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Opinión

5 de Abril de 2017

Francisco Reyes, protagonista de “Una mujer fantástica”: “Me encantaría seducir a Piñera con otra forma de ver la vida”

Este jueves se estrena “Una mujer fantástica”, la aclamada película de Sebastián Lelio, que ganó dos premios en el reciente festival de cine de Berlín, donde Pancho Reyes interpreta a un misterioso hombre que se enamora hasta las patas de una mujer transexual sin tener ningún prejuicio. Hablamos con el actor emblema de las teleseries de TVN sobre su cercanía con el mundo trans, de los prejuicios, pero también de su visión política y su distancia con el bacheletismo.

Macarena Gallo
Macarena Gallo
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Hablemos de tu personaje Orlando en “Una mujer fantástica”.
-Orlando, como personaje, está completamente enamorado de Marina y no se cuestiona su orientación sexual. Es un personaje un poco arquetípico. No se desarrolla en la película, no conocemos cuáles son sus fusibles, simplemente vemos a un personaje que está gozando una relación y enamorado de una mujer que se llama Marina que resultó ser una transexual. Pero para Orlando, ella es una mujer, un femenino que está al frente.

¿Cuál era tu cercanía con el tema de la transexualidad antes de la película?
-Ninguna. O sea, como cualquier persona sabía que existían, pero no tengo amigos ni conocidos transexuales. Tampoco había conversado con un transexual más allá de intercambiar un hola y chao en circunstancias determinadas. Ahora tengo un barniz por la película y lo que me aportó Daniela (Marina) en el rodaje. La transexualidad sigue siendo un tema que ignoro y que está fuera de mi cotidiano. Tampoco es que después de haber filmado esta película tenga una opinión militante. Yo creo que es súper individual el tema. Pero creo que la legislación tiene que estar hecha para que las personas sigan sus caminos, cualquiera que estos sean, sin hacerle daño a los demás.

El desconocimiento hace que se creen ciertos prejuicios.
-Sí. La película apunta mucho hacia el lado de los prejuicios y la honestidad. Plantea como reaccionaríamos realmente si un transexual entrara a nuestra familia, si lo aceptarías o no. Esa pregunta se hace la película sin necesidad de establecerla literalmente o de que haya una fuerza ideológica que te obligue a tomar una posición. Pero sí interpela tu miedo a lo desconocido, a lo que no entiendes.

¿Esa pregunta te la hiciste tú mismo?
-Obviamente. Como espectador, me emocioné mucho y me sentí interpelado: ¿Con qué personaje me estoy reconociendo? ¿Con la exesposa de Orlando, con el hijo de Orlando, con los malditos de la camioneta, con quién? Es muy tonto que el prejuicio te elimine la posibilidad de recibir el regalo de belleza que te puede estar entregando otro ser humano independiente de su orientación sexual. Porque Marina en la película regala su canto, con su imperfección o lo que querai, pero es hermoso. Y uno por rechazar esa diferencia, por tener prejuicios, desperdicias una experiencia de vida que te puede ayudar a crecer. Finalmente es el miedo que te paraliza frente a todo, frente a lo diferente, el miedo a que te saquen de tu centro valórico, existencial, económico, de todos los centros que uno se encarga de ir armando para lograr una vida aparentemente coherente y resguardada. Entonces, aparece este personaje en esa familia y desordena todo. Eso hace que la madre no quiera que su hija sepa que existe algo así, porque tiene una concepción de la normalidad de la vida y esto la haría dar explicaciones que ella no puede dar.

Es la ignorancia…
-El miedo tiene que ver con la ignorancia. La reacción de las películas yanquis con los extraterrestres, por ejemplo. O sea, hay que matarlos apenas aparecen, en vez de entender o alucinarse con ellos. Es el miedo a lo desconocido.

