Entrevistas
18 de Octubre de 2024Elisa Loncon a cinco años del estallido social: “Es posible el diálogo verdadero, pero la mentira fue tan fuerte y devastadora que vulneró los logros”
La académica y expresidenta de la Convención Constitucional no recuerda cuándo fue la última vez que habló con un medio sobre la revuelta social y el devenir de la Convención Constitucional. En esta entrevista, a cinco años del estallido, dice: “Hoy solo se quiere descalificarlo y barrerlo bajo la alfombra". Asegura que "Chile no es el mismo después del estallido", pues “hay algo presente que se teme y que se oculta; se prohíbe hablar de ello". Además, advierte sobre los riesgos de no atender las demandas expresadas el 18 de octubre de 2019: “A mayor injusticia económica, moral, judicial, política y de corrupción, el orden del sistema está en juego".
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Son pasada las 21 horas y Elisa Loncon termina una reunión por Zoom para contestar esta entrevista. La académica mapuche y expresidenta de la Convención Constitucional, organismo que intentó sin éxito redactar y aprobar una nueva Constitución, tuvo su última entrevista en agosto, pero no recuerda la última vez que habló con un medio para referirse al estallido social y el proceso constituyente.
La doctora en lingüística y docente de la Universidad de Santiago sí se refirió al polémico sueldo de 17 millones de pesos que recibía la también exconstituyente y hoy candidata a alcaldesa por Las Condes Marcela Cubillos. “Para ser académicos necesitamos tener posgrados, realizar investigación, publicar en revistas indexadas y tener proyectos”, dijo en esa oportunidad. Además, indicó que hay académicos que “no llegan a fin de mes”.
A cinco años del estallido social, Loncon ve que hay un intento por parte de la oposición de esconder las el estallido social bajo la alfombra, sostiene que al interior Convención Constitucional, a parte de cometer errores, hubo mentiras, racismo y xenofobia.
Sobre las demandas expresadas el 18 de octubre del 2019 cree que la elite política falló, instala la pregunta sobre cómo se interpretaría un nuevo estallido social y afirma que “el país necesita una mirada más profunda sobre el fenómeno estallido o revuelta social“.
—¿Como ve el estallido hoy? ¿Cree que fue una transformación cultural?
—Efectivamente expresó una transformación, los pueblos lo vimos y asumimos como una transformación político cultural, porque por fin en la historia de Chile se nos consideraba para escribir una nueva Constitución, un acuerdo que permitía instalar el reconocimiento y derechos de todos: los derechos sociales, derechos de las mujeres y diversidades, derechos de la naturaleza, de los pueblos indígenas. Por supuesto, la Convención Constitucional (CC) tiene un efecto de transformación sociocultural, pero también es material: porque en ella participamos los excluidos, el mundo popular y los pueblos indígenas. ¿Acaso la Revolución de Mayo 68 en Francia o la Revolución Feminista de 2018 en Chile no tienen todavía efecto en nosotras y en nosotros? Su accionar no terminó allí, tienen consecuencias en los diferentes movimientos a lo largo del tiempo.
Chile no sigue siendo el mismo después del estallido, hay algo presente que se le teme y que se le oculta, se le prohíbe hablar. ¿Por qué? También hay algo que sabemos: cuando hay demasiadas desigualdades sociales los pueblos protestan y se levantan, eso lo sabe la historia, la sociología, la ciencia política y la economía. A mayor desigualdad social, mayor riesgo de ruptura del orden. A mayor injusticia económica, moral, judicial, política y de corrupción, está en juego el orden del sistema. Si la corrupción atraviesa a todos los sectores y a los poderes del Estado, eso no se puede esconder debajo de la alfombra, es un asunto grave que tenemos que abordar.
Creo que tenemos un problema con el actual modelo de desarrollo: hay demasiadas desigualdades, no se ha resuelto lo que provocó el estallido social, por eso hay que investigarlo, hoy solo se le quiere descalificar y ponerlo debajo de la alfombra.
—A cinco años del estallido, ¿qué aprendizajes toma de las manifestaciones?
—Es posible el diálogo verdadero, pero la mentira fue tan fuerte y devastadora que vulneró los logros. Los ciudadanos y parte de la clase política llegamos a acuerdos amplios; con una derecha ausente, en los hechos, no estuvieron nunca de acuerdo con cambiar la Constitución de Pinochet. Si unos hubieran frenado a los mas conservadores y no lo hicieron, hubieran frenado el racismo y no lo hicieron.
