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Opinión

9 de Mayo de 2009

“Si Piñera gana, la UDI lo va a lamentar”

Verónica Torres
Verónica Torres
Por

Hermógenes Pérez de Arce vuelve con todo. Un amigo le prometió combos si daba esta entrevista. Pero él, siempre algo temerario, nos recibió la semana pasada en su oficina de Providencia. Desde diciembre, cuando dejó su columna -el último bastión pinochetista- en El Mercurio, ha hablado poco y si lo ha hecho, no se ha metido en las patas de los caballos ni en las de Sebastián Piñera, el candidato derechista que no le gusta por ningún lado. Pero con nosotros Hermógenes sí tiene tribuna para contar lo que no le gusta en la Alianza, la novela de ciencia ficción que escribe y las muchas maldades que le conoce a Sebastián, desde los almuerzos de los ochenta en las oficinas de Bancard a las de ahora.

POR VERÓNICA TORRES SALAZAR • FOTOS: ALEJANDRO OLIVARES

Me decía que si nos daba una entrevista le iban a pegar…
-Fue un amigo.

¿Y tiene miedo?
-No. Supongo que no me va a pegar.

Si eso pasa, tendremos que pagarle la clínica.
-El yeso de la mandíbula.

Desde su retiro, ¿dónde ha estado?
-En las partes donde me han dado ganas de ir. He ido al sur. Navegué en los lagos con un hijo mío que tiene una embarcación y después me fui con un amigo a la isla de Juan Fernández y gocé. Pasaba todo el día trepando y haciendo las cosas que hacía Robinson Crusoe cuando tenía 28 años.

¿Su señora fue con usted?
-No quiso. Es que es un viaje de esfuerzo. Hay mujeres que son aventureras y les gusta eso, pero a la mía no, la mía es citadina.

Me da la sensación de que está en otra etapa de su vida.
-Estoy oyendo a mi yo interno. Todos cuando despertamos en la mañana decimos “qué quiero hacer” y después decimos “qué debo hacer” y a mí nunca me coincidieron. Muy pocas veces hacía lo que quería hacer y ahora mi yo interno dice que es lo que quiero hacer y lo hago.

¿Verdad que está escribiendo una novela futurista policíaca?
-Se llama “Crimen en 2101” y la gracia que tiene es que se imagina el mundo en 2101. Un amigo que se está muriendo es el que me dio la idea. Ahora voy en el capítulo sexto y te puedo contar que en el 2101 todo el mundo tiene un chip gracias al cual se sabe dónde está. Y el senado mundial -porque ya no hay países- es el único que puede dar el acceso a ese chip cuando te quieren averiguar algo. Y claro, tiene que ser por una razón. Por ejemplo, si has matado a alguien.

¿Qué más?
-No existen los automóviles. Cada uno tiene una mochila voladora donde tú aprietas un botón y te vas volando. Obviamente, todo eso está computarizado para que no puedas chocar en el aire. Entonces se viaja por la estratósfera y hay contactos establecidos con otros planetas para mutuo beneficio. Y bueno en esta época debido a la tecnología ningún crimen queda sin resolver. Pero en esta novela hay un crimen que se ha logrado cometer: mataron al único gallo que había corrido mil kilómetros en 24 horas. Entonces cuando corrió todo el mundo se volvió loco y alguien lo mató. En la novela se trata de saber quién lo mató y hasta el momento no logran pillar al asesino a pesar de toda la tecnología.

A raíz de su columna se hizo de varias admiradoras, y cuando se retiró ellas escribían “qué va hacer de mí sin Hermógenes”…
-Sí, hay muchas. Ayer tuve que ir a una clínica por una cosa que tengo en la oreja y se me apareció una niña que me dijo “¡¡¡¡Hermógenes, ahora ya no sé qué hacer porque sin tu columna no puedo vivir, Hermógenes!!!!”. Pero eso me pasa ahora una vez cada tres días, antes me pasaba tres veces cada media hora. Se fue reduciendo la feligresía. Y esto ocurrió hace un año cuando empezaron a irse con un gallo del NO, que era Piñera. Porque la derecha tradicional en este momento está 100% con Piñera. Creen que tienen que acomodarse a cualquier cosa con tal que se vaya la Concertación y yo no soy así.

