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Opinión

3 de Septiembre de 2024
Tool
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Tool, el enigma de una de las bandas que faltaban en Chile

Foto autor Felipe Rodríguez Por Felipe Rodríguez

El debut de uno de los maestros del metal progresivo en el próximo Lollapalooza representa el clamor de los fanáticos en el país. Complejos y vanguardistas, intensos y oscuros, encarnan la invención y la reinvención como motor del rock.

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En una época en que el rock parece estar destinado a un rincón de los recuerdos de la música y mirando con cierta envidia el presente fastuoso de la música urbana -con un protagonismo abrumador de representantes locales en el mundo-, el debut de los estadounidenses Tool en Chile en el próximo Lollapalooza irradia esperanza en el alicaído género.

A nombres estelares en el festival como Fontaines DC -que trae un excelente nuevo disco, “Romance”- y el soul distinguido de Michael Kiwanuka, el show de los maestros del metal progresivo es una instancia de alegría para los fanáticos chilenos. Desde que el fin de la dictadura significó la aparición de shows en vivo en el país, Santiago se ha transformado en una tierra prometida para los seguidores del rock. Esa década aportó varios momentos imperdibles. Algunos insoslayables como los Ramones en el Velódromo del estadio Nacional en 1992; Metallica en mayo de 1993, tras un aluvión que dejó a la capital sin agua y luz y Sepultura en el Caupolicán en mayo de 1994, en uno de los shows más brutales e intensos que se han visto en el país.

Con el paso de las décadas, la visita de estrellas de la música fue cerrando círculos. Prácticamente todos los grupos o solistas de rock más importantes de la historia agendaron cita en Chile. Tool, que estuvo a punto de venir al país si no hubiese pandemia en 2020, era uno de los pocos que habían faltado a la cita. Su estilo musical complejo y vanguardista, metalero y matemático, posee una esencial característica que empatiza con el fan chileno: la oscuridad. Ese sonido, siempre agazapado, se emparenta con bandas que linkean con su espíritu introvertido como The Cure, Deftones y Faith No More, que también cuentan con una legión de incondicionales en el país.

La alta expectación y felicidad que genera en redes sociales el debut de los estadounidenses se deben a diversos factores. El aura de misterio propio de los grupos de rock. A lo largo de su carrera, se han caracterizado por mínimas exposiciones a la prensa: no les gusta dar muchas entrevistas. Un silencio discográfico -entre su último disco y el anterior pasaron 13 años- en que toda su actividad se basaba en rumores y trascendidos. Pero, principalmente, su mayor virtud es que su música encarna una de las directrices impuestas por David Bowie: la importancia de la constante invención y reinvención como motor del rock.

No es casual que el tercer país con más seguidores de Tool en streaming sea Chile. Sus pasos enigmáticos y los videos que circulan de sus presentaciones alimentaron el deseo y las ganas de verlos en vivo. Más allá de los gustos personales -Tool es una banda que arrancó a comienzos de los 90 y la mayoría de sus fans se concentran en personas entre 35 y 50 años-, la opinión de los que han presenciado sus espectáculos es rotunda. Pocas bandas tienen la fiereza, intensidad y un sonido calcado al de sus trabajos de estudio con el virtuosismo excepcional de su baterista, Danny Carey, considerado uno de los más talentosos de su generación. Paralelamente, sus visuales también suelen tener correspondencia con su música y exhiben un crudo retrato del mundo contemporáneo. Es, como describen algunas críticas, un mural sonoro. 

Pese a que en los últimos veinte años, Tool ha publicado apenas dos álbumes, sus canciones no representan a una reliquia del rock, sino que a verdaderos popes de la vibración metalera. Quizás su mayor identificación con los fans chilenos -y del mundo- es que su adaptación no se ha dado de acuerdo a las circunstancias de moda. Tool habla de purgas, el miedo y el envejecimiento, junto a compases extraños y milimétricos, como formas de enfrentar y describir su propia realidad.

El simbolismo del presidente Boric como seguidor destacado del grupo estadounidense es una extensión de la celebración que genera la visita en miles de partidarios locales que, desde hoy, cuentan las horas para un Lollapalooza que asoma -por su cartel- como uno de los mejores de la última década. Y, tal vez, convierta a Tool en una banda que, pese a sus interrumpidas apariciones en vivo, sean los sucesores en popularidad de Faith No More. En marzo veremos si esa devoción local tiene justificación.

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#Lollapalloza#tool

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