Algunos llegaron a la CC con un propósito, de destruir el avance democrático y para ello mintieron a destajo con slogan como: “Con mi plata no”, mientras ellos saqueaban a manos llenas las platas de los chilenos, hoy lo sabemos gracias a CIPER. Dijeron que la plurinacionalidad dividiría el país cuando su fundamento político es el reconocimiento de los pueblos, de sus derechos, y es una forma de avanzar en una democracia inclusiva. En la actual democracia siempre hemos sido ignorados, otros deciden por nosotros, como si fuéramos menores de edad.
Por esta experiencia es importante contar con la verdad sobre el proceso y no seguir alimentando la desinformación en torno a la Convención Constitucional, terminar con los oscurantismos y democratizar el acceso a la información verdadera. Como académica he recibido peticiones de estudiantes y de colegas que quieren conocer los archivos de la CC, pero estos no están disponibles.
—¿Los pidió?
—En septiembre le escribí a la Subsecretaria Macarena Lobos, del Ministerio Secretaria General de la Presidencia solicitando la entrega de una copia de los Archivos de la Convención, que actualmente se encuentran en custodia en la empresa que prestó los servicios, pero aún no he tenido respuesta. No pedimos nada más, que se cumpla la voluntad de la CC y que quedó expresada en el Reglamento de la entidad, porque la gente, los ciudadanos tienen el derecho de conocer la verdad y porque la mentira es un arma con la que se mata a la democracia.
El frustrado cauce de las demandas sociales
—Las demandas sociales ahí expresadas siguen pendientes. ¿Qué falló o que ha fallado en el sistema político que no ha dado cumplimento a las demandas sociales?
—Falló la política, falló la élite política. Posterior al rechazo desde lo político hay una disputa del significado del 18 de octubre; para algunos es un estallido de violencia, delincuencia y para otros un proceso social que exigió cambios profundos en la sociedad; pero faltan otros análisis, desde la sociología, la ciencia política, de la historia, respecto al procesos y a las razones que llevaron al estallido social.
En la historia, desde muy temprana época líderes independentistas latinoamericanos como Simón Bolívar, O’Higgins incorporaron a los indígenas en el discurso por la emancipación, Bolívar en la Carta de Jamaica, 1815, destaca a Chile y la unidad de los pueblos por la independencia; en esta unidad incluye a los chilenos y mapuche, como araucanos por incidencia de La Araucana, para él la unidad está en los cimientos de la patria para luchar contra la monarquía. Lo mismo hizo O’Higgins y criollos independentistas en Chile.
Lo cierto que hay una historia donde lo indígena ha sido constructor de republicas libres, donde se han unidos los indígenas y criollos para liberarse de un imperio. Más de 200 años en que los indígenas han acompañado un discurso por la libertad, la igualdad, la solidaridad. Lamentablemente, debido a la injusticia epistémica que margina a los indígena, no se reconocen estas aportaciones ni se le menciona en la historia.
Hoy en el siglo XXI los pueblos indígenas tienen un nuevo aporte que hacer a la sociedad y es el Buen Vivir, que busca superar el modelo industrial que causó sequía, destrucción de la biodiversidad, crisis ecológica. El Buen Vivir es una contribución para la discusión sobre un nuevo modelo de desarrollo, equilibrado, que no vaya en contra de los pueblos, ni de la Madre Tierra.
Entonces lo que falló fue la falta de visión de los partidos políticos. Lejos de asumir la necesidad de mejorar la representación, el sistema político, buscaron suprimir el discurso de la plurinacionalidad y lo pusieron bajo la alfombra como inexistente, pero este siempre ha estado y mientras los pueblos sigamos vivos buscaremos la forma de continuar esta existencia y recuperar derechos que son nuestros.
—¿Coincide con la idea de que en el estallido social se expresaron “demandas identitarias”?
—Las demandas indígenas no son demandas identitarias, son demandas por derechos reconocidos por los Estados a nivel de las Naciones Unidas. Si fuera por identidad, todos los partidos políticos se diferencian identitariamente, y ese no fue el punto.
El concepto identitario es más bien una forma de aminorar y desconocer los derechos indígenas. La CC planteó el reconocimiento de una sociedad más democrática, más fraterna, con mayor igualdad, que incluyó a los pueblos a través de la plurinacionalidad y la interculturalidad, a las mujeres, a los movimientos medioambientales y diversidades para inspirar un nuevo modo de vida sobre la base de la igualdad entre los seres vivientes y los seres de la naturaleza; una constitución como un puente intercultural de saberes, de justicia e inclusión de las diversidades, no identitarias, sino de derechos.
—¿Cree que en la Convención hubo un error de interpretación de esas demandas?