¿Cuándo se da cuenta que se queda solo?
-Cuando la gente que siempre estaba de acuerdo conmigo empezó a estar en desacuerdo. Antes había gente que trotaba al lado mío para manifestarme su apoyo, pero últimamente me insultaban. Me decían “¡hasta cuándo escribís huevás!”, “¡ya, córtala, po!”. Entonces me di cuenta que mi gente estaba molesta y ahí dije “¿qué estoy haciendo aquí? Si estoy en desacuerdo con todo el mundo ¿para qué escribo?”…

JUGAR AL ATAQUE

¿Cree que El Mercurio cambió como lo hizo la derecha?
-Bueno, El Mercurio siempre ha sido un diario equilibrado, nunca se ha apasionado. Por eso le llaman al estilo “mercurial”. Es una institución más que un diario. Entonces en la medida que cambia el país, cambia El Mercurio. Y creo que El Mercurio defendía mucho más al gobierno militar en los años 80 que en los años 90.

¿Lo incomodó esa actitud?
-No, porque siempre he entendido que el papel del diario va más allá de las opiniones personales de los que trabajan ahí. Tal vez el diario no habría hecho bien en seguirme a mí porque yo era un gallo de la primera línea de batalla o como algunos dicen “panfletario” y El Mercurio yo creo que cumplía su misión a ese respecto manteniendo mi columna porque siempre hubo muchas presiones para que la suprimieran y nunca cedieron.

A Gonzalo Rojas Sanchez ¿lo ha leído?
-Sí y estoy siempre de acuerdo con él.

La primera columna se llamó “Caldillo de Congrio sin Hermógenes”, pero a sus feligreses no les gustó mucho su estilo.
-Lo que pasa es que él es muy académico. Y yo soy un poco truhán, entonces me salgo de madre a cada rato y él no, po, es un gallo muy estructurado, profesor, y no puede decir todas las leseras que digo yo…

Es célibe, también. Numerario del Opus Dei.
-No sé si eso influirá para escribir columnas.

Me refiero a que no es tan mundano como usted, que tiene esa cosa picarona.
-Yo estoy 100% de acuerdo con Gonzalo. Escribió una defensa muy sólida sobre el gobierno de Pinochet en dos tomos donde hay cosas muy importantes que no se han publicado en otras partes. Entonces siempre he estado de acuerdo con él y con su línea, pero él no juega porque la gente del Opus Dei es gente seria y en ese sentido yo creo que no les gusta mucho como soy yo.

Para sus seguidores, Rojas es medio fomeque.
-Él no maneja mucho el humor. O sea, maneja un humor muy sano y a la gente le gusta una cierta picardía. Pero a mí no me gustaría criticarlo, porque si me hubieran pedido designar a mi sucesor yo lo habría designado a él. Porque desde mi punto de vista Gonzalo Rojas políticamente es un siete. Por eso, que Carlitos Larraín se molestó con su última columna que es un poco pegándole a RN y defendiendo a la UDI.

Se llamaba “Lo que Longueira entendió” y hacía referencia a su salida del comando de Piñera. ¿Qué le pareció todo eso?
-Yo supongo que Longueira se fue porque se dio cuenta de que a la UDI le va a costar cara esta cosa. Entonces, él por eso dijo “voy a trabajar por la UDI”. Y se fue a eso porque Longueira entendió que esto es la destrucción de la UDI. Si esto es una maniobra que Sebastián la tiene clarísima.