Hay políticos muy conservadores que todavía ven la homosexualidad o la transexualidad como algo aberrante.
-Hay existencias “normales” humanas súper aberrantes. Hemos tenido tantos ejemplos en Chile. Cómo no va a ser más aberrante alguien que mata a un niño, como el caso Anfruns. Por aberranciones tenemos listas y listas en todos los ámbitos. Efectivamente, son cuestiones que pueden chocar con tus valores y puedes no estar de acuerdo. Pero lo que no puedes hacer es prohibir su existencia, es absurdo: porque existen y punto. Marina es transexual y es una belleza de existencia. Tú no puedes prohibirle eso. Claro, si Marina robara, tendrías que tratarla como cualquier ser humano que ha robado. Pero no puedes prohibir esa existencia. ¡Porque no sabes de esa existencia! ¿Cómo vas a prohibir algo que no sabes? Nadie sabe. Yo tampoco sé qué pasa en el cotidiano de un transexual, qué pasa por su mente, cómo son sus formas de sentir, cómo llevan adelante su vida, ¡no tengo idea! Todas las vidas, todas las individualidades son un misterio. Particularmente en este país, afuera quizás sea más liberal la cosa, pero hay que aprender a respetar más la individualidad y dejarla ser en todos los ámbitos. Somos un país muy conservador.

Llama la atención, por ejemplo, que estemos recién viendo la posibilidad de sentarse a discutir el tema del aborto en tres causales. Muy atrasados.
-Muy atrasados. Pero es que ahí también son mañosos. La prensa es mañosa, los discursos son mañosos. Cuando te preguntan si estás de acuerdo o no con el aborto, ni siquiera se trata de eso. Ese no es el tema. Estamos hablando de penalizar a una persona porque toma la decisión de hacerse un aborto en tres causales determinadas. Ni siquiera estamos apelando a la libertad absoluta. Personalmente, si me preguntai si estoy de acuerdo con el aborto, te digo que no estoy de acuerdo.

¿Por qué no?
-Lo encuentro traumático. Encuentro terrible que una mujer se someta a un aborto, que una pareja tome esa decisión. Yo creo que no hay ninguna mujer que se haga un aborto y se vaya pa la casa cagada de la risa. No, aparte que se está dañando físicamente, se está haciendo heridas, y yo creo que esas heridas quedan en el alma después. Mi actitud sería evitar pasar por ese trauma.

¿Pero si una mujer quisiera hacerlo de todas maneras?
-Bueno, ahí ya es una decisión individual. O sea, si yo estoy enamorado de una mujer y esa mujer decide tomar la decisión de abortar, a mí se me caería el mundo. Es su libertad, pero hay una relación conmigo. Ahora, evidentemente, la libertad tiene que existir. Pero es un misterio. Porque si a ti te violan, obviamente, la rabia, el asco, la impotencia, el dolor que eso te provoca, te puede hacer que elimines la existencia de ese ser que viene. Y yo no tengo nada que decirte. Pero tal vez ese ser que viene es maravilloso y puede que ilumine tu vida para siempre. Y es a ese misterio al que apunta la Iglesia o los que dicen que la vida hay que mantenerla sea como sea. Pero esa decisión tiene que ser en función de tu espiritualidad. No puede haber un ente dogmático, como la Iglesia, que te lo prohíba. Y menos un ente legal, como el Estado, que te diga no.

La Iglesia católica está más preocupada de condenar eso, pero no lo hace cuando se trata de abusos sexuales al interior de su misma institución, como pasó en el caso Karadima, por ejemplo.
-Sí. Si empezamos a hablar de la comparación entre este mal y otros males, no terminaríamos nunca. Pero volviendo al tema del aborto, si ellos tanto defienden al niño que está por nacer, que se preocupen de ellos después de nacidos. Entonces, si te violan y quedas embarazada, bueno, ten ese hijo, nosotros cuidamos de él y lo educaremos para que sea una buena persona.

