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Nacional

6 de Julio de 2009

Alumnos llamaron violador a Maciel: La Rebelión Secreta que Enfrentaron los Legionarios en Recoleta

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El 10 de marzo, el Día del Padre Fundador, como le llamaban los Legionarios a la fiesta por el nacimiento de Marcial Maciel, un grupo de alumnos del colegio San Juan Diego, de Recoleta, realizó una inusual protesta inspirada en este pasquín: lanzaron panfletos con “Sabía Ud que…” en que emplazaban a los encargados a pronunciarse sobre las acusaciones contra el cura mexicano. Ésta es la increíble historia de la única rebelión que ha enfrentado la Legión en Chile y de cómo es su colegio para los hermanitos pobres del Cumbres y Everest.

POR CLAUDIO PIZARRO

El San Juan Diego está rodeado de pobreza. Sus altas murallas guardan los prados y patios.
El 10 de marzo de este año, a las ocho de la mañana, una lluvia de panfletos inundó la entrada del colegio San Juan Diego, de la congregación de los Legionarios de Cristo, ubicado en Recoleta con Américo Vespucio. Un puñado de alumnos del establecimiento decidió, a modo de protesta, exigir que las autoridades del colegio hablaran públicamente de algo que se habían enterado por diversos medios de comunicación: la secreta paternidad de Marcial Maciel, el fundador de la congregación, y de paso aclarar las acusaciones de ex legionarios que han denunciado haber sido abusados sexualmente por él.
La fecha escogida para la protesta no fue casual. Por muchos años, aquel día, los colegios pertenecientes a la congregación celebraban el natalicio de Maciel con misas y rezos en su honor. Este año, sin embargo, la festividad, conocida como el día del padre fundador, fue suspendida sin mayores explicaciones, tras el reconocimiento de la Legión -un mes antes- de que Maciel había tenido una hija con una seguidora del movimiento, hija que había sido ocultada y mantenida por la orden.
A diferencia de otros colegios Legionarios, como el Cumbres y el Everest, donde había circulado una carta en que se pedía perdón por los pecados de Maciel -la hija, no los abusos sexuales-, en el colegio de la comuna de Recoleta, no se comentó absolutamente nada.Y de hecho sus estudiantes tuvieron que enterarse de las denuncias contra el fundador en el único medio que por ese entonces las publicaba con todas sus letras en quioscos: este pasquín.
-Después de leer el The Clinic empezamos a organizarnos. Estas viejas creen que somos tontos, que no sabemos nada y nosotros dijimos no, hay que hacer algo -cuenta un alumno que, obviamente, no quiso dar su nombre.
Fue así como un grupo de jóvenes, inspirados en los “sabía usted” de The Clinic, elaboró un panfleto instando a las autoridades del colegio para que se pronunciaran abiertamente sobre el escándalo que remecía a la Legión de Cristo.
Las autoridades del establecimiento vieron como algunos alumnos recogían los panfletos del suelo y se los entregaban a los apoderados en los estacionamientos. Algunos profesores se encargaron de poner “paños fríos” comentando que todo era mentira.
-Hubieron papás que pidieron explicaciones pero las misses le decían que no pescaran. Los dejaron quietitos. Están en la misma burbuja que nosotros. Sienten que es un privilegio tener a su hijo en un colegio legionario, les da como estatus -explica uno de los involucrados.
La directora del colegio pasó por cada sala de clases refutando cada uno de los puntos aludidos en el panfleto. Lo único que reconoció, a regañadientes, fue que Marcial Maciel había sido padre. La protesta pasó sin pena ni gloria pero el sentimiento de rechazo aún perdura en los escolares. Una cita del panfleto resume toda la rabia que sintieron tras enterarse de las andanzas del padre fundador: “¿Sabía usted que hace 18 años rezamos todos los días por un violador?”.