¿Ah, sí?
-Pero claro. Sebastián siempre ha tratado de destruir a la UDI. Si basta leer los diarios. Las declaraciones más fuertes entre la UDI y RN son entre Sebastián y Longueira. Cuando Lavín le pidió la renuncia a ambos a la presidencia del partido, era por eso. Porque había una pelea terrible y ahí fue el mérito de Carlos Larraín, que es un tipo muy moderado; un gallo, genuinamente, de derecha no como Piñera que es DC. Carlitos se apoderó del partido. Le robó los huevos al águila y Piñera no se dio cuenta. Como él era el tesorero y los gallos que manejan las platas generalmente se hacen oír, cuando llegó la votación había muchos más que simpatizaban con él y no con el candidato de Piñera. Entonces, con él a la cabeza se aplacaron las cosas pero el que manda el buque ahora es Piñera y si llega al gobierno, la UDI lo va a lamentar.

¿Porque no van a tener cargos políticos en un eventual gobierno?
-No creo que estén pensando en función de cargos. Están pensando en función parlamentaria. Que el partido del candidato tiene una ventaja, entonces, la gente que vote por Piñera va a preferir votar por un candidato del partido de Piñera y no del otro.

¿Qué le pasó a la UDI que no logró tener un candidato fuerte?
-Ahhhh (suspira) si yo te dijera lo que realmente me interpreta más para explicarlo, pero no voy a decir las palabras exactas… Yo creo que les faltó jugar al ataque, sacrificarse y conseguir la plata para levantar un candidato. Muchas veces yo he hecho el paralelo entre el abuelo Juan Antonio Coloma y el nieto. Porque el abuelo estaba en la misma situación. Toda la gente del partido conservador que él presidía quería irse con Frei porque o sino iba a salir Allende. “Es lo que hay decían”, pero se trataba de un gallo de izquierda. Y acá es lo mismo. Si Piñera es demócrata cristiano.

¿Y qué hizo el abuelo de Coloma?
-Se proclamó a sí mismo candidato presidencial y los conservadores quedaron de manos amarradas porque no podían irse con Frei, entonces, en el consejo general del partido un gallo que era inflexible da un discurso macanudo y le da un ataque al corazón y se muere. Entonces todos en el partido quedaron tan golpeados que suspendieron el consejo y eso fue el golpe que le permitió a Coloma convencer a Jorge Alessandri, que era una figura que sí tenía mucho apoyo en la derecha, que fuera candidato presidencial. Finalmente, ganaron la elección y esa es la diferencia. Porque ahora si hubiera estado el abuelo en lugar del nieto, no deja que la UDI se vaya con Piñera sino que busca un candidato bueno y le gana la campaña.

¿Acaso la UDI está a la deriva? ¿No tiene una cabeza fuerte?
-No tiene. Porque tendría que haberse levantado alguien que se hubiera largado a recorrer el país.

José Antonio Kast está recorriendo el país, hablando con la juventud…
-¿Pero les está diciendo llevemos candidato propio? Yo creo que no.

Es que es muy bueno para hacer algo así. Es de Schöenstatt.
-Ja, ja, ja. Pero si está bendecido por nuestro Señor el hecho de competir y tratar de ser el candidato. Yo tengo muy buena impresión de él, pero encuentro que ahora era el momento en que debía de habérsela jugado. Tendría que haber hecho lo mismo que hizo Piñera el 2005. Pero a él le falta punch. Y eso es lo que pasa en la derecha: no hay nadie que lo tenga.

Usted ha dicho que la derecha política está muerta ¿Lo de Longueira sería un intento por revivirla?
-No. Yo creo que la actitud de Longueira ha sido un balón de oxigeno porque él se dio cuenta que la UDI lo iba a pasar muy mal. Yo no soy militante de la UDI, yo voto por la UDI, pero creo que Rodrigo Álvarez es el mejor parlamentario y Nicolás Monckeberg es un muy buen parlamentario también. Yo los estimo mucho a los dos, pero esa movida (de ponerlos juntos a competir en un mismo distrito) demostró que RN se creyó el cuento.

