
Entrevistas
23 de Febrero de 2025Rafael Araneda y el Festival de Viña:“Hay tradiciones que se han mantenido y son las que más se critican y lo sostienen”
El conductor animará desde esta noche, por novena vez, el Festival de Viña, esta vez en Mega y junto a Karen Doggenweiler. El animador asegura que no esperaba esta vuelta y, junto a Doggenweiler, hablan del fiato que viene desde que hacían estelares en TVN. También cuentan a qué artistas esperan ver este año y descifran por qué, aunque pasen los años y siempre haya críticas, el evento sigue siendo el más visto en Chile.
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Esta noche Rafael Araneda (55) se subirá por novena vez a la Quinta Vergara para animar el Festival de Viña del Mar. Fue anfitrión en la era Chilevisión, entre 2011 y 2018, por lo que han pasado siete años sin pisar ese escenario, que tuvo posteriormente a Martín Cárcamo y Francisco Saavedra como conductores.
En la última década, Rafael Araneda ha hecho carrera en el extranjero. Junto a su familia vive en Miami, Estados Unidos, desde 2019, donde conduce el espacio Enamorándonos en el canal UniMás, propiedad de Univisión. Desde allá, también, conduce el podcast “Tenemos que hablar” junto a su esposa, Marcela Vacarezza, y sus tres hijos -Martina, Florencia y Vicente-, un proyecto que pensaron en pandemia, pero que han mantenido hasta hoy, en la tercera temporada del programa.
El trato de Mega es por dos años para animar el Festival, aunque los ejecutivos del canal también incluyeron un programa -aún por definirse- durante el año, para potenciar su figura y proyectar la exposición que implica el Festival de Viña.
En las últimas 48 horas, Rafael Araneda ha desfilado por la gala del Festival junto a Karen Doggenweiler -vestido por Sergio Arias, el mismo diseñador con el que viene trabajando desde hace años y que lo hará en las seis noches festivaleras-, fue parte de la llamada “Gala vecinal”, ha concedido entrevistas, fue parte del ensayo general del certamen y, entre tanta presencia, conversó telefónicamente con The Clinic arriba de una camioneta Van.
—¿Le sorprendió que lo volvieran a llamar para el Festival de Viña?
—Fue una gratísima sorpresa. Y quizás yo era el que menos creía que podía darse, porque muchos amigos míos del medio, colegas, compañeros de trabajo, algunos equipos de otros canales, me preguntaban: “¿Y? ¿Te llamaron o no te llamaron? Yo te diría que está cerrado”. Yo no les creía nada y decía: “¿pero cómo, si nadie viene a decirme?
Y aquí, con la Karen (Doggenweiler) al lado mío, me decía: ¿Y?
—Yo te llamaba y te llamaba, yo te decía; ¿hasta cuándo?— dice Doggenweiler al otro lado del teléfono.
—Llamaron, se dio, y yo era el que le tenía menos fe a la invitación, fíjate. Como que la encontraba tan buena que no me había entusiasmado, esa es la verdad –añade Rafael Araneda.
—En su momento, cuando cerró con Chilevisión, ¿sintió que concluía la etapa de animar el festival, como una suerte de duelo y de decir “ya lo hice, fue bueno, esto se acabó”?
—Sí. No de duelo, porque al revés, era como “qué rico lo que me tocó”, ocho años, un proyecto que, además, lo hicimos crecer, le dimos una noche más, una serie de características que nos llenan de orgullo como equipo. Pero dije “bueno, vendrán otras señales, otros conductores”, pues en estos 64 de Festival ha pasado de todo. Entonces, lo importante es que siga en con distintas manos, distintas visiones, pero funciona el festival. Y si lo critican, sigue siendo la fiesta más grande de nuestro país.
—Que Karen Doggenweiler fuera su partner me imagino que fue un plus para aceptar. Compartieron canal y programas por muchos años.