ROSTROS DE LA CARIDAD

San Juan Diego es el indígena mexicano que, según la tradición católica, vio por primera vez a la Virgen de Guadalupe. Los alumnos del colegio que lleva su nombre provienen de las comunas de Recoleta, Huechuraba y Conchalí. Aunque sus comunas son de las más pobres de Santiago, los padres de los niños son de clase media baja: empleados, secretarias, oficinistas y obreros.
En sus inicios, el San Juan Diego no cobraba mensualidad. Ahora, en cambio, el costo mensual por alumno es de $17.500. Pero hay promociones: si tiene tres hermanos, el tercero es gratis.
En su primera etapa, a cada padre nuevo se le pedía una carta de recomendación de algún matrimonio bien constituido que los apadrinara. Hoy, el ingreso es más flexible.
En el colegio, los niños tienen proyección. Eso sí, deben portarse bien. Al terminar el cuarto medio, los mejores alumnos pueden postular a una beca en la Universidad Finis Terrae, también de la Legión. El requisito para eso es pertenecer al Club Giro de mujeres o al Faro de hombres. Los dos son una rama juvenil del movimiento. Hay dos cupos para la universidad. Una para hombre y otra para una mujer.
-Cuando era chica, mi mamá me decía tenís que luchar para ganarte la beca de la Finis Terrae. Para los papás de clase media baja como los nuestros, que salgamos de cuarto y nos la ganemos, es lo máximo -dice una alumna.
El sistema funcionaba sin problemas. Hasta este año, cuando la imagen de Maciel reventó por todos lados y los estudiantes se enteraron de los crímenes y pecados del fundador leyendo esta revista.

“RESENTIDO SOCIAL”
Pese a los esfuerzos desplegados por la dirección del colegio, lo que los alumnos leían sobre Maciel los inquietaba. Como era lógico, luego de tantos años de férrea devoción, algunos estudiantes se sintieron con derecho a preguntar sobre las acusaciones en contra del sacerdote mexicano.
-Una vez me acuerdo que le dije a una miss si era verdad que el cura era violador y me contestó que eran mitos que inventaba la gente -cuenta un alumno que, tras la pregunta, fue tildado por su profesora como “resentido social”.
La restricción en torno a Maciel ha llevado incluso a que en el colegio el acceso a algunas páginas de Internet esté restringido. Los alumnos sólo pueden navegar entre Wikipedia e Icarito.
Aunque las imágenes de Maciel han desaparecido por completo del San Juan Diego, la influencia de los Legionarios todavía es grande. Dos veces al día los estudiantes deben rezar en el patio del colegio.
-A las doce del día es sagrado rezar el ángelus al sol. Nos forman como los reos y cada uno a su patio, en filas, todos rezando -comenta una alumna.
El ramo de religión es el más importante del programa educacional. Si a alguien le va mal, queda condicional y no puede postular ni a becas ni al centro de alumnos. La otra asignatura importante se llama Participación Social, que reemplaza a orientación.
-Es un ramo donde nos obligan a trabajar reparando el colegio, poniendo pasto; incluso hemos arreglado sillas que llegan de la universidad Finis Terrae -cuenta otro alumno.
La mayoría está obligada a trabajar, porque la nota del ramo se suma a la asignatura de Historia.
Pese al orgullo que significa para algunos padres que sus hijos se eduquen en la misma congregación donde estudian los hijos de la elite económica del país, los resultados del Simce son deplorables. El año pasado el establecimiento obtuvo en lenguaje 286 puntos y en matemática 284.
-La gente cree que el programa educacional es el mismo del colegio Cumbres y el Everest, pero no tiene nada que ver -cuenta un estudiante.
Pero a casi ningún apoderado parece importarle demasiado. Los beneficios anexos son un gancho extra a la hora de preferir el establecimiento. Los niños tienen atención dental gratis, les regalan lentes y para la pascua reciben una caja de mercadería.
-Es lo mismo que hacen los municipios UDI en todas las comunas -cuenta un alumno.
A fines del año pasado, por ejemplo, en el patio del colegio se montó una especie de Hapiland y llegaron apoderados del colegio Cumbres a pasar una jornada con los niños de kínder.
-Uno veía puros viejos cuicos con pantalones Dokers tirando a los niños del tobogán, jugando con ellos, y después chao, si te he visto no me acuerdo, es como una manera que el rico tiene de lavar sus pecados pero todos los apoderados quedan felices porque el cabro chico vivió un día que ellos no le pueden pagar -dice una alumna.
La política de caridad establecida por el establecimiento es fuertemente cuestionada por algunos alumnos que la han vivido en carne propia.
-Una vez nos sacaron una foto cuando iba en segundo básico y después aparecimos varios compañeros en una campaña de navidad en el Mall del Centro. Detrás de la foto decía que quería una Barbie, cuando nunca pedí nada. Éramos como los niñitos pobres que necesitan regalos -comenta otra alumna.
En otra ocasión, recuerdan, tuvieron que desfilar con modelos para un acto de beneficencia.
-Nadie nos dijo de qué se trataba. Mi mamá me arregló bien bonita y me llevó. Me acuerdo que estábamos en una mesa y después nos llaman y nos dicen que teníamos que modelar al lado de una modelo súper alta y regia con una polera con un mensaje de amor. En el fondo éramos los rostros de la caridad y eso que nuestros papás pagan 17 mil pesos mensuales -recuerda una estudiante.

