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11 de Septiembre de 2024

La “caminata de la gratitud”: en qué consiste la rutina que permite vivir el presente y ser más feliz, según estudiosos de Harvard

Especialistas de Harvard comparan la actitud de ser agradecido con la actividad de hacer ejercicio. Ambas son similares en cómo actúa el cuerpo y el cerebro cuando se realizan. Pero si se hacen juntas, se genera, según los científicos, un momento de verdadera felicidad. ¿La clave detrás de todo? Vivir una experiencia en el presente.

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​​Arthur C. Brooks es profesor de práctica de liderazgo público y gestión en la Universidad de Harvard, donde imparte cursos sobre liderazgo, felicidad y emprendimiento social. Él creó el concepto de la “caminata de la gratitud”, uno que puede ser comparado con prácticas descubiertas anteriormente, como “la caminata en silencio”.

La caminata de la gratitud busca centrarse en “la práctica de pensar en los acontecimientos positivos de la propia vida mientras se camina”, según Brooks en su libro “La madurez inteligente”.

El autor, explicó a The Atlantic que la gratitud es una acción muy similar al ejercicio. “Todos sabemos que es bueno estar agradecido y demostrarlo. Del mismo modo que todos sabemos que es bueno ir al gimnasio y hacer ejercicio. Ambas prácticas mejorarán la vida“.

“Pero así como el fitness exige que hagamos una rutina y superemos un deseo natural de no hacer nada, también debemos adquirir el hábito de estar agradecidos. Incluso si no lo sentimos”, continúa Brooks.

He ahí la teoría de mezclar ambas disciplinas. “Como regla general, debemos diseñar nuestro propio programa de gratitud“, continúa Arthur C. Brooks.

Según explica el libro de Brooks, practicar la caminata de gratitud puede ser una rutina sencilla y posible para todo tipo de estilos de vida. En un principio, es recomendable reservar 30 minutos diarios para caminar “a un ritmo regular mientras traes a tu mente motivos de agradecimiento. Pueden ser cosas buenas que te han ocurrido o cosas que has superado. Las personas importantes de tu vida. También recuerdos felices”.

Pero también, se puede hacer en caminatas más breves, como de la casa al trabajo si es que quedan cerca. O para ir a comprar algo para comer después de llegar a casa. “En esos momentos, se puede agradecer por las cosas que uno ve y le rodean. Edificios, árboles, personas, colores. Todo sirve.

Para cuando hay más tiempo, es especialista recomienda hacer el siguiente ejercicio: “Hay que caminar vinculando tus expresiones de gratitud con tus pasos a un ritmo uniforme. Debe ser de una manera más lenta y con momentos para detenerte. En esos momentos, también puedes escribir lo que has pensado”.

Más allá del hecho de ser agradecido o no mientra se ejercita, lo que esta propuesta fomenta, por sobre todas las cosas, es el hecho de sentir y pensar en el presente.

El presente, según múltiples estudios en psiquiatría, “es el mejor lugar para ser feliz”. El psiquiatra Robert Waldinger, también de la Universidad de Harvard, explica que “escuchar tu canción favorita como si la estuvieras escuchando por primera vez, ver el sol esconderse atentamente, o incluso, mirar a quien amas durante un momento fijo, se trata de reconocer una satisfacción que no es una meta lejana”. Esa presencia y el eliminar la incertirumbre del futuro, permitiría sentir paz.

Lo mismo, pasa en las caminatas de la gratitud.

Cómo agradecer para que la felicidad resulte

Robert Emmons, Ph.D. y profesor de la Universidad de California, es el principal científico estudioso de la gratitud en el mundo. Destaca por sus estudios longitudinales. También por la promulgación datos científicos novedosos sobre la naturaleza de la gratitud, sus causas y sus posibles consecuencias para la salud y el bienestar humanos.

Él fue el primero en comprobar que una vida con mayor gratitud, es una vida más feliz. La clave, según él, consiste en desarrollar formas de ser una persona más agradecida a través del reconocimiento de la bondad y ser capaz de afirmarla y comunicarla de manera sistemática.

O sea, según el especialista, no basta solo con sentirla o pensarla hacia el interior. Se necesita comunicar la gratitud. También transformarla a palabras que representen su real peso y valor.

La gratitud también ayuda a reducir la mortalidad

Un estudio publicado en junio del 2024 en la Universidad de Harvard, descubrió que las mujeres que más gratitud sentían, tenían menos posibilidades de morir.

Los investigadores evaluaron los niveles de gratitud y mortalidad entre 49.275 mujeres mayores. Los participantes, cuya edad promedio era 79 años, completaron un “cuestionario de gratitud” que determinaba si se sentían agradecidas con la vida que llevaba.

Tres años después, los científicos hicieron un seguimiento para identificar quienes habían muerto dentro de la población del estudio. Observaron 4.608 muertes durante ese periodo y la causa más común, fue por enfermedad cardiovascular.

El estudio, encontró que las mujeres que se encontraban en el tercil más alto de la gratitud -según el cuestionario que habían contestado-, tenían un 9% menos de mortalidad que aquellas que estaban en el tercil inferior. “La gratitud parecía proteger contra todas las causas específicas de mortalidad estudiadas. Y más significativamente contra las enfermedades cardiovasculares“, consigna el estudio.

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