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Opinión

9 de Octubre de 2009

¿Jesús está en nuestros corazones?

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Por Milene Palma

Me enteré que se construirá una gigante estatua en honor al Papa, líder de la Iglesia católica en mi País, que se ubicará en la Comuna de Recoleta, sector clave de nuestra cara turística.
Me imaginé la estatua y yo pasando por delante de ella, mirándola hacia arriba, inalcanzable, lejana y poderosa…entonces no puedo evitar tener una posición crítica frente a semejante idea que por lo demás será parte de la realidad de Santiago en poco tiempo.
Pero mis preguntas son hacia la iglesia católica.
La iglesia católica tuvo una transformación en el acercamiento de Cristo hacia las personas, la iglesia empezó a tener un rol más protagónico y realista frente a nuestra sociedad, en definitiva se hizo cargo de varios temas sociales que le han competido siempre y que por razones conservadoras y principalmente de políticas al interior de ella no permitían la humanización, la solidaridad y compromiso real de ella con la sociedad. Por lo tanto los esfuerzos de aquellos católicos más progresistas de acercar la iglesia al pueblo se ven empañados con esta “tremenda inversión” e “imposición” al resto de la población que no estamos de acuerdo con el gasto que esta implica, exposición en nuestro – también espacio público, efecto social hacia las otras religiones… ¿o es que la iglesia católica quiere a través de esta enorme estatua marcar y demarcar que son la religión más poderosa en Chile? Me parece por lo menos poco sobrio para un país en desarrollo, en donde los recursos siempre son pocos para la inversión social. Me parece poco estético para la ciudad de Santiago incurrir en esta puesta en escena de un señor que tiene significación para los católicos… ¿y qué pasa con el resto de la población?…no nos quedará otra que cada vez que pasemos por esta plaza, mirar a este señor inalcanzable, rígido y imponente y que por lo demás no “el” representativo de la sociedad Chilena.
Me parece muy fuera de lugar, un gasto innecesario. No me imagino cuanto será la inversión, puede que muchos católicos con dinero aportarán, donaran varios de los materiales, mano de obra que se requerirá para su construcción, no se….o quizás son recursos de la iglesia, donaciones de sus adherentes…se cualquiera el origen de los recursos…no es coherente con esta iglesia que quiere estar más cerca de las personas, no es necesario construirnos grandes, gigantes, monstruosas estatuas como en los tiempos romanos, babilónicos, mayitas, nazistas, etc. No es necesaria la imposición de estas descomunales esculturas para reforzar la fe o potenciar la religión católica en la población. ¿Y que pasa cuando la iglesia divulga que lo importante que Jesús permanezca en nuestros corazones? Me recuerda la estatua de Stalin, la de Saddam Husein, Hitler…es como muro de Berlín = división, pero sobre todo en el gasto que esta construcción implica, cuando muchos católicos viven en situación de escases…entonces las prioridades se la iglesia católica se desvanecen, se pierden entre el pregonar y el hacer iglesia.
Y que pasa con la iglesia unificadora en la fe, no importando orígenes sociales, políticos, culturales o religiosos. ¿No se convertirá esta descomunal estatua en un elemento de división entre las religiones? , ¿No es esta una inversión cruel, para una sociedad con escases material?, ¿Cómo castigaría hoy Moisés a los ídolos modernos?
Creo que las religiones mientras aporten a la sociedad, como los valores humanos universales, protejan y potencien estos, están construyendo sociedad. Pero cuando se adjudican ser los mayores e imponen líderes que no son los más representativos de toda la sociedad, me parece por decir lo menos autoritario e incoherente.
La simbología es un aporte cuando el elemento que se expone contiene valores unificadores para quienes la aprecian, y por sobre todo no discrimina, ni divide.
Espero que alguna autoridad de la iglesia católica lea mi opinión y se dé cuenta que así como yo critico esta decisión que fue tomada sin consultar al resto de la población, ya sea por su inversión, significación, impacto social, cultural y religioso, hay muchos que piensan como yo, y por lo menos se planteen que algunos ciudadanos no estamos de acuerdo de que nuestros espacios públicos, se lo adjudiquen algunos sectores.

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