Opinión
2 de Marzo de 2025

Perfil de Macarena Ripamonti: Maca Ripa

Así se hacía llamar la alcaldesa de Viña del Mar, Macarena Ripamonti (Frente Amplio), cuando era DJ (Maca Ripa). ¿Cómo será un festival organizado por el frenteamplismo?, se preguntaron muchos cuando Ripamonti ganó el sillón edilicio. No se complica con guitarra: el carnaval criollo, es una gran pantalla política.
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Cuando Virginia Reginato ganó por primera vez la alcaldía de Viña del Mar, Macarena Ripamonti tenía apenas 12 años. Por eso, el triunfo de la segunda sobre la primera, en junio del 2021, fue considerada como una proeza de una desconocida en la política. Era el fin de 17 años de administración de derecha y otros 12, anteriores a Reginato, de poder concertacionista. Con Ripamonti se acabó la Viña binominal.
En 2021 obtuvo 49.754 votos. Dejó atrás a la que parecía como favorita: la exactriz Andrea Molina. Y en 2024 derrotó a un rival de armas tomar: Iván Poduje. Ella logró 114.147 sufragios (51.63%); él, 90.187.
Así, la vecina de Recreo y Gómez Carreño se quedó con el poder. Golpe fuerte de la nueva izquierda.

Su paso por Revolución Democrática (RD)
La actual edil antes se llamaba Macarena Molina Ripamonti, pero cambió sus apellidos a Ripamonti Serrano en homenaje a su madre y sus abuelos maternos quienes la criaron.
Es de la cepa Revolución Democrática en el frenteamplismo. No fue del tronco fundacional de ese partido ni fue activa dirigente estudiantil. Cursó derecho en la Universidad Viña del Mar -no se graduó- y luego fue asesora jurídica del diputado Jorge Brito. Es cercana del senador Juan Ignacio Latorre; de Rodrigo Mundaca, gobernador recién electo por Valparaíso; y del exconstituyente Jaime Bassa.
Sus primeros aciertos comunicacionales fueron cápsulas que publicó en redes sociales durante el primer proceso constitucional. Alta viralización.
Con dos triunfos electorales en uno de los principales municipios del país, ella es hoy una de las figuras consolidadas -y con más proyección-del FA.

Viña tiene rock
Ripamonti vive el placer mayor de cualquier edil de este país: un festival de la canción. Y el festival de los festivales es Viña. Un espacio de luces y masividad que implica, si las cosas salen bien, adhesión y popularidad política. Lo sabía muy bien Reginato y hoy lo sabe Ripamonti, quien en su primer festival fue criticada por la indiferencia hacia el carnaval. “Lo encuentra frívolo”, dijeron.
“Trabajé en varios festivales y lo que más me llamó la atención de esta alcaldesa, a la hora de elegir a los artistas, fue la exigencia de datos. En la administración anterior, uno proponía los nombres y aportaba información básica. En cambio ella exige mucha data: seguidores en Spotify, en YouTube, tickets vendidos, etcétera”, cuenta un experimentado productor.
“La alcaldesa tiene dos obsesiones: los datos para tomar decisiones y su imagen pública”, me dice alguien que la conoce.
“Nos pedía todas las noches un detallado informe del rating”, dice un productor de la organización anterior del certamen.
En su Instagram –275 mil seguidores y casi mil publicaciones– ha subido varias fotos y videos. “Su foco está en cuidar su imagen y sus comunicaciones. Es una experta en eso. Lo suyo es un permanente acting”, dice Iván Poduje.
“Éxito Edo, estaremos apoyándote y enviando buenas vibras. Gracias por estar en los momentos en que la ciudad más lo necesitó, de forma anónima estuviste al pendiente y colaborando”, subió en Instagram como texto de una fotografía en que sale ella y el exitoso humorista Edo Caroe.
Incubus también tiene foto en su red social. “Le gusta mucho el anglo”, me dice un productor musical. “Llegó el rock al Festival”, escribió en un video-selfie donde dice “esta noche Viña tiene rock”, refiriéndose a la jornada del jueves, la con más bajo rating y taquilla.
Las imágenes del Festival se mezclan con fotos de ellas con casco y bototos en pavimentaciones. También con pantalones kakis parecidos a los de los militares. Los suele usar. Y el pelo tomado. Muy ejecutiva.
“A la producción le pidió que la maquillarán. Es muy preocupada por cómo se ve”, cuenta un productor del festival. Su vestido de la noche -azul- de la gala fue de la exclusiva diseñadora Javiera Jordán.
Ripamonti fue DJ: su alias era Maca Ripa. Así consta en el sitio https://soundcloud.com/maca-ripa.
En 2021 el periodista Héctor Basoalto la perfiló en The Clinic:
“¿Cómo surgió Maca Ripa, su pseudónimo de DJ con el que recorrió las fiestas de Viña? Hay que remontarse a su época universitaria. Ella realizaba varios trabajos para poder generar ingresos extra: entre otros, fue garzona, bartender, repartidora de volantes, hacía aseo y vendedora de retail. Y como siempre le gustó mucho la música, comenzó a conocer a varios DJ de la zona mientras garzoneaba o estaba en la barra de los locales donde ellos tocaban. Sus primeras incursiones fueron en un equipo CDJ de un amigo que le enseñó a tocar. Posteriormente la invitaron a tocar a fiestas. Y de ahí no paró. Estuvo presentándose en distintos eventos por varios años. Aunque no tiene una cifra exacta de las veces que tocó, las calcula en varios cientos”.