CURAS “CARIÑOSOS”
Otro aspecto que causa resquemor en los estudiantes es la férrea disciplina que impone el colegio para que hombres y mujeres no se relacionen normalmente.
-Como no les dio para hacer dos colegios, como el Cumbres y el Everest, nos separaron en patios, no nos podemos mezclar, y pobre el que se pasa para el otro lado porque nos hacen reportes y mandan informativos a los papás -comenta un estudiante.
Los encargados de mantener a los alumnos a raya se llaman prefectos de disciplina y en los recreos deben procurar que nadie se abrace con una persona del sexo opuesto. Si lo hacen, arriesgan una anotación negativa.
-Una vez me pillaron pasándome al patio de las mujeres y el prefecto me dijo que si lo hacía de nuevo me iba a poner jumper, el trato psicológico es súper humillante -cuenta otro alumno.
La única oportunidad para que los estudiantes compartan sin barreras de género son en los ramos electivos. Pero como siempre se han sentido reprimidos la relación entre ambos sexos no es muy fluida.
-Como no estamos acostumbrados a interactuar con mujeres, mis compañeros se comportan como monos, no saben actuar, se arrinconan a un lado. En la calle todos andamos mezclados y acá eso se prohíbe, es súper anormal -cuenta un alumno.
En cada sala de clases del San Juan Diego, hay un informativo con la explicación de las faltas en las que pueden incurrir los alumnos. Se dividen en leves, medianas y graves. Se considera falta grave que un alumno cuestione lo que dice el profesor.
-En el fondo no podemos pensar, tengo compañeras que están tan condicionadas que si el profesor no les dice abran sus cuadernos, no lo hacen- cuenta una estudiante.
Al menos una vez al mes los sacerdotes de la congregación aparecen en el colegio y se instalan alrededor de dos semanas. Luego de enterarse de las acusaciones en contra de Maciel las suspicacias en torno a los curas han ido en aumento.
-Siempre están en el patio de los niños chicos, si estuvieran con las niñas compartiendo sería más pasable pero que sea con los puros niños hombres es bien raro, les hacen cariño en la oreja. Ahora los miro con sospecha- comenta una alumna.
En los retiros espirituales que hacen cada año las actitudes de algunos sacerdotes han sido bastante cuestionadas por los alumnos. Un estudiante recuerda que “un padre mexicano siempre se ponía al lado de las duchas y como que esperaba, se quedaba ahí, esa vez ni siquiera me bañé”.
The Clinic quiso conocer la versión del San Juan Diego sobre los reclamos de los alumnos. La directora del colegio, Maritza Cottenie Smith dijo que quienes habían lanzado los panfletos “no eran del colegio”, pero que ella había conversado con algunos de los críticos y “todo está bien”.

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