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• Para hacerle frente a las escuelas sin educación
Foto: Carlos Messina
“Educación sin Escuela” es un proyecto que pretende romper con los cánones tradicionales de enseñanza; fue ideado por la CUT, la SECH de San Antonio y el escritor Marcelo Mellado. “Estamos chatos del pendejerismo donde uno es la María profesora, que le enseña a pendejos que no quieren saber de nada. O están preocupados de resultadismos, de la evaluación-nota”, dice el escritor.
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La idea surgió a partir de la Biblioteca Comunitaria de Barrancas, inaugurada para el día del trabajador de este año, que cuenta hasta el momento con una importante donación de libros que estarán prontamente a disposición de trabajadores, estudiantes y la comunidad interesada. Como les fue bien con la biblioteca, se les ocurrió ampliar el proyecto con la creación de una escuela no tradicional. Uno de los modelos educativos en que se basaron fue el de la Escuela 1, una iniciativa de jóvenes que restauraron un establecimiento abandonado después del Terremoto del 85, transformándolo en un centro donde acercaron el arte, la cultura y educación a la comunidad. Pero funcionó sólo hasta el terremoto de este año, dejando a la gente con ganas de seguir aprendiendo y entregando sus conocimientos. Fue así como “Educación sin Escuela” tomó la posta.
El proyecto aún está en pañales. No han pensado en cómo lo financiarán, pero probablemente sea con donaciones de la propia comunidad, tal como lo hicieron con la biblioteca comunitaria. Los creadores de la iniciativa recién están pidiendo asesorías a universidades para armar un marco teórico que les sirva de sustento. Pero a primeras luces el proyecto consistiría en darle la posibilidad a sindicatos, profesionales, asociaciones culturales o vecinales de educar y enseñar a base de proyectos a cualquier persona interesada. “Es pensar que en la educación se van a dar las grandes batallas por la emancipación y la lucha con los grandes poderes. En el fondo, es cómo una ciudadanía, a través de proyectos, se independiza y toma la ciudad a su cargo. Queremos que la gente despierte y pueda pensar. Que no sea un producto más del mercado. Aunque es difícil con todo el individualismo existente, pero por algo hay que partir”, dice Segundo Ampuero, dirigente de la Cut y uno de los creadores de la iniciativa.
Los proyectos pensados hasta el monento van desde cosas tan básicas como limpiar la playa de escombros y basura hasta más complejos como desarrollar la agricultura biodinámica. “O que tengan relación con el lugar donde se vive. Toda la vida he vivido en provincia y pasamos el ramo de historia como si no tuviéramos mar. En Chiloé estudiaba en una sala dándole la espalda al mar. Es obvio que hay que educar respecto a dónde y cómo se habita. Por último queremos generar un nicho distinto para educar. Y si los cabros se quieren salir del sistema educacional tradicional, que se salgan y vengan para acá, como cuando me peleaba con mis pendejos y les decía “bueno, sálte del colegio po, hueón, qué tanto hueveai. Si son choros, sálganse y hagan exámenes libres”, dice Mellado.
Cambiar la mentalidad de los padres es un tema que les preocupa. Porque muy pocos querrán sacar a sus hijos del colegio tradicional. Y eso lo tienen claro. “Si los papás quieren mandar a los cabros a la escuela es porque necesitan que les administren a los huevones un rato para que se dejen de tirar las huevas en la casa. El tema pasa, precisamente, por contar con un tipo de alumnos, que hay muy pocos, pero hay, que tienen ganas de desarrollar proyectos y trabajar en otra línea educativa, que tiene que ver incluso con el desarrollo social y el trabajo comunitario”.
El escritor cuenta que el trasfondo del proyecto es una movida contra la educación liberal y lavinista. Y que, incluso, puede servir para ampliar el mercado muy restringido en la actualidad. “La educación solamente está en relación con las políticas lavinistas o las políticas de la Concertación de dar más cobertura, de tener a los hueones dentro de una sala, donde se mantiene el mismo sistema municipal o particular subvencionado, pero con la misma estructura, la misma relación enseñante, la misma relación de un hueón que lo pone y de un hueón que se lo deja poner, y además sin mayor magia, porque los contenidos siempre son la misma mierda. Queremos enfrentar el bullying institucional y el otro también: la violencia simbólica y material del capitalismo sicótico; en suma, queremos proteger a nuestros hijos del sistema educacional que propicia la derecha”.
Una de las medidas en mente es sacar a los alumnos de la aula de clases. En esa línea, “Educación sin escuela” invitó la semana pasada al Premio Nacional de Literatura Raúl Zurita a un conversatorio con la comunidad, realizado en una sala del Departamento de Cultura del municipio de San Antonio. “Tuvimos que hacerla ahí porque hacía mucho frío, tenían estufa y nos prestaron la sala. Fue una alianza estratégica. Fue fascinante. Porque este gallo, el Zurita, vende muy bien la pescá. La gente no lo quería soltar y tuvo que retirarse él. Estuvo hablando de política, cultura y al final habló un poco de poesía, nomás. Estaba lleno de gente joven, trabajadores, pescadores y artistas, que alucinaron con su visita”.