Entrevistas
5 de Enero de 2025Vlado Mirosevic (PL), precandidato: “Mi sector tiene que ser más ambicioso en la presidencial, no me gusta ver a la derecha compitiendo sola”
El presidenciable del Partido Liberal asegura que "no vamos a ser una candidatura testimonial", dice que se distingue del Frente Amplio por su moderación, y que su eventual gobierno buscará relevar la importancia del crecimiento económico, cuestión en la que a este Gobierno "le ha faltado ser más audaz", dice. Sobre el progresismo señala que "debe volver a poner como prioridad el crecimiento". Y sobre una posible primaria plantea: "Estoy preparado para competir con Tohá o con quien sea".
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Hace poco más de un mes, el Partido Liberal estrenó su nueva sede partidaria. Si antes compartieron espacio con el PPD —tenían un piso completo del edificio de Londres 43—, ahora quien les queda más cerca —dentro del Barrio París-Londres, centro neurálgico del Socialismo Democrático— es el Partido Radical. De hecho, es a ese partido al que da la vista de la oficina del diputado y precandidato presidencial, Vlado Mirosevic (PL).
El parlamentario, expresidente de la Cámara de Diputados entre 2022 y 2023, señala en reiteradas ocasiones en esta entrevista que su figura presidencial propondrá un foco especial en el crecimiento económico, cuestión a la que, dice, el Gobierno del Presidente Gabriel Boric no le ha dado suficiente importancia.
Además, sobre su sector y la discusión presidencial es enfático en sostener que mantendrá su postura contra quien sea, venga del Gobierno o no. “No vamos a ser una candidatura testimonial”, afirma. Y de perder, no cierra la puerta a una candidatura al Senado, en donde el electorado de la región de Arica, de donde proviene, deberá elegir a sus representantes en la Cámara Alta en noviembre.
—Anduvo por Magallanes hace unos días, zona de origen del Presidente Gabriel Boric. ¿Su figura se le asocia con él?
—Tanto Gabriel Boric como yo venimos de zonas extremas de Chile. Compartimos entre Magallanes y Arica un sentimiento de abandono del Estado central y un sentimiento de que necesitamos una política especial para las zonas extremas. Se me asocia un poco a eso: “Estos son los presidentes de las zonas extremas que conocen esta realidad”.
—¿La ciudadanía comparte una apreciación similar entre usted y el Presidente?
—En parte sí, porque también hay una cuestión generacional. Hemos dado una lucha parecida respecto de la gratuidad en la educación, de disminuir la dieta parlamentaria, del avance de ciertos derechos sociales. Hay una asociación generacional.
—¿Qué lo diferencia a usted del Frente Amplio?
—Vale la pena recordar que siempre fui el más moderado de la generación. Siempre marqué matices respecto a varios asuntos: migración, seguridad, derechos humanos y democracia en el mundo. Respecto de la seguridad, por ejemplo, cuando fui presidente de la Cámara, le pedí al Gobierno avanzar en esa agenda sin ningún complejo. Incluso, eso se lo venía pidiendo al Gobierno anterior. Lo que sucedió en Arica lo veníamos advirtiendo hace cinco años atrás, que lo que pasaba allá iba a extenderse a todo Chile. Y los santiaguinos solo se enteraron del Tren de Aragua cuando les tocó la puerta de la casa. Mi posición y la del Partido Liberal siempre ha sido más centrista dentro de mi generación. Marcadamente de centroizquierda. Siempre ha sido así y en la campaña presidencial se va a expresar ese matiz.
—¿Le representa el Gobierno?
—Este ha sido un Gobierno de centroizquierda. En un comienzo decía que esta iba a ser una gestión que iba a tender más hacia el centro por distintas razones. Ha terminado siendo eso, un Gobierno que se moderó y que finalmente está en el ámbito de acción de la centroizquierda y que se ha distinguido de la izquierda más tradicional latinoamericana. Este es un Gobierno más parecido a Michelle Bachelet que a Rafael Correa o a Evo Morales… Una de las primeras reuniones internacionales del Presidente Boric fue con Justin Trudeau, el primer ministro canadiense.