—En la CC hubo acuerdos entre los diferentes sectores que participamos de la escritura de la propuesta constitucional, los sectores políticos progresistas, mujeres, movimientos sociales votaron a favor las normas referidas a la plurinacionalidad a los derechos de la naturaleza, al agua; la trampa del lenguaje, la confusión conceptual. La desinformación la puso la derecha, aquella que se autoexcluyó de la discusión, esa que continuamente exacerbó el racismo y la xenofobia al interior de la CC. Hoy sabemos que una universidad privada albergó enteramente el rechazo, y tuvieron éxito porque usaron el miedo y la manipulación de la información. Los medios, las redes sociales contribuyeron en la tarea, juntos defendieron los privilegios de la clase y de la elite, de ser ellos quienes definen el destino de Chile.
—¿Cree que el estallido dio pie para que se crearan personajes para que después se identificara la manifestación social con un tipo de ciudadanos?
—El estallido social fue por demandas de salud, educación pública de calidad, derechos de los pueblos, de las mujeres, pensiones dignas, derecho a la vivienda digna, que generó un proceso constituyente. Por cierto, hubo personajes individuales que desvirtuaron el discurso. En el proceso, también hubo infiltrados que saquearon, quemaron el metro, por ejemplo, casos que la justicia chilena aún no aclara. Sabemos que quien lideró la investigación en el caso del metro línea 4 y 5, fue el exfiscal Manuel Guerra, procesado por sus vínculos con Hermosilla.
—¿Cuál cree que fue el error del Consejo Constitucional en el segundo proceso?
—Dejar la plurinacionalidad de lado, omitir los escaños reservados, ignorar los avances del diálogo democrático en el proceso anterior.
Una mirada necesaria al estallido social
—¿Cuál cree que ha sido el error de la derecha en cuanto a la reflexión del estallido?
—Vincular el estallido social con la delincuencia, despojarlo del componente político y omitir formas de corrupción que hoy estamos viendo, donde ellos están involucrados, según la investigaciones publicadas en la prensa.
Sin embargo, ¿se puede borrar como inexistente un proceso social, decir que fue un error? Pregunto si con eso ha dejado de existir o hay algo pendiente. Sí se asume como error, ¿con eso se solucionan los problemas?, ¿en qué consiste la solución?, ¿es serio colocarlo bajo la alfombra?, si es un error, ¿por qué se producen los estallidos sociales?
Y tengo muchas preguntas: ¿Si vuelve a ocurrir le vamos a llamar nuevamente error, acto de delincuencia? ¿estamos a salvo para que no se presente de nuevo? Si lo invalidamos como un error, lo metemos bajo la alfombra, pero con eso dejan de existir los problemas o nos hacemos trampa. Es algo serio y el país necesita una mirada más profunda sobre el fenómeno estallido o revuelta social.
—Con el caso Hermosilla circulando, la corrupción en los municipios ¿Cree que se está cultivando un malestar similar al del estallido social? ¿Cree que podría haber otro estallido?
—La corrupción venía de antes del estallido, también estuvo instalado en la presidencia, así lo ha revelado la información periodística en relación a la corrupción vinculada a un presidente: Banco de Talca, 1982; Empresas zombis (1992 y 2004) Acciones de LAN en julio de 2006 ,el caso Exalmar 2017 y Dominga 2021.
La agenda indígena bajo la alfombra
—Sobre la demanda indígena ¿cómo ve el retroceso de esta agenda?
—Cuando el orden está en juego, ¿a quién se sacrifica finalmente? A los pueblos originarios. Se sacrificó a los pueblos indígenas, se los dejó fuera; y eso es poner de nuevo el problema debajo de la alfombra.
También hubo errores, pero esto no elimina toda esa energía que movilizó y salió a marchar por semanas el año 2019, llenando las grandes avenidas de la ciudades de Chile , con mujeres, familia, movimiento sociales.
Antes del estallido, los problema sociales se metieron debajo de la alfombra, después del estallido se quiere hacer lo mismo, ¿hemos aprendido algo? Ahora los chilenos están viviendo la corrupción que en el siglo XIX y XX vivimos los pueblos, cuando sufrimos el despojo más cruel de la historia, protagonizada por los corruptos de entonces. Según Correa y otros, estaban coludidos las notarías, abogados, alcaldes, dueños de fundo, bienes raíces para saquear al indígena sus tierras. Hay literatura para profundizar en ello, estudios de hace 30 años atrás que da cuenta de esto, entre ellos la CONADI. Es triste esa corrupción, nosotros la vivimos, ahora la viven la mayoría sociales de chilenos, incluyendo a los indígenas.