¿Se creen superiores?
-Claro, si tienen el candidato presidencial y primera vez que está posicionado. Porque Sebastián, que siempre quiere quedarse con todas las bolitas, el 93 ya quería ser él el candidato y resultó que la Evelyn lo ganaba en las encuestas. Entonces ahí fue el telefonazo famoso porque empezó con los trucos propios de él y lo pillaron. Porque esa es otra cosa: a Sebastián siempre lo pillan…

LAS MALDADES DE SEBASTIÁN

¿Quién es para usted Sebastián Piñera?
-Yo te voy a contar cómo ha sido mi vida con Sebastián. Primero, yo no lo conocía y yo hice un magíster en economía en la Católica y Sebastián fue profesor mío en un ramo. Se portó muy bien conmigo porque yo no podía ir a clases porque entonces dirigía La Segunda y podía dar el examen siempre y cuando el profesor fuera benévolo. Y lo fue, pero él se reía de mí en todas las clases. Lo alumnos me contaban “oye, Piñera dice todas las veces ‘el señor Hermógenes Pérez de Arce no viene nunca, qué se ha creído’. Y yo ya le había dicho a él que no iba a ir. Pero me salvó en el examen. Y cuando empecé a tener mi columna poco después, me llamaba porque le gustaba mi columna y me decía “la gente le cree a Hermógenes Pérez de Arce; ven a almorzar al Citi Corp y Bancard”…

¿Y cómo eran esos almuerzos?
-Él hablaba el 90% del tiempo, pero eran buenos porque es simpático.

¿Tomaban algún whiskicito?
-No había mucha abundancia de trago, pero eran buenos almuerzos. Algunos en mesa grande con periodistas y opinólogos. Ahí él siempre me decía “tú me hiciste perder un puesto porque yo era gerente del banco de Talca y me echaron porque tú sacaste en La Segunda mi foto en el Caupolicán cuando proclamaban el NO”. Y yo le decía “¡y qué querías! ¡Te fotografías en un acto público y quieres que no salga en los diarios!…”. Y me respondía medio en broma: “No, pero si eso me costó el puesto”… Y de repente resulta que somos candidatos a senador en la misma lista y me acuerdo que el papá de él, don Pepe Piñera, que era amigo mío, me llamó y me dijo “oiga Hermógenes, yo he visto que el lema de su campaña es ‘una sola línea’ y eso es muy ofensivo para Sebastián porque usted sabe que viene de la DC. Entonces, ¿por qué no cambia su lema?’. Y yo, que era tan ganso y creía que estábamos entre amigos, le dije “por supuesto, don Pepe”…

Ha comentado que durante esa elección estaban juntos en el Estadio Nacional y misteriosamente se cortaron los micrófonos cuando usted iba a dar su discurso. También dijo que su globo de publicidad voló.
-Se fue a Australia y me había costado 700 mil pesos. Todos mis letreros se fueron y no puedo probar nada. Pero ahí donde estás sentada tú vino un señor que se llamaba Fernando Silva Clark –que era el dueño de una publicitaria- y me dijo “Hermógenes, estábamos comiendo con mi señora en un restaurant y a la mesa de al lado llegó Sebastián con su grupo de amigos y celebraron mucho todo lo que te habían hecho en el Estadio Nacional. Te lo cuento para que sepas que no fue una casualidad”.

¿Cómo se sintió?
-Fue como entrar a una pelea de boxeo en la que a uno en la entrada le pegan un combo, y lo tiran a la lona y queda grogui para toda la pelea. Así me sentía yo: noqueado por las cosas que él hacía, las maldades.