Para nosotros es un ejemplo de una centroizquierda moderna, liberal. Eso ya dio un indicio de que las cosas marchaban bien en las alianzas internacionales. Con esto se han caído todas las caricaturas de algunos que decían que era un Gobierno que iba a destruir la economía, que es un Gobierno que iba a estar en la izquierda radical. Nada de eso se cumplió. De hecho, en política económica ha sido un Gobierno muy responsable en términos fiscales.
—¿En su campaña se considerará darle valor a la actual gestión?
—Nosotros, en general, nos hemos sentido cómodos con un Gobierno que ha tenido una defensa irrestricta a los DD.HH., a la democracia, que ha tenido responsabilidad fiscal, que ha intentado promover reformas sociales, pero se ha encontrado muchas veces con una dificultad al frente, en la oposición, en la derecha. Me parece que los liberales nos hemos sentido cómodos. Ahora, otra cosa es que tengamos críticas sobre algún asunto, eso es otra cosa. Naturalmente que tenemos críticas también. No tenemos por qué ocultarlo.
—¿Se ha sentido representado por el Gobierno?
—Si la pregunta fuera qué cosa haría distinto siendo Gobierno, diría que le pondría una mayor foco al aspecto económico. El progresismo debe volver a poner como prioridad el crecimiento. Me parece que mi gobierno sería uno más enfocado al tema económico. Que sea una prioridad junto con la justicia social, porque no son una combinación. Pienso que hay que combinar las dos cosas: crecimiento económico y justicia social. Lo que le ha faltado a este Gobierno ser más audaz en el proyecto económico. Yo he dicho que Chile debe ser un líder mundial de la economía verde. Ahí hay una tremenda oportunidad para Chile. Todo el mundo lo está viendo así. Ya no sólo como vino o como cobre, sino que no están viendo como un país que puede ofrecer litio para la electromovilidad, hidrógeno verde, energías limpias.
—¿Dice que el Gobierno no tiene ese foco económico?
—Lo tiene menos. Yo le pondría mucho más acento. Y lo haría asociado directamente al cambio climático. Chile tiene una oferta que hacer al mundo, una oportunidad para descontaminar al planeta única. Ahí tenemos que liderar eso. Yo no le voy a regalar a la derecha el crecimiento económico. Si uno mira, históricamente, la verdad es que fueron los gobiernos de centroizquierda los que levantaron económicamente a Chile en gran medida en los últimos 30 años. Lo que pasa es que la derecha tiene un desprecio por la justicia social. No es nuestro caso.
Mirosevic y la presidencial: “Mi sector tiene que ser más ambicioso”
Cuando Mirosevic presentó su candidatura en octubre pasado —bajo la atmósfera de Can’t Stop de los Red Hot Chili Peppers—, se convirtió oficialmente en el primer rostro oficialista en esa disputa, mientras en la derecha están más avanzadas las candidaturas virtuales de Evelyn Matthei (UDI), de José Antonio Kast (Partido Republicano) y del diputado Johannes Kaiser.
Algunos cuestionaron la premura de Mirosevic, quien retrucó señalando que la izquierda no estaba en sintonía con el momento presidencial.
—¿Actualmente la izquierda está al día en la discusión por la presidencia?
—Tenemos que acelerar el tranco, porque la derecha ha estado corriendo sola durante mucho tiempo. Quedó en evidencia, después de la municipal y la elección de gobernadores, que la derecha no tiene ganada la elección presidencial. Menos una derecha tan desordenada y tan enfrentada como la que estamos viendo. Hay una dificultad seria para que la derecha llegue a La Moneda, primero por el enfrentamiento entre ellos, y segundo porque el resultado electoral municipal y de gobernadores no los acompañó, para nada. Mi sector tiene que ser más ambicioso respecto a la presidencial. No me gusta ver a la derecha compitiendo sola. Llevan dos años compitiendo solos.
—Se han hablado de alternativas provenientes desde el Congreso. ¿Aparecen nombres con el ancho a la discusión presidencial?
—Es una decisión que los partidos tienen que tomar. No me puedo meter en esa decisión. Lo que sí puedo decir es que contra quien sea, incluso aunque sea miembro del gabinete, yo voy a competir en la primaria para ganarla. Ese es nuestro objetivo. Yo no puedo exigirles a los partidos a quién definir. Lo que sí puedo exigir son primarias lo más amplias posible para que aquí se resuelva un candidato competitivo. Estoy seguro de que si tenemos unidad podemos ganarle a la derecha, pero tenemos que ponernos de acuerdo en una gran primaria. Contra quien sea, incluso si son miembros del gabinete, voy a competir para ganar.