¿A quién se le ocurrió la idea?
Esa es la pregunta que se hicieron miles de chilenos cuando el respetable pidió la gaviota de platino para Myriam Hernández, un honor inventado en 2012 para satisfacer el ego desmedido de Luis Miguel -quería un premio nunca antes visto- y que apenas se había entregado cuatro veces: al “Sol de México”, a Juan Gabriel, a Lucho Gatica y a Los Jaivas.
Lo que todos creían que sería un ritual desbordante de emoción pero previsible y tradicional, se convirtió en una especie de docureality freak que duró una eternidad.
El periodista Aldo Schiappacasse, en el diario El País de España, relata con genialidad el momento:
“Cuando la gente, emocionada y vibrante, pidió la Gaviota de Platino, las autoridades quisieron hacer un nuevo gesto. Acompañada de una cámara en vivo que la seguía a sus espaldas, la alcaldesa Macarena Ripamonti quiso distanciarse del circo romano instaurado por la dictadura (que dedo arriba entregaba a su antojo las gaviotas).
Al final de su recorrido llegó a una oficina donde sesionaba el comité organizador del Festival, y haciendo una charada burocrática, procedió a firmar el decreto edilicio que otorgaba el premio a la artista, quien, sobre el escenario, esperaba con paciencia que terminara el trámite burocrático que pondría broche a su actuación. Perplejo, el público presente y el televidente comprendió atónito que se trataba de una puesta en escena, y no un homenaje a la “permisología”, un término que se ha puesto de moda en la política en los últimos años para dar cuenta del exceso de trámites que se debe cumplir en la administración pública para ciertas materias.
Con el decreto firmado y timbrado, se procedió a la entrega de la anhelada gaviota. Myriam Hernández recibió una Gaviota de Platino, tras haber cumplido con todos los ‘requisitos’ establecidos por la ordenanza municipal. Lo atestigua un decreto con timbre, firma y autorización notarial. Como corresponde.
“Eso fue una idea de Alex Hernández”, me dice un experimentado productor. Otros piensan que fue una propuesta del municipio para ensalzar la imagen de Ripamonti. “Cuando nosotros estuvimos a cargo, nunca pidió una cobertura especial de su imagen. En cambio, la administración anterior nos pedía mostrar recurrentemente a la exalcaldesa Reginato”, señala un exorganizador del certamen.

Dar si es necesario
Frente a los medios, la edil no se cuida a la hora de criticar al Gobierno. Esa es otra de sus tácticas comunicacionales.
En septiembre del 2024, después de siete homicidios en su región, propuso crear una fuerza policial municipal -idea contraintuitiva para el frenteamplismo- y criticó duramente la estrategia del Ejecutivo: “Los resultados de las medidas que han implementado las autoridades a cargo de la seguridad, no funcionaron; por lo tanto, si se buscan resultados distintos en el combate contra la delincuencia, se deben tomar acciones drásticamente distintas”.
En febrero de este año también disparó por el deficiente plan de reconstrucción por los incendios del año pasada en la V región.
Repitió el guión: “En el plan de reconstrucción no existe una estrategia clara para que se avanzara de manera sustantiva frente a una emergencia catastrófica como la que vivimos. Si querían tener un resultado distinto. ¿Por qué no aplicaron una estrategia distinta? Para una emergencia excepcional tienen que existir respuestas excepcionales. Y la pregunta es: ¿existieron esas respuestas excepcionales? Yo diría que no”.
La intervención tuvo un remate que obtuvo titulares: “Aparecieron algunos políticos con ocasión de las elecciones y ahora probablemente vuelvan a aparecer. Pero va a pasar la conmemoración y van a volver a olvidarnos”.

Su playlist
Si alguien pensó que con el frenteamplismo en la organización del Festival habría un revival del canto nuevo y del “charango lila”, se equivocó.
En el reportaje del The Clinic de 2021 Ripamonti contaba que “dentro de su colección de vinilos tiene a Queen, Silvio Rodríguez, Scorpions, Michael Jackson, Iron Maiden, Jean-Michel Jarre y Santana”.
“Ella está abierto a todas las opciones, más allá de lo que le gusta o no”, dice un productor. Agrega que ella se involucra bastante en la organización.
De hecho, me cuentan que fue de ella la idea -muy certera- de incluir a Paolo Bortomeolli, director titular de la Orquesta Filarmónica de Santiago, como jurado del Festival. Se le ocurrió luego de que el músico dirigiera a la orquesta sinfónica juvenil en el Teatro Municipal de Viña del Mar.