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Opinión

26 de Julio de 2010

La especulación política: O a mi Iglesia me la tienen para la paipa

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    Ilustración: Ajab

Por Anatoli de la Carrera / Católico
Con profundo dolor veo como nuestra Iglesia Católica fue largamente alentada desde los sectores que detentan el poder, en medio de sus terribles flaquezas y debilidades, a jugarse por una causa que, siendo humanitariamente plausible, ha terminado por convertirse en parte del libreto de un interminable show mediático.

Es verdad. El Presidente, el mismo hombre que a estas alturas todos consideraban un zafio, ha demostrado que no lo es tanto, o que cuenta con uno o dos asesores de fuste. Podrá ser inculto en materias de saber general, atragantado y torpe en sus performances callejeras, pero la mayoría de las veces su puntada lleva hilo. No olvidemos que es de esos incombustibles, que prosperan cuando el clima se hace más nauseabundo y el río se torna más revuelto.

En la reciente crisis financiera internacional, sin ir más lejos, este muchacho dio el gran salto de su vida, duplicando su fortuna. Según Forbes pasó de los mil a los dos mil millones de dólares, como si la bancarrota generalizada del mundo hubiese sido una lluvia refrescante para sus finanzas.

Cuando hay más desesperación y necesidades, más personas toman malas decisiones o pisan el palito. Y eso mismo que sucede con los pequeños accionista y ahorrantes de la Tierra, le ha pasado a nuestra Iglesia Católica. Golpeada a diario. Acosada por el escándalo de unos pocos. Señalada, por cierta comprensible tardanza de sus pastores frente a las denuncias de pedofilia.

Las señales estaban dadas. Ya en noviembre del año pasado theclinic.cl filtraba una circular de la organización de militares retirados Chile Mi Patria, en que se señalaba el compromiso del entonces candidato Piñera de solucionarles el entuerto judicial en que están metidos desde el retorno de la democracia. La circular decía textualmente:

“Un sexto punto del compromiso, expresamente comunicado “off de record” por el candidato, se refiere a la aplicación durante su gobierno, de la justicia cabal de un Estado de Derecho (derecho a un juicio justo e imparcial, amnistía, prescripción, etc.) a nuestros prisioneros encarcelados y a los cientos de encausados de la Defensa Nacional, en retiro, arrastrados a interminables juicios de derechos humanos, situación que él reconoce como arbitraria, ilegal e injusta y motivo que atenta contra la necesaria paz y reconciliación nacional”.

Luego, en el debate televisivo, el candidato se desdijo de estas promesas hechas en una reunión en el Círculo Español. Pero eso resultaba comprensible, debido a lo delicado del tema.

La Iglesia, siempre ha estado presta en dar señales de acercamiento con los gobiernos recién instalados. Si hasta el cardenal Silva Herníquez estuvo dispuesto a celebrar un Te Deum para la junta militar. Y esta materia del indulto era una causa largamente anhelada por la derecha llegada al poder. Pero nuestros obispos han terminado dando el pase. Sirviendo el chiste, tal como el Indio de Dinamita Show deja la broma dando bote para que el Flaco venga y haga a todos reír.

Piñera, que juega para sí mismo, aparece luego diciendo (a tono con la sensación ambiente) que “nunca tuvo el ánimo” de considerar la propuesta, que su propio sector venía susurrándole a la Conferencia Episcopal desde hace meses. Y de paso, queda como el guardián del estado de derecho. Es una jugada maestra. Pero la Iglesia no es Chile Mi Patria, y merece más respeto.

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