—¿Los ministros debieran salir ya del gabinete si tienen una pretensión presidencial?
—No me pronuncio, porque creo que es una decisión que deben tomar ellos, junto con el Presidente y con sus partidos. Esos tiempos los tiene que resolver cada candidatura, de la misma manera que yo les pido no juzgar los tiempos que mi partido se impuso, tampoco juzgo los de ellos. Es importante que tengamos una buena competencia en la primaria, nombres distintos, diversidad, que sea amplia, multicolor. Eso es lo más importante.
—¿De dónde debieran provenir las candidaturas?
—De todas las opciones. Aquí lo importante es la campaña. Tenemos que hacer una campaña audaz, que despierte la imaginación de los chilenos, que provoque para bien respecto de que nosotros tenemos las mejores ideas. Los candidatos se ven en la cancha y en la primaria vamos a ver quién es la mejor candidatura. En marzo debiese ser ya el momento en que se empiecen a tomar las definiciones.
—Dentro del oficialismo y del Gobierno quien más suena para una candidatura presidencial es la ministra Carolina Tohá. ¿Contempla que competirá contra ella?
—Estoy preparado para competir con Tohá o con quien sea.
—Hasta con Michelle Bachelet mencionó.
—La presidenta Bachelet es un tremendo nombre, la valoro mucho, guardo gran admiración por ella y sería un honor tener una primaria con ella.
—¿Está en su radar competir contra otra ministra como Jeannette Jara (PC)?
—Está dentro del escenario. Nosotros tenemos varios escenarios barajados con nuestro equipo y uno de ellos es que, incluso si están en el gabinete y si son ministros o ministras, nosotros vamos a competir y vamos a competir pensando en ganar la primaria. No vamos a ser una candidatura testimonial.
—¿Le conviene que los ministros con pretensiones presidenciales salgan tarde de sus cargos?
—No creo que influya mucho, porque en la elección primaria anterior lideraron en las encuestas dos años Daniel Jadue y Joaquín Lavín. Ninguno de los dos ganó sus primarias y fue sorpresivo. La campaña es muy decisiva. Estamos en tiempos volátiles y líquidos. Aquí no está escrito nada en piedra. Le pasa lo mismo a Evelyn Matthei en la derecha, por eso me imagino que no tendrán una primaria. Con mayor razón nosotros tenemos que tener una primaria. Creo que todo cambia. El que tenga la mejor performance en la campaña puede dar una sorpresa. Eso ya está pasando, en el mundo entero y en Chile también nos va a pasar.
—¿Por qué?
—La política está muy sorpresiva en el mundo y esta primaria también puede serlo. Por qué no va a serla, si hay mucha más incertidumbre… Al menos en nuestro sector la incertidumbre es total respecto a la candidatura final. Este escenario abre muchas posibilidades de que nosotros podamos dar una sorpresa.
—¿Se sostiene en eso su candidatura?
—Mi candidatura no se sostiene en el resultado, se sostiene antes, en la necesidad y en la angustia de que veo que Chile está trabado, que hay que destrabarlo, y que hay que convocar un nuevo pacto por el bienestar y que nosotros tenemos que tomar la iniciativa para convocar ese nuevo pacto. De ahí surge nuestra candidatura. El resultado es la consecuencia. Esa es la mentalidad de nuestro equipo, a lo Bielsa: no nos vamos a concentrar en el resultado, vamos a jugar bien. El resultado ya vendrá. Chile tiene una ausencia total de una conversación sobre el proyecto país. Nadie está hablando de eso y nosotros queremos poner eso en la mesa.
“En todos los gobiernos hay diferencias con los partidos”
En su rol como presidenciable, el diputado por Arica no se adentra en las discusiones o diferencias políticas que ha podido tener su partido con el Gobierno. “Es una discusión que se la dejo a los dirigentes partidarios”, dice.
—Usted fue dirigente del partido.
—Sí, hace muchos años. Fui el primer presidente, pero desde entonces no he vuelto a serlo.