—La invitación con Karen es redonda, es completa, porque tenemos un montón de fiato, de conocimiento mutuo, profesional y personal. Entonces, ella sabe cuáles son mis momentos, mis inflexiones, yo conozco las de ella. Han pasado años, pero en el fondo no hemos cambiado tanto. De hecho ella está cada día más guapa, digámoslo, está haciendo mucho pilates, está con unos brazos increíbles, tonificadísimos (se escuchan risas). Entonces, cierra mucho la propuesta, porque es conocimiento, es confianza, lealtad, una serie de cosas que son importantes.
—En la era del Festival con Chilevisión le tocó estar con la alcaldesa Reginato, que estaba muy presente en el Festival. ¿Cómo ha sido esta vez, bajo la administración de Macarena Ripamonti?
—Yo creo que (Ripamonti) se involucra con mucha pasión también, con muchas ganas. Nosotros vamos a realizar un par de actividades también de las que hacíamos antes. Antes uno llegaba con diez días de anticipación, y eso permitía hacer un montón de actividades. Pero ahora la organización ha priorizado esta calendarización y la estamos respetando. Pero van a haber actividades como la gala vecinal (que se realizó este sábado). También creo que cada autoridad tiene claro que el Festival de Viña va más allá de su visión política, que es un patrimonio de Chile, y que en el fondo hay que preservarlo, cuidarlo, hay que tener tradiciones, que se tienen que respetar, y creo que hay un trabajo que se mantiene en el tiempo, independiente de quiénes tomen las decisiones.

La complicidad desde los tiempos de TVN
Esta entrevista se realizó un día antes de la gala. Rafael Araneda se preparaba para el evento que en 2024 no se realizó debido al megaincendio en la ciudad. Este año fue distinto. “Desde que partió, el Festival ha estado cruzado con la contingencia, tanto catastrófica como política, social, y todo lo que le pasa al país se hace sentir desde el humor, desde la visión, la crítica, desde cualquier parte de arriba del escenario, así que eso es una realidad”: Y en lo que respecta a mi experiencia -continúa- “también en Chilevisión tuvimos una gala muy dura, porque veníamos de unos incendios descomunales en el sur del país. Lo que sucedió acá el año pasado, lamentablemente, era en la misma ciudad, pero también la gente, el comercio, el mismo viñamarino, entendió en ese momento que era importante activar a esa cadena de valor, porque ya había sido tanta la pérdida económica que no se podía seguir afectando a los emprendedores. Y se sacó adelante, y yo creo que eso fue muy positivo”.
“Este año la gala vuelve con la libertad que requiere, que es un momento frívolo, que es un momento entretenido, lúdico, del que yo no soy crítico, porque no puedo transformar una gala en algo que no es. Entonces me encanta que la gala siga siendo gala y no algo que parece y no lo es”, señala Rafael Araneda.
—¿Cómo han sido los ensayos junto a Karen Doggenweiler? ¿En qué ha consistido?
—Tuvimos un periodo de ensayos en Santiago cuando yo estuve allá y fue súper positivo. No solamente el ensayar sino que el encontrarnos en esta mecánica, en este tono, en compartir un café, en comerse una cosita. Bueno, cosas así. Yo diría que más de lo que ensayamos o pudimos sacar es limpio, me quedo con la complicidad, con la risa, con los momentos compartidos que, en definitiva, a uno le permiten ir haciendo equipo o rehaciendo el equipo que en algún momento fuimos. Eso a mí me tiene muy tranquilo, no sé si a ti, Karen.
—Absolutamente, ¿cómo estás? —dice Karen Doggenweiler al otro lado del teléfono.
—Muy contenta de reencontrarnos —prosigue Doggenweiler— en este escenario tan bonito. Y la verdad es que nos conocemos, nos tenemos cariño, nos queremos, valoramos el trabajo y la trayectoria del otro. Así que hay siempre la posibilidad de reencontrarse. Estamos muy felices de que haya sido en este escenario y lo quiero mucho. De verdad, es lo mejor, lo mejor que podía pasar.
—¿Cómo recuerdan su dupla en TVN con los programas de baile?