¿Cómo lo ha hecho Piñera en esta campaña?
-Las encuestas revelan que lo ha hecho bien, pero yo considero que lo ha hecho mal porque no tiene pronunciamiento. Dice “empleo para todos los chilenos”… ¡¿Qué es eso?! Él tiene que decir cómo, pero tiene mucho qué y poco cómo. Y a mí no me gusta en ese sentido como candidato y tampoco me gusta por su trayectoria. Porque él siempre ha votado con la Concertación. Votó por la inflexibilidad laboral y echó a perder el plan laboral de su hermano Pepe Piñera, que era macanudo; y en materia de derechos humanos, habla de los atropellos como si fuera un gallo de la UP. Y yo no se lo perdono, porque cuando se votó por destituir al ministro Hernán Cereceda, que había aplicado la amnistía, Sebastián trató de ocultar las balotas negras, pero lo pillaron porque lo fotografiaron. Siempre lo pillan…

¿Piñera juega por los costados?
-Eso lo dices tú, no yo. No, mira, él hace cosas. Él vende acciones en un período dudoso en que todos sabemos que un director de una empresa no puede vender o comprar. Y ahora esto del convenio de Lan Cargo. El otro día salió sólo en La Segunda y salió chico, que en la Cámara votaron para oficiar a la Fiscalía Nacional Económica por la colusión de Lan Cargo; que fue castigada en EE.UU. por una multa 84 millones de dólares y la tuvo que pagar. Pero esas noticias no están en ningún diario y la Cámara votó 42 votos contra 5, así que en teoría eso se está investigando. Y Piñera no puede decir que él es minoritario en Lan porque es mayoritario. Tiene sus directores, que son responsables del directorio que administra la sociedad y serían responsables de esta colusión. Entonces está, directamente, envuelto en eso. Lo volvieron a pillar. Ahora, no sé, siempre puede sacárselas de alguna manera. Primero, que no salga en ningún diario, para que nadie sepa.

La semana pasada lo echaron de un velorio ¿Vio esa imagen?
-Sí y además la mujer que le gritó sacó aplausos y para un candidato no es bueno que una concurrencia masiva aplauda mientras lo atacan.

¿Cree que Piñera está muy ansioso por ganar esta vez?
-Claro, la meta siguiente de él es la Presidencia de Chile y después puede ser, no sé, Secretario General de las Naciones Unidas y si hubiera alguna asociación intergaláctica, también querría presidirla.

¿Por qué quiere la Presidencia?, ¿por ego o porque realmente quiere hacer algo por el país?
-Yo creo que es propio de la naturaleza humana. Algunos sienten la urgencia de dominar y manejar a los demás más que otros.

En su última columna usted mencionaba que varios políticos estaban peleándose por ir a andar en lancha a Tantauco…
-Lo que pasa es que yo los ridiculizaba un poco porque esto es demasiado centrado en una persona. Que los grupos se llamen Tantauco es lo mismo que si yo tuviera una casa en un fundo espectacular y que todo lo que se hiciera alrededor mío tuviera el nombre de mi fundo. Es como de patrón de fundo. Entonces, yo me reía porque son los de la UDI los más atacados con Piñera, los que iban a Tantauco. Y por eso comparaba con el famoso viaje que hizo el emperador Federico a Canossa a pedirle perdón al Papa. Y decía “fueron a Canosa, a Tantauco, a quemar lo que ayer adoraron y adorar lo que ayer quemaron”, con tal de apoyar al que va primero.

Contaban que en Tantauco, Piñera y los miembros de los equipos hacían unas competencias donde subían un cerro y él siempre quería ganar.
-Piñera es deportista. Por eso, cada vez que prendó el televisor está andando en una bicicleta. La otra vez andaba en una bicicleta doble con un viejito atrás y se caían los dos. Es competitivo. Amigos míos que han convivido con él me cuentan que se desvive por ganar todas las competencias. Lo que sea: jugando tenis, andando en bicicleta estacionaria. Revisa cuántos kilómetros recorre el uno y el otro. Está vigilando.

MI MUJERCITA

¿Es cierto que Alvaro Bardón lo propuso el ’89 como candidato a la presidencia?
-Lo que pasa es que ese año Hernán Buchi descubrió su contradicción vital y se retiró. Entonces hubo un vacío y salieron varios precandidatos y uno era yo. Y yo fui a La Moneda y le pedí a Pinochet el apoyo y me dijo: “claro, pero no tengo plata”.