—Pero es un referente del Partido Liberal.
—Claro, pero creo que es una discusión entre el Gobierno y el Partido Liberal. Es una relación que tienen que ver los dirigentes con La Moneda. La candidatura no responde a eso. El Partido Liberal sí ha impuesto ciertas agendas que yo espero que se hagan realidad, como la eutanasia. Ese proyecto tiene que ser ley antes de que termine este gobierno. Nosotros hemos puesto esa agenda y queremos que el Gobierno la cumpla.
—En algún momento dijeron que el Gobierno los utilizaba para obtener votos en el Congreso.
—Sí, pero es una discusión en la cual yo no me involucro como candidato. Yo no dirijo esa conversación. No soy contraparte. Como candidato mi rol es otro, es poner agendas, empujar para que el Gobierno las pueda asumir. Por ejemplo, he hecho una propuesta del fondo soberano de las utilidades del litio para pagar mejores pensiones. Es una idea que el Gobierno puede implementar.
No obstante, sobre el Partido Comunista (PC) y su relación con el Ejecutivo es más abierto a realizar un análisis.
Mirosevic señala que los sumaría en su alianza de Gobierno, que incluiría a la actual conformación de partidos oficialistas más la Democracia Cristiana, sobre quienes dice que “tienen que participar en un gobierno de centroizquierda“.
—Una de las aprehensiones de la DC es el Partido Comunista. Con lo que ha ocurrido en 2024 con el PC y el Ejecutivo, ¿han perjudicado al Gobierno?
—He hecho públicas mis diferencias con algunas posiciones del PC que no comparto, pero la verdad es que soy partidario de mantener una gran alianza como tenemos hoy y ampliarla con la DC. Tiene que haber unidad. Son momentos difíciles para las democracias en el mundo, y lo que necesitamos es actuar con la mayor unidad posible. No tenemos por qué estar de acuerdo en todo. Si una mira las coaliciones amplias en el mundo, las coaliciones amplias por definición tienen acuerdos mínimos, no máximos. No son coaliciones maximalistas, sino minimalistas. En otras cosas podemos tener diferencias, que es común en Europa con sistemas parlamentarios, donde hay alianzas por prioridades más inmediatas, realistas. No por el final de las cosas, sino por lo que se pueda hacer ahora. Me gustan los modelos así.
—¿Las diferencias del PC con el Gobierno sobre temas como Venezuela, Daniel Jadue, Juan Andrés Lagos, no afectan la credibilidad que se tiene para gobernar?
—En todos los gobiernos hay diferencias con los partidos. Todos han tenido grandes diferencias. Ricardo Lagos con Andrés Zaldívar, cuando era presidente de la DC… Grandes diferencias públicas y notorias, pero el Gobierno siguió su andar. Me parece que es parte de la normalidad ser Gobierno y, sobre todo en esta época, que existan esas diferencias. Lo que rescato es que el Gobierno siempre ha estado en la posición correcta. El PC se ha equivocado en esas posiciones, pero bueno, son posturas que ya conocíamos históricamente. No es nada nuevo. No es que nos hayan sorprendido sobre la posición sobre Venezuela. Lo importante es que el Gobierno, el Presidente, no se ha dejado influenciar por el PC en estos temas de política internacional, por ejemplo.
—¿Cometió un error el Gobierno al incluir al PC en la coalición? Considerando las diferencias sobre algunos descuelgues en la Ley Antiterrorista o reproches a la reforma de pensiones.
—La Ley Antiterrorista fue aprobada igual. La aprobó la infinita mayoría y el Gobierno tomó una decisión correcta: independiente de que pueda haber un grupo minoritario que en este caso vote en contra, la verdad es que la mayoría votó a favor. El Gobierno no se ha dejado influir por las posiciones más duras. Eso me parece bien. Sobre pensiones en particular: hay que ver el posible acuerdo que surja. Yo no conozco ese acuerdo, por lo tanto, no puedo prometer una posición. Lo que sí me parece es que hay que darle una oportunidad al Gobierno de llegar a un acuerdo en la reforma de pensiones.
