “todo está peor que un vegano mal cuidado”, le dijo el nutriólogo que visitó después de que en el control anual le pidieran exámenes para descartar celiaquía u otras patologías. Todos esos test salieron normales, salvo el de las vitaminas y el de una infección urinaria que González no había notado hasta ese momento.

“Ese fue el determinante para encontrar el SIBO”, cuenta. “El doctor me dijo que la infección urinaria estaba siendo provocada por una bacteria que salió resistente a todos los antibióticos posibles. Era demasiado fuerte para que estuviera ahí y yo no lo sintiera o no me doliera nada. La teoría, fue que la bacteria se movió desde mi intestino hasta el conducto urinario”, relata.

La exactitud en el diagnóstico y el tratamiento del SIBO

Un estudio de la Facultad de Medicina del Centro Médico Dartmouth-Hitchcock concluye que llegar a la conclusión del SIBO se ha hecho más fácil “puede haber ocurrido, en parte, porque las pruebas de diagnóstico disponibles han mejorado nuestra capacidad para diagnosticarlo”. Cecilia Sepúlveda está de acuerdo y pone el énfasis en lo complejo que puede haber sido para varias personas el hecho de haber sido mal diagnosticada con el síndrome del colon irritable durante tanto tiempo.

“Si alguien dice ‘yo me hincho hasta cuando tomo agua’, no tiene por qué ser colon irritable”, dice la nutricionista. “Sí, tienen síntomas parecidos con el SIBO como la diarrea, la distensión abdominal -hinchazón- y el dolor, pero la diferencia es que el colon irritable sucede cuando te estresas y luego, pasa. En el SIBO, a pesar de que puede ser provocado por el estrés, los síntomas se mantienen y habitualmente, aumentan mucho después de las comidas”.

El sobre-crecimiento bacteriano a nivel intestinal, es provocado por un aumento masivo de bacterias y levaduras patógenas que hay en el intestino. “En el estado normal de la microbiota, las bacterias y levaduras van a fermentar en un nivel bueno y tolerable. El problema, viene cuando las bacterias patógenas desequilibran esa función y generan aumento de la mala absorción de ciertos carbohidratos, como la lactosa. O, aumentan también la producción de ciertos gases”, agrega Sepúlveda.

El examen de expiración de gases por la boca es el primer determinante para entender el tratamiento que el SIBO requiere. Porque según los especialistas, si el SIBO no se trata, no se pasa. La recuperación incluye fases con antibióticos, restricción alimentaria y probióticos por un determinado periodo de tiempo.

Los antibióticos pueden ser contraproducentes

Es importante cuidar la temporalidad por el efecto contraproducente que puede generar esta enfermedad producto de los antibióticos prolongados y de amplio-espectro.

“Si voy a un médico que me dice a la primera que tengo SIBO y me receta antibióticos, yo arranco”, opina Cecilia Sepúlveda. Hay que hacerse exámenes sí o sí para descartar cosas orgánicas como las úlceras o los pólipos, o enfermedad inflamatoria gastrointestinal, o que no se es celiaco, o que no se se es alérgica, o que no hay colon irritable. Esto, con el fin de encontrar el tratamiento adecuado por el tiempo adecuado y que los antibióticos no hagan el efecto contrario.

En un principio, el nutriólogo que atendió a Camila González le ofreció una pauta de alimentación que, según ella cuenta, “era solo una página de word que me llegó seis días después de la consulta. La plana de información solo decía algunos alimentos permitidos y no permitidos. Ni siquiera mencionaba todos los grupos de alimentos o las cantidades. Los lácteos por ejemplo, no estaban en ningún grupo”, dice.

Tuvo que empezar a consultar con amigas. Y amigas de sus amigas. “Cuando menciono lo del SIBO mucha gente responde que conoce a alguien que fue diagnosticado hace poco. Una amiga me pasó el contacto de su amiga que me compartió la pauta nutricional que le habían dado y estaba muchísimo mejor que la que yo tenía, porque medía la cantidad de alimentos que tenía que comer e incluso recomendaba marcas”, recuerda Camila González.

Después de un tiempo, decidió ir a la misma nutricionista que la amiga que le había compartido la pauta. Hoy, cuenta que ya está lista para empezar el tratamiento después de la celebración de Fiestas Patrias. Éste consistirá en 15 días de antibióticos y dieta restrictiva que luego se irá flexibilizando con el tiempo e incluyendo probióticos hasta concretar los dos meses.

Le dijeron que se va a sanar, pero que de todas formas, esta es una enfermedad puede ir y venir. Cecilia Sepúlveda explica que la propensión al SIBO también se da más en nuestra época por los patrones alimentarios y hábitos de vida que predominan en la sociedad. “El consumo de café, el cigarro, el alcohol y el consumo de sustancias igual puede alterar la microbiota. Incluso, los flujos hormonales del mes en la mujer la afecta, por eso la mujer tiene más susceptibilidad al SIBO que los hombres“, dice.

Comentarios

Notas relacionadas