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Poder

29 de Diciembre de 2013

Carlos Peña: “A Allamand le falta inteligencia de largo plazo para decidir”

El columnista del Mercurio y académico Carlos Peña hizo mango a la derecha, en el marco de las durísimas críticas e Andrés Allamand al Presidente Sebastián Piñera, a quien calificó como el responsable del fracaso electoral de la Alianza. Peña no se guardó nada para calificar su trayectoria política. Lo tildó de haber mantenido un […]

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El columnista del Mercurio y académico Carlos Peña hizo mango a la derecha, en el marco de las durísimas críticas e Andrés Allamand al Presidente Sebastián Piñera, a quien calificó como el responsable del fracaso electoral de la Alianza.

Peña no se guardó nada para calificar su trayectoria política. Lo tildó de haber mantenido un discurso añejo, de haber demorado su decisión de abandonar el SÍ, de rechazar el divorcio, de aliarse con un conservador como Carlos Larraín, entre otros epítetos políticos. Y entre otros: “Falta en él, sin embargo, un elemento clave: inteligencia de largo plazo para decidir”.

A su juicio Allamand careció de lo siguiente: “Demoró inútilmente su decisión de volcarse hacia la democracia al apoyar el Sí a fines de los ochenta; abandonó pronto su decisión de convertirse en el líder liberal que Chile aún añora (y en vez de eso, llegó a posar de opositor al divorcio); halagó al electorado en las primarias con un derechismo añejo; se alió con un conservador, Carlos Larraín, frente a Piñera; y ahora desata un debate que es, en realidad, un pliego de cargos.”, escribió.

Básicamente, la tesis de Peña es que la derecha tiene dos grandes fortalezas: “hombres de acción” y “grandes administradores”. El primero es Allamand y el segundo Piñera. Sin embargo, adujo Peña en su tradicional columna del cuerpo de reportajes en el decano, la derecha carece de un gran político.

“El vulgar administrador se mueve cómodamente en el laberinto de los hechos. No tiene el ánimo de transformarlos, sino solo de recorrerlos, de tratar con ellos dejándolos tal cual son. El hombre de acción, en cambio, se propone modificarlos. Cuenta para ello con ciertas virtudes específicas: voluntad firme, piel dura, sentido de la oportunidad, una leve carencia de los escrúpulos que detendrían a una persona común y corriente”, explicó.

Y a renglón seguido remató: “Ni uno ni otro, sin embargo, equivalen a un gran político. Y es que para alcanzar esa estatura se requiere además intelecto para decidir bien. Los grandes políticos no abundan. Suelen florecer en los momentos de crisis, cuando las sociedades principian a torcer la trayectoria que traían o cuando vacilan en sus creencias fundamentales. Entonces el gran político las ayuda a doblar de una vez la esquina de la historia o a abandonar las viejas creencias y sustituirlas por otras nuevas. Fue el caso de Arturo Alessandri o Frei Montalva, en Chile; el de De Gaulle, en Francia; el de Suárez, en España”.

En ese sentido, Peña aseveró que en la derecha sólo abundan “los simples administradores, los expertos en public policies y en management. Los ejemplos sobran. Casi todo el gabinete podría estar en esa lista que coronaría Sebastián Piñera”.

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