En esto creo que Matthei y Kast están privilegiando ser presidentes y sacrificando el mejorar las pensiones, derechamente. Ese es el juego de ellos, una disputa de poder respecto de quién llega a La Moneda. Y si eso significa el sacrificio de las pensiones, bueno se sacrificará a esa cantidad de adultos mayores en Chile y que no están disponibles para subirles sus pensiones.
—Ha apoyado a distintos candidatos presidenciales durante su carrera política: Sebastián Piñera, Michelle Bachelet, Alejandro Guillier e, inclusive, Marco Enríquez-Ominami. ¿Eso no afecta la confianza en su figura?
—De los que nombró solo me arrepiento de uno, de Sebastián Piñera, pero voté por él hace 15 años atrás, o más. Respondiendo la pregunta, no me parece. Creo que mi comportamiento en el Congreso ha sido bastante coherente. He sido un parlamentario que ha tenido una posición bien consistente, bien seria, que el rol de diputado no lo he transformado en un payaseo, por el contrario. He hecho un ejercicio muy genuino respecto de revitalizar el liberalismo igualitario en Chile, la centroizquierda, repensar esos márgenes y coordenadas. Sinceramente, pienso que la participación del Partido Liberal en Chile ha sido un aporte a la política chilena para modernizarla.
He sido electo tres veces diputado, he sacado primeras mayorías. He sacado, incluso, primera mayoría nacional en diputados. Creo que la gente aprecia una cierta manera de hacer las cosas que, a juzgar por los resultados, ha sido valorada.
“No veo por qué haya que ocultar una posible candidatura al Senado”
Este periodo parlamentario será el último del diputado que desde 2014 representa a la región de Arica. Algunos en la oposición han señalado que la postura presidencial de Mirosevic responde a un afán senatorial.
En su entorno lo han negado, aunque aquí el parlamentario reconoce que está la posibilidad, en caso de que su nombre como presidencial no prospere de una primaria.
—¿Está la posibilidad de que salte al Senado?
—Si pierdo la primaria presidencial, sí, claro. Para todo el mundo es bastante evidente eso. Yo voy a ir a una primaria presidencial, competiré para ganar y, en caso contrario, es una decisión que tendré que tomar luego. Pero está dentro de las posibilidades. No es una decisión tomada, pero sería un curso natural. No veo por qué haya que ocultarlo.
—¿Qué hará con el senador José Miguel Insulza (PS)? Es el único representante oficialista en la región.
—Es un escenario que tendremos que ponernos después de la primaria.
—En octubre de 2023 hizo una referencia sobre los candidatos presidenciales y en ese momento dijo que ya saldrán buenos nombres. ¿Qué nombres en la izquierda serían buenos para competir?
—Los partidos tienen que definir eso. El escenario de liquidez que está viviendo el mundo y también en las últimas primarias es una cuestión que va a decidir la gente. No hay cómo hacer un diseño y un plan tan cartesiano al respecto, porque no hay una manera de saber quién va a ser el candidato. La primaria es solo la primaria, y solo la campaña y la franja y el recorrido por Chile y los debates van a ser decisivos para saber quién es el candidato. Sin eso, es muy difícil saberlo. Que Sichel y que Boric hayan ganado las primarias anteriores fue una gran sorpresa. No se lo esperaba nadie. Hay que tener ojo con el factor sorpresa.
Lo único que les digo es que garanticemos una gran primaria porque la derecha no la va a tener. Y tiene que ser una primaria donde haya imaginación y audacia. Hay que revitalizar este sector. Eso es lo que yo les vengo a ofrecer: una campaña moderna, del siglo XXI, que le dé certezas a los chilenos en ciertas cosas. Creo que, como he sido siempre el más moderado de mi generación y nunca he tenido complejos ideológicos en algunos temas como economía o seguridad, yo voy a poder representar eso sin ningún complejo. El progresismo debe volver a poner como prioridad número uno, pero no solo como número uno, sino equiparado con justicia social, el crecimiento económico. Hay que equipararlo.
—¿El Gobierno ha priorizado la justicia social sobre otros temas?
—No. El Gobierno ha priorizado normalizar el país, porque recordemos que hemos tenido años bien convulsos. Han sido cinco años, desde el estallido hasta ahora, de incertidumbre, de convulsión social, de grandes desencuentros. El Gobierno ha hecho un esfuerzo muy genuino para normalizar el país.