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Opinión

14 de Julio de 2011

Gato por liebre

Las expectativas generadas, en primer lugar por el ministro, al llamar este “el año de la educación superior”, y posteriormente levantadas por el anuncio de un mensaje presidencial en cadena nacional, han sido los principales motores de la movilización más grande desde la vuelta de la democracia. No sólo por la incapacidad de dar respuestas […]

Giorgio Jackson y Camila Vallejo
Giorgio Jackson y Camila Vallejo
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Las expectativas generadas, en primer lugar por el ministro, al llamar este “el año de la educación superior”, y posteriormente levantadas por el anuncio de un mensaje presidencial en cadena nacional, han sido los principales motores de la movilización más grande desde la vuelta de la democracia.

No sólo por la incapacidad de dar respuestas a las legítimas demandas de una ciudadanía empoderada, sino por la burda intención de querer pasar gato por liebre. Cualquier gobierno trataría de hacer ver sus anuncios más grandes que lo que realmente son, pero gracias a una ciudadanía más madura y organizada, hoy se logra detectar con mayor rapidez y fineza el alcance y las proyecciones de los anuncios. Se entiende también que un Gobierno de derecha plantee un sistema privatizador, pero lo grave aquí es tratar de quedar bien con Dios y con el diablo. Tratar de disfrazar una propuesta ideológica con cuñas metidas a la fuerza no pasa desapercibido. Es más, se ve ridículo. El Gobierno debe estar envuelto en una crisis de sentido, donde su gestión no tiene respaldo ciudadano y probablemente se estén preguntando ¿Por qué nos eligieron?

Pueden existir muchas respuestas, pero si hay una que no cae dentro de las opciones es por razones ideológicas. Esto se puede ver por el descontento generalizado a pesar de prometedoras cifras macroeconómicas o por el amplio apoyo ciudadano al movimiento estudiantil que pide más educación pública (81,9% según Encuesta Imaginaccion- Cooperativa-USM). En resumen, la gente no quiere chorreo, abuso y desregulación, sino que un rol fuerte del Estado en la distribución de la riqueza y las oportunidades.
Es por eso que se nos hace imperioso movilizarnos para hacer ver que no creemos en el viejito pascuero, que hoy no basta con grandilocuentes cadenas nacionales y que nuestras demandas son claras y son de sentido común:

Por un lado:
Detener la lógica del endeudamiento como forma de financiamiento la educación.
No al lucro con el sueño de miles de familias, no al lucro en la educación.
No más estafa en instituciones que frustran el futuro de los estudiantes chilenos.
No queremos más cesantes ilustrados, al tener una oferta absolutamente desregulada.
No más guetos educacionales, donde los ricos conviven con los ricos y los pobres con los pobres.
Por otro, proponemos:
Educación Pública y de Calidad en todos sus niveles, como derecho fundamental, garantizada por el Estado.
Regulación y transparencia en las instituciones privadas de educación.
Que la educación superior responda a las necesidades del país y no de unos pocos.
Democracia y pluralismo en las instituciones, participación y formación de ciudadanía.
Acceso más equitativo e integrador a la educación superior, oportunidades reales para todos.
Fomentar la interculturalidad e integración en nuestros sistemas educativos.
Esperemos que en este lenguaje simple y directo el mensaje llegue a la clase política y podamos avanzar hacia un sistema educativo que abra posibilidades a romper con este Chile segregador y tremendamente desigual. Por si no se entiende o si habla otro idioma, hoy -además- nuestro lenguaje es la marcha y lo podrá ver a lo largo de todo Chile.

Presidente FEUC / Presidenta FECH.

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