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Opinión

31 de Mayo de 2017

Celinda Herrera, secretaria de uno de los sindicatos de Fruna: “Nicolás Santiesteban es un payaso, vive en otra realidad”

Apenas The Clinic online subió el reportaje sobre el suicidio de Rolando Venegas en dependencias de Fruna, la cuenta de Facebook Frunalovers publicó un mensaje que borraría a los minutos: aseguraron que dos trabajadoras, entrevistadas en el reportaje, habían viajado por Europa con platas del sindicato. Celinda Herrera (45 años), una de las aludidas, es la secretaria de ese sindicato, y rechaza categóricamente la acusación. Y no se queda ahí: cuenta que la empresa despide a los que se quejan mucho, que el casino del lugar es privilegio de algunos y da detalles del dedo que apareció en un helado Fruna el año pasado. “Fue fuerte llegar a una empresa que te hace recoger galletas del piso para un reproceso”, confiesa.

Jonathan Mardones
Jonathan Mardones
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Después de que se publicó el reportaje, el tema acá fue una sensación. Toda la gente andaba preguntando y lo buscaban por internet. Todos se enteraron y lo comentaban. Es bueno que se hable del hostigamiento que se vive aquí. O que la gente, por ejemplo, no tiene colación ni descanso. Los que trabajamos 7 horas y media de corrido, no podemos comer ni descansar. No nos dejan entrar ni un pan. Acá tenemos un casino pero lo utilizan solo los que trabajan 12 horas. Al resto, que somos mayoría, no nos corresponde el casino.

Las mujeres somos las más afectadas, porque por ejemplo cuando estamos en nuestro periodo y vamos al baño para hacernos aseo, no pasan ni 10 minutos y nos van a sacar del baño. Los supervisores nos apuran, nos dicen que tenemos que salir a trabajar luego. Chilenos y extranjeros sufrimos lo mismo.

La sección de la galleta es la más estricta. Ahí las líneas no paran, están las personas justas y la producción no puede detenerse. Una persona no puede trabajar más de 5 horas de corrido, pero en esta empresa eso no importa. Cuando hemos reclamado a la Inspección del Trabajo ellos no ven irregularidades. Más encima, una persona va a hacer un reclamo a la inspección de Maipú y antes de que hable Fruna ya se enteró que está haciendo un reclamo.

Cuando el reportaje se publicó en internet, apareció en distintas cuentas de Facebook ligadas a la empresa un comentario que decía que nuestro sindicato había viajado por Europa con platas de los trabajadores. Eso es totalmente falso. Recibimos en enero de 2016 una invitación para asistir a un congreso mundial de sindicalistas, con más de 83 países presentes. El pasaje me lo compró mi hija. La plata no salió del sindicato. Ellos saben muy bien eso. Fueron mala leche. Actuaron de mala fe. Lo hicieron para que la gente nos critique a nosotros y no a ellos, porque no quieren quedar mal.

Y el día de la publicación los jefes ni siquiera nos dieron la cara. No dijeron nada. Ellos trabajaron como si nada, como siempre. Lisette, una trabajadora que aparece en el reportaje, acudió a nosotros porque tiene miedo a represalias. Le han dicho cosas a la pasada y está asustada porque cree que la pueden echar.

Llevo 14 años trabajando en la empresa. Siempre he visto prácticas antisindicales. Cuando entré, la empresa estaba multada porque había despedido a toda la gente que estaba formando un sindicato. Fueron decenas. Siempre la empresa ha actuado de la misma manera. Nosotros como sindicato nos formamos prácticamente a escondidas, dejando panfletos en los baños o invitando a reuniones para callado.

Antes de llegar a Fruna, trabajaba en una empresa en la que todo lo que caía al suelo estaba contaminado, se barría y tiraba a la basura. Fue fuerte llegar a una empresa que te hacen recoger galletas del piso para un reproceso. Para mí era indignante. Lo he visto estos 14 años. Ni siquiera mandan a la gente a lavarse las manos antes de entrar a trabajar. Desde que entré a esta empresa nunca más me volví a comer una galleta Fruna. Los procesos no son sanitarios.

El año pasado apareció en Osorno un helado hecho en Fruna con un dedo adentro. Terrible. Eso pasó acá en la fábrica: un caballero se cortó el dedo y no pararon la producción, siguieron trabajando normal. Eso es lo que hacen siempre. Hay un accidente y siguen trabajando como si no ha pasado nada. Es habitual. Cuando se suicidó Rolando ni siquiera pararon la producción. Toda la gente consternada, con histeria, asustada, habían dos personas fallecidas en la planta y siguieron trabajando normal. Había mujeres que lloraban porque estaban con histeria, se querían ir, pero no, las obligaron a seguir trabajando y terminar el turno hasta las 10 de la noche como correspondía.

Los accidentes laborales son comunes en la empresa. He visto accidentes gravísimos, desde cortarse una uña hasta una mano completa. A comienzos del 2016, un niño de 18 años llevaba un mes trabajando en la empresa y lo mandaron a trabajar a una máquina que los jefes sabían que se paraba, se trancaba. En un descuido, la máquina le agarro la mano y se la cortó. Este niño ni siquiera tenía contrato, llevaba como un mes trabajando. Solamente le quedó el pulgar, aunque después tuvieron que amputarle la mano. No volvió a trabajar porque con una mano menos cómo va a trabajar. La empresa, por lo que supe, le ofreció 10 millones de pesos como indemnización.

No son muy humanos en el trato de las personas. Al “perro” Flores, el jefe que hostigaba a Rolando, lo despidieron el viernes pasado. Llevaba como dos años. El “perro” era jefe de planta, estaba a cargo de toda la gente. Tiene 55, 60 años. Él hostigaba hasta a los supervisores. Mucho estudio universitario tendrá, pero no era muy educado para tratar a la gente. Humillaba. Si trataba mal a los supervisores, imagínate un trabajador común que no se puede defender.

Le pusieron el “perro” porque no hablaba con la gente, le gritaba, los humillaba. No podía ver a una persona parada, porque la gritoneaba. Antes había sido supervisor en Carozzi y lo echaron por hostigamiento a los trabajadores. Eso nos contó una persona que lo conocía. Para confirmar la información, fuimos a preguntar a Carozzi y era verdad: el sindicato lo sacó por hostigamiento a los trabajadores. No es una persona muy cuerda.

Cuando íbamos como sindicato a reclamar, según la jefatura nadie se había quejado de él. Cómo se iba a quejar la gente si cuando alguien iba a reclamar, llamaban al “Perro” para que los trabajadores hablaran delante de él. ¿Qué iba a decir la gente? Estaba ahí mismo y se exponían a represalias. Si alguien se quejaba mucho, lo echan no más.

Nicolás Santiesteban, hijo del dueño de Fruna y que se hace llamar Willy Wonka, no ve la realidad de los trabajadores. Entra a la empresa, pero en contadas ocasiones. Hace vista gorda a los problemas. Tiene constantes reuniones con los jefes, por lo que debe saber lo que viven los trabajadores. Para mí es como un payaso, porque vive otra realidad, no la de la empresa. Vive en un mundo de fantasía. Es bonito ese mundo, pero lo que pasa dentro de la empresa es malo.

Entré a Fruna por necesidad. Crié sola a mis hijas y necesitaba un trabajo. No es mucho el estudio que le piden a la gente acá. Lamentablemente no nos podemos regodear, no hay muchos trabajos como para irnos y encontrar otro al tiro. Muchas de las mujeres son madres solteras y deben velar por su familia. Las mujeres son el sustento de sus hogares. No tienen la libertad para decir ‘pucha, me voy no ma’. No pueden dejar de alimentar un mes a sus hijos.

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