Ja, ja, ja, le dijo no tengo plata, jajaja.
-Sí, como pensando que yo iba pedirle apoyo sustantivo, que me financiara y yo no había pensado en eso. “No, Presidente”- le dije- “si yo lo único que quiero es que usted diga que me apoya a mí como candidato”. “Claro po’, salgamos”, y se paró de su despacho y salimos donde estaban todos los periodistas y me dio su apoyo.

¿Y qué pasó?
-Pasó que yo no era un candidato de los medios y yo estaba molestando un poco a otros que tenían más influencia que yo, como Sergio Onofre Jarpa, Sergio Diez. Entonces, todos tenían más periodistas que yo y por eso salió chica la información: “Pinochet dijo que apoyaba a Hermógenes Pérez de Arce”. Y Sergio Onofre Jarpa se declaró muy ofendido con el general Pinochet por apoyarme a mí, porque había sido su ministro del Interior. Los poderes fácticos me ningunearon y al poco tiempo no figuraba en las encuestas. A mí no me conocía la gente y todavía la masa no me conoce.

¿Es verdad que es muy tímido, que cuando era chico le daba vergüenza que su mamá hablara en voz alta y se riera fuerte?
-Sí, me preocupo demasiado de la gente y mi mamá me lo criticaba siempre. Me decía “usted es igual a su papá, no se atreve a nada”. Porque ella se atrevía a todo, pero yo soy cortado. Tú me pones en un cóctel y lo hago mal. Soy medio monotemático, me puedo clavar con una persona y quedarme ahí. No me muevo porque no me atrevo a irme.

¿En serio?
-Muchas veces pienso que esto se produjo en alguna etapa de mi vida porque cuando yo tenía 10 años podía ir solo al teatro a ver una película porque me interesaba y me paraba al medio de la platea y miraba al resto de la platea y me daba lo mismo. Nadie se fijaba en mí y yo no me fijaba en los demás. Hasta que de repente en mí vida apareció esto de “me están mirando” y me pregunté: ¿puedo mirar a todos lo demás sin vergüenza como lo hacía antes? “No, no puedo”.

¿Cómo fue que conquistó a su señora entonces?
-Porque eso es algo “persona a persona”, como dicen los abogados. Fue en un bailoteo el año 58. Nos convidó una amiga común a irnos juntos a una fiesta de una tercera persona y ahí la saqué a bailar. Nos avenimos inmediatamente, incluso ahora cuando estamos más tiempo juntos es cuando más nos avenimos. Y eso es cuando viajamos, porque aquí en Santiago a veces tenemos diferencias, pero cuando estamos todo el día metidos en un avión, o en un barco, o en lo que sea, estamos perfecto.

Se le escucha enamorado de su señora.
-Es la mujer de mi vida.

Pero dice que le tiene un temor reverencial.
-Eso es real, porque cuando nosotros empezamos a pololear ella era sumisa y hacía todo lo que yo decía. Y una de las cosas que más me gustaba de ella era eso. Pero después de estar casados unos años, un día yo dije “que pasó, ya no me obedece, se hace lo que ella dice”. Y ella manda porque tiene su carácter, pero es porque yo acepto que mandé. Por ejemplo, si tengo que presentar un libro, van todos con las señoras y si son mujeres van con el marido, pero yo voy solo. Mi mujer me dice “no, eso es una lata, no voy a ir”.

¿Por qué?
-Porque ella goza en la casa. Siempre me dice llega temprano como a las siete, para comer juntos, conversar y ver en la televisión cosas de común acuerdo. A ella le encanta eso. Le encanta que vayamos a ver una película y después nos vayamos a comer algo. Así estamos felices.

¿Qué opina su señora de su retiro?
-Yo nunca había advertido que eso le importara. Pero sintió la ausencia del columnista. Le gustaba tenerlo en la casa y que la llamaran para comentarle lo que escribía. Y ahora que eso se fue, está desconcertada. Me dice “tú tienes que estar deprimido” y yo le digo “no, estoy feliz”.

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