El problema es que eso no pasa.
-Evidentemente que no. Entonces, es hipócrita. Vivimos una hipocresía social, política y religiosa. Porque si es de verdad, hagámoslo de verdad, que todo sea de verdad, que la educación sea de verdad, que la salud sea de verdad, que el bienestar de esa mujer sea de verdad. Pero no es así y empiezan a aparecer estas otras no verdades: Karadima, el ser humano corrupto, el político corrupto…

LA POLÍTICA

Me decías que no te interesaba hablar sobre política.
-O sea, tengo opinión pero no estoy metido en el cuento. Siempre ha estado la política en mi ADN. Pero hoy la política está súper deteriorada, sumamente perdida y no hay mucho de donde aferrarse.

No hay interés ni siquiera en votar.
-Eso es súper delicado. Entiendo perfectamente a los que no quieran hacerlo. En la última elección presidencial tuve ese impulso, pero fui. Es legítimo que no quieran votar. El tema es que en las condiciones que se dan las cosas, si no votas el único que pierde es el país por tu falta de opinión. Yo creo que si todos los que no votan, van y votan nulo, hay un voto. Es decir, ‘no estoy con esta mierda’, y probablemente podrían echar abajo una elección. Si hay un 80% nulo, el otro 20% está totalmente fuera de lugar. Algunos me dirán que así se está legitimando el proceso, sí poh, pero la única manera de luchar es hiriéndolo. Se puede hacer con una molotov, una metralleta -no creo que haya suficiente valor para hacerlo hoy- pero se puede herir votando nulo.

Hay quienes prefieren herir por las redes sociales como si de algo sirviera.
-Sí. Como cuando del auto gritan “¡maricón culiao!” Te desahogaste un ratito, pero después te das cuenta que no es suficiente y tenís que ir a pegarle al hueón para desahogarte más, después te vas para la casa pero estás seguro que no fue suficiente, porque no lo mataste, y si lo matai no es suficiente, porque la mierda la tienes tú adentro. Entonces, es re fácil gritar “maricón culiao” y es muy torpe también, porque no sirve para nada.

No sirve quejarse solo por las redes sociales.
-No. Es un espacio súper cobarde. Encuentro alucinante que la información pueda correr tan transversal, no digo que no deba existir, pero en términos de la crítica y comentarios, es cobarde. Ni siquiera das la cara, es más cobarde aún que gritarle en la cara a alguien “maricón culiao”. Y poco conducente también.

¿Sigues siendo bacheletista?
-Apoyé a todos los gobiernos de la Concertación, de forma abierta, hasta el primer gobierno de Bachelet. Hay ciertas frases que me alejaron, como “no voy a detener el progreso por asuntos ecológicos” o “un país sin crecimiento es uno muerto”. Estamos atrapados en un paradigma donde la economía nos rige desde la cultura hasta la espiritualidad. Es un enorme error. Siempre tuve la esperanza de que los políticos de izquierda zafarían, pero no han podido, es súper difícil. Y difícil para cualquiera. Anda a tocarle un peso a cualquier persona de la calle por la necesidad de cambio de paradigma y estará en contra tuya. Pero tengo la esperanza que aparezca un líder que sea capaz realmente de seducir y convencernos de que hay otras formas de desarrollar la sociedad.

¿Qué te parece Guillier o la Bea Sánchez?
-Pueden ser luces. Guillier está menos contaminado de los otros que intento escapar. No me parece una persona corrupta. Tampoco estoy poniendo las manos al fuego, porque no conozco su vida íntima o lo que piensa en su soledad. Pero por lo que conozco, me da confianza.

¿Es un fracaso del sistema político que tengamos dos candidatos periodistas a la presidencia?
-Absolutamente. Es un fracaso del sistema político. No sé si un fracaso de la vida, porque a lo mejor un presidente sí podría ser cualquier persona. Pero lo que es claro es que hoy los partidos no representan a grupos sociales muy definidos. Antes eran importantes porque organizaban a las bases, a las juntas de vecinos, hoy no le veo sustento social a los partidos.

¿Y al Frente Amplio?
-Son intentos de romper estos paradigmas de la economía. Dentro del espectro actual me dan más confianza ellos que otros de izquierda. Habrá que ver cómo se mueven, pero yo confiaría mucho más en ese grupo de personas que en otros.

