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16 de Septiembre de 2024

La creciente moda de la generación Z de compartir en el celular su ubicación durante las 24 horas del día con amigos y pareja

Compartir la ubicación 24/7 es una conducta que se ha hecho familiar en la generación centenial. El sistema ha traspasado la clásica función de la aplicación whatsApp porque los celulares ahora ofrecen lo mismo y con mayor detalle. La comparten para saber dónde están si salen con otras personas. Para que las pasen a buscar en un lugar exacto sin tener que ponerse de acuerdo antes. Para sentirse seguras o para no asustarse si el otro no contesta. Aquí, reflexiones sobre cómo esta conducta conversa con la privacidad y la eficiencia en las relaciones personales.

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Martina Hoerning (21) es universitaria. Cuenta que empezó a compartir su ubicación constantemente después de que otra amiga le contó que lo hacía con su pareja. Después, ella se lo mencionó a las amigas del grupo de la universidad, a su papá y a sus amigas del colegio. Todos empezaron a hacerlo.

“Cuando voy a la universidad me sirve mucho compartirla con mi papá, porque me va a buscar y así el sabe dónde estoy y yo se dónde está en el momento”, relata Martina Hoerning. En vez de ponerse de acuerdo con su padre, deja la tarea en manos de la ubicación automática y sin necesidad de organizarse, se encuentran con su papá a una hora determinada.

“Pero con mis amigas, lo hago para ver si están en sus casas o de repente cuando salen con alguien poder ver dónde están, o si llegaron a su casa”, continúa.

Compartir la ubicación 24/7 es una conducta que se ha hecho familiar en la generación centenial -personas que nacieron entre 1996 y 2009-. Lo usan como sinónimo de eficiencia por el hecho de que si la información está compartida automáticamente, no hay necesidad de preguntar. Por otro lado, también lo ocupan como método de seguridad.

Cuando Martina Hoerning hace la reflexión sobre si compartir su ubicación constantemente no interfiere en su privacidad, contesta que no. Pero por razones muy prácticas. “No es como que uno esté viendo la ubicación del otro a cada rato o todos los días. Si uno le dice a una amiga que va a salir con una persona y si la amiga se acuerda, puede ir mirando la ubicación. Pero no es como que uno esté pendiente”, argumenta.

“A veces se me olvida incluso que tengo la ubicación activa. Me acuerdo solamente cuando veo que ya se me está gastando mucho la batería del celular”.

Lo mismo le pasa a Josefa Copper (27). Siente que el hecho de compartir su ubicación no interfiere con su privacidad. Todo lo contrario: siente que la protege. “Desde que estoy soltera y tengo varias citas o encuentros de noche, me sirve mucho compartir mi ubicación 24/7 con las amigas con las que vivo. Ellas también la comparten conmigo y así ninguna está asustada si alguna no llega en la noche”, cuenta.

“Además, muchas veces no estoy cerca del celular o se me olvida responder. Compartir la ubicación vino a solucionarme todos esos sustos que la gente pasaba cuando yo no podía responder”, continúa.

La sensación de querer ocultar su ubicación es algo que, según cuenta, nunca se le ha pasado por la cabeza. “Para mí es un sinónimo de seguridad en estos tiempos. Me pase lo que me pase en la noche, al menos tendré la seguridad de que mis amigas tienen una pista para encontrarme”, cuenta.

El fin de un misterio romántico

Para muchos jóvenes herederos de una generación digital tan avanzada que ya permite que se sepa dónde y cuándo estás en algún lugar y en todo momento, el compartir la ubicación se ha transformado en una demostración de amor. También, en un sinónimo de confianza y lealtad.

Tener la ubicación de una pareja podría constituir, inconscientemente, un acto causado por el deseo de control y luego, con consecuencias de ansiedad. La locación se puede asociar a una acción. El hecho de ver dónde está la pareja cuando no se está juntos, puede ser para “monitorear” lo que podría estar haciendo otro según el lugar donde se encuentra.

“Compartir una contraseña de Netflix, enviar un meme, iniciar el primer FaceTime: cualquiera de estos actos puede provocar un aumento notable de serotonina cuando se realiza con una pareja potencial.Lo mismo podría decirse de compartir su ubicación. Algunos lo han llamado “lenguaje del amor” y otros han notado que se siente como un paso hacia una intimidad más profunda”, dice la psicóloga del Growing Self Counseling & Coaching en Denver, en una publicación de NCBC.

Podría pasar en las parejas con menos experiencia. Un adolescente podría sentir celos o sospechar de una pareja siendo primerizos, asociando que el lugar donde está tiene que ver con algo que no le incluye. Además, los lugares que la pareja frecuenta pueden ser sinónimos de seguridad o confianza, como el lugar de estudios o la propia casa.

¿Qué pasa con el misterio que hace que las relaciones amorosas se mantengan interesantes? El estudio “Naturaleza y Química del amor romántico” de la antropóloga reconocida a nivel mundial por su trabajo sobre amor, Helen Fischer, lo explica. “No siempre lo familiar es más atractivo. En el ámbito amoroso también podemos sentirnos atraídos por alguien a quien consideramos misterioso, pues este misterio resulta novedoso y produce niveles altos de dopamina, el neuro-transmisor del romance”, dice.

Un estudio de la Universidad de Columbia estimó que el 97% de la población guardaba información de sus pares o parejas con un promedio de 13 secretos al mismo tiempo. El segundo tipo de “secreto” más importante, tenía que ver con la conectividad entre las relaciones con los demás. Estos secretos, se refieren a información que juega con la confianza entre dos personas.

El extremo de una persona mostrándose “evasiva”, podría generar una sensación de sospecha en la pareja, según Lisa Bobby. “Indicar que hay cosas que se están tratando de ocultar no es saludable. ¿Por qué tu pareja no debería saber dónde estás?”, dijo a NCBC.

El “aviso de llegada” en vez de “compartir ubicación”

Con esta conducta, lejos se ve el clásico “avísame cuando llegues” que empezó a viralizarse entre amigas y amigos para resguardar la seguridad en las salidas nocturnas. Ahora, no existiría esa necesidad si se tiene la ubicación compartida constantemente.

Pero si no hay comodidad con esa conducta, los celulares han creado otras opciones más amigables con la privacidad y la batería de los equipos. Por ejemplo, el iPhone con iOS 17 o versiones posteriores tiene la opción de, literalmente, mandar un “mensaje de llegada” automáticamente cuando se llega a destino.

La aplicación que se utiliza para esto es la de mensajes en iPhone. Al llegar: Especifica tu destino, cómo te vas a desplazar (en coche, transporte público o a pie) y añade tiempo extra cuando sea necesario.

El aviso de llegada, hace un seguimiento del viaje y avisa a la otra persona si el iPhone no avanza durante un periodo de tiempo prolongado. O, si no no llega a su destino según lo previsto. Si el Iphone comprueba que se ha llegado al destino de forma segura, la aplicación avisa a la otra persona. Esto, lo hace mediante una notificación que se ha llegado.

También permite controlar cuántos datos se comparten. Si se escoge compartir datos “reducidos”, se comparte la ubicación actual, información sobre la batería y la señal de red del iPhone. Si se escoge compartir “datos completos“, se muestra la ubicación actual, la información sobre la batería y la señal de red. Pero además, la ruta que se ha recorrido y la última vez que se ha desbloqueado el iPhone.

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