—Doggenweiler: Oye, me reía que el Rafa se volviera a acordar de las anécdotas del baile que ensayamos desde las 7 de la mañana. Aveces con un frío en la pista de patinaje o con tacos en el baile de salón, en el ballroom.
—Araneda: Y al final la presentación duraba un minuto, minuto y medio. Me acordé, me acordé. Como decía yo el día de la conferencia, la noche la vencía. ¿Y para eso ensayaste? Lo que no se puede ensayar es cómo viene todo ese fiato. ¿Sabes por qué pasa? Por mirarse, por entender, por seguir al otro, por no estar con un libreto. Yo creo que escuchar a tu compañera que está al lado. Y respetarla. Eso.
—Doggenweiler: Y mirarlo. Sí, eso se da naturalmente. Así que imagínate lo contenta que estoy, lo agradecida. Ha sido espectacular. Y aparte todo eso, el Rafa ha estado en el escenario de Quinta Vergara no una, no dos, no tres, no cuatro. ¡Ocho veces! Pero quiero, me voy a esforzar para que esta sea muy especial para el Rafa. Para que la lleves en tu corazón siempre.
Rituales y recuerdos
—Como animadores, ¿tienen algún ritual antes de salir al set?
—Doggenweiler: Yo creo que tenemos -los dos somos creyentes- una vida espiritual, interior. Yo creo que ese momentito donde uno se concentra, se mira a los ojos. El Rafa siempre me toma las manos, las pone… no hay lugares, no te imaginas dónde, porque nada de eso va a pasar (se ríe). Porque me toma las manos y me mira a los ojos. Y me dice “vamos, vamos”.
—Araneda: Creo que eso de tomarle su mano y salir al escenario confiado va a ser lo más bonito.
—¿Y van a seguir rituales del Festival, como la gente cuando pide el beso?
—Doggenweiler: Hay costumbres que son muy del Festival, aunque pasen los años. Sí. Si la gente quiere jugar a eso, jugaremos a eso. Pero claro. Estábamos mirando aquí afuera. Es una gente increíble. Los viñamarinos son espectaculares. ¿Será el primer beso? ¿Estás haciendo memoria, Rafa? Yo creo que es el primero. Está tratando de hacer memoria. Bueno, voy a hacer como si fuera el primero.
—¿A qué artista esperan ver en las seis noches?
—Doggenweiler: Para mí, bueno, yo creo que la noche de Myriam va a ser muy especial. Ha sido parte del festival como show, como animadora, como jurado, como reina. Así que tenerla en un momento tan especial y poder disfrutar sus canciones va a ser único.
—Araneda: Mira, el primer día, porque estará Marc Anthony. Todos los días son de verdad para mí muy especiales. La última noche será especial para mis hijos. La noche de Morat, de Sebastián Yatra, también es especial para mi mujer. Para mí, en lo personal, que soy un fanático del sonido y de la música, y de la música que suena bien, y Karen, te va a sorprender de lo bien que suena la orquesta, la banda, de Marc Anthony. Es espectacular.
—Cada año de Festival es un año más de críticas. ¿Qué creen que tiene el Festival, que despierta ese “amar odiar”, que pasen los años y siga siendo el evento más importante en Chile?
—Doggenweiler: Tiene historia. Yo creo que tiene el público más maravilloso y fascinante del mundo. Un público vivo que se manifiesta. Está en la vanguardia, además, en los artistas. Pienso que viene, por ejemplo, Carlos Vives, persona del año en el Grammy Latino. Entonces, creo que Viña está no solamente en la vanguardia con los artistas, sino que además vivir la magia de Viña es algo único para los animadores, para el público, para los artistas que vienen. En Viña vienen consagrados, están los emergentes. Bueno, es la magia de Viña.
—Rafael Araneda: Yo creo que su historia, como bien dice la Karen, y en su historia hay tradiciones, y las tradiciones se han preservado, se han mantenido, y son esas mismas tradiciones las que a veces más se critican, sin embargo, son las que lo sostienen. Así que yo creo que lo más lindo de Viña es eso, y también es lo más opinable, porque la gente quiere participar y todos están invitados a participar.