¿Algún personaje de la política que te den ganas de interpretar?
-Me interesan todas las personalidades. Por ejemplo, me hubiese gustado conocer la intimidad de Pinochet para poder desentrañar su personalidad llena de carencias, llena de aspiraciones… También me encantaría haber entendido la cabeza de Carrera, O’ Higgins o de Rodríguez.

¿Y Piñera?
-Es interesante, es un tipo que desvía el helicóptero para bajarse a orinar. Es increíble. Yo creo que Piñera realmente tiene la sensación íntima que puede hacer este país más rico no solo económicamente. Debe tener ese convencimiento, no creo que esté jugando en la bolsa nomás, debe hacerlo, pero no creo que sea lo único.

Hay gente que después de todo, sigue dándole su apoyo a pesar que anunció que termionará con la gratuidad universal en la educación.
-Responde a una reaccion súper primate. Tiene que ver con que es un hombre de éxito económico y la gente cree que se le puede traspasar ese éxito. Mucha gente vota por sensaciones primarias. Por Bachelet votó mucha gente porque sentía que había una persona amable y honesta ahí y que eso podría trasmutarse al Estado y a tu vida cotidiana. Y eso lo consiguió en su primer mandato, nos amansó bastante en el sentido positivo, porque no nos atontó.

¿Qué te parece lo que está pasando con Lagos?
-Es curioso lo de Lagos. Le tengo harto respeto y afecto. Me tocó participar en su campaña, pero Lagos tampoco fue capaz de cambiar el paradigma económico. Por ejemplo, lo que pasa en Dominga, están matando un lugar y la respuesta de algunos políticos es que no se puede hacer nada, porque esa minera le da trabajo a miles de personas. Como Estado debo preocuparme del bienestar de la gente, pero para eso no meto una minera o una salmonera en un pueblo que termina destruyendo todo. A lo mejor debo ayudarles a hacer su propia actividad. Dirán que da poca plata, pero para qué quieres más plata. Para qué un rico debe hacer más fortuna. La gente me podrá decir que yo trabajo en la tele y que gano millones y que el tipo del sur quiere otra calidad de vida, pero son discusiones que uno debe tener. Ahora en esta elección, me encantaría seducir a Piñera con otra forma de ver la vida. Él tiene todo el poder, tiene todo ganado, para qué seguir replicando algo que está destruyendo. No hay que tener muchos dedos de frente para darse cuenta que este progreso va directo a la destrucción de la sociedad. Esta visión económica no nos permite abrir la cabeza a otras visiones.

Sigues en TVN, eres uno de los sobrevivientes.
-Estamos sobreviviendo todos por ahora. TVN ha cambiado mucho, pero me parece que ahora hay aire nuevamente. Que se vendiera el canal, que perdiera esa señal y toda esa infraestructura, sería muy penoso. Es muy necesario para este país que exista TVN, que sea de Chile y no de una fortuna privada. Hay que rediseñarlo mucho, pero yo creo que a los políticos ahora no les importa mucho, sólo les sirve en sus campañas y nada más. No hay mucho interés por el canal.

Lo que más aparece en Google sobre ti, es que eres un galán…¿Te complica?
-Lo encuentro divertido. En una época me podía parecer peyorativo o MUY limitado, pero no, quedé como galán por las historias de amor en las teleseries. No tengo nada de galán. El personaje de galán del medioevo era fascinante, además de su atractivo físico, tocaba música, sabía seducía, era un gran embaucador. Pero para ser encantador hay que tener herramientas. No basta aparecer en la tele, nomás. Y nada, no me va ni me viene que me traten de galán.

 

Puerto de Ideas Antofagasta
Sábado 8 de abril. 20:30 horas. Teatro Municipal.
Lectura Dramatizada de La desobediencia de Marte, escrita por Juan Villoro y dirigida por Álvaro Viguera. Con la participación de Francisco Reyes
y Néstor Cantillana.

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