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Cultura

13 de Septiembre de 2009

Grande Mazapán (los niños no son huevones)

Juan Pablo Abalo
Juan Pablo Abalo
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POR JUAN PABLO ABALO

Pensar a la canción infantil como una de las formas musicales más simples y fáciles sobre las cuales depositar la creatividad y la fantasía es un equívoco recurrente, tal como pasa con la literatura infantil. Se piensa que por estar dirigidas a un público aparentemente poco exigente y fácil de engañar, como sería el de los niños, las canciones infantiles no requieren mayor trabajo que la invención de una melodía medio obvia y medio tonta, de un acompañamiento sin mayor ciencia y de letras enteramente bobas. Sin embargo, los niños no son huevones y las canciones compuestas para ellos permiten mucho menos cuchufleteos que la canción juvenil, por ejemplo, y las libertades que presentan a quienes las compongan son –en rigor– el mayor desafío para que la imaginación no se pierda en medio de la nada, cosa que, dicho sea de paso, los niños detectan a vuelo de pájaro.

El grupo chileno Mazapán, conformado por músicas bien entrenadas en la práctica y el oficio sonoro, es la prueba más clara en Chile de cómo componer canciones infantiles que logren traspasar esa franja (la de constituirse sólo como canciones de interés para menores de 7 años), coronándose como unas que –hoy por hoy– atrapan a grandes y pequeños por igual y que han hecho del tiempo su mejor aliado, especialmente las mejores de ellas: “Jerónimo”, “Nave espacial”, “La vaquita loca”, “Mi cara y tu cara” y la tristísima “Cuento: Negrito Sambo”.

Con una discografía amplia (16 discos) y con ya casi treinta años de trabajo registrado no solo en discos sino también minuciosamente escrito por sus integrantes en partituras, Mazapán dio un último y certero golpe musical este año al elegir 15 de sus grandes éxitos y traducirlos literal o aproximadamente al inglés bajo el título de “Sing and play”. Lejos del capricho en el que un buen número de grupos nacionales (que cantan en inglés sin saber por qué) han caído últimamente, Mazapán lo ha hecho luego de componer bien en su propia lengua y con el sano y legítimo fin de la expansión territorial y el juego musical. “Hans and Feet”, “My lovely ballon” o “Little round moon” son algunos de los nuevos títulos de las canciones que el grupo ha seleccionado para conformar su último trabajo, el que sin duda tendrá el plus didáctico de acercar a los niños al maravilloso mundo de otra lengua diferente de la propia.

“Siempre había el interés de cantar en otro idioma, es rico traducir nuestras canciones pensando que otro público podría escucharnos”, explica Carmen Lavanchy, fundadora y actual directora musical de Mazapán. El resultado de este trabajo es sin duda óptimo; cómo no iba a serlo si en estas pequeñas piezas –construidas desde el dominio de la orquestación, la originalidad de las melodías que animan el canto, una ejecución instrumental impecable y la pertinente utilización del contrapunto–, las traducciones calzan con las melodías como si hubiesen sido pensadas originalmente en inglés.

Con Mazapán se hace evidente que el mundo de la canción infantil es tanto o más complejo que el de otras músicas de frupilosa apariencia. No por nada los temas de este disco muestran un sólido manejo de músicas medievales y renacentistas, así como de cumbias y formas más abstractas.

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