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Opinión

21 de Mayo de 2009

¿Despenalización o libertinaje?

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POR STIJEPAN BLAZEVIC

Escribo en el contexto (del cual muchos no se habrán enterado) de la semana siguiente a la marcha “Cultiva tus derechos 2009” la cual tenía como tema principal la despenalización de la marihuana y el promover la información entre los ciudadanos respecto a la ley de drogas, especialmente en referencia a la marihuana. Algo que me parece inaudito es que este pronunciamiento ciudadano no haya sido cubierto por los medios tradicionales. Siendo, esta la única marcha a la que he asistido o seguido indirectamente en la cual no se ha registrado ningún desmán, detenidos o problemas comunes de este tipo de llamados masivos, incluso tomando en cuenta que asistieron alrededor de 10.000 personas.
Tomando a la marcha como precedente me gustaría plantear ciertos puntos importantes a tomar en cuenta de lo que propone. Primero creo menester aclarar a que se refiere la despenalización de la marihuana, que se propone; por lo general el hablar de legalización se presta para llevarlo a extremos como el pensar en la libre distribución o “drogas para todo el mundo”, sin tomar en cuenta que lo que se pretende con esta consigna no es más que la revisión de la regularidad legal que existe hasta el momento, siempre con el presente de promover un “estado de bien estar” para nuestra sociedad, y no un libertinaje absurdo y burdo. Esta revisión exige que esta “droga” (marihuana, cannabis sativa) sea controlada como sustancia de daño menor y con posibles (y ya comprobados por otros países) usos médicos, lúdicos, religiosos, etc. Lo más importante a destacar es que este pedido se hace a base de argumentos sólidos y no caprichos infantiles de drogadictos. Más allá todavía, lo que busca esta revisión tiene que ver con un cambio de acercamiento hacia las drogas (como tanto se ha hablado desde la resolución de la ONU en marzo), que ya no se vea como un problema de seguridad nacional, sino como un problema de saludad pública, y que por lo mismo la persecución no sea hacía el consumidor, quien sin ser necesariamente un adicto, tampoco es un delincuente. Este cambio de “approach” está llevándose a cabo hace varios años (con mucho éxito) en distintos países europeos y ahora en algunos latinoamericanos (como Uruguay y Argentina), los cuales han decidido pasarse al “plan de reducción de daños” en contraposición al de la “guerra contra las drogas” altamente promovido por los Estados Unidos de Norteamérica. Basta con mencionar que éste último demostró fehacientemente sus falencias y retrocesos en tratar el “problema” de “las drogas” en la última reunión de la comisión de estupefacientes de la ONU.
Lo más importante a no perder de vista acá es que a los que se espera proteger es a los ciudadanos, no a intereses privados, por lo tanto el debate de las medidas respecto a las drogas debería estar siempre vigente y en continuo para poder llevar con éxito esta tarea encomendada por los ciudadanos a sus representantes.
Esto que exigen los partidarios de la despenalización tiene muchas aristas. Primero hay que destacar que la mayoría de los problemas que se asociación a esta sustancia no son directamente causados por ella, sino por sus mismo estado de ilegalidad, el mercado negro, que produce, mafias, las cuales actúan a la marginalidad de la ley, adulteraciones de la sustancia, lo que produce graves adicciones (no necesariamente causa por la sustancia en cuestión), el desligo de la ley por parte de los consumidores; los cuales son solucionados con 2 grandes cambios, primero y más importante la educación transparente, no campañas demonizadoras que generan desinformación, y la redefinición de una política de drogas tolerante con el uso de las sustancias de daño menor y el cultivo de las mismas.
Muchos consumidores de marihuana (que representan alrededor del 5.6% según cifras de la ONUDD y 7.0% según cifras del CONACE) son ciudadanos responsables, productivos, sin problemas de abuso ni adicción; ellos son quienes exigen estas “nuevas políticas”, quienes se informan al respecto, los mismos que son criminalizados por este sistema de normas; ellos son quienes tienden a desligarse y perder fe en el sistema legal, lo cual a largo plazo se vuelve un problema de grandes magnitudes. Estos mismos consumidores son los que representan la baja de percepción de daño en la juventud respecto a esta droga, no los que son adictos o tienen problemas con ella.
Muchas veces se califica a la marihuana como “droga de entrada”, el mismo CONACE lo publicita en sus campañas. A pesar de, a primera vista, parecer cierto esto ya que la mayoría de los adictos que son tratados en centros de rehabilitación reconocen haberla probado antes que drogas “duras”, dejan de lado un gran factor, el alcohol, según cifras del CONACE la primera que se consume, por excelencia es el alcohol, no la marihuana.
Termino este breve acercamiento hacia lo que pueden ser algunos argumentos y cifras respecto al debate de esta conflictiva droga. Pero aun más importante que todo lo que dice esta carta, me parece absolutamente menester que las personas se informen de manera activa, y promuevan y generen el debate, porque acuñar argumentos dogmáticos y apodícticos, además de retrogrado, no hace más que mantener el status quo.

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