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Gas pimienta en el San Ignacio El Bosque y agresiones en el Lincoln College: el maltrato a los profesores en los colegios de la élite

El pasado 30 de agosto tres profesores del colegio San Ignacio de El Bosque tuvieron que ser derivados a la Mutual de Seguridad por el contacto con gas pimienta. El caso revela una dura realidad: las agresiones físicas y verbales en colegios particulares. The Clinic habló con profesores y dirigentes sindicales, quienes hablan de problemas de autorregulación entre los estudiantes y también del miedo a denunciar casos, por posibles represalias de las autoridades escolares.

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Francisco de Torres (40) trabaja desde hace ocho años como docente en el Colegio San Ignacio El Bosque, en Providencia. Empezó a ejercer -al igual que muchos otros profesores- durante sus años más idealistas, con el sueño de formar mejores ciudadanos desde “la disciplina y el amor por las letras”. Sin embargo, los golpes de realidad no tardaron en llegar.

“Ese sueño se ponía cada vez más cuesta arriba”, confiesa, con cada falta de respeto, cada conflicto nocivo con estudiantes y apoderados. Misma experiencia que oía repetirse entre colegas de otros colegios particulares, muchos de los cuales gozan de alto prestigio. 

Pero lo que ocurrió el pasado viernes 30 de agosto superó todos límites. Durante uno de los recreos, un grupo de estudiantes de 2º medio vaciaron un gas pimienta en el asiento de la profesora con la que tendrían clases. Cuando ella llegó a la sala junto a otra docente, los químicos afectaron la salud de ambas, por lo que debieron ser trasladadas al Hospital Mutual de Seguridad. Según relata Francisco, una de ellas terminó con problemas respiratorios agudos y otra con un rash cutáneo en el rostro.

“Las dejé en la ambulancia y me aseguré de que fueran a la Mutual. Después yo tenía clases en esa misma sala. Pregunté si ya se podía utilizar, y me dijeron que sí; que había sido ventilada y aseada. Pero cuando entré, a los tres minutos, empecé a sentir también los efectos del gas”, comenta el profesor. Por lo que igualmente debió acudir al hospital.

Colegio San Ignacio El Bosque

The Clinic contactó al establecimiento jesuita. Aseguran que las afectadas están con licencia médica y, conforme a su reglamento interno, dispusieron a tribunales los antecedentes del caso. Por lo mismo, aseguran, no pueden definir si la acción de los estudiantes fue con la intención de agredir a las docentes, ya que es materia de investigación. Además, recalcan que sus profesores “no sufren violencia permanentemente” y que “el colegio lamenta profundamente lo sucedido”.

Sin embargo, la Federación de Sindicatos de Colegios Particulares (FESICOP) difundió un comunicado en donde calificaron lo ocurrido como un hecho de violencia “extremadamente grave”. Llamando a trabajadores del Colegio San Ignacio El Bosque a “informar al empleador, de forma inmediata, sobre cualquier situación de violencia o maltrato sufrido dentro del establecimiento”.

Francisco de Torres es, además, vicepresidente de esta organización. Concuerda en que la investigación deberá determinar si hubo dolo por parte de los estudiantes. Aún así, comenta: “Vaciar un pimienta en el asiento del profesor, personalmente, me hace dudar que sea algo accidental. Había una intención de generar, al menos, una situación incómoda para los docentes”.

A su parecer, este incidente es solo un reflejo de los casos de maltrato físico y psicológico a los que deben enfrentarse los profesores de colegios particulares. Casos que, por falta de difusión, recursos legales o por simple prejuicio, no son tan conocidos como los hechos de violencia que ocurren en establecimientos públicos o subvencionados (como ejemplo reciente, lo sucedido a las afueras del Colegio Siglo XII de Puente Alto).

Los datos conocidos de maltratos a profesores

“Muchas veces se piensa que los colegios particulares son oasis. No es así”, afirma Arturo Concha, presidente de FESICOP, fundación que agrupa a más de 30 colegios particulares con más de 3 mil socios. Según Concha, los casos de maltrato, agobio laboral y violencia hacia los profesores han aumentado en su sector.

Datos de la Superintendencia de Educación revelan que en 2023 se fiscalizaron 136 casos de maltrato a docentes, incluyendo ofensas de estudiantes, apoderados y otros miembros de la comunidad educativa. En el primer semestre de este año, se registraron 42 casos. Sin embargo, en colegios particulares, solo se contabilizaron 6 casos durante todo 2023, involucrando a establecimientos como la Scuola Italiana, el Instituto de Humanidades Luis Campino y el Colegio Pedro de Valdivia.

La presión sobre los docentes, en colegios particulares, podría ser una explicación por la baja cantidad de denuncias. “Durante mucho tiempo, estos casos se silenciaron porque los sostenedores o empleadores minimizaban los incidentes para proteger la imagen del colegio”, comenta Mario Aguilar, presidente del Colegio de Profesores. “Además, los agresores han comenzado a amenazar a las víctimas”, añade.

El superintendente de Educación, Mauricio Farías, señala que la superintendencia no investiga el maltrato en sí, sino cómo responde el establecimiento. “El proceso de tramitación pasa por varias etapas antes de llegar a nosotros”, aclara.

Concha también menciona que muchos casos son constatados por entidades externas, como la Dirección del Trabajo. En el sindicato del Lincoln College, donde él trabaja, actualmente se realiza una mediación con esta entidad por presunta vulneración de derechos fundamentales de varios docentes, incluyendo casos de maltrato hacia profesores.

“No es cierto que los colegios particulares no tengan estas problemáticas; enfrentamos las mismas, solo que con colegiaturas diferentes”, concluye Concha.

Imagen: www.lincolncollegehuechuraba.cl

“Profesora de mierda”: Agresiones físicas y verbales de estudiantes

La profesora S. (29), quien pide resguardar su identidad para este reportaje, explica que escogió la carrera docente con la motivación de “enseñar comprendiendo las necesidades de cada estudiante”. A pesar de que nunca tuvo ese “momento utópico educacional” y que creía conocer las dificultades laborales. Fue contratada en un prestigioso colegio de Concepción cuya mensualidad supera los $400 mil.

“Los profesores que recién están entrando tienen esa idea o ese pensar de que en colegios de este tipo no pasan situaciones complejas, y que aquí todo es normado. Pero después de tres, cuatro meses, se dan cuenta de que no es así”, comenta la profesora.

Entre sus experiencias, le ha tocado recibir un golpe de un estudiante de 5º básico, en su intento por separarlo de una pelea. También recibió insultos de parte de un estudiante al que envió a inspectoría: “Estoy chato de estas profes de mierda”, primero lo escuchó mientras le daba la espalda, saliendo de la sala. S. admite que esa situación la sacó de protocolo, porque decidió acercarse a él, enojada, pidiéndole que se lo dijera a la cara.

“Usted es una profesora de mierda…”, le replicó el alumno sin tapujos. 

La profesora explica que esas actitudes, de parte de estudiantes, se han vuelto cada vez más comunes. Y no ha sido la única víctima de su establecimiento: “Justo hoy día amenazaron a un profesor de forma escrita, tres veces, y de muerte”, añade.

Arturo Concha afirma que hubo un cambio radical en la actitud de los estudiantes pospandemia. “La violencia ha ido en aumento. Pero también se ha reflejado en temas de salud mental grave, como ideaciones suicidas y autolesiones”, comenta respecto a lo que le ha tocado presenciar en su propio colegio, el cual debió aumentar su cantidad de psicólogos.

Imagen: www.scuola.cl

Violencia de apoderados y desgaste psicológico

El profesor Francisco de Torres recuerda el amargo momento que le tocó vivir a sus colegas del Colegio San Ignacio, el 31 de marzo del 2023. Tras una situación de violencia sexual por parte de alumnos, un grupo de apoderados, legítimamente preocupados, ingresaron al colegio. “Algunos de los apoderados estaban sobrepasados. Un grupo de al menos cinco funcionarios intentaron calmarlos, y terminaron siendo agredidos verbal y físicamente. El empleador dijo que, tratándose de apoderados, no podían hacer absolutamente nada, por lo que quedamos absolutamente desprotegidos”, relata.

El superintendente de Educación, Mauricio Farías, explica que la institución provee lineamientos claros para que los colegios activen sus protocolos en estos casos. Pone especial énfasis en las estrategias preventivas que deben existir en todos los colegios. “Es una obligación del establecimiento que debe ejecutarse. Desde nuestro rol como Superintendencia, lo que hacemos es fiscalizar y acompañar a los establecimientos para que cumplan con lo dispuesto a la normativa educacional”, comenta.

Sin embargo, el presidente del Colegio de Profesores considera que estos protocolos han demostrado ser insuficientes. “En estos casos, lamentablemente, lo que muestra la normatividad actual es que prácticamente no tienen sanción. Y eso es lo que es tremendamente dañino, porque esa impunidad va generando una suerte de invitación a la repetición de esas conductas violentas (…) Por lo tanto, nosotros estamos claramente en la idea de que la ley fije una base para esos protocolos”, explica.

“En el caso de los colegios particulares, como el apoderado es un cliente, paga una colegiatura mensual, considera o cree que tiene cierto derecho desde cómo se ejecuta una prueba, o cualquier situación que le comente su hijo o su hija, sea cierta o no”, explica el presidente de FESICOP, en base a situaciones que le ha tocado presenciar.

Según Arturo Concha, la naturalización de estas situaciones va generando un proceso de agobio, de desgaste psíquico y físico muy importante entre los docentes lo que, según Concha, es transversal a establecimientos públicos y privados.  “En el profesorado tenemos que lamentar solo este año el suicidio de dos colegas, en las comunas de Molina, con el caso de Albano Muñoz y Antofagasta, con Katherine Yoma. Justamente por esta situación. Porque nadie responde y nadie se hace cargo”, define.

Respuesta de la Superintendencia de Educación

The Clinic contactó a la Superintendencia de educación por el caso de gas pimienta ocurrido en el colegio San Ignacio de El Bosque. La entidad determinó ingresar una denuncia de oficio para investigar el caso, ya que hasta este viernes 6 de septiembre no tenían conocimiento ni registro de denuncias sobre dicha situación.

“Con esta denuncia -que se ingresó con carácter crítico-, se solicitarán los antecedentes del caso al establecimiento educacional. Siguiendo el procedimiento establecido para la tramitación habitual de denuncias, si en el análisis de estos antecedentes se detectan indicios de incumplimientos a la normativa educacional, fiscalizaremos el colegio. Y si en esa instancia se constatan las infracciones, abriremos un proceso administrativo, que podría derivar en amonestaciones, multas u otras sanciones que establece la ley”, indicaron desde la Superintendencia.

“Reforzamos el llamado a los establecimientos educacionales y entidades sostenedoras a promover ambientes de respeto y buen trato, para garantizar el derecho a la integridad física y psicológica de todos quienes integran una comunidad educativa; y adoptar todas las medidas para que la violencia hacia los docentes sea erradicada”, añadieron desde el organismo encargado de fiscalizar que los sostenedores de establecimientos educacionales de nivel escolar, reconocidos oficialmente por el Estado, se ajusten a las leyes, reglamentos e